T [tiempo compartido]
Suspiraba algo agotada del día, como casi todos. Me encaminaba a la salida a paso veloz, Bakugō, tú me esperabas en la puerta, podía verte apoyado en el muro de la escuela, capturando miradas alrededor, tan llamativo como siempre... Pero está vez para mí mala suerte.
-¡Hey! ¡Escamosa, alto ahí!- el gritó de Kime me hizo sobresaltar y girar mi cabeza con temor -¡Inútil holgazana!- reaccione tarde, porque me pateo con fuerza las rodillas, haciendo que cayera sobre ellas sintiendo una tremenda punzada de dolor
-¿Ahora que hice?- le pregunté con mi voz demostrando algo de dolor, intentando pararme de nuevo, pero solo recibiendo otra patada está vez en mi trasero que me volvió a tirar, raspandome ahora mis manos
-¡¿Sabes por qué me llamo el profesor?! ¿¡Eh!? ¡¿Lo sabes?! ¡Ja! Claro que lo sabes, ¡fuiste una maldita chillona acusona!- me tomo por sorpresa una vez más y me pateo con fuerza el brazo que tenía apoyado en el polvoriento suelo, terminando de tirarme y provocando que me diera un golpe en la cabeza
-¡Para!- le grite furiosa -¡Yo no lo hice!- me defendí por fin con palabras -¡Y aún si lo hubiera hecho creo que tendría todo el maldito derecho!
Nunca los acuse, nunca me queje, porque la unica vez que lo hice fingieron que eran mis amigos cuando nos presentamos ante el profesor, se disculparon falsamente y el acoso solo fue peor y más crudo.
-¿Qué no lo hiciste? Ja! No veo que alguien más quisiera ayudar a una pobre rata abandonada. ¡Eres una simple marginada que no le importa a nadie!-
-Kime, basta.- una voz firme la llamo desde atrás y fue avanzando a nosotras
Girēn apareció detrás de la chica alta que me atacaba. Me dio un vistazo en el suelo y luego se volteó a ella.
-Yo fui quién le dijo al profesor.
-¿Qué?- dijimos al unísono incrédulas
-Esta vez te pasaste.- dijo seco
«¿Girēn... Defendiendome? ¿Que le pasa?»
-Tú no lo hiciste.- asegure viéndolo casi atónita
-¿Eh?- frunció el labio sin entenderme
-No, tu nunca me ayudaste, nunca te importe, ¿por qué rayos ahora me ayudarías ahora?- cuestione sin creerle para nada
-¿Importa?
-Claro que si importa. O sea, se que antes sabías que me gustabas, pero eso fue hace mucho, y yo siempre te desagrade ¿Qué te pasa ahora?- realmente, en ese momento no entendía nada
-Creí que te gustaba, ¿que te pasa, idiota?- Kime le hizo verla dándole un jalón fuerte en su manga, molesta porque la dejamos de lado por un momento
-¿Y qué si ya no?- parecía firme, convencido y que lo decía enserio, y por un breve momento me volví a ilusionar con él
-¿¡Ah!? ¡¿Y quién te gusta ahora?! ¿¡La escamosa?!- gritó exigiendo respuestas mientras lo tomaba del cuello con brusquedad
-¿Si te digo que sí, te callaras?
Mi corazón se detuvo. Sentí miedo, emoción y a la vez esa vocecita que me decía que no me ilusionase porque no parecía real. Conviví muy poco con Girēn como para que le fuera a gustar después de tanto tiempo y de tantas burlas y desprecios de su parte como para que ahora viniera a creerle que le gustaba. Aquí hay algo más...
-Mientes.- afirme con el ceño levemente fruncido
-¡Maldita perra!- Kime se exaltó ante la ¿confesión? del castaño, se acercó para tomarme del cuello y justo cuando estaba por detener su mano antes de abofetearme, una fuerte explosión abrió brecha entre nosotras, una explosión que la hizo caer de trasero asustada
-¿Quién te crees que eres para tocarla?- tu voz furiosa y ronca se escuchó entre la humadera que causaste
-Sen-senpai...- había olvidado por completo que estabas en la entrada esperándome
-T-tu eres... De la UA...- Kime era la que estaba en el suelo ahora, algo asustada
-Vaya, vaya, reconoces tu lugar insecto.- sonreías con cinismo mientras generaban explosiones en tus manos -Más vale que sigas así, en el suelo, como debe estar una tonta extra como tú.- escupiste tus palabras con desdén con tu barbilla en alto
Sentí una par de manos detrás de mi, tomando mis brazos y ayudando a levantarme.
-Te acompaño a la enfermería.- se ofreció el castaño que estaba actuando raro
-¿Ah?- me estaba volteando a verlo, pero algo me detuvo
Otra explosión apuntada ahora a Girēn que se sobresalto sin entender que pasaba, arrebatandome de sus manos.
-Lo que dije también iba para ti...- le amenazaste casi gruñendo -No la toques
Hasta ese momento solo me abrazabas por detrás, cuando me abrazaste reclamándole frente a Midoriya, cuando me alejaste de Ojiro, y cuando me consolaste, sin embargo esa en mi escuela fue diferente, realmente me rodeaste por completo con tu brazo.
Tu mano libre que no genereba explosiones me abrazaba rodeándome por mi espalda y yo estaba tan cerca de tu mandíbula definida que podía ver cómo estaba tensa. Mis brazos que estaban apretados contra tu firme pecho que subía y bajaba lentamente, podía bien rodearte por la cintura, pero no me atrevía a hacerlo, seguramente te incomodaría que te abrazara como unos días atrás lo llegué a hacer. Así que solo me mantuve rígida en la misma posición, bajando mi cabeza hasta quedar escondida en la curva de tu cuello.
Tu pecho desprendía un dulce olor, a caramelo dulce y delicioso, una gota de sudor escurría por tu garganta, pasando por tu nuez y perdiéndose en tu clavícula. Quería acercarme y aspirar todo tu delicioso aroma para que quedara impregnado en mí.
Pero tenía que salir de la comodidad de tus brazos porque estábamos atrayendo demasiada atención, incluida la de los profesores.
-Senpai, déjalo.- extendí mi brazo como pude para tomar el tuyo que estaba amenazando al castaño que me veía esperando mi intervención
-¿¡Ah!? ¡Estoy defendiendote, estúpida!- tu rostro se giró al mío molestó, pero te detuviste cuando te diste cuenta que estábamos tan cerca, a escasos centímetros que nuestras narices casi podían tocarse
-Vamos, no quiero causarte problemas.- desvíe mi mirada al ver qué te quedaste viéndome fijamente a los ojos, así que te indiqué con mis ojos a la entrada de mi edificio escolar, donde un par de profesores se acercaban a nosotros, pero dudando al verte a tan a la defensiva
-Tch...- bajaste tu brazo lentamente a regañadientes y fijando tus ojos carmín en los chocolate de Girēn -Aléjate de ella o te mato.- tu agarre me soltó y tomo con algo de brusquedad mi muñeca -¡Y tú, ramera!- diste un paso girando a tres cuartos viendo feroz a Kime -Le tocas un pelo y me aseguro de que tú existencia sea una basura.
«¡No, no, no! ¡Esto le creará mala fama! No puedo permitir que le teman, o dificultará su ascenso...» empecé a sentirme ansiosa por detenerte de amenazar, aunque lo hicieras por mí no quería perjudicarte.
Así que, con ayuda de mi ansiedad, la densa niebla empezó a surgir del pavimento caliente por el sol de la tarde, y aunque al principio solo empezó a cubrir a media pantorrilla, pronto pudo cubrirnos todo el cuerpo. Estaba haciendo un esfuerzo extra para que se mantuviera densa y alta para taparte por completo.
Todos empezaron a parecer desconcertados, incluso tu, que te pusiste aún más en modo de alerta. Así que aproveche para tomarte bien de la mano y arrastrarte fuera de ahí, después de susurrarte al oído: "-sígueme"
Corrimos agarrados de la mano, alejándonos de la escuela como si nos estuvieran persiguiendo, cosa que no era así, pero me gustaba sentir esa adrenalina. Yo llevababa la delantera en la carrera, y aunque yo empezaba a jadear, tu te veías en perfecta condición, eso no era nada para ti.
En algún momento, risas casi sin aire empezaron a salir de mi garganta, y pronto se convirtieron en carcajadas. No era forzadas, quizá con un toque de nervios, pero realmente me estaba divirtiendo.
Tras cinco cuadras me detuve y tú también, recuperaba el aliento muy agitada, pero sin soltar tu mano que apretaba y que tú correspondias.
-Jajaja, no... Puedo... creerlo... Jajaja...- hablaba entre jadeos, pasando mi manga por mi frente, secando mi sudor -¡Fue lo máximo! ¡Estuviste genial! No creí que pudiera ver tus explosiones tan de cerca, incluso no vi cuando te acercaste, ¿como le hiciste? Incluso cuando brinc--
-¿Quieres cerrar la boca?- me ordenaste con tu ceño fruncido de coraje, tu labio de la misma forma mostrando tu irritación
-¿A-ah? Perdón, creo que soné muy fanática.- me rasque la nuca
-¡ERES UNA ESTÚPIDA!- me gritaste furioso, tu mano apretó la mía y me empezó a doler
-¿Eh? Pe-pero Baku--
-¡NADA DE BAKUGŌ! ¡NADA DE SENPAI! ¡ERES UNA RETRASADA POR NO DEFENDERTE!
¿Retrasada por no defenderme? Eso me dolió, siempre fui intimidada, el solo responderle ya había sido mucho para mí en ese momento. Había sido como un pequeño avancé, pero para ti no fue nada, no lo comprenderías.
-¡Y tú qué vas a saber!- me moleste y, como desafiandote, yo también aprete mi agarre con todas mis fuerzas, viendo una pequeña reacción en tu rostro por hacerlo
-¡ES QUE HAY QUE SER UN VERDADERO IDIOTA PARA DEJAR QUE TE ACOSEN ASÍ! ¡SI NO LOS GOLPEAS NO TE DEJARAN!
-¡BUENO PUES PERDÓNAME POR NO QUERER SER VIOLENTA!
-¡NO TE PERDONO, ESTÚPIDA PULGOSA!
-¡PUES NO ME IMPORTA! ¡Y SUELTAME!- me arrebate de tu agarre a la fuerza y retrocedí dos pasos
-Ja... No lo puedo creer...- pasaste tu mano por tu frente echandote para atrás unos pocos cabellos cenizos que, por el sudor, se pegaban a tu frente -Eres demasiado débil, nunca llegarás a la UA así
-Ahg... Lo sé... Maldición, ¡lo se bien!- me agache de golpe ocultando mi rostro en mis brazos
Sí, era débil y dócil pero si quería ser héroe nunca lo lograría teniendo esa actitud.
-Pero no lo entiendes Bakugō... Así es mi carácter, no puedo defenderme porque nunca lo he hecho.- confesé en murmullos sin verte -Es decir, sí, debo tener dignidad ¿no? Jaja... Pe-pero siempre me la han arrebatado como si no mereciera tenerla, y-y ya no sé ni siquiera que es eso...- un par de lágrimas empezaron a gotear y yo me las limpié, me empezaba a dar vergüenza que tú siempre me vieras en ese estado
Todos me herían, pero no les permitía ver mis lágrimas, quizá por eso no paraban, pero tú siempre estabas ahí cuando caían.
-¿Si no por que crees que me gusta un chico como tú con exceso de orgullo que se da a respetar? Tienes lo que yo en 15 años de vida no he tenido...- me limpie con brusquedad mis lágrimas -¿Por qué no dices nada? Adelante, regañame, gritame, insultame, me lo merezco por debilucha.- comenté resignada
-No-. Fue lo único que dijiste seco y oí tus pasos acercarse a mí
-Jaja, hace un momento no parecías tener problemas con ello- reí con amargura
-¿Quieres dejar de hacer eso?- tus palabras acompañadas con tu voz brusca me hizo levantar la mirada, te habías agachado frente a mi
-¿El qué?
-El reírte de ti misma como si fueras una tercera persona, el dejarte humillar, el despreciarte como la más asquerosa basura ¡que claramente no eres pero que decidiste serlo!- alzaste tu voz de la nada, regañandome, pero me dejaste sorprendida por lo que me decías -¡Si ellos te aplastan es porque sí, así eres, pero no tienes que serlo siempre! ¡Maldita sea Xiao, puedes ser más fuerte que esas basuras!
Mis lágrimas pararon, mi boca se entre abrió por la sorpresa, y mis manos se apretaron con un extraño sentimiento, ¿determinación quizá?
-¡¿Quieres llorar?! ¡Bien, llora! ¡Pero lucha!- ambas manos tuyas se colocaron en mis mejillas húmedas, las apretabas, pero no me dolía -¡Actúa como la héroina que quieres ser!
»¿Heroína que quiero ser?«
-Quiero salvarte, pero tú no lo has dejado- tus ojos brillante como la sangre brotando de una herida me veían atentos
-Lo estás haciendo ahora. Sabía que podía confiar en ti.- no lo pensé, cuando estaba contigo Bakugō, nunca pensaba, me dejabas ser... Así que di un pequeño impulso a mis pies y salte a abrazarte, y caí sobre ti, quedaste en el suelo y yo arrodillada rodeandote por el cuello
Ocultaba mi rostro en tus rubios cabellos, sintiéndome reconfortada, como si un peso se estuviera quitando de encima mío.
-¡Ahg! ¡Mi trasero estúpida!
-Jajaja... ¡Jajajaja!- la risa que salía de mi garganta no era amarga, sarcástica o parecida a ello, no, realmente estaba feliz -No sabes cuánto te quiero Bakugō- declare alegré
-¡¿A-ah?!
Tú fuerte gritó de lo que me pareció susto, me hizo separarme, pero mantuve mis manos en tus hombros. Y tú expresión hizo que mi corazón latiera aún más loco de lo que estaba cuando me pegue a ti.
Tú rostro estaba colorado, tu expresión tensa y molesta, como queriendo ocultar tus nervios.
-Tienes un lindo sonrojo, Bakugo-san- sonreí al verte y eso hizo que te pudieras aún más colorado y me empujaras, levantándote casi de un brinco, y dejándome en el suelo, viéndote tan tímido de repente
-Cierra la boca- desviaste tu mirada, pero me rendiste la mano y yo la tomé gustosa -Nole digas eso a cualquiera...- murmuraste, pero aún así te oí
-De hecho, eres al primero que se lo digo, no he querido a nadie más que a ti - confesé sonriente, y aún con nuestras manos estrechadas, comencé a caminar de espaldas, y te seguías sin decir nada -Entonces, ¿cuando comenzamos?- pregunté intentando que tus ojos le vieran, pero no dejabas de evitar mi mirada con tus labios y ceño fruncidos
-¿Comenzar que?- preguntaste brusco
-¡El entrenamiento! Me dijiste que podía contar contigo cuando lo necesitará
-No dije eso, pulgosa
-Bueno, no exactamente eso, pero algo parecido, ¿no?- ¿Me había equivocado? Me empezó a surgir de nuevo el miedo de haber malinterpretado todo
-Ja, no será fácil, ¿lo sabes?- sonreiste de lado por fin viéndome a los ojos con tu toque de orgullo como siempre -Sere duro contigo
-Jaja, estoy acostumbrada, ¡así que acepto!
Te solté de la mano para colocarme a lado tuyo, pero me sobresalte al sentir que buscaste mi mano de nuevo. Te mire de reojo, pero no dijiste nada.
-Deja de verme como bicho raro
-Perdon- me rasque nerviosa la nuca, pero está aún me ardía por la herida que me había causado un día atrás -Auh- no pude evitar que un leve quejido se me escapara
-¿Y ahora que te pasa?- me volteaste a ver
-Nada, solo un pequeño golpe que me hice ayer jeje
-Haber- te frenaste y me obligarte andarme la vuelta y comenzaste a esculcarme en el cabello
-¡N-no! Estoy bien, enserio, no es nada porque preoc--
-¡Pero que mier...!- soltaste pero no terminaste la grosería -¿Nada es haberte rajado la cabeza? Pero tonta- exclamaste sorprendido
-¡Hey!- me volteé para que dejaras de ver mi pequeña herida
-¡Nada de "hey", te descuido un segundo y pasa esto!- me regañabas mientras me arrastrabas tomada de la mano hasta algún farmacia cercana, que no tardamos en encontrar
Me dejaste sentada en una banca afuera y entraste furioso. Hasta afuera escuché como le pedías casi a gritos a la pobre trabajadora agua oxigenada y ungüento para heridas.
Saliste, te sentaste a lado mío mientras abrías sin cuidado con tus dientes una pequeña bolsa de algodón y lo empapabas con alcohol. Sin que me dijeras nada, me gire sobre mi lugar y abrí mi pelo exponiendo la herida, y entonces sentí el frío liquido siendo aplicado.
-Ah, Bakugō, arde...- me queje, y para mí sorpresa, empezaste a aplicarlo cuidadosamente
No le regañaste cuando me saltaba por el ardor, o cuando me erize y casi me arrebate al sentir tus dedos huntarme la crema para heridas. Estabas siendo muy gentil que hacías que mi corazón latiera como nunca lo había hecho.
-Gracias- solté al sentir como dejaste caer mi cabello, habiendo finalizado por fin
-Toma, úsalo después de bañarte- me dejaste caer el tubo de ungüento en mi falda
Yo lo tome y lo guarde en mi mochila, sacando mi cartera mientras te alcanzaba, ya que habías empezado a caminar.
-¿Cuanto te debo?- te pregunté mientras contaba cuánto traía en la cartera
-Un entrenamiento mañana, a las 8, paso por ti, espero que tengas ropa de deporte, porque te haré sudar como nunca
-¡Pe-pero el dine--
-¡Solo vuélvete fuerte para dejar de preocuparme!- gritaste con tus manos en los bolsillos, como conteniendo no explotar me la cara
-Te p-preocupo...- hablé con mis ojos iluminados
-¡No-no! ¡Es decir... AHG! ¡¿Por qué complicas todo?!- te despeinaste y apuraste tu paso intentándo ocultar tus sonrojadas mejillas
-Jeje, espérame- me apure a alcanzarte, y continuamos en silencio hasta mi casa
Estábamos por subir las escaleras, cuando note algo: la luces de mi departamento estaban encendidas, y eso solo significaba una cosa, el hermano mayor estaba allí.
-Santo cielo...- mordí mi labio nerviosa
-¿Ah?- me viste de reojo al notar que me detuve y me congelé al ver mi pieza, a lo que tú seguiste mi mirada y notaste lo mismo -¿Crees que se hayan metido a tu casa?- preguntaste serio con una ceja alzada
-S-si, es decir no, bueno, es que...
-¿Sí o no?- cuestionaste entre dientes
-Sí, pero ha de ser mi hermano mayor
-Creí que vivías sola
-Eso hago, pero de vez en cuando viene a revisar que todo esté bien- te sonreí intentando hacerte creer que todo estaba bien, pero nada que ver
-¿Por qué estás asustada entonces?- al ver qué no te pude responder, comenzaste a subir -Bien, pues ya veré
-¡NO!- te tome de la manga de tu saco y te detuve, me volteaste a ver con sospecha
-¡Sueltame!- te arrebataste y comenzaste a subir corriendo
-¡Ay, por Dios santo, Bakugō!- grite furiosa y no lo dude, dí un brinco y jale cinturón
Gran error... Te baje los pantalones, dejándome ver tu hermoso y bien formadoto trasero con calzoncillos de All Might edición limitada...
-Estas muerta...- susurraste y yo me levanté trastabillando hacia atrás
-Per-perdon, no que-quería... ¡AH!- se me olvidó por completo que estaba en las escaleras así que caí por ellas, o eso creí que pasaría, porque en realidad tus rápidos reflejos te hicieron saltar hacia mí, cubrir mi cabeza con tu gran mano y girarte para que no me lastimara
Caí sobre ti, por suerte, solo eran cinco escalones, pero fue suficiente para sacarte ago de aire y empezar a toser por mi peso encima tuyo.
-¡¿Estás bien?! ¡¿Llamo a la ambulancia?!- grite preocupada apenas sentí que tu agarre en mi nuca se aflojó
-Shhh- pusiste una se tus manos sobre mi boca, callando me -Definitivamente eres un imán de problemas, pulgosa- estabas viendo al cielo, no te movías ni un centímetro
Me fui levantando lentamente, hasta que me percate de algo, seguías en ropa interior. Di un saltó hacia atrás, extendiendote la mano pero viendo hacia otro lado.
-¿Y ahora que te pasa?- preguntaste apoyándote sobre tus codos
-Por más que tengas un lindo trasero no estoy preparada para ver lo de adelante- confesé tiesa
-¿Lo de adelante? ¿Qué caraj-- te congelaste al recordar porque caímos para empezar -¡Más te vale que subas antes de que te reviente la cara!- me gritaste advirtiendo, de un brinco te pusiste de pie y te subiste veloz los pantalones
-¡Perdón!- grite mientras subía corriendo, estaba algo adolorida, pero la adrenalina de huir de ti me hizo subir veloz
Llegué sin aire hasta la tercera planta, me detuve en mi puerta para intentar calmarme antes de entrar, pero el hermano mayor abrió antes la puerta.
-Sabia que era tú, ¿quién era?- pregunto frío
-Her-hermano, no era nadie, en serio
-No te creo- salió del departamento dispuesto a acercarse y acechar
-En serio, solo era un loco con una chica- puse mis manos en su pecho, pero él me ignoraba y seguía avanzando
«No puede acechar por el barandal, verá a Bakugō... Rayos»
Siendo la única idea que tenía en ese desesperante momento, no lo pensé dos veces, me lancé a su labios, frenandolo de golpe justo antes de que sus ojos se enfocarán abajo. Yo mantuve mis ojos abiertos para asegurarme que él los tuviera cerrados, y así fue, tomó el control como siempre, pero para prevenir que no los abriera en el acto, cambie posiciones, ahora Shigaraki estaba apoyado en el barandal, con sus manos en mi cintura y acariciando mi espalda, yo solo podía mantener mis manos en sus hombros, un poco de puntitas para alcanzarlo.
-¿Y eso?- susurro entre mis labios
-Fue un día estresante- mordí su labio y el gruñó, profundizando aún más el beso
Y entonces, algo me dijo que tenía que ver hacia abajo.
Ahí estabas tú, congelado, viendo atónito la escena. Mis ojos se abrieron enormes y tú lo notaste. Así que antes de que pudiera tiempo a actuar, me separé de Shigaraki, con una enorme punzada en el corazón.
-Vamos adentro mejor- tome una de sus manos sin tocarla por completo -¿A qué viniste?
-Has estado rara, ¿donde te has estado metiendo?
-No se a que te refieres- me hago la tonta bajando la mochila de mi hombro
-¿Has hecho amigos?
Me congele, y en ese instante miles de preguntas y temores empezaron a brotar.
«¿Qué sabe? No, ¿Cuanto sabe? ¿Me ha estado siguiendo? ¿Colocó cámaras mientras yo no estaba?»
-¿Por qué lo preguntas?- lo cuestione mientras me quitaba mis zapatos en mi sofa-cama y mis calcetas
Pero él no me respondió, se acercó lento hasta mí, de arrodilló entre mis piernas y reposo sus manos en mis caderas, poniéndome nerviosa, activando todos mis sistemas interiores de alerta.
-No seas una mentirosa Xiao... Tengo ojos por doquier- apesar de que la posición pudiera verse romántica para cualquiera, en realidad sabía que estaba muy lejos de ser eso
Sus dedos se turnaban para deslizarse por mis caderas. Me estaba amenazando, siempre supo que me ponía ansiosa que hiciera eso, porque sentía que en cualquier momento me mataría con tan solo posar sus cinco dedos sobre mí, hacer esa acción, aprisionandome me recordaba que no podía escapar, y eso solo alteraba más mis nervios.
-Te volveré a preguntar, ¿has hecho amigos?- sus ojos asesinos me veían con fijeza y el sudor comenzó a escurrir por mi cien
-No- «solo soy una fan» pensé para verme segura y sin tartamudear a la hora de contestar
-¿Quién te fue a buscar a la escuela entonces?- empezó a hacer presión con sus manos en mis caderas
-Quien haya sido el soplón te debió dar la suficientes pistas para que sepas su identidad- apretaba mis manos en la funda del sofá, comenzaba a lastimarme
-Oh, ¿quién te está enseñando a responderme así, Xiao? ¡¿Eh?! ¡Respóndeme!- apesar de no alzar demasiado su voz, sonó lo suficiente dura como para que me erizara del miedo, me estaba revelando como nunca lo había hecho antes
Si Shigaraki decía que hiciera algo, lo hacía, si me pedía razones de algo, se las daba, y si me pedía la verdad, la confesaba aunque él nunca fuera sincero conmigo.
-¡Ya lo sabes Shigaraki! ¡Deja de hacerte el tonto!- le grite... Le grite empujándole hacia atrás, y haciendo que cayera sobre sus manos
No lo negaré, me dieron ganas de orinar del miedo de tan solo ver sus ojos ardiendo en ira por mi acción.
«Te protegeré Bakugō, no importa qué... incluso si debo soportar a este demonio»
-Jaja... JAJAJAJA- sus macabras risas me revolvieron la panza - Bakugō Katsuki es alguien peculiar... Jajajaja...- paro de golpe, y se levantó con la cabeza gacha -Pero espero que recuerdes...- se acercó a mí, se doblo y colocó su mano en mi mentón, haciendo que alzará la cabeza y lo viera directo a los ojos -... a quién le perteneces- comenzó a apretarme la mandíbula
-¿Qué planeas?- pregunto con la voz algo temblorosa
-¿No te has preguntado que tanto te has perdido en estás últimas reuniones con la Liga?
-Shigaraki ¡¿que planeas?!- grite desesperada
-Ya verás, "pulgosa"...- soltó con cinismo y dió unos pasos hacia atrás, dejándome heleda mientras desaparecía después de llamar a Kurogiri
La ansiedad me privo del sueño el resto de la noche.
¿Desde cuándo sabía de ti? ¿Quién es su informante? ¿Estaba poniendo en peligro tu vida con solo haber puesto mis ojos en ti?
Cene solo un plato de cereal, nada pesado, nada energético, pero aún así, no podía pegar mis ojos para descansar. Vi la hora en mi celular, las once de la noche.
Me levanté de un brinco, me puse mi uniforme de deportes de la escuela y mis tennis. Comencé caminando tranquila, pero no sé en qué momento empecé a subir mi velocidad, esa noche corrí, corrí tan lejos y con tanta fuerza que solo un fuerte calambre que me hizo tropezar y caer me hizo darme cuenta que estaba ya muy, muy lejos de casa.
Respiraba agitada, ¿cuantas cuadras seguidas? Creo que habían sido diez u once, normalmente aguantaba con muchísimo trabajo seis o siete, pero la adrenalina me había subido de la nada. Y ahora, aún con la punzada en mi pantorrilla, quería seguir, y eso hice, hasta la 1 de la mañana.
Al día siguiente ni siquiera considere ir a la escuela, está adolorida horriblemente, así que me quedé tirada en el sofa hasta las once de la mañana, la hora en que mi estómago me pidió de comer con urgencia.
La hora paso veloz, y pronto dieron las tres de la tarde, que si no fuera porque tocaron a mi puerta quizá hubiera considerado en seguir limpiando como loca mi pequeña pieza. Necesitaba distraer con urgencia mi cabeza, y aunque aún estuviera con dolor en las piernas, no podía detenerme.
-¿Si?- ví por el picaporte, pero solo arruinó mi día ver a la persona al otro lado -¿Qué haces aquí?- pregunté al abrir mi puerta sin quitar la cadenilla
-La profesora me pidió dejarte esto- me extendió unas hojas con una tarea que seguramente no entendería ni siquiera donde poner mi nombre
-¿Por qué tu?- termine de abrir la puerta
-Nadie más se ofreció, y al saber que yo te defendí de Kime, le pareció bien mandarme
-¡Pero tu no hiciste eso!- reclamé molesta
El castaño vió como me golpearon, como me humillaron vez tras vez, ¿y el solo ir a acusar a la rata de Kime le hace creer que me basta para que le crea que no tiene otras intenciones?
-Dime Girēn, ¿qué quieres en realidad? Tú nunca, nunca te interesaste por mí ni una maldita vez, deja de hacerte el héroe cuando no lo eres--
-Me gustas- habló apenas vio la oportunidad de interrumpirme
-No mientas- fruncí el ceño con disgusto
-Me gustas- repitió impasible
-No-. solté segura -Es solo otra broma como las muchas que me has hecho, no caeré de nuevo- asegure mientras cerraba la puerta pero metió su pie y la abrió con fuerza
-¡Me gustas!
-¿No reconoces un rechazo cuando te lo hacen, idiota?- una brusca voz nos hizo voltear a ver a las escaleras
-¿Q-qué haces...
-Creí en quedar contigo de ahora en adelante fuera de tu escuela, tu retraso me sorprende aveces, pulgosa- te acercaste imponente, te plantaste frente a Girēn, que obviamente era unos centímetros más bajo que tú -Ja... Creo que no has barrido la basura de tu terraza Xiao- sonreíste de lado y el castaño apretó los dientes molestó - Lárgate, inepto
Pasaste a su lado chocando hombros y entraste como si fuera tu casa, y aunque me confundió por un momento, pero te seguí la corriente solo por venganza.
-¿Quieres comer?- te pregunté comenzando a cerrar la puerta en su cara, y una vez fuera de su campo de vista pude respirar -¿Cómo es que siempre eres tan oportuno?- sonreí de lado algo aliviada apoyándome en la puerta
No respondiste, te quedaste de espaldas en medio de mi sala comedor
-¿Bakugō?- me comencé a acercar a ti
-¿Te gusta?- preguntaste sin verme
-¿Quién? ¿Girēn?- no respondiste, era más que obvio que te referías a él -Solia gustarme hasta hace unos meses...
-¿Pero? Siempre tienes un 'pero'- seguías ahí rígido
-Pero ya no más- asegure
-¿Por qué?- ahora sí, te giraste, quedando frente a frente
-Era cruel y me ignoraba, no valía su cara por su maltrato.
-Yo también te maltrate, ¿lo olvidas?
-Jaja, vamos, tú lo haces con todos
-No me refiero verbalmente. Te humille y lo seguiría haciendo si volvías.- confesaste firme
Una punzada en mi corazón llegó, haciéndome bajar la mirada.
-Déjame ser sincera. No planeaba regresar a ti después de que hicieras eso... Pensé que eras una basura, ja...- mordí mi labio jugando con mis manos -Pero tu mensaje... Jaja, Bakugō, tienes que entender que yo me hago ilusiones con cualquier que persona que quiera acercarse a mí, como sabrás carezco de amigos, con Girēn me ilusioné apesar de que me humilló varias veces, pero la cuarta fue la vencida, perdí interés absoluto en él. Tú tenías un ¿strike por así decirlo?
-O sea que a la cuarta me votas- alzaste una ceja
-No, estas reglas solo funcionan en personas que no conozco o que quiero conocer, pero tu estás más allá de "persona desconocida"- alce con algo de timidez mi mirada - ¿Podría atreverme a llamarte... amigo?- pregunte con temor y ambas cejas tuyas se levantaron con algo de sorpresa -Claro esta, si hubiera una cuarta vez, aunque no te "votaría", como tú dices, estaría claro que hay un problemita jajaja...- rasque mi mejilla nerviosa
-Tsk...- hiciste con tu boca, me despeinaste y avanzaste a la puerta, acechaste por el picaporte, y a punto de salir solo soltaste: -Paso por ti en dos horas, espero que estés lista para entrenar de verdad- Abriste la puerta y saliste por ella.
Respiraba sumamente agitada acostada en una banca del parque, mis piernas estaban alzadas por el reposa brazos de metal.
-Vamos... Arriba- me diste unas palmadas algo fuertes en mi frente al acercarte a dónde yo estaba tirada apunto de morir del cansancio, estabas agitado pero no tanto como yo, estabas sudando, pero no tanto como yo, esto ya era rutina para ti, y tus músculos marcados que me permitía ver tu musculera eran la prueba
Sudor escurría por todo tu cuerpo, hacía que tu playera se pegará aún más, y me dejaba ver tu abdomen trabajado que haría babear a cualquier chica que te viera así. Pero aparte mi vista, me sentía avergonzada de estarte viendo de esa manera. Pero al parecer eso a ti no te molesto, porque bufaste orgulloso.
-¿Eh? Tus ojos han sido bendecidos, pulgosa, ja!- reiste con sorna pero aún así no te volví a mirar, desvíe mi mirada al respaldo de la banca -¿No me digas que nunca habías visto un cuerpo así?- preguntaste pícaro
-Si, créeme lo he visto- confesé algo colorada
El hermano mayor ha dormido sin camisa de vez en cuando, y aunque no estará tan musculoso como tú, tenía lo suyo que me hizo casi babear en su momento.
-¡¿Ah?! ¡¿A quien andas viendo?!- te exaltaste molestó tomándome del cuello de mi blusa, y como si no pesará, me jalaste de ella, logrando sentarme
-A-a nadie... Es...- ¿que querías que te dijera? Mi rostro estaba colorandose cada vez más, con tu pregunta me trajiste a la memoria el cuerpo de Shigaraki...
-¿El tipo de ayer?- tu voz gruesa y áspera me hizo volver de mis recuerdos, pero no te respondí, solo seguí viendo tus ojos rubíes -¿Quién es él?- exigiste
-Nadie importante
-No me pareció ser "nadie"- estabas molestó, a pesar de no gritarme tu tono brusco y tu mirada me lo indicaron
-Mi her-- no, no podía decirte lo mismo que les decía a todos, tu nos habías visto besándonos, era claro que no me creerías
Me soltaste del cuello y pude esconder mi rostro entre mis piernas. Entonces te sentaste frente a mí.
-¿"Her"?- preguntaste al ver qué me callé de golpe
-Her-hermanastro...- confesé sumamente avergonzada
-Ja, no eres una santa, pulgosa- comentaste entre burlón y asombrado
-No es como si tuviera opción de negarme- murmuré, pero por tu silencio se que me oíste claramente -No importa cuán harta este de él, igual no puedo huir.
No dijiste nada, y pensé que te irías o me tacharias de estúpida, pero no lo hiciste, más bien, el sonido de pequeñas explosiones me hizo alzar un poco mi cabeza para ver qué era lo que hacías.
Estabas sentado casi en la misma posición que yo, con una de tus piernas doblada y la otra estirada, tu brazo derecho estaba recargado en el respaldo de la banca, y tu mano izquierda estaba generando pequeñas explosiones, que podían simular un pequeño espectaculo de fuego artificiales.
Quedé hinoptizada viendo el pequeño show de luces en tu gran mano.
-Es hermoso...- solté acercando mi mano lentamente
-¡Eh! ¡¿Que haces, tonta?! ¡Te quemarás!- me regañaste cerrando tu mano de golpe
-No, no, ya lo sé, vuelve a hacerlo,- te pedí viéndote a tus ojos descontentos por mis palabras -Porfavor, confía en mí. ¿Sí?- y por un breve momento, me pude ver reflejada en tus orbes rojo sangre
-Tch, primera y última vez que te obedezco- desviaste tus ojos con un leve sonrojo que ame
-Gracias- y con toda la confianza del mundo, acerque mi mano a la tuya, recibiendo un leve respingo de tu parte que me hizo soltar una leve risa, eras como un gato arisco, entonces deslice mi mano desde tu muñeca hasta abrirla completamente
Sentí el calor emanar de ella, y oí una repentina exhalación de tu parte al sentir mi mano en la tuya. Deslice mi mano por debajo de la tuya y entonces, al mismo tiempo en el qué las explosiones comenzaron, neblina de mi mano pronto cubrió tu palma, dando la ilusión de que eran fuegos artificiales atraves de las nubes
Nos quedamos en silencio por un breve tiempo, solo observando, tranquilos, calma alrededor, como si no hubiera nada más de que preocuparnos más que ver el pequeño show.
-Es tibia- soltaste algo sorprendido con tu ceño fruncido
-Sí, ya que absorbo el calor del suelo, mi niebla puede llegar a ser caliente
-¿Qué tan caliente puede ser?- preguntaste volteando a verme, estábamos tan cerca, pero eso no nos importo
-Mientras más caliente sea el ambiente o más húmedo, puedo llegar a sofocar a una persona
-¿Lo has hecho alguna vez?- alzaste una ceja cuestinandome y yo asentí -¿Qué tanto?
-La desmaye...- mordí mi labio
-¿Puedes derretir cosas?
-No lo se, nunca lo he probado, sería muy extremo ¿no?- me preocupe, ¿cómo es que querrías que derritiera a una persona?
-No, no a un humano, objetos, como metal
-¡Oh! Claro, jaja, a eso me refería, si, objeto...- rasque mi nuca
-Ja, maldita sádica- comentaste divertido -Bien, está decidido- cerraste tu mano parando con tus bombitas y yo te seguí con la mirada mientas te parabas
-¿Decidido qué?
-Cómo entraras a la UA, tengo por lo menos una semana para establecer una rutina de entrenamiento mientras no este, así que más te vale ir pensando cómo pagarme,- colocaste tu mano en tu cintura y la otra me la extendiste -Arriba, pulgosa
-E-espera, más lento, ¿irte? ¿a donde?- tome tu mano preocupada poniéndome de pie
-Ya lo sabrás, pero no es momento de holgazanear, ahora sí, comencemos con lo duro- finalizaste sádico comenzando a explotar bombas en tus manos
-Es-espera ba-bakugo- intenté retroceder
-Jajaja, te mostraré lo que es una verdadera pelea, pulga- reiste ronco -¡Ahora muere!
Capitulo largo para compensar mi ausencia :') me extrañaron? Jaja, vale no. Espero les haya gustado el capítulo, no se olviden votar si así fue ^^
¿Adivinan que arco del anime viene? Jaja, los leo!
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