U [un pequeño detalle]
Recuerdo que aquella mañana me había despertado temprano, el reloj marcaba las seis en punto y yo ya estaba en pie picando ingredientes por acá, friendo huevos por allá, sazonando un poquito más por otro lado, jamás me había esmerado tanto en una comida, y sobre todo, en una caja de almuerzo.
¿Que para quien era? Si, era para mi querido héroe.
Él me había aceptado como su fan, su primera fanática, y no pensaba abandonar ese puesto, así que le daría un pequeño detalle de mi parte como agradecimiento por toda esas veces que me terminó salvando mi horrible pellejo.
Una cajita de almuerzo no estaría mal ¿cierto? Termine rayando la hora de entrada de clases.
No importaba si llegaba tarde a las mías, él tenía que almorzar mi comida y mantenerse fuerte por un día más. Así que salí corriendo a la UA mientras me amarraba el pelo despeinado que no peine.
Llegué casi sin aire a la UA por la que entraban muchos alumnos con sus uniformes de esa prestigiosa academia.
"A ninguno le queda tan bien como a Bakugō-san" pensé en ese momento mientras me secaba el sudor de mi frente en la manga de mi uniforme.
Pero había un pequeño problema que me incomodaba... Todos los que entraban se me quedaban viendo raro, algunos murmuraban y otros se burlaban. ¿Que no tenían nada mejor que hacer? Solo quería desaparecer nuevamente, y sin darme cuenta, mi quirk se empezó a activar poco a poco.
—¿Ah? ¿De dónde salió esta niebla?
—Creo que es de esa chica.
—Jaja... Que quirk más patético.— oía risas por todo mi alrededor
—¡¿Quieres parar de hacer eso?!— un gritó en mi oído derecho me hizo pegar un brinco, sacudiendo un poco la caja de almuerzo que tenía en mis manos
—B-Bakugō senpai... Disculpame.— apagué mi quirk casi de golpe, causándome un leve dolor de cabeza
—¿Que fue eso?— preguntaste con tu típico tono de desprecio
—A-ah... Mi-mi quirk...— confesé sin poder verlo a los ojos, algo avergonzada
—Jajaja...— te burlaste, llamando aún más la atención hacía nosotros, ¿era necesario que tú también te rieras de mi? Mi corazón se estrujó y oculte la caja de bento detrás de mi. Por fin, te calmaste un poco —¿Y así piensas ser mi compañera dentro de un año? Ja, no me hagas reír.— sonrió con sorna
—Yo... Se que puedo lograrlo.— aprete mis manos en la caja de almuerzo que mantenía oculta
—Intentarlo, ¿pero lograrlo? ya veremos.— chasqueaste divertido la lengua al verme tan pequeña ante ti —¿Que haces aquí?
Pero no respondí. ¿Que te diría? ¿"Toma, te prepare un bento, sigue creciendo fuerte, héroe"? No... Me sentí humillada de nuevo.
—Solo... Te venía a desear suerte.— me excuse viendo al suelo y sentí tu filosa mirada en mi, como exigiendo que te viera a los ojos, pero yo no me atrevía ya
—¿Que suerte me darás si lo dices así?— preguntaste con desprecio y tomaste con brusquedad mi mentón y me hiciste verte —¿Así piensas hacer feliz a tu héroe?— tu tono era entre burla y a la vez... Sentía duda de verdad en tus palabras
¿Pero que querías de mi Bakugō? ¿Querías que te sonriera, que te diera esa cajita de comida que con tanto agradecimiento y admiración te había hecho después de menospreciarme?
—En realidad... Es-esto... Es para ti.— mordí nerviosa mi labio y puse la cajita de almuerzo entre tu rostro y el mío que estaba empezando a colorarse.
Que tonta fuí, ¿no? Pero en ese momento creía que, como el destinatario original eras tú quedarmelo sería estúpido.
—¡¿Ah?! ¿Que es está mierda?— preguntaste mientras lo tomabas en tus manos sin delicadeza
—¡No! Así lo arruinaras.— te regañe sin darme cuenta de tu ojo con un tic por el tono con el que te hablé repentinamente y te arrebate el traste de las manos
Estaba por desatar el pañuelo amarillo pastel para comprobar que todo estuviera en su lugar, pero me fue imposible porque me quitaste el traste, pero está vez con un poco más de cuidado. Pero no te lo quedaste, lo alzaste en el aire, fuera de mi alcancé.
—¿Eh? ¿Que haces? ¡Me tarde con la presentación!— intenté quitartelo poniéndome de puntitas, pero eras una cabeza más alto que yo
—¿Me hiciste el almuerzo?— preguntaste incrédulo con tu labio fruncido hacía un lado viéndome desde arriba
—Si... Porfavor, acéptalo.— te vi directo a los ojos con ojos casi suplicantes y con un leve sonrojó por los nervios de tenerte así de cerca y hablando
—Mmm... No me apetece.— confesaste desviando tu mirada —No te confundas.— y entonces vi como tu mano se hizo hacia atrás, tomando impulso, entonces... Lo estrellaste contra la pared
Me quedé viendo la caja entre abierta dentro de la servilleta de tela. Se había derramado parte del contenido, el poco aceite de la torta de huevo y las salchichas estaba manchando la tela.
Unas risas de burla y algunos murmullos de compasión nos rodearon. Los alumnos precensiaban la escena mientras seguían su camino.
—Jaja, ¿como se le ocurre darle intentar conquistar a Bakugō?
—Se ve patética.
—Jaja, pobre... Tras que de por sí es fea.
—¡Hey chica! ¡Bakugō tiene estándares más altos!— alguien me gritó y eso me hizo morder mi labio con fuerza, conteniendo la rabia y las lágrimas
—¿Por qué lo hiciste?— murmuré viendo el traste en el suelo
—Te acepte como fan, no como novia. Que no se te suba a la cabeza.
Me acerqué con lentitud a mi cajita de almuerzo que con tanto aprecio había hecho. Me agache y lo recogí, pero cuando estaba apunto de pararme, una desobediente lágrima se escapó de mi ojo izquierdo. Me congelé, no quería que me vieran llorar en público. Así que me quedé hecha bolita ahí mismo. Aún sentía tu presencia detrás de mi, veía tu sombra en la pared. Entonces, el timbre sonó.
—¿Estás bien?— una amable voz me saco de mi miseria y se agachó a un lado mío —Bakugō, será mejor que te vayas.— le dijo firmé
—¡Tu no me dirás qué hacer cola de animal!
Deje caer la cajita de almuerzo de nuevo. No la quería ver.
—Maldición...— chasque la lengua secando mis lágrimas con fuerza y sin cuidado, y de repente sentí una mano en mi espalda, intentando darme consuelo. —¿Eh?— gire mi cabeza y ahí lo vi... El rubio de ojos chicos y rasgados, con su pelo pegado y una tímida sonrisa intentando esconder sus nervios de verse entrometido
Su gran y gruesa cola temblaba un poco.
—¿Ojiro, cierto?— pregunte sorbiendo mis mocos
—Así es, vamos, arriba.— con su mano en mi espalda todavía, y la otra tomando mi antebrazo me ayudó a levantarme —Ve, llegas tarde ¿no?— indico la calle detrás de nosotros
—Si. Gracias.— sonreí decaída y, siendo casi escoltada hasta el otro lado de la calle con su ayuda, salí corriendo de ahí sin volverte a dirigir la mirada
No quise voltear a ver, a verte. "¿Por qué lo hiciste? ¡No serás mi héroe nunca más! Se que había prometido ser tu fan, pero te has pasado de la raya."
Caminaba sin energías a casa, era bastante tarde ya. Me habían castigado por llegar a media clase de la primera hora.
Toda la madrugada que hice, los ingredientes de calidad que compre para ti, el regaño que estaba dispuesta a pasar... ¡Todo había sido para nada!
Saque mi llave mientras subía las escaleras del descuidado edificio. Entre y sin cambiarme siquiera, entre a la cama haciéndome bolita.
Esa vez jure nunca más aparecer en tu campo de vista.
Mi primer pequeño detalle oficial había terminado en un corazón adolorido.
Tome mi celular, y sin nada más que hacer escribí y publiqué:
"¡Pudrete! ¿Que te da el derecho a ser tan cruel? ¡Que te den!"
Mordí con fuerza mis labios mientras apretaba la pantalla de mi celular, pero justo cuando lo estaba acentando en el buró a mi lado, una notificación cayó.
"¿Alguien le rompió el corazón a la princesita?"
¿Seguías burlándote de mi incluso en redes? ¿Siquiera sabías a quien le estabas escribiendo?
"No es de tu incumbencia."
Te respondí con rabia.
"Lo has publicado, así que si, ahora lo es. ¿El de ojos caca te rompió? Ja."
"¿Y si te digo que fue un idiota parecido a ti, un rubio engreído con ojos rubíes, de actitud soberanamente cruel y despiadado con sus fans que dirías?"
No respondiste por un largo rato. Así que deje el teléfono y me dormí.
Mis ojos se abrieron a las dos y cuarto de la madrugada, tenía hambre, mucha hambre. Me puse de pie y tome una dona para comer, no había cenando nada antes de dormir.
En lo que comía tome mi celular y lo prendí para poner mi alarma para dentro de unas horas. Pero casi me atragantó con mi aperitivo nocturno al ver tu respuesta...
"¿Eres la rarita?"
Después de toser para pasar el trozo atorado de pan, vi que tenía un mensaje en la red desde hace horas.
"¿Tu eres la rarita fea verdad?"
"Responde."
"Mi nombre no es rarita fea. Es Xiao Lii. Por favor, ya no me busques."
Y entonces te bloque. Pero nuevamente, no espere que a la mañana siguiente hicieras tal publicación en tu muro.
"¡Maldita extraterrestre! ¡Más te vale desbloquearme o estás muerta! ¡Sin importar quién seas!"
Mi tonto corazón se aceleró. ¿Era enserio? Si, lo era. ¿Por qué siempre fuiste difícil de entender Bakugō?
Me fui a inbox y eso hice, casi enseguida un mensaje tuyo me llegó.
"¡Ya era hora! ¿Hasta que horas duermes perezosa?"
"¡Las horas que tengan que ser!"
"¿Que quieres?"
"¿Arruinarme otro día? ¿Mostrarme de nuevo tu poca empatía?"
Nada más lo veía, pero no respondía, así que empecé a alistarme para ir a clases pendiente aún de alguna respuesta, pero nada.
"Ven aquí después de tus clases."
"Es una órden."
"¿Ah?"
"¿Por qué lo haría?"
"¿Dónde quedó la rarita tímida y cobarde?"
"¿En serio eres ella?"
"¿Si no fuera ella te estaría entendiendo o siquiera respondiendote?"
"Es tarde, ya me voy."
Tome mi mochila y me coloque mis zapatos en la entrada, pero algo me impedía salir de casa y desconectar mi celular al WiFi. "¡Ahg! ¡Te odio Bakugō!" Despeine desesperada mi pelo.
"Espero que hoy te den clases de valores para héroes."
"Suerte en ello."
¿Acaso te deseé suerte en sus clases?
¡Gracias por leer!
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