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U [única opción]

La brisa fresca después de un día caluroso, el tenue canto de los grillos entre los arbustos, el silbido de viento que pasaba entre las hojas de los arboles acompañado de nuestras respiraciones agitadas es uno de los recuerdos sencillos que más atesoro.

Era el último día que habías establecido para ayudar a entrenarme. Mi progreso sin tu ayuda hubiera sido escaso, pero no fue así.

—Vamos, una vez más— me levanté tronando los huesos de mis brazos

—¿Ah?— frunciste tu labio dejando de ver al cielo nocturno y fijando tu vista en mí aún sentado en la banca, con tus brazos extendidos por el respaldo de esta

—Queda una hora, tengo que aprovecharla— respondí decidida

Pronto serían las diez de la noche, no tenía tiempo que perder, a las once tenía reunión con la Liga, y tú te irías al día siguiente. Doce días habían pasado volando junto a ti.

—Jaja, me gusta tu excusa para tenerme por más tiempo— reiste ronco y negaste con la cabeza

—¿Eh? ¡Yo solo quiero entrenar!— me defendí

—Sí, claro— respondiste con sarcasmo y diste un trago a tu agua

—¿Cuántas veces te lo repito? ¡No lo hago con otra intención!— me estaba cansando de repetirte lo mismo

Tan solo diez días antes habías comenzado a molestarme asegurando que tú me gustabas y por eso mi insistencia porque permanecieras más tiempo entrenando junto a mí. Resultaba ser que las leves tocadas que nos dábamos durante cada pelea me producían sonrojos al inicio, y a eso te aferrastes para molestarme.

—Me importa un carajo tus intenciones, pero por hoy ya no. Me largo— te pusiste de pie, diste un último trago a tu botellón de agua y comenzaste a caminar hacia la salida del parque

—¿Ah? ¡No! ¡Espera!— me levanté veloz, tome mi botellón de agua y mi paño para secar mi sudor y corrí hasta tomar tu mano y detenerte —Hoy es el último día que te veré,  aunque sea déjame invitarte a cenar, ¿si?— ni siquiera pensé en poner "ojos de cachorro", porque seguramente me vería desagradable, pero si intenté que mi tono de voz demostrará cuánto deseaba quedarme un poquito más a tu lado

—Tengo gustos exigentes.— frunciste tus labios alzando aún más tu mentón

—Créeme que si pudiera te llevaría a un restaurante de cinco estrellas— confesé sincera viéndote directo a los ojos —Pero ya has visto donde vivo, así que imagino que sabes que no tengo mucho presupuesto...— estaba algo apenada pero en serio quería invitarte algo

—Tch, tu estúpida manipulación emocional funciona aveces

—¿Eh? ¿Ma-manipulacion? ¡Pe-pero es la...!

—Si sigues hablando te dejo ahora. Sígueme.— terminaste de tomar mi mano con confianza y me jalaste contigo a quien sabe dónde

Caminamos por un buen rato en silencio, hasta que comenzamos a entrar a un barrio de clase algo ¿alta?

—E-eh, Bakugō...— te llame comenzando a sospechar

—Te dije sin hablar, tengo hambre, y si no quieres que te grite entonces no me hagas——

—No me siento bien asaltando personas— suelto antes de que termines de hablar

—¿Ah?— preguntaste tosco, girandote a verme —¿Que idiotez dices?

—Que no creo que sea buena idea robar a cualquier persona que pase. Es decir, eso no es...

—Pfff... ¡JAJAJAJAJA!— tu sonora carcajada me asusto aún más, haciéndome que de un leve brinquito

¿Estabas... Riendo?  Solo en mis sueños me imaginaba tu rostro y tu risa. No sabía si quedarme como boba observando tal maravilla que eras tú, o preocuparme.

—¿Crees que asaltaremos a alguien?— me preguntaste calmandote un poco pero manteniendo una sonrisa ladina en tus labios

—¿No? Es decir, ¿no planeabas quitarle el dinero a algún desdichado para ir a cenar?

—Aveces me preguntó si debería dudar de ti. ¿Qué sigue? ¿Qué quieras secuestrarme ahora? Apareces de la nada diciendo ser mi fan por algo que sucedió hace un maldito año, ¿no es eso una excusa de porquería?— te cruzaste de brazos mirándome con divertido

—¿Entonces no asaltaremos a nadie?— pregunto incredula

—Cállate y sígueme, pulgosa.— volviste a tomarme de la mano y me llevaste casi arrastrándome hasta una enorme casa donde se veían luces encendidas, en clara señal de que los dueños seguían despiertos

Con total confianza, abriste la pequeña reja, entraste hasta el pórtico y abriste la puerta con mis ojos sobre ti, sin haber siquiera procesado lo que estaba pasando.

—¡Bruja, llegué!— gritaste al entrar quitándote lo zapatos en la entrada, e indicándome solo con una seña de mano que hiciera lo mismo y me colocará pantuflas para visitas

Pero había un pequeño problemita... ¿y si me apestaban los pies al quitarme el tennis?

—¿Por qué no te mueves?— me cuestionaste poniéndote de pie y viendo como seguía rígida en el escalón de la entrada

—A-ah... Bueno, es que... M-mis pies...— mis ojos se movían nerviosos por el suelo

—¿Ah? ¿Te apestan?— casi lo gritaste a los cuatro vientos sin delicadeza alguna

—No lo se... Preferiría no ponerme las pantuflas, no quiero——

—Cierra la boca— bajaste el escalón y sin permiso de mi parte, te agachaste en frente mío y me sacaste mis zapatos prácticamente de un tirón —Cierto, te huelen las patas.

—¡Ay, ya lo sé!— oculte avergonzada mi cara entre mis manos —Entrenando a diario no me ha dado tiempo de lavarlos, perdón... Que vergüenza— sentía mi cara arder, pero sorpresivamente, no tanto como todas las ridiculeces que ha Is hecho frente a ti, como dos días atrás que había pisado mierda y mientras lo enjuagaba en un charco de agua, te había salpicado en la mejilla... Casi me mataste aquella tarde. O como había pasado seis días atrás que mientras me estiraba haciendo agachadias a tu lado, se me había salido un gas...

»En serio, Tierra, ya vomitame al espacio«

—¡Oh, una chica...!— escuché una leve expresión de sorpresa a nuestras espaldas y me congelé

Esa era tu casa, no la que íbamos a asaltar. Y  yo me encontraba con mis algo olorosos pies con calcetas con un agujero en el talón y otro en el dedo chiquito, con su hijo a mis pies, literalmente.

—Katsuki, ¿quién es?— la voz femenina se quedó a la misma distancia

»Vamos, chica, es la señora de la casa, ¡has algo! ¡dí algo!«

Tome una bocanada de aire y me levanté prácticamente de un brinco, contigo en el mismo lugar con una ceja alzada, sin tener idea de que haría. Con miedo, acalorada, y ansiosa, me gire y por fin, con mi cabeza inclinada a modo de saludo respetuoso, pude, sin querer, gritarle:

—¡Mucho gusto señora, un placer conocerla! Soy...— me congelé por un momento... ¿le mentiría a ella sobre mi nombre también? —S-soy...— mi lengua se paralizó

—¡Katsuki!— el gritó que pego de asombro de la nada me hizo alzar la mirada y por fin notar que era una hermosa mujer de bello cabello idéntico al de su hijo, era como un Bakugō en versión femenina y madura

Te sobresaltaste al oír tu nombre.

—¿¡Desde cuándo tienes novia!?— le regaño dando zancadas hasta nosotros

»¡Oh, oh!« fue lo único que pude pensar en ese instante al verla de pie frente a mi, haciéndome tragar saliva, apretando mis manos algo temblorosas. Baje la mirada, no sería adecuado sostenersela, ¿cierto?

—Te mereces algo mejor— punzada al corazón —. En serio, es una basura, ¿qué le viste?

Creí sus palabras iban a su hijo al ver la lastimosa supuesta novia que tenía, pero reaccione cuando sentí sus manos suaves tomando las mías. Por fin, alce mi mirada y la vi tan cerca, preocupada.

—Aun puedes huir, linda. Yo lo detengo— me aseguro. Ella hablaba en serio, muy en serio.

—¡¿Ah?! ¡Vieja bruja horrible! ¿¡Quién quiere huir?!— te esponjaste comenzando a generar explosiones en una mano

—¡Que nada de bombas en la casa!— recibiste un despiadado golpe en la cabeza

—¡Yo hago lo que quiera!— lo volviste a hacer, plantandote a tu madre y haciéndome disimuladamente a un lado

—¡No es cierto!— otro golpe idéntico al primero —Niña, si te está amenazando solo dilo— me vio preocupada

—A-ah, no, y-yo solo soy...

—¡Cariño! ¡Ayudala a salir! ¡Yo solo lo sostengo!— te tomó de los brazos mientras seguías gritando que te dejará

Un señor de cabello castaña, y de semblante más calmado se asomó.

—¡Santo cielo, hijo!— estaba casi horrorizado —¿Estas bien?— se acercó a mí inspeccionando me de pies a cabeza

—Sí-si, lo estoy perfectamente, pero yo soy...

—¡Sacala de aquí!— le ordenó tu madre

—¡Tan solo dejenla hablar estúpidos decrépitos!— tuviste que alzar mucho más tu voz para que te escucharán

—¡No me obliga ni nada!— logro al fin soltar apenas terminaste tus líneas —¡No soy su novia, soy... Soy su discípula!

El tiempo pareció congelarse en el pasillo de la entrada de tu casa.


Algo tensa aún, comía un plato de deliciosa sopa de fideos.

—Jajaja, por un momento me había asustado al verte tartamudear tanto, creí que te estaban secuestrando— río sonoramente tu madre

—Discúlpenme... Se me dificulta hablar cuando estoy nerviosa...

—Es decir, todo el tiempo— agregaste tomando un trago de jugo que la mujer no dejo que terminarás porque te lanzo una mirada fulminate desde el otro lado de la mesa donde estaba ella y tú papá —Tch...— chasquea ate tu lengua, clavando feroz uno de tus palillos en la rodaja de huevo duro —Ey, come y deja de temblar— me diste un leve codazo haciéndome verte por un breve momento

Prácticamente había estado con los ojos abajo desde que nos sentamos en la sala a aclarar todo el relajo que se armo.

—Ah, perdón.— termine de llevar mi bocado a mi boca

—Eres algo nerviosa, verdad, eh... ¿Xiao?— terminó preguntando al final tu papá

—Sí... Aunque debo admitir que estar con su hijo es como salir de esa burbuja por una brevedad, jajaja— confesé algo sonriente a mi vaso de jugo de manzana

—Me alegra oír que, aunque sea el carácter explosivo de mi Katsuki provoque eso.— intervino la rubia ofreciendo una sonrisa agradecida — Así que si extrañas ver su feo rostro mientras esté en sus prácticas con héroes, tengo unos álbumes que te interesarán.— soltó sin pena haciendo que ambos nos atragantaramos, yo con un fideo y tú con el huevo

—¿Qué?— pregunte con un hilo de voz

—Ni lo sueñes— gruñiste amenazando a tu mamá

—De todas maneras no lo puedes impedir— sonrió de oreja a oreja con malicia


—No trae muchos amigos por aquí, así que ven cuando gustes— Mitsuki tomaba mis manos con dulzura

—¡JA! No creo que quieras alguien que para comer se le ocurre ro—— te mordiste la lengua cuando recibiste un codazo de mi parte —¡Estúpida!

—Espero hayas disfrutado la cena— se acercó el señor Bakugō ignorando el insulto de su hijo

—Hacía tiempo que no estaba en una cena familiar, muchas gracias por aceptarme— hice una reverencia media y di un paso atrás

—Ay, ya, camina, pulgosa.— me regañaste viéndome de reojo a media carretera y comenzando a andar

—¡Sí!— te alcance mientras me seguía despiendo con la mano de tus papás —Tienes una bonita familia, Bakugō, apreciala— solté sin pensar caminado a tu lado

—Hump, no me digas que hacer...— seguías viendo al frente, serio, pero sin perder tu ceño fruncido

—No lo hago, solo te lo sugiero.— comenté vagamente viendo el cielo estrellado

—¿Hace cuánto...— hablaste de la nada, captando mis ojos, atentos a la conclusión de tu pregunta —... qué no comes con tu familia?

—Nunca tuve una— sonreí melancólica, recordando mi infancia entre niños crueles, y luego pasando a los abusos del hermano mayor... —Esta es la primera cena familiar que tengo, por eso no podía ni hablar cuando entramos a tu hogar. Tenía la idea de que ahí vivías, pero mi cerebro no podía asimilar que me estuvieras llevando a tus padres. Me bloqueé, aunque suene patética, ¿quién se bloquea por una simple cena? Pero la idea de que tenías el propósito de que cenara con tus padres me palarizo...— te volteé a ver, mirándome fijamente, prestando atención a cada palabra que salía de mis labios —Gracias por la cena Bakugō, no lo digo por formalidad, lo digo en serio. — asenti agradecida —Y antes de que comiences a burlarte por mi cursilería que salió de quién sabe dónde, me despido aquí— dí un giro, interponiendo me en tu camino, deteniendonos en medio de la carretera vacía donde la brisa fresca que anunciaba una lluvia lejana soplaba

—La vieja me regañará si no te acompaño hasta tu casa. Muévete.— terco, intentaste hacerme a un lado, pero te lo impedí dándote un abrazo que te tomo por sorpresa

Te rodee por encima de tus brazos para que no te arrebataras.

—¡Oye!— comenzaste a quejarte

—Aquí me despido hasta nuevo aviso Bakugō. Gracias por todos estos días, seguiré entrenando y cuando regreses y estés libre nuevamente, notarás lo fuerte y ágil que me habré vuelto.— me despegue tantito, alzando mi rostro para grabarte en mi mente

—¿Qué? ¿Te esfumaras después de aprovecharte de mis fantásticas enseñanzas?— la comisura de tu labio se alzó levemente

—Nop, apoyaré a mi héroe como el fanático número uno que soy— sonreí infantil —Pero, como fan no te puedo seguir siempre para asfixiarte. Crece, y vuelve cuando estés listo—. Me separé y comenzé a caminar despacio de espaldas mientras te veía imitar mi acción —¿Por qué no te volteas?— te pregunté

—¿Por qué no lo haces tú?— regresaste la pregunta —¿Quién es más probable que secuestren en el camino? ¿Al más fuerte de la UA o a una pulga revoltosa?

—Mmm... ¿A ti por qué vales más que una simple pulga?— me hice la inocente y tú entrecejo se contrajo, mostrando tu molestía —Jaja, olvídalo, que descanses Katsuki— me anime a llamarte por tu nombre y girarme enseguida, para acelerar mi paso a mi departamento

Estuve en tremendo problema por llegar quince minutos tarde a la reunión de la liga. Kurogiri estaba esperándome ya cuando abrí la puerta de mi departamento.

—Ya sabes como se pone cuando no llegas temprano, y sin embargo lo sigues ignorando— la voz con cierto eco de parte de la cortina de humo con traje de mayordomo resonó algo imponente por mi pequeña pieza que consideraba como mi único refugio.

Me acerque al mueble que tenía como armario y saqué mi máscara, me saque mi sudadera y me coloque mi capa roja con capucha. Seguramente, me castigaría haciéndome volver a pie, así que no podría salir con mi cara expuesta de la supuesta guarida secreta.

—Perdón...— ni siquiera pensé en dar alguna excusa o explicar, simplemente pase el portal, llegando al café bar, mi lugar menos preferido, a parte de la habitación de él...

—¿Cuánto planeabas hacernos espera?— se rascaba bastante ansioso su cuello —Ven aquí— me indico con su dedo índice, bajo la atenta mirada de sus aliados villanos

Resignada me acerqué, quedando de pie enfrente suyo, como una niña esperando su castigo.

—¿Estabas con él, cierto?— susurro ronco, cerca de mi oído

—Ya lo sabes.

—Espera tu castigo en mi habitación cuando esto termine.

Mis ojos se abrieron como platos, conteniendo mi miedo, di pasos atrás, sentándome a unas dos sillas de él, con mi mirada pérdida en el suelo, buscando alguna salida antes de volver a ser tomada por él. Pero durante la siguiente hora en la cual ignore cada estupidez que salía de sus labios y pequeñas discusiones cada tanto no se me ocurrió absolutamente nada.

Había bajado demasiado la guardia estando a lado tuyo que ignore al verdadero depredador que me esperaba hambriento, atento a tan solo una pequeña equivocación más para devorarme.

Estaba tan ansiosa y estresada pensando en las únicas palabras que me dirigió durante la reunión que no me percate de que alguien nuevo yacia entre nosotros.

—Un gusto— la voz desconocida me hizo despegar mi mirada del suelo de madera para verlo a la cara, o bueno, a la mascara roja que portaba.

Lo único que se veía aparte del llamativo rojo sangre iridiscente eran los delicados y afeminados aberturas en sus ojos.

»¿Otro en cubierto?«

Tendré los ojos sobre ti, espero nos llevemos bien.— extendió su mano tan blanca como la nieve

Era un chico. Y era el ojo que Shigaraki había plantado lo más cerca mío.

—Espero estés bien con eso, ¿quieres uno?— saco del bolsillo de su gran suéter blanco y rojo una cajita de pokys de chocolate

Ni siquiera pensé en dar la mano, me levanté y me dirigí directo a la habitación del hermano sin pensarlo. Mis pies se movieron hasta lo que en algún momento creí que sería mi lugar seguro, mi antíguo refugio.

Cambié mis besos por la supuesta seguridad y atención que él me ofrecería.

Pero como si se me hubiera borrado la advertencia del castigo, el coraje subió a mi cabeza y me arranque la máscara y me quite la capa de encima, lanzandola al suelo.

Los pasos llegaron, atravesando la puerta y cerrando la tras su entrada.

—¿¡Por qué rayos él!? ¡Es un idiota que no sabrá ocultarse! ¡Dejará migajas por doquier! ¿¡Y adivinas qué!? ¡Entonces darán conmigo!— estaba tan furiosa que ni siquiera considere el volumen de mi voz —¡Es un tonto que se cree importante! ¡Un tonto, Shigaraki!— pisaba vez tras vez mi capa, haciendo un berrinche como hace mucho no lo había hecho

—¿Y que quieres que haga?— dio unos pasos a mí

—¡Echaló! ¡Dale una golpiza, que Toga lo navajee y tú dile que ni se le ocurra aparecer por aquí nunca más o... O yo lo asfixiare!— hablaba en serio, hacía tanto no le exigía nada que se sentía bien alzarle la voz

—Ese niño mimado te ha influenciado bastante ¿eh? Responde, ¿llegaste tarde por él?— tomó mi mentón

—¿Podrías, por una maldita vez, hacerme caso?— pregunté pausadamente, esperando que oyera mis palabras

—No quiero— acercó sin delicadeza sus labios a los míos pero está vez retrocedí —¿Qué crees que haces?— me vio entre sorprendido y molesto

—Si no me haces sentir segura, entonces ya no tengo porque seguir pagandote de esta manera.— retrocedí aún más

—¿Ah?— la comisura de sus resecos labios se elevó demostrando su disgusto por mis palabras

—¡Giren amenaza mi identidad como civil!

—¿¡Y eso que importa!? Esa estúpida identidad tuya de "Xiao Lii" te fue concedida para que fueras marioneta en la sociedad, padre te lo dejo en claro. Y no se porque, pero sospecho que solo la quieres para estar el niño rabioso.

—¡No le digas así! ¡Bakugō no es ni un niño ni un animal para llamarle rabioso!— apreté mis puños, conteniendo de darle una buena tunda

—Parece que olvidaste con quién estás hablando— de un solo paso, llegó a mi, colocando su mano en mi garganta, apretándola

Con brusquedad me arrojó a la cama y salto sobre mí, con sus piernas abriendo las mías.

—¡No! ¡Sueltame!— intenté arrebatarme pero su mano amenazando mi cuello no me permitían hacer mucho

—Quizá, si me deshago de tus piernas, te quedarás quieta conmigo— pronunció macabramente deslizando su mano libre a mi entre pierna, dirigiendola a mi intimidad

—¡NO! ¡Déjame porfavor!— rogué con lágrimas en mis ojos, sintiéndome asquerosamente caliente de repente

—Cállate —susurro contra mis labios y sentí como, a través de la tela de mi pantalón, llegó a mi...

—Ngh... De-deja... Déjame... Te lo suplico...— sollose bañada en lágrimas —¡Ayuda!¡Porfavor ayuda!— reuní fuerzas para gritar

No me dejaría. Antes lo hacía, todo con tal de sobrevivir, pero ya no más. Tú me ofreciste una perspectiva de luchar por lo que quería. Y ahora mismo no quería ser violada.

—¡ME SUICIDARE APENAS ME DEJES IR!— grite desgarrando mi garganta y aguantando un suspiro que él me estaba queriendo provocar a propósito

—¡Entonces cumpliré con desaparecer tus piernas!

—¡No podrás tener tus ojos sobre mi todo el tiempo!— aunque el movimiento de su mano había parado, seguía rígido sobre mí, pero la sensación sucia ahí abajo comenzó a resaltar más en mi cabeza —No... ¿Sabes qué?— sonreí entre lágrimas amargas —Si el resultado siempre será mi muerte... ¿Por qué no te concedo el honor de causarlo tú?— lleve una mano a la suya que se mantenía firme en mi garganta, tome su dedo de en medio que estaba ligeramente levantado para no tocar mi piel  —Adelante, mátame, quiero largarme de está porciga para siempre— sonreí de oreja a oreja, y el ver sus ojos llendo de mi mano a mi rostro, confundido y frustrado,  provoco una carcajada poco sana que brotó de mis cuerdas vocales.

Me soltó, pero no sin antes ejercer presión súbitamente, haciendo que me atragante.

—Tienes una oportunidad para largarte de aquí para siempre si es lo que tanto quieres— me daba la espalda

Incrédula, me mantuve en silencio, respirando agitada y con cierto calor todavía, prestando atención a lo que me cambio la vida y mis planes.

—Consígueme a Bakugō Katsuki.

—¿Ah?

—Lo quiero en la Liga... Es él a cambio tuyo...

—N-no puede ser... ¿Por qué a él?

—Si no hubieras faltado a todas las juntas anteriores lo entenderías. No te demores o no ignorare tu próxima petición de muerte.— abrió la puerta y el olor a café y humo de cigarro del café inundó la habitación —Es él o tú libertad eterna. Podrás conservar el nombre Xiao o el verdadero.

Salió dejando la puerta abierta, y dejándome en shock.

¿Volverte un villano era mi única opción para largarme de aquí?


¡Hola  estimados desconocidos! ¿Cuánto tiempo, eh?  Un poquitito fuerte el episodio, ¿o no?

¿Que les pareció el capítulo?

¿Que les pareció el encuentro con los padres de Katsuki?

¿Que creen que hará nuestra prota ahora?

Gracias por leer y por el apoyo, se que no es mucho, pero agradezco a los que siguen aquí ^^ ♡

Liian se despide por está noche, ¡cambio y fuera!

















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