Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

{11}

Aquel silbid atemorizante


        Leía y releía aquellas preguntas que parecían estar escritas en griego sobre esas delgadas y algo viejas hojas de papel, mordía la goma del lápiz o de vez en cuando miraba al techo como si en él estuviesen plasmadas todas las respuestas a tales cuestiones. Nunca había sido bueno si de literatura se trataba, no me gustaba leer a diferencia de Nora. A ella siempre se le veía con al menos un libro en manos.

Dionora.

No podía dejar de pensar en ella, en si se encontraba bien, en si de verdad había escapado o... ¿Sólo había estado jugando conmigo? ¿Me había utilizado como todos decían?

—Pss—escuche a mi lado llamando por completo mi atención. Desinteresado me giré topándome con la mirada de Santiago traspasando mi cuerpo.

—¿Qué?—articule en un susurro.

—No entiendo absolutamente nada. Pásame la respuesta de la cuatro—murmuro con cuidado.

—Es la A)—respondí.

—Es una pregunta abierta, sopenco.

—¿Por qué crees que lo sabría?—le contesté a la defensiva.

—¿Acaso no tenías buenas calificaciones en tu escuela?—soltó mirándome de mala gana.

—¿Qué? ¡Tuve los mejores tutores de Venecia!—me quejé.

—Pues no parece.

—¿Quieres morir?—amenace.

—Joven Heredia, Joven Gotti—llamó la profesora Ericka tomándonos por sorpresa— ¿Ya han terminado? O ¿Prefieren salir al pasillo para platicar con libertad?

—¿Se puede?—respondí cínicamente—Porque, enserio, enserio no enti...—pero antes de poder terminar, recibí un golpe en el brazo de Tiago, y entendí que había sido sarcástica—Perdón, guardaremos silencio.

—Eres un tonto—me susurró burlesco antes de regresar su mirada al examen.

Hasta que el tiempo se nos vino encima; y cuando la hora de literatura llegó a su fin, todos los alumnos salieron despavoridos del salón hasta el patio principal en busca de aire libre, la materia y el salón de clases eran sofocantes.
En cambio, los gemelos y yo nos encontrábamos, de alguna manera sin ánimo alguno, ninguno de los tres coincidía con las respuestas del otro.

—La profesora Ericka parece un ángel por fuera, pero es un demonio por dentro—soltó Ithan guardando las manos en su pantalón. Pateando lo que parecía ser una roca invisible.

—Su examen parecía estar en chino, sin ofender Jungkook.

—Ya te dije Santi, que soy Coreano. No chino.

—Oh, pues perdón, pero no noto la diferencia—soltó al momento en que se cubría abruptamente con la mano—Maldita Sea. ¡Casi me quedo ciego!

—¿Ahora qué?—cuestione pasando a su lugar, en busca de aquello que lo había deslumbrado. Coloque mi mano, quien fue iluminada con una pequeña luz en tonalidades verdes.

—Parece ser...—murmuró Ithan acercándose—Oh Dios, ayúdanos —soltó Ithan.

—¿Qué? ¿Qué encontraste?—expresó su hermano acercándose curioso, e Ithan tendió su mano mostrándonos tal objeto—Eso es...

—El broche de Nora, si—respondió brindándomelo.

Lo tomé para observarlo cuidadosamente.

—Está roto—murmuré llamando la atención de ambos.

—¿Y qué con eso? ¿Significa algo en concreto?—preguntó Santi.

—Eso significaba que al menos hubo un poco de fuerza o algún fuerte impacto resultado de alguna aversión—explique mostrándoles—Este broche no es tan fácil de quitar como parece, por ello es más difícil que se caiga por si solo sin brindarle algo de empuje. Además...los diamantes, faltan los de la ala izquierda, es como si alguien los hubiese quitado a propósito.

—Vaya que tienes madera de abogado. Igualito a tu padre—dijo Ithan palmeando mi hombro.

—Amigo, fui hecho para ser mi padre—respondí bajando la mirada.

—Déjame adivinar...mmm—divago el castaño—Aún crees qué hay algo sin descubrir, que no escapó.

—Correcto. Pero ni siquiera sé por donde debo empezar a buscar—dije acompañado de un suspiro.

Tratando de no enfocarme tanto, guarde aquel broche en el bolsillo de mis pantalones cortos y camine con los gemelos detrás de mi con destino al dormitorio.

—¿Y...te gusta?—hablo nuevamente—No lo sé. Hablo de que...¿No has pensado en dedicarte a otra cosa diferente a tu padre?

—Si, tal vez doctor, o maestro—completo Ithan.

—En realidad, creo que ser abogado es lo único en lo que sería bueno—conteste bajando la mirada—Es lo único con lo que me han permitido familiarizarme.

—Nora me dijo que podrías llegar a ser un excelente y famoso cantante—interrumpió una voz a nuestras espaldas.

Los tres no pudimos evitar no girarnos abruptamente.

—¿Nos estabas espiando?—le cuestiono Santiago—No te enseñaron en casa que es malo escuchar conversaciones ajenas niña malcriada.

—Ay por favor, no vales todo mi tiempo—respondió la española con una sonrisa ladina, la cual hizo que Tiago rodara los ojos. Esta de más decir que esos dos no se toleraban en definitiva—Pasaba por aquí, acabo de salir de la oficina del rector.

—¿Si? ¿Y que fue lo que te dijo?—pregunté tomando un inoportuno interés.

—¿Nora o el rector?

—El rector Renata. El rector—espetó Santi sacado de quicio.

—Me nombró la nueva encargada de las mujeres debido a la ausencia de Nora. Y me dio esto—explicó mostrando un broche de mariposa idéntico al que recién habíamos encontrado.

—Renata, debes deshacerte de él—hablo Ithan al instante. En su rostro se pudo ver el desconcierto.

—Oye, se que está muy pasado de moda, pero no es tan feo—soltó la chica sin entender nada—Además, aunque me oponga debido a que siento que estoy traicionándola, debo hacerlo, es lo que hace sobresalir a la encargada.

—Pero...

—Debo irme, no debería estar hablando con ustedes porque el toque de queda esta cerca.—dijo dando media vuelta, pero antes de siquiera dar otro paso se detuvo, y nos miró por encima del hombro—¿Saben? No son tan tontos como pensé. Creo que, fui algo descortés la última vez, y lo correcto es disculparme—expresó dejándonos aturdidos—Bueno...—divago con una sonrisa y luego de colocarse el broche sobre su saco, se marchó.

—Todo esto es malo—murmuró el rubio—No tengo idea de porqué, pero presiento que es malo.

—Si, compartimos el mismo presentimiento hermano—contesto Tiago—Ahora que ella es encargada, será más insoportable—soltó haciendo que Ithan pusiera los ojos en blanco.


El ambiente se siente algo pesado. Las luces se han apagado ya una hora antes luego del toque de queda, pero no me atrevo a siquiera intentar.

—¿No puedes dormir?—escuchó murmurar a Santiago a mi lado con los ojos cerrados y la cobija cubriendo todo su cuerpo.

—Me temo que...no dejó de pensar en ella—le contesté.

—¿Hablas de Nora?—me cuestiona en un balbuceó y yo asiento.

—A veces me digo a mi mismo, que ella no significa nada, y que lo que sea que llegamos a tener, no me atrapo.

—¿Pero...?

—Pero ahora que no está, simplemente me...siento encerrado—comienzo sintiendo como la tensión que he estado guardando, se libera.

—Estamos encerrados, literalmente.

—Es distinto. Me digo, que ella no me importa tanto como creo, pero siento como si me asfixiara, y no parara hasta que vuelva a ver aquellos ojos azules cielo.

—Dices que...¿Fue amor a primera vista?

—Nunca he creído en el. Pero si sé, que todo mi cuerpo tembló la primera vez que la vi. Sea a amor a primera vista, a última vista, a cualquier a vista, da igual. Pero pasó. El tiempo...colapsó. Era la mirada correcta, una mirada que me hizo estrenar sentimientos.

—Sigo sin entenderte—me susurró sin mirarme, sonriendo burlesco.

—Si, a primera vista, al mirar su superficie...alcance a ver su mayor profundidad. ¿No te parece algo., extraño?

—Las chicas no dicen que es...¿Romántico?.

—No estoy enamorado. Pero entonces...¿Qué es está sensación en mi pecho?

—Podrían ser...¿Taquicardias?

—¡Santi!—me quejé intentando no reír.

—Lo sé, lo sé, perdón—dijo incorporándose en la cama—Y ahora que, tú y Nora, ya sabes...¿Qué pasa con Sophie?

—La ultima vez que hable con ella le dije que, me había desecho de aquello que sentía por ella. Y ahora...ni siquiera sé si despierte.

—Lo hará. Ten fe en que lo hará.

—Agh. ¿Qué se supone que haga ahora? Nunca la tuve, pero ya la perdí. Y duele.

—Es que, la quieres.

—¿La quiero? ¿Eso es tan siquiera posible?

—Así es. Sólo el amor lastima así, Gotti—susurró.

—Entonces, supongo que realmente me gusta demasiado. Porque duele.

Repentinamente mis ojos se abren dejándome ver el techo blanco iluminado con la luz de la luna apenas visible entrando por la ventana. Ni siquiera supe cuándo es que me había quedado dormido luego de aquella plática sincera con uno de los Heredia.

Siento un vacío en el pecho con cada respiración que doy para regularizar.
Con pesadez me incorporo en el colchón y me descubro haciendo la cobija a un lado, recargo mi espalda en los tubos de metal que tengo por cabecera y que en realidad son más cómodos de lo que aparentan, divago con la mirada hasta toparme con aquel broche de mariposa sobre el pequeño buró que comparto con Santiago. Sin saber exactamente porqué, lo tomó entre mis manos y un pensamiento efímero pasa por mi mente:

"El rector dijo que sabía lo que ella planeaba hacer esa noche, que no iba a permitirlo porque de lo contrario alguien iba a hacerle daño a él"

Aquellas palabras siguen y siguen haciendo eco en mi cabeza. Dando vueltas y vueltas y vueltas como un auto de juguete en una pista de carreras. Y me pregunto; ¿Qué habrá querido decir exactamente? Tenía que haber algún mensaje clave que me indicara el inicio de mi investigación. Pero...¡Por favor! ¿A que llamaba investigación si no tenía nada?. No era más que un adolescente encerrado en un jodido internado creyéndose igual a su padre mientras busca a una chica que había desaparecido de la noche a la mañana, sin cosas, con prisas, dejando un patético broche roto como una pista. No era nadie. Si no podía ayudarme a mi. ¿Como ayudarla a ella?

—¡Maldita sea!—espete botando aquel prendedor de vuelta al buró. Cuando un sonido agudo invade mis oídos.

Asustado me detengo a prestar atención.

¡Fiu-fiu-fiu-fiuuu!

—Santi—murmure llamándole—¿Fuiste tú?—pero sé que no ha sido el, debido a que sigue dormido.

¡Fiu-fui!

Se escucha. Y yo me levanto intrigado en su búsqueda.

¡Fiu-fiu!

Un largo y galante silbido. Qué sigue una melodía que aún no descifro.

¡Fiu-Fiu!

Lo escuchó otra vez. Pero se detiene y me hace pensar.

Esa fue la primera vez que le escuché silbar. Pero no sabía exactamente a quién, que significaba, de donde provenía o si a estas alturas...ya me había vuelto loco.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro