Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

{14}

Una fianza. Un acuerd

La respiración me falla. No puedo controlarla, me es tan difícil debido a la opresión que siento en el pecho. Como si algo pesado, de pronto cayera sobre el.
Camino con paso rápido y con la mente nublada, escucho en lo más lejano de mi cabeza, aquellas voces que gritan mi nombre, pero no me detengo, lo último que me cruza por la cabeza en ese momento, es detenerme. Giró a la derecha en su búsqueda, hasta que mis ojos logran encontrarlo a punto de entrar a su oficina...me acerco.

—Joven Gotti. Qué coincidencia verle, estaba a punto de...—pero antes de que pudiese terminar, me adelanto y le propinó un fuerte golpe en la mejilla que lo hace girar la cabeza.

—¡Jungkook!—escuchó gritar a Santiago completamente sorprendido.

—¡¿Donde está?!—grite vaciando mis pulmones—¡¿Donde la tienes, maldito enfermo?!

El señor Masini se incorpora tomando con una de sus manos, aquella mejilla donde recién había recibido aquel impacto. Me observa con recelo, pero sé que se contiene. Se que se está conteniendo.

—No sé de que habla.

—De Dionora—espete tomándole del cuello de la camisa—¿Dónde tiene a Nora? ¿Qué le hizo?

—Jovencito, es un pésimo momento para tal actitud—me dice alejándome con firmeza, luego se acomoda la camisa y se coloca con la cara en alto—Sus padres, están aquí.

Ahí supe porque se contenía.

—¿Qué?—es lo único que me atrevo a decir incrédulo ante sus palabras.

Por un segundo me quedo inmóvil, y por fin me atrevo a observar a mis dos amigos que se encuentran igual de petrificados que yo.

—Sígame, lo llevaré con ellos. Deben estar esperando en el comedor—mencionó pasándonos de largo. Ignorando completamente mi falta.

—Escuchen—susurro llamando a ambos antes de seguirlo—Hablaré con mi padre, haré que nos ayude.

—¿De que estás hablando?—me cuestiona Santiago—Tus padres vinieron por ti. Es tu oportunidad para salir, no debes desaprovecharla.

—Habló de que, vamos a entrar a su oficina. Ahí debe haber algún indicio de su trabajo sucio, no me voy a ir de aquí hasta tener mi verdad—respondí firme—Así que, Ithan, quiero que estés preparado para abrir la puerta una vez termine.


Con cada paso que damos, puedo escuchar como la madera cruje un poco. Divago por el tétrico lugar para evitar mirar al rector, quien camina al frente mío para llevarme directamente con mis progenitores. De alguna manera me hace recordar mi primer día. ¿Estaba nervioso? ¡Era un manojo de nervios!. No sabía que me esperaba ahí dentro. Pero más allá de mi nerviosismo puro, una tenue emoción recorría las venas de mi cuerpo para bombear mi corazón a tope.

—Compórtate, y dejaré pasar lo recién ocurrido—me amenazo el rector antes de abrirme paso al comedor del internado—Nada de juegos conmigo, jovencito.

Lo mire entrecerrando los ojos para desafiarle al escucharlo llamarme así. Trague en seco y me prepare mentalmente antes de atreverme a entrar. Pie derecho, pie izquierdo. Uno, dos, tres, cuatro...cuatro pasos fueron suficientes para dar con ellos. La felicidad llegó a mi cuando observé a mi madre sonriéndome con plenitud, y a mi padre realizando un vago ademán para pedirme que me sentara. Antes no podría admitirlo ni en lo más oscuro de mis pensamientos, pero, había extrañado tanto verlos, oír su voz.

—¿Qu-qué están haciendo aquí?—hable tropezando con mis propias palabras luego de tomar asiento.

—Ah, mi bebé. Haz adelgazado tanto—murmuró mamá—También creciste como cinco centímetros. Te has puesto más guapo, y yo ni siquiera estuve presente—soltó reteniendo un par de lágrimas.

—Magdalena, hablamos de esto en el camino. Nada de dramas o harás sentir mal al niño.

—Lo siento, no pude contener mi felicidad.

—¡Ta dan!—expresó papá lanzando un sobre color hueso a la mesa.

—¿Qué es...

—Ábrelo—pidió señalándome con la mirada.

Yo hice lo que indico. Tomé el sobre entre ambas manos, y con cierta curiosidad lo abrí, sacando una hoja del interior. Automáticamente mi entrecejo se frunció, y luego de leer, el impacto llegó a mi y me golpeó en la cara como un boxeador.

—Tú orden de salida. Nos iremos directamente a casa. Hablaré con el rector Masini una vez vayas por tus cosas. Cómo te dije, voy a sacarte cuanto antes de esta basura.

—¡¿Eh?! ¡¿Cómo la consiguieron?! Acaso...¿Sophie despertó?—cuestione con la esperanza a flor de piel.

Mis padres se voltearon a ver al instante, dedicándose una mirada confidente que no llegue a descifrar por completo. Luego, mi padre se aclaró la garganta cuando llevo su puño cerca de su boca, se acomodó nuevamente en su asiento y soltó un largo suspiro antes de hablar.

—Sophie...no logró despertar, Jungkook.

—¿Qu-qué?—balbucee sin poder creer lo que recién había escuchado—¿Estás diciéndome que ella...

—Falleció hace unos días, hijo—fue esta vez mi madre la que completó aquello que yo no me atreví a decir. Lanzándome una bomba directamente al pecho.

Y ahí estaba yo.

—Bueno, los doctores dijeron que se necesitaba un...milagro—continuó papá—El impacto fue en su cabeza Jungkook, era difícil que despertara.

Mordiéndome la lengua para no soltarme a llorar ahí mismo.

—Tú padre, de alguna manera consiguió hacer hablar a Dimitri, contó a los policías que fue lo qué pasó en realidad, y por supuesto, tal testificación fue favorable, así que, movimos un par de influencias y...henos aquí.

—Yo...

Diciéndole adiós en silencio mientras el corazón se me dividía en un millón.

—Querido, sé que es doloroso y difícil de procesar. Pero vendrás a casa con nosotros. Es lo único que importa en estos momentos—mencionó mamá colocando su mano sobre la mía como intento de consuelo, pero era inútil—Tus abuelos están tan felices que viajaron desde Corea sólo para verte. Después de todo este agobio, volveremos a estar bien, todo volverá a ser como antes.

«¿Todo volvería a ser como antes?» Me cuestione.
¿Cómo hacerlo? Si me despedía del amor más grande de mi vida. Ahora debía pretender no haberla conocido, debía prohibirme decir su nombre. No volvería a verla, no volvería a abrazarla jamás, no la escucharía reír de nuevo, y todo era por culpa mía.

Supongo que esa es la parte jodida del amor, esa que nadie menciona para advertirte antes de lanzarte sin paracaídas al vacío.

Baje la mirada hacia ese papel que por tanto tiempo había anhelado, una lágrima silenciosa recorrió mi mejilla y se hundió en él. Quería hacerlo, deseaba más que nada salir de este horrible lugar y hacer de cuenta que todo había sido una horrible pesadilla de la que por fin había despertado, de verdad quería que todo fuera como antes. Pero entonces...Santiago e Ithan cruzaron por mi cabeza, Renata estando en peligro se dibujó en mi mente, el rostro de Dionora se plantó firme en mi corazón. ¿Podría? ¿Realmente podría actuar como si nada hubiese pasado? Apreté los puños con fuerza, arrugando los papeles. Si todo salía mal, me arrepentiría después. Aún así...

—Una semana, padre—hablé tragándose el nudo formándose en mi garganta, y pude ver el cambio instantáneo en las expresiones de ambos—Denme una semana. Es todo lo que pido.

—Creí que querías salir de aquí lo antes posible, hijo—hablo mamá con la voz temblorosa, se soltaría a llorar ahí mismo, lo sabía—¿Qué te hizo cambiar de opinión?.

—Mamá—murmure envolviendo su mano con la mía—Hay algo muy raro en este lugar. El señor Masini; sospecho que está involucrado en algo muy grande e ilegal.

—Por favor, Jeon—espetó papá golpeando la mesa—¡No puedes decir cosas así sin pensar!, Podrían demandarte por difamación. ¿Puedes dejar de meterte en problemas por una vez en tu vida?

—Padre, por una vez, escúchame y confía en mi—dije mirándole con ansía—Nunca te he pedido nada realmente, mucho menos tu ayuda, ni siquiera lo mencioné cuando me encerraron en este lugar. Pero esta vez, te lo pido. Ayúdame, por favor—le supliqué acercándome a él—Podrías, no sé, conseguir una orden de arresto en su contra.

—Bien—suspiró exhausto, dejándose caer sobre el respaldo de la silla mientras sobaba sus ojos—Supongamos que puedo hacerlo. ¿Bajo que cargo, Jungkook?

—Homicidio—respondí.

—¿Homi...? ¡¿De qué rayos me estás hablando, Jeon?! ¡¿Te volviste loco?!—cuestionó volteando a mirar a mi madre—¿Mi hijo se ha vuelto loco?

—Cariño, por favor—le interrumpió mamá tomándole de la mano para calmar las cosas—Escúchalo primero, seguro hay una buena razón para pedir tal cosa; Hijo, ¿Por qué culpas a ese hombre de algo tan delicado? ¿Como llegaste a esa conclusión?

—No puedo darles los detalles aún, porque no los tengo—dije maldiciéndome internamente—Pero sé quien los puede ayudar.

—¿Quién?

—El juez que me metió a este internado.

—¿Vittorio? ¿Qué tiene que ver Vittorio en todo esto? ¿Como podría relacionarlo en un asunto del que mi hijo está alucinando?—se quejó mi progenitor—Podría incluso alargar tu estancia aquí.

—Sólo dile, que su hija Dionora. Desapareció.

Papá volvió a suspirar. Inhaló y después exhaló con pesadez. Bajo la mirada, luego, me miro de vuelta. Apretó la mandíbula.

—Una semana, Jungkook—dijo mirándome seriamente, causando un alivio en mi—Es todo lo que puedo darte. En una semana regresaremos con una orden para revisar cada rincón de este horrible lugar, y culparé al director de lo que estás diciendo.

—Gracias, gracias. ¡No voy a defraudarte!

—Más te vale, Gotti. Quiero pruebas. No me hagas quedar mal. Estoy poniendo mi reputación en juego por ti, si fallas, yo fallo, y si yo fallo, vele diciendo adiós a tu futuro.

—No lo haré. Lo prometo—dije negando repetidas veces con la cabeza—Pase lo que pase, haré que por fin te sientas muy orgulloso de mi, padre.

—Ya lo estoy, hijo. Ya lo estoy—susurro.

Pero yo pude escucharle.

Las puertas del salón de visitas fue cerrado a mis espaldas una vez puse un pie en el pasillo de afuera. Ese aire que me había esforzado por retener fue liberado haciéndome respirar nuevamente. Es aquel, es ese preciso momento donde no logró hacer otra cosa más que derrumbarme y soltarme a llorar sin vergüenza alguna mientras mis pasos son continuos. Ithan y Santiago no tardan en acercarse a mi con preocupación, los escucho, logro escuchar sus cuestiones acerca de mi estado actual, pero no logró articular ni una sola palabra. Ahora sólo recordaría la primera vez que la había visto, porque recordar la última me ponía peor.

Ella.

Se fue y dolió tanto.
Pero la única forma de dejarla ir...

Era aceptándolo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro