Q [¿quién?]
Dedicado a esta linda personita LalaMary101
Me restregaba la cara con fuerza mientras el jabón aumentaba en espuma y se me metía a la nariz y ojos. Pero no importaba. Por fin me detuve, me heche agua a la cara descuidadamente, mojando mi playera que usaba para dormir y salpicando alrededor mío. Entonces, pare para verme al espejo.
No importaba cuánto lavará mi cara, está siempre sería horrenda, no importaba cuánta crema usará en mi rostro, este siempre se descamaba. Horrible y extraño acné el que me tocó padecer.
"—Lastima que no es guapa."
"—Por una vez que admitas que no todos nacen con atractivo no pasará nada. Es la verdad, apuesto a que ella ya lo sabe."
"—Me siento mal por ella."
Esas palabras resonaban en mi cabeza, y solo podía apretar el lavabo en mis manos con furia y tristeza.
¿Por qué? ¿Por qué mamá y papá me habían hecho tan horrible? ¿Acaso hice algo malo en mi vida pasada? ¿Por que tengo la vida que tengo y la "familia" que me tocó? Si él no me hubiera rescatado, ¿donde estaría ahora? Si él hermano mayor no me educara como lo hizo hasta ese momento, ¿cómo sería mi personalidad? ¿sería más fuerte?
Si hubiera sido guapa seguramente nada sería como lo fue, hubiera cambiado aunque sea la mitad de mi vida como mínimo.
Desde el primer momento te hubiera hablado porque sería confiada, desde nuestro primer encuentro me hubiera acercado a ti. Quizá cuando nos vimos en la escuela los chicos hubieran sentido envidia y no lástima al enterarse de que te tome una foto y que al parecer era tu fan.
Quizá no te hubiera dado miedo o incomodado si una chica guapa te seguía por admiración. Quizá hubiera estando llendo a tomar un helado contigo después de nuestro gran reencuentro y no llendo a hablar con el hermano mayor y muy probablemente esperar un castigo al enterarse de que si me cacharon y que quizá no fui tan discreta.
—¡AHRG!— con furia después de ver por un buen rato mi rostro, lance al suelo todo lo que había en el lavabo, mi cepillo, mi peine, algunas cremas, la pasta dental, todo, quedó regado en el suelo
La niebla a mi alrededor empezó a surgir con espesor ante el vapor de la ducha de la que acababa de salir. Me agache en el suelo mientras lloraba con frustración.
Pero no tuve mucho tiempo para lamentarme esa vez, porque el celular en mi recámara sonó.
Me levanté y salí con la niebla a mi alrededor.
Tome el teléfono en mis manos para contestarle.
—¿Dónde estás?
—En casa, ¿donde más?
—¿Por qué no has llegado?
—Dame diez minutos ¿si? No es como si tuvieras a dónde ir.
—Apresurate, y espero que tengas lo que acordamos.
Y colgó.
¿Quién se atrevería a desafiarlo? Él era su favorito, siempre lo fue, yo solo fui un instrumento fallido y abandonado al ver qué resultaba inútil. Pero apesar de eso, muy en el fondo estaba agradecida porque no me hubiera matado por no serle de utilidad, se responsabilizó de haberme recogido.
Le debía mucho apesar de negarlo constantemente. Y lo sabía, en el fondo lo sabía, por eso tampoco me alejaba de ellos por completo.
Sin secar mi cabello o siquiera arreglarlo, me coloque una sudadera gris con capucha, mis pantalones negros favoritos y mis tenis, metí mi máscara dentro de una pequeña mochila y salí de mi pequeño departamento.
Camine por un buen rato hasta que por fin llegué. Hace una cuadras atrás que me había colocado la máscara en un callejón.
Toque la puerta con el código y enseguida se abrió.
—Hola.
—¿Que me conseguiste?— pregunto dándose la vuelta y caminando a la barra
—No mucho...— conteste con voz bajita, temiendo su reacción mientras colocaba las fotos que había impreso horas atrás en la barra junto a él, y enseguida me aleje unos pasos
—¿No... Mucho?— hubo un breve silencio de su parte, poniéndome en alerta —¿Sabes... Lo riesgoso que fue... Dejarte ir al nido de pestes?
—¡No paso nada! ¡Present Mic estaba al pendiente de que no se tomarán fotos! ¡Hice lo que pude, lo juro!— pegue mi mano a mi pecho mientras suplicaba su compresión
Pero no la pude obtener esa vez. El vaso que tenía en su mano con una bebida que no conocía se desintegró a los pocos segundos de poner sus cinco dedos en el.
—Shi-shigaraki...— exclamé con cierto miedo al ver qué se levantó y camino a mi con lentitud, apesar de la mano de padre en su rostro, podía sentir sus ojos clavados en mi
—¿Cómo me llamaste?— se acercó más a mí y termino por acorralarme contra la puerta, retirándose la mano de la cara y sosteniendo su aterradora mirada
—Her-hermano mayor...— respondí con mi voz temblorosa bajando mi cabeza
—Bien, ni se te ocurra decir mi nombre.— tomó mi mentón y alzó mi cabeza hacia él —Ya te he dicho cuánto odio que uses mascaras de cara completa.— susurro contra los labios de plástico que moldeaban los míos
Podía sentir sus intenciones de querer deshacer mi preciada y hermosa máscara que me habían mandado a fabricar. Me encantaba porque, aún que mi rostro no fuera bello, cuando me colocaba mi máscara blanca con espirales me sentía hermosa, aunque por dentro de está no lo fuera.
—Ya lo quito.— resignada, la alce poco a poco, dejando al descubierto mi rostro por completo, sintiéndome cohibida frente a él
—Así me gusta.— una maniaca sonrisa se dibujo en sus resecos labios y finalmente, los pego a los míos
Cómo siempre, yo no podía hacer nada más que corresponderle. Si me rehusaba, terminaría muy muy mal.
El beso que empezó lento pronto se intensificó y sentí su lengua entrar en mi boca, haciendo que diera un pequeño saltó por la brusquedad con la que lo hizo. Había mordido mi labio con fuerza para que abriera mi boca.
—Mmm... Shi-shiga...— hablé entre el beso
Yo ya no quería continuar, estaba deprimida y sentir como me usaba solo para calmar sus deseos me hacía sentir peor.
—Calla...— colocó su mano en mi rostro, obviamente, no tocando lo del todo, y su otra mano descansaba contra la puerta
Pasaron los minutos entre besos, y por fin, libero mis labios, quedando ambos sin aire.
—Adoro tus visitas cuando son así.— me dio otro corto beso y yo solo pude dejar que lo hiciera como si fuera una simple muñeca, un maniquí
—Creí que las odiabas.— jadeaban tomando aire y bajando la mirada.
—Cuando llegas y solo hablas, aburres. Cuando te dejas...— deslizó su dedo indice por mi mejilla —Es entonces cuando lo disfruto.
—Puedes hacer lo mismo con toga o con cualquier otra.— lo vi a los ojos, mostrando claramente mi incomodidad —Yo soy ilegal.
—Jaja, ¿desde cuándo nos preocupamos por hacer las cosas conforme a la ley?— se despegó de mi y camino a su lugar de siempre
—Si Padre se entera...
—No lo hará.— me interrumpió mientras se colocaba de nuevo la mano en su rostro
—Pero si llegará a saberlo...—
—¡Si abres tu boca date por muerta!— pego con fuerza la mesa haciéndome dar un saltito del susto
¿Muerta? ¿Así de desechable era? No era nada... El día en que se aburriera de mis labios me votaría a un lado. Así es fue mi vida, así siempre ha sido. Nunca había tenido opciones, siempre fui solo un sucio y reemplazable instrumento.
—Ya veo.— apreté mis labios con fuerza conteniendo mis lágrimas
Y sin decir más, me di la vuelta y salí corriendo de ahí sin importarme que no me había colocado la máscara.
Corrí por las calles donde no había ya ni un alma, después de todo pronto sería medianoche. Mejor así, me muevo mejor en las sombras, fuera de la vista de los demás.
Llegué hasta la academia U.A. sin fijarme del rumbo. Era tan majestuosa como los estudiantes que allí estudiaban.
"Yo quiero... ¡Yo quiero acabar con todos los malditos villanos! ¡Quiero se un héroe! ¡Y luchar a su lado!" Pensé en ese momento.
—¡Lucharé a tu lado, lo juro!— grite con determinación al edificio que estaba oscuro y solo unas cuantas luces lo alumbraban.
—Hey, creí dejarte claro que no te quería cerca.— una voz entre las sombras de los árboles de la academia me hizo dar un brinco del susto —Jaja, si te asustas así por nada, no creo que puedas ser héroe.
Y saliste de entre ellas, apareciendo por el portal. Estabas con una musculera negra, sudado, con una mochila... ¿Estabas entrenando hasta esa hora?
—¿Te comió la lengua el gato o te la tragaste al gritar a un pedazo de cemento?— comentaste burlón mientras te secabas el sudor con un pañuelo que tenías en tu mano
Pero yo no podía decir nada. Sí, mi lengua enmudeció ante tu imponente presencia, pero no de temor como lo hacía por Shigaraki, no... Era silencio en señal de respeto.
—¿Quién eres mocosa? ¿Me lo dirás de una maldita vez?— preguntaste con el ceño fruncido de repente y viéndome de arriba abajo
En otro momento hubiera estado hecha un manojo de nervios porque me vieras como estaba ese día. O quizá por el hecho de que me encontraste gritándole a un edificio. Pero esa noche no me importaba nada de eso.
—Soy... ¡Soy la fan de Bakugō Katsuki que llegara a luchar a su lado! ¡Espera por mí!— grite decidida haciendo una reverencia
Te quedaste en silencio sin decir nada.
—Tch...— creía que te había molestado, pero no me importo mucho porque ya había definido mi objetivo próximo —¿Entras el próximo año, cierto?— oí tus pasos acercarse y yo me enderece poco a poco asintiendo —Espero que tu quirk sea bueno entonces, ¡por que no aceptaré a cualquier extra como compañero!— me gritaste a la cara a mientras cerraba mis ojos
—¡No-no te defraudaré!— juré bien plantada, como si frente a mi estuviera el coronel de la milicia
—Bien, porqué...— abrí mis ojos poco a poco mientras te caché dándome una vuelta y viéndome de pies a cabeza, haciendo que mi corazón latiera de los nervios —Te hace falta mucho si quieres entrar.
Sabía que mi cuerpo no era el mejor, no estaba para nada en forma. Era un desastre con patas.
—¡Lo sé! ¡Me esforzaré!— volví a jurar
—Bien, entonces concéntrate en eso y no en tu estúpida fea cara.— escupiste tus palabras y me lanzaste un trapo algo húmedo con olor a dulce, delicioso caramelo...
Lo pegue e inhale cerrando mis ojos disfrutando el aroma. ¿Que tenía? ¿Lo habías remojado en agua dulce?
—¿Pero que rayos haces pervertida?— oí tu voz como de horror a un lado mío
—Huele a caramelo.— dije con una sonrisa mientras disfrutaba del aroma
—Es mi sudor.
Me congelé y mi respiración se detuvo así como mi corazón. La sangre subió con rapidez a mi cabeza y mis orejas quedaron coloradas.
—¿Q-q-qué?— gire mi rostro lentamente a ver tu cara de diversión y repulsión a la vez
—De verdad eres como un marciano.
—¡Pe-pero el olor...!— intenté excusarme
—Es mi nitroglicerina, estúpida.
—Oh por dios, oh por dios.... ¡Perdón!— hice un par de reverencias sumamente avergonzada por mi acto
—Da igual.— oí un bufido divertido —Te lo dejo.— me diste la espalda y comenzaste a caminar
—¡¿Eh?!
—¿¡Dices ser mi fan y no aprecias un regalo de tu ídolo!?— te giraste y gritaste con furia
—¡Oh, cierto! ¡Gracias Bakugō-senpai!— lo aprete contra mi pecho —¡Lo cuidaré! ¡Y si se le va el olor te lo regresaré para volver a llenarlo de el!— dije sin pensar, el olor a caramelo era su sudor, básicamente le estaba pidiendo que lo sudara y me lo diera... ¡Que mal sonó eso!
—Ja, escucha marcianito, más te vale no obsesionarte conmigo, se que es difícil pero no lo hagas o te hechare de mi lado.— empezaste a caminar de nuevo pero de espalda, sin despegar tu divertida y orgullosa expresión de mi colorado rostro
—¡No lo haré!— prometí, aunque creo que ya era algo tarde, je...
—¡Se supone que ya lo estés!— seguías caminando de espaldas, pero lo hacías lento, como si no quisieras alejarte rapido
—Jeje...— una risa traviesa se escapó de mi boca mientras sonreía tímida, me atrapaste. Y creo que te diste cuenta de lo que pensé porque frunciste solo una ceja como sorprendido —¡Linda noche senpai!— grite mientras me gire y corrí veloz, saliendo de tu campo de vista
¿Quién soy? Tu fan número uno.
Gracias por leer ^^
Espero les este gustando, voy a dejar lunes y jueves para publicación de capitulo nuevo.
No se olviden de votar si les ha gustado ^^
Liianshi ¡cambio y fuera!
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