Y [ya no más...]
Dedicado a esta personita de aquí → ali_mailuCS
Gracias por tu apoyo querida
(。・ω・。)ノ♡
Llegué corriendo de nuevo hasta la UA. Me había atrasado esa vez con la preparación y rogaba por qué me estuvieras esperando aún y no te molestaras.
Sin aliento, me apoye sobre mis rodillas y recupere el aire, pero justo cuando estaba por emprender mi carrera para llegar a tu escuela que solo estaba ya a una cuadra, vi tus zapatos llegar y quedarse frente a mí. Alce la vista y ahí estabas, con tu ceño fruncido como siempre y tú expresión de querer matarme por retrasarme.
—¡¿Por qué siempre llegas tarde a dónde quiera, fea?!— gritaste al enderezarme
—Perdón... La comida... No estaba y...— intentaba recuperar el aire aún cuando me arrebataste la caja de almuerzo de mi mano
—Espero que esté bueno entonces.— me interrumpiste viendo la caja en tus manos envuelta con la servilleta de siempre, te veías pensativo.
—¡Te gustará! Estoy segura, y hoy le agregué un pequeño detalle.— hablé emocionada y confiada —Espero te agrade, jeje — reí traviesa, daría lo que fuera por ver tu expresión cuando abrieras la cajita
—¿Que planeas ahora, pulgosa? Dime, ¿desaparecieron las molestas pulgas de tu vida?— me viste con sospecha revolviendome el pelo sin delicadeza, despeinando aún más mi intento de peinado
¿En qué momento acariciarme la cabeza se volvió un hábito tuyo? No lo sé, pero me encantaba cuando lo hacías.
—¡Hey! Suelta.— me queje falsamente din poder evitar una corta risa tomando tu muñeca para detenerme, pero me congelé al ver qué estaba tomando tu mano
—Ja, ¿nunca habías tomado la mano de un hombre?— te burlaste pero no te arrebataste, y yo no te solté tampoco
—Hujum, es bastante cálida.— confesé sin darme cuenta, viendo tu gran mano a diferencia de la mía, y como si estuviera atrapada por mis pensamientos, extendí tu mano y las junte, me llevabas una cuarta parte para que estuvieran iguales.
Nunca tome las manos del hermano mayor, nunca quiso que lo hiciera, ni siquiera durante sus besos, decía que me haría daño si lo hacía. Pero las manos de Bakugō Katsuki... Tus manos resultaban agradables a mi tacto, grandes y hasta protectoras, cálidas como tu abrazo, y extrañamente, como lo podían llegar a ser tus palabras.
—¿Ter-terminaste?— tartamudeaste llamando mi atención
Levanté mi mirada de nuestras manos a tu rostro... Estabas colorado, desviando tu mirada apenas hizo contacto con la mía por un segundo. Fue un lindo regalo para iniciar aquella mañana.
—Si, perdón senpai.— me disculpé algo sonrojada pero no arrepentida, me habías llenado de energías para el resto del día
Despegue mi mano de la tuya con lentitud, y tú no la apartaste hasta que las yemas de mis dedos dejaron las tuyas.
—Que lo disfrutes y tengas un lindo día.— hice una corta reverencia despidiéndome
—¿Hoy no dirás "te quiero"?— preguntaste burlón y con un muy leve colorete en tus mejillas aún
—A-ah... E-eso...— me quedé sin palabras
¡Lo recordabas! ¡Pero claro que lo harías!
La vergüenza empezó a subir a mi rostro en forma de sangre canalizada.
—¡Hoy no!— grite tremendamente apenada retrocediendo, y chocando con alguien —Ah, perdón.— gire mi rostro para disculparme con la persona pero me encontré con un par de ojos rasgados y chicos, un cabello rubio pegado y su postura rígida
—No te preocupes, ¿estás bien?
—¡Ojiro-senpai! Cómo lo siento.— me termine de girar para disculparme
—No importa, ¿como sigues?— me vio algo preocupado
¿Acaso preguntaba por... Por ese día? Me pareció lindo.
—Estoy bien Senpai, gracias por tu ayuda.— me incline a modo de agradecimiento y él se rasco nervioso la mejilla —Oh, toma, no es mucho pero...— saque de mi mochila un caramelo de cajeta que llevaba como postre para mí y se lo extendí
—¡Oye, oye!— tu repentina voz de molestia se hizo oír y sentí como tú brazo me rodeó por el cuello —¡Largo cola de caballo!— le gritaste generando explosiones en tu mano libre
Sentí un pequeño dejavu.
—A-ah, Bakugō-san, tranquilo no...
—¿¡Quién te crees para decirme eso, escoria!? ¡Desaparece o muere!— estabas prendiendote más
—Senpai.— te llamé y puse una de mis manos en tu brazo que me rodeaba, llamando tu atención
—Tch.— chasqueaste la lengua molestó, pero tú semblante se relajo un poquito —Largo.— ordenaste al rubio y él solo me vio esperando a que dijera algo más
—To-toma, gracias una vez más.— insistí con el dulce y él lo tomó y solo me dedico una nerviosa sonrisa antes de retirarse
—¡Que tanto le agradeces al idiota!— gritaste en mi oído y aún rodeándome
—¡Suelta, suelta! A-aire...— me queje con dificultad, casi me estabas estrangulando cada vez más
Me soltaste y recupere el aire.
—Él me ayudó, y yo se lo agradezco, eso es todo.
—¿¡Ah!? ¡¿Cuándo rayos te ayudo?!
—Cuando tu...— no quería decirlo, quería borrar ese mal recuerdo —Jaja, olvídalo.— reí nerviosa
—¡Solo sueltalo!— insististe y no me quedo de otra, trague saliva antes de soltarlo
—Cuando me rechazaste la primera vez...— confesé en voz baja pero que si alcanzaste a oír
Silencio.
No dijiste nada. Solo bajaste tu mano y te diste la vuelta lento pero sin avanzar aún.
—Ven después de clases a recoger tu traste.— finalizaste avanzando a tu edificio
—De acuerdo.— Vi el reloj en mi muñeca —¡Maldición, que tarde!— y salí corriendo de ahí.
—Eso es todo, no se olviden de hacer la entrevista a alguien a quien admiren.— finalizó la profesora cerrando su portafolio y saliendo del aula 10 minutos antes de que el timbre de salida sonara
Había tenido una emergencia así que salió muy de prisa sin decir los nombres de los alumnos a los que les tocaba la limpieza esa tarde.
Suspiramos cansados y empezamos a guardar nuestras cosas en su lugar. Algunos compañeros se pusieron a platicar y los grupitos pronto se formaron, quedando yo completamente sola, pero eso no importaba, porque estaba en las nubes. Solo tenía una cosa en mente que no me había podido sacar todo el maldito día.
»Su aroma... Su voz... Su pelo... Su abrazo... Sus manos... Sus ojos... Sus sonrojos...«
Mi mente solo vagaba disfrutando cada pequeño recuerdo que tenía de ti. Y vez tras vez, a la cabeza siempre venía todos esos momentos en los que me salvaste y me permitiste seguir viviendo... Realmente te estaba agradecida Bakugō.
¿Por qué no me crees?
—Oye, escamosa.— un golpe en mi pupitre me saco de mis pensamientos y recuerdos y me di cuenta de que estaba sonriendo como boba a la nada
—¿Q-qué deseas Kime?— pregunté bajando mis manos de mi mesa banco para que ella se sentará
—Creo que no hace falta que a una persona común le recuerde que le toca la limpieza, pero como se trata de ti y tu infantil cabeza, tengo que hacerlo.— reventó la bomba de su chicle —Asi que, te toca la limpieza escamosa.— sonrió de lado burlona y se bajó
»¿¡Que!? ¡No! Tengo que ver a Bakugō-san.«
—Kime.— la llamé y tome su muñeca, chasqueo su chicle y se voltio arrebatandose de mi agarre con asco en su rostro —Hoy no podré, porfavor, ¿lo podrías hacer hoy?— rogué
—Ja, ¿que no podrás? ¿Qué? ¿Tu familia acaso apareció?— me preguntó dando un paso cerca, a lo que yo negué bajando la cabeza —¿Estás muriéndote entonces?— volvía negar, y ella dio otro paso —Oh, déjame adivinar, ¿tienes una cita?
»¿Cita? Mmm... No creo que a Bakugō le guste ese término, solo me regresará algo, no saldremos...«
—No-no, no es eso, bueno, no creo que sea eso, pe-pero...
Bakugō, realmente creía que tu nunca saldrías con alguien como yo, además, yo era solo tu fan, estaba más que convencida de eso, y lo que menos quería era meterme en su vida en ese aspecto, podría llegar a ser una carga y estorbo si me enamorara de ti. Yo solo te admiraba y estaba agradecida, creía que solamente era eso.
Kime me saco de mi meditación al golpear con su palma mi mesa, y me dedicaba una mirada de fastidio, atrayendo la mirada de toda el aula a nosotras.
—¿No crees? Jaja...— rodo los ojos —dime, ¿acaso embrujaste a alguien para que se fijará en ti? Por qué no veo la razón por la que alguien te dirigiera la mirada. A no ser, ¿por lástima?— río y algunos compañeros a mi alrededor le siguieron divertidos
—¿Acaso está fantaseando?
—Creo que ya está loca.— murmuraron a mi alrededor
—Kime, solo será por hoy. Porfavor.— repetí tratando de ignorar las burlas
—¿Entonces si es una cita?— pregunto sorprendida — Déjame, darte una ayudadita entonces.— chasqueo sus dedos y sus amigas me rodearon
Sentí el frío refresco siendo derramado en mi cabeza. Enseguida, alguien tomo con fuerza mis cachetes y con brusquedad me embarro y rayo con labial rojo toda mi boca, una tercera chica me agarró del pelo y me estampó contra la pared, causándome dolor y haciéndome ver borroso por una brevedad solo para recibir a alguien rayandome con plumón negro mis cejas y frente.
—¡Suelten... Sueltenme!— suplicaba pero no podía deshacerme de ninguna de ellas, me clavaban sus largas y puntiagudas uñas para que no me escapará. Sentía que estaba rodeada de brujas.
Las risas resonaban fuertes, despiadadas, crueles. Y mi cabeza solo tenía un pensamiento: »perdón Bakugō... No puedo ser tan fuerte como tú.«
El timbre sonó y fue entonces cuando se detuvieron.
—Limpia este desastre, ¿quieres?— fue lo último que me dijo antes de dejarme lastimada y humillada en mi lugar
Pequeños gemidos de llanto salían cada tanto de mi boca mientras se vaceaba el salón.
Una sombra se colocó frente a mí. Alce la cabeza poco a poco y me encontré con los ojos oscuros de Giren.
—Ahg, ¿como puedes ser tan horrible?— se cuestionó con cierta repulsión y me lanzó una gorra, lo tome confundida —Ni se te ocurra acusar a Kime, ¿entiendes?— amenazó inclinándose a mí, a lo que solo asentí sin verlo a los ojos —Pontela, no dejes que los maestros te vean.
Apenas salió, corrí a los baños a lavarme la cara, pero seguía un desastre. Por suerte no era plumón permanente, pero las rayas (ahora cafés) aún permanecía tenuemente en mi frente junto con el escandaloso labial rojo de 12 horas que me había dejado colorada toda mi boca y sus alrededores, y ni que decir de mi pelo pegajoso y enredado. Al menos en mi uniforme negro de marinero no se veían las gotas de refresco, pero si se veía medio mojado.
En un intento por peinarme, toque la parte de mi nuca que me habían estrellado contra el muro.
—Auh...— me queje al sentir dolor, un punzante dolor —Ahg... ¡AHG!— grite frustrada, enojada, impotente
No podía defenderme, era un cordero entre lobos que me despedazaban y lo disfrutaban. Aún no sacaba mis garras.
Me pegue a la pared del baño y me deje resbalar poco a poco hasta acabar en el suelo.
—Tonta... ¡TONTA, TONTA, TONTA!— empecé a pegar mi cabeza contra la pared varias veces, casi sin piedad, haciendo más grande el dolor de mi cráneo —Ay...— me queje al parar y sentir algo húmedo y espeso deslizarse por mi cuero cabelludo
Me había sacado sangre.
Caminaba viendo al suelo, solo así la gorra tapaba un poco mi desastrosa e hinchada cara. ¿Cuánto había estando llorando en el baño? Fue la señora de la limpieza la que me encontró tirada y me pidió que saliera ya que tenía que limpiar el último baño.
La noche había caído, había tomado mis cosas sin siquiera limpiar el aula como me habían ordenado y sin que se me cruzará por la cabeza irte a ver.
Me detuve a contemplar la majestuosa UA, brillando con algunas de sus luces encendidas y otro tanto por la luz de la luna dando en toda su cristalería. ¿Podría alguien cobarde e inútil como yo llegar a formar parte de aquella famosa escuela? ¿Podría ser un héroe? En ese momento lo dudaba muchísimo.
Sabía que ya no estarías ahí esperándome, pero quise hacer el intento, y, efectivamente, no había nadie.
Vaya día... Y al siguiente tendría entrenamiento otra vez, o más bien, intentó de asesinato.
Ya no quería nada ni a nadie, solo quería darme una larga ducha en la oscuridad con música a todo volumen, justo como me gustaba.
Arrastraba mis pies hasta mi "hogar", pasando por el parque donde me desmaye la última vez, hasta que una voz me detuvo.
—¿Dónde rayos te metiste? ¿Sabes el tiempo que he desperdiciado por...
—Entonces vete.— te interrumpí sin siquiera verte
»Perdón Senpai, no quiero que me veas en este estado.«
—¿Ah? ¿Y ahora que bicho te pico?— escuché tus pasos acercarse y tomar mi muñeca con fuerza para voltearme a ti —¿Qué con la horrible gorra?— acercaste tu mano para quitarmela
"—¿Por que eres tan horrible?"
El recuerdo llegó súbitamente, haciendo que abofeteara tu mano para alejarla de mi como un sistema de defensa automático.
—Yo-yo, perdón, no quería...— intenté disculparme al darme cuenta de lo que había hecho, pero me sentí tremendamente mal por hacerte eso a ti —Disculpame senpai, en serio, perdón...— hice una reverencia y salí corriendo rumbo a casa
—¡Hey! ¡Pulgosa!— gritaste y oí tus pasos seguirme corriendo
Ni siquiera había podido alzar mi rostro para verte, no quería que vieras el estado en el qué estaba. Pero tú me seguías... ¿preocupado? ¿por qué lo hacías? En ese momento eso quise creer y sentir que aunque sea alguien se interesaba por mí, eso me hacía sentir bien, aunque enseguida derrivaba esa esperanza con las palabras que siempre me marcaron: "—No tienes nada que ofrecer, ¿por qué alguien te querría?"
Esa maldita frase que me acompaña hasta el día de hoy. Y la odiosa persona que me lo dijo sigue viva contra todo pronóstico, no había podido acabar con ella.
—¡Que te detengas maldita sea!— tomaste mi muñeca con fuerza justo antes de que empezará a subir las escaleras
—Duele...— me queje al sentir una punzada en mi muñeca, y no sabía si era por la fuerza con la que lo tomabas o con la que me jalaste
—¡Entonces hazme caso de una buena vez antes de que te lastime más!— gritaste furioso y yo no pude decir nada, no sabía que decirte o que hacer, solo me quedé ahí, quieta, viendo tus zapatos —¡¿Por qué rayos estás deprimida otra vez?! ¿¡Que no puedes mantener tu maldita sonrisa por un día!?
—¿Para qué? Eso no resuelve mis problemas.— solté por fin, alzando lentamente mi cabeza para que, por fin, vieras el estado en el qué estaba
Tu cara cambio a una de asombro con tu ceño fruncido, y enseguida, a una con un disimulado tono de preocupación que pide percibir.
—Nunca mostré mi sonrisa a nadie más porque nadie la tomaba en cuenta.— seguí ante tu silencio y cierta confusión —Tu eres el dueño de ellas jaja...— reí suavemente intentando animarme —¿Sabes, Bakugō-senpai? Cuando te conocí, cuando me salvaste... Yo estaba dispuesta a morir, ya no quería seguir en pie, ¿de que me servía vivir si la pasaría en soledad?
Recordé tu rostro. Recordé tu grito. Recordé tu fuerte mano tomando la mía y jalándome a ti para solamente cambiar lugares. Ese era el primer pensamiento que me venía casi a diario para animarme a levantarme de mi sofa-cama. Día con día, noche tras noche, acoso tras acoso, todo lo soportaba por ti. Porque estaba más que convencida que tenía que vivir por la vida que casi diste por mi.
—Pero entonces... Apareciste.— te vi a los ojos, tus hermosos ojos rubíes que se encontraban atentos a mi —Me salvaste y me motivaste a vivir con solo una frase, ¿recuerdas?— sonreí nostálgica
—Pelea maldita extra.— fórmulaste algo perdido
Si, la recordabas.
—Pelea. Maldita. Extra.— pronuncié pausadamente, como si estuviera reviviendo el momento —Jaja... ¿Te han dicho que eres un haz en las palabras? En cada hoja al inicio de mis cuadernos, en mi fondo de pantalla tengo esa frase escrita.— reí divertida, confundiéndote aún más —Pero ¿por qué me recuerdas?— cuestione repentinamente seria, esperando tu respuesta tras un par de minutos en silencio espere paciente
—Fuiste la primera persona que salve y no hundí.— te sinceraste, y eso me tomo por sorpresa
—Ja...— solté sin creerlo —Asi que fuimos la primera vez para ambos... Ya veo.— tu agarre estaba flojo ya, pero aún sostenias mi mano
Repasaste tu pulgar por el dorso de mi mano, me sentí algo incomoda, mi piel estaba algo cuarteada, pero eso no parecía importarte.
—Perdón por hacerte esperar, no creí que te encontraría.
—¿Dónde estabas?
—En mi escuela.
—¿Y por qué tienes la cara más arruinada ahora?
Punzada al corazón, una fuerte punzada, y aunque tu voz calmada no tenía toques de malicia, aún así me dolió.
—Larga historia.— retire mi mano de la tuya
—Tengo tiempo.
—No, no lo tienes. — te corte y alzaste tu mirada justo en el momento en el qué subí el primer escalón —Quiero decir, tienes clases mañana, tienes que mantener una buena rutina de descanso.— otro escalón —Sino, no podrás mantenerte fuerte y salvar a muchos más.— un escalón más... —Tienes un gran futuro que mantener, héroe, lo lograrás, empezando por una buena siesta, jeje— y otro —Platiquemos otro día, ¿si?— cuando me di cuenta, ya estaba lejos de ti, había puesto distancia entre nosotros —Que descanses bien Senpai. ¡Adiós!— te hice la mano en forma de despido y termine de subir corriendo a mi departamento
Cerré la puerta y tome aire. ¿Que había hecho? Ni siquiera contigo podía desahogarme... Sentía que... Quizá, solo quizá te encadenaria a mi una vez que te enterarás de todo. Y a final de cuentas, desaparecería de tu vida algún día así como desaparecí para las contadas personas importantes que alguna vez tuve.
Que lástima que los que más aprecio no sean permanentes como mi soledad. Solo podía pertenecer a un lado, al lado cruel en el qué me habían hecho crecer, el lado de los villanos. La luz con la que tú brillabas no era para mi aunque quisiera creerlo.
Lance mi mochila a un lado y me dirigí a la cocina para empezar a preparar todo para la mañana siguiente de una vez y no atrasarme de nuevo. Pero el sonido de mensaje en mi celular me detuvo.
Solo había una persona que me mandaba mensajes, pero ahora era lo que menos quería que hiciera. No estaba para ver la cara amargada del hermano mayor.
Sacaba ciertas cosas del refrigerador para empezar a picar pero otro mensaje me llegó, otro, y otro. ¿Que estaba pasando?
Lo tome y revise. No me lo podía creer.
Mi héroe💥 (en línea)
"Si no me vas a contar que sucede entonces no entiendo porque me consideras tu héroe si ni siquiera se de qué mierda te voy a salvar."
"¿Sigues viva o te mataste?"
"Espero que no lo hayas hecho porque sino te saco de tu tumba para matarte yo mismo."
"¡Hey! ¿Por qué no respondes?"
"¡Que respondas maldita sea! ¡Estoy viendo que la luz está encendida!"
"Si no respondes yo mismo subo y te arranco el celular de tus huesudas manos."
»¡Oh! Paro...«
Estaba por empezar a escribirle, pero otro mensaje llegó y me detuvo.
"La comida... Estuvo bien."
"Aunque los escandalosos extras hicieron bulla al ver... Tu raro decorado."
No pude evitar sonreír de lado, ¿eso significaba que te había gustado? ¿por qué hacías las cosas difíciles Bakugō?
"Perdón, ya no lo volveré a decorar, quise intentar hacer algo lindo pero creo que no quedó jaja..."
"Mañana será normal."
"No... Esta bien así."
"Es decir, hazlo como quieras maldición..."
"Y no tienes que hacerlo diario."
Mandaste una nota de voz que me hizo dudar si oírla o no, pero bueno, ¿que más podría tener? Subí el volumen a la mitad, lo acerque a mi oído y... me erizaste la piel.
—Tu senpai te da un descanso...— tu gruesa y repentina voz sexy se escuchó por las bocinas de mi celular —Pero este tendrá un costo pulgosa. Espérame mañana a la salida en tu escuela, ni se te ocurra huir o tendrás un castigo.
Sentí una corriente eléctrica recorrerme todo el cuerpo. Era como si me lo estuvieras susurrando al oído.
Pero todo eso se detuvo cuando, tras ponerlo por quinta vez, capte lo que me estabas diciendo... ¡Irías a mi maldita escuela a recojerme! ¡Me moría!
Veloz, escribí:
"No puedes ir mañana a mi escuela, o sea, siquiera sabes dónde estudio?"
"Yo paso a la UA como siempre."
Grabando audio...
Maldita sea, estabas grabando otro audio que muy probablemente haría que mi corazón se volviera a detener.
—Graba, estoy caminando.
»¡No! ¡Sin duda mi voz es horrible!« pensé muerta de miedo al imaginar cómo se escucharía mi fea voz por audio. Pero no me quedo de otra, así que grabé con mi voz temblorosa.
—Q-que no vayas a buscarme... Yo voy por ti.— corte el audio sin extenderlo más
Y enseguida me entró una llamada desconocida, conteste creyendo que era el hermano mayor que había cambiado de número o estaba marcando desde uno inrastreable.
—¡Que paso por ti y punto!— Tu gritó me hizo tirar el teléfono. ¿Cómo rayos habías conseguido mi número? —¿Alo? ¿Te asuste?— recogí veloz el aparato móvil revisando que no tuviera ni un raspón, pero el cartuche se rajo, agh, tendría que comprar otro —Jaja, tonta...— una breve risa burlona te salió de los labios, pero lejos de enojarme, me fue un placer para mí oírla
—¿Que tienes con gritar? Se rompió la carcasa— te reclamé levemente frunciendo mis labios; active el altavoz mientras le quitaba la funda a mi celular, busque el pegamento potente que tenía guardado y lo intente arreglar sin pegar mis dedos
—Yo no gritó, las personas no oyen si no lo hago.
—Todos te oímos Bakugō-senpai, fuerte y claro. ¿O es por tus explosiones que te acostumbraste a gritar?
—No te burles fea.— tu gruesa voz amenazó
—¡No-no lo hago! Era una pregunta seria, si al usar tu quirk no te permite hablar con normalidad entonces sería comprensible.
Silencio al otro lado de la línea, eso hubo, así que seguí hablando mientras seguía arreglando mi funda.
—¿Cuando estás en casa gritas?
—Cuando la vieja se lo busca.
—¿Vieja? Oh, tu mamá. Jaja, ya quisiera decirle yo a Padre "viejo" con la confianza que ustedes tienen, pero si lo hago, me mata jaja...— literal —¿Cómo son tus padres?— pregunté curiosa
Tu siempre tuviste una personalidad fuerte, así que quería saber cómo te habían educado tus progenitores o si era por nacimiento, quería saber todo de ti.
—La vieja bruja no se calla y me quiere mandar.
—Jaja, es tu madre, obvió lo querrá hacer.— reí ante tu respuesta, pero guarde silencio para que siguieras hablando
—Si, lo se, pero su energía es estresante.
—¿Y tu padre?
—Es calmado... Diría que como tú. No dice mucho pero lo hace todo.
Eso me tomo por sorpresa... ¿Así me veías?
Mi corazón se aceleró y una risa casi sonando como enamorada se me escapó, y aunque no lo estaba hasta ese momento, temí que pensaras que si.
—¡No te ilusiones fea, no a eso me refería!— te alteraste de nuevo, pero por un instante te imagine sonrojado
—No, nunca lo hice jeje... Suenan personas maravillosas Bakugō, me gustaría conocerlos algún día.— me había relajado sentándome en el sofá en algún momento de la llamada, así que no me di cuenta que te llame por tu nombre —Oh, perdón, Senpai.
—No importa. Quizá... algún día...— respondiste calmado, oía algo de bullicio de tu lado que no me dejó oírte claramente, quizá estuvieras llegando a la calle principal
—Perdón, no te oí— pero ya no repetiste lo que habías dicho —Ahm, ¿tomaras autobús?
—Nah, prefiero caminar.
—De acuerdo, la noche es fresca, disfrútala...— fue lo único que atiné a decir, y hubo unos segundos de silencio, yo no quería colgar, estar así, aunque no dijéramos nada, era especial para mí, pero temía que a ti te disgustara y colgaras en cualquier momento
—¿Sigues ahí?— preguntaste sacándome de mis pensamientos
—No, me mate, bleh.— saque la lengua como muerto apesar de saber que no me veías
—Ja, más te vale no hacerlo, como mi fan no te permito morir a menos que te lo ordene.
—¡Anotado Senpai!— imite el tono de un soldado y tú te reiste levemente... Tu risa era hermosa, era peculiar, rasposa, gruesa, ronca... Pero hermosa para mí.
—¿No me digas que estás haciendo la estúpida pose de soldado?— me cachaste, lo hice casi en automático —Jaja, ¿en serio lo hiciste?
—Ya está en automático...
—Jaja, que tonta.
—¡Yah!
Escuche el semáforo sonar, indicando que cruzarías la calle.
—¡Fíjate de ambos lados!— te indique cómo mamá preocupada
—¿Que no oyes el semáforo? No soy idiota para cruzar en rojo.
—¡Pero aveces hay locos sueltos que ignoran las señales!— exprese exaltada
Cómo el hermano mayor por ejemplo y sus amigos locos, y mi estupidez que accedió a acompañarlos en una ocasión y terminamos pasando a arrollar a una ancianita que se desmayo a media carretera del susto. Tras mi insistencia y la de twice que los harto, la arrastraron hasta horrillas de la carretera y llamaron una ambulancia, luego salimos huyendo de ahí a continuar con lo nuestro.
—¿Estás revisando senpai?— insistí
—¡Ya lo hice! ¡Contenta! ¡No hay nadie!
—¡Si!— conteste feliz, no me importo tu gritó, me estaba acostumbrando —Bueno, dejo que continúes tu caminata nocturna, gracias por hoy, te necesitaba...— solté sincera sonriendo agradecida, y tú solo mantuviste tu silencio del otro lado de la línea —Mañana paso a la UA. No te preocupes por mí.
—¡Que te cuesta seguir mis instrucciones por una maldita vez, fea! ¡Paso yo y punto! ¡Que pases una maldita noche!— y colgaste
—Ah, ¿gracias?— respondí aunque ya me habías colgado
¿Por qué me agradabas apesar de todo tu extraño humor Bakugō? No lo sabía, pero tú sola voz era capaz de calmarme. Me sentía una chica normal, olvidaba todo a mi alrededor. Ya no quería vivir preocupada por nadie, solo quería centrarme en ti, porque sentía que si lo hacía lo demás desaparecerían y yo podría ser feliz.
En ese momento confirme que debía protegerte como tú lo hacías conmigo. ¿Aún sigues dudando de mi?
Gracias por leer! No se olviden de votar si les ha gustado ^^
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