Omegaverse [Parte única][TharnType]
A simple vista parecía que Type sentía un odio irracional hacia los alfas. Su círculo de amigos se conformaba en su totalidad de betas y omegas. Type no tenía reparo en admitir que detestaba a los alfas, pero nunca confesaba la razón por la cual lo hacía. Tan solo despotricaba en su contra y si llegaba a los golpes por su opinión tan cerrada poco le importaba.
Sin embargo, a las tres de la madrugada, en un bar que Techno le había jurado estaba repleto de betas lindas, el baterista de la banda que tocaba esa noche no dejaba de mirarlo.
Y Type no era estúpido, no era el tipo convencional de omega que la sociedad se había encargado de catalogar como "tierno" y "sumiso", pero quizá por ello un par de alfas se interesaban en él, lo tomaban como un reto personal, y ello solo provocaba que antes de que abrieran la boca les estampara su puño en esta.
Sus amigos ya no sabían qué hacer con él, aunque no fuera su intención, siempre les traía problemas, y la necedad ciega —para ellos— de Type, en ocasiones les incomodaba.
¿Qué había pasado para que los aborreciera tanto?
Por eso cuando descubrieron la forma en que el atractivo alfa, que tocaba increíble, miraba a su problemático omega, tomaron la rápida decisión de salir de allí, pero Type esbozó una sonrisa engreída y se cruzó de brazos, negándose a retirarse de ahí. Los chicos suspiraron y un «mierda, solo quería que nos divirtiéramos» de Champ no se hizo esperar.
Tharn, el alfa que ahora no podía apartar la mirada de Type, al principio no lo vio entrar, tenía la mirada en sus manos cuando lo percibió, su aroma, tan dulce que al alzar la vista esperó encontrarse con un omega delicado, y no es que se llevara una decepción. Era solo que la postura confiada y altanera del omega que tenía las manos en los bolsillos no encajaba para nada con su olor. Y por curiosidad lo estudió de pies a cabeza, y pronto un hormigueo nació en su vientre. Ese omega era perfecto para él, sus rasgos le fascinaban, y su figura alta y delgada, ligeramente tonificada, despertaba su completo interés.
Haciendo gala de sus encantos, que incluso Tharn sin pretenderlo en la mayoría de las ocasiones, sabía sería imposible que se resistiera a él. Se consideraba un caballero, pero en ese instante solo quería acercarse hasta ese chico de ceño eternamente fruncido y susurrarle al oído que fueran a un sitio más tranquilo. No podía evitarlo, su aroma y su apariencia eran su tipo, y no lo dejaría marchar sin conseguir por lo menos su número.
Agradeció cuando Lhong terminó de cantar y se despidió, rápidamente se puso de pie en dirección a la barra para tomar una cerveza. Estaba nervioso, por primera vez en su vida se sentía así y eso solo lo alentaba más a no dejarlo ir. Mas necesitaba un poco de tiempo para tranquilizarse.
—Una cerveza, por favor... —Tharn escuchó una voz joven a su izquierda, y en seguida se sintió inundado por un campo de flores y ríos de caramelos, solo podía ser el omega que le había flechado. Con rapidez se giró para contemplar su perfil.
Type le observó de reojo inclinando ligeramente la cabeza, con una ceja arqueada y los labios en una mueca, había notado que aquel alfa que ya detestaba tenía en la espalda puesta la mirada de la mitad de las personas metidas en aquel bar. Y entendía a la perfección el por qué. Aunque no llevara ropa ajustada, su figura marcada era más que notoria, cosa que empeoró su humor. Por más que hacía ejercicio, no lograba tener el físico de aquel tipo que seguro no invertía tanto tiempo como él en el gimnasio. Solo por ser un maldito alfa.
Tharn le dedicó una sonrisa al omega que le examinaba con cierta irritación, quería pensar que no se debía a él, prefería creer que así era su expresión habitual.
—Te invito esa cerveza —ofreció con voz profunda, mucho más de lo planeado.
Su alfa internamente gruñía de desesperación por hacer más con ese omega que solo invitarle alcohol.
—Puedo pagar por lo que bebo —respondió tajante, esperando la oportunidad ideal para dejarle en claro que lo único que quería de él, era que desapareciera del mundo junto con el resto de los de su tipo.
Tharn no permitió que su sonrisa cediera y solo asintió entrecerrando los ojos.
—No te había visto por aquí, ¿vives muy lejos? —Intentó iniciar una conversación, por su actitud sabía que si se ponía arrogante solo se ganaría su desconfianza.
Type entendió que aquel alfa era diferente, sin embargo, no por ello bajaría la guardia.
—Escucha —pronunció intentando contener la furia que se expandía a niveles alarmantes—, será mejor que dejes de mirarme así.
—¿Así cómo? —contestó divertido, ya que sabía sus intenciones habían sido descubiertas.
—No me gustan los alfas, de hecho, me dan asco, así que a menos que mañana despiertes siendo un beta, no vuelvas a mirarme —dictaminó y tomando su cerveza hizo amago de retirarse.
Mas el músico lo detuvo a tiempo sujetando su muñeca por inercia.
—Tharn, me llamo Tharn, ¿cuál es tu nombre? —dijo como si no hubiese escuchado ni una palabra de la advertencia del omega.
Type al inicio se sorprendió, el toque de aquel chico le había provocado escalofríos. Y le asustó porque se había encargado de tomar un medicamento especial que suprimía su sentido del olfato, sentido por el cual su omega reaccionaba ante alfas, pero hasta ese momento no sabía que también podía hacerlo por el tacto.
—¿Cómo te llamas? —insistió con suavidad, maravillado porque había sentido una explosión en su vientre al tocar al adverso.
—Type... —titubeó aturdido, mirando hacia el suelo porque pronto todo su cuerpo se sentía caliente.
—Type —repitió como saboreando cada sílaba y con pesar lo soltó, no quería continuar asustándolo, pero si su corazón estaba igual de acelerado que el suyo por el contacto que habían mantenido, entonces esperaba que se quedara con él.
Cuando se sintió liberado enseguida sus miradas se encontraron. Y aunque en definitiva había deseo en estos, no vio ni una pizca de maldad en el músico.
Type retrocedió y antes de que su cuerpo reaccionara según su instinto, retrocedió y se alejó de Tharn. Esperaba no volver a topárselo, esperaba no volver a verlo jamás.
Al llegar a la mesa con sus amigos les anunció que se marcharía de allí. Los chicos le observaron salir apresuradamente y se preguntaron qué tan mal le había ido con aquel sexy alfa, que al igual que ellos lo seguía con la mirada.
Type tomó un taxi y se dejó caer en el asiento trasero del automóvil. Estaba sudando frío y sentía que sus entrañas ardían, sabía que su celo se había adelantado y de su cartera extrajo una pastilla. Siempre cargaba supresores consigo. A pesar de que solía ser regular, pero Type nunca se confiaba jamás, mucho menos si sabía podía debilitarse ante los alfas.
Cerró los ojos y la imagen de Tharn le llenó por completo. No había podido descifrar su olor, pero podía apostar que era una combinación de vino y chocolate, el solo pensamiento le ponía más caliente, el solo pensar en su mirada, en la mano firme que le sujetó, y en la sonrisa estúpida que le dedicó. Type se maldijo internamente, a la vez que no podía frenar el rumbo de sus pensamientos, era tan contradictorio y confuso. Nunca en su vida se había sentido así.
Su respiración se agitó y deseó que la pastilla que había ingerido comenzara a hacer efecto.
No estaba prestando atención, por eso no se dio cuenta que estaban tomando una dirección diferente, el conductor no le había dirigido la palabra desde que entró a su auto y Type estaba tan afectado por el inicio de su celo que no se había dado cuenta de ese detalle.
Fue hasta que el taxi se detuvo que estudió su entorno.
El hombre que lo había llevado hasta allí salió del auto y se dirigió a la puerta trasera donde Type estaba recargado, al abrirla el chico cayó al suelo y unos brazos lo alzaron para llevarlo a alguna parte. Los «¡mierda, suéltame!» que brotaron de sus labios no se hicieron esperar, mas fueron todos ignorados.
Intentó zafarse y golpearlo, pero sus extremidades estaban tan débiles que lo único que consiguió fue que el agarre se volviera más brusco.
Al llegar a un callejón, sintió las manos intrusas colarse por su camisa, cada toque en su cabeza y cuerpo era desagradable, un infierno y la fuerza para empujarlo y escapar se esfumó. Estaba asustado, paralizado.
Los recuerdos de su primer celo le atacaron, estaba en secundaria, había escapado con su grupo de amigos a un terreno baldío donde solían fumar. Todos eran alfas y él estaba seguro también lo sería, ya que todos lo decían; en esa época no le asustaba que su celo apareciera, ya que atribuía su retraso al estrés del instituto. Estaban todos sentados en círculo, quejándose de sus profesores cuando comenzó a sentirse extraño. Nunca imaginó que sus amigos pudiesen cambiar tanto, el semblante de todos se ensombreció y solo pudo vislumbrar sus blancas sonrisas burlescas. Lo demás estaba todo borroso y asqueroso, no quería recordar más, sin embargo, la forma en que aquel tipo se frotaba contra él le despertaba sensaciones que se había asegurado de ignorar por su propio bien.
Sus ojos se nublaron y sus dientes se apretaron, los labios rasposos en su cuello le hacían querer vomitar. Aquel hombre le susurraba algo, pero sus palabras le resultaban ajenas y muy lejanas. Repulsivas al punto que sonaban distorsionadas en su cabeza. Todo estaba tan mal. Todo siempre se torcía para él.
Se sentía tan roto e impotente, quería en ese instante morir antes que volver a pasar por lo mismo, por ello sus necios labios comenzaron a suplicar clemencia, y las gruesas lágrimas que derramó cayeron todas en vano. Pues aquel alfa lo golpeó para que se callara. Con el sabor de la sangre en su boca cerró los ojos y deseó caer en la inconsciencia.
Sin embargo, pronto aquellas manos ásperas abandonaron su piel y el sonido de una lucha le hizo reaccionar. Se encontró con Tharn tirando al suelo al conductor y gritándole que se marchara antes de que se arrepintiera de dejarlo ir.
A Type le invadió el alivio por un instante al ver a aquel tipo salir huyendo, pero cuando enfocó su vista en la espalda del alfa que había conocido en el bar el miedo volvió a aparecer.
Tharn lo notó y haciendo ademanes con las manos de que no le haría daño se acercó lo más lento que pudo. Le destrozó verlo tan asustado e indefenso, del omega petulante que recordaba no quedaba nada, ahora incluso se veía pequeño, encogido en sí mismo y tiritando por la fiebre que invadía su cuerpo.
Tharn no se sentía seguro de poder tocarlo, ya estaba en medio de una lucha interna por no tirársele encima y hacerlo suyo. Le enfermaba la idea de no haber podido llegar antes, no habría podido controlarse si aquel alfa hubiese violado a Type.
—Tranquilo, no te haré nada —continuó mostrando las palmas de sus manos, y con una mueca intentó mostrarle una sonrisa.
Pero el olor del omega le estaba matando y lo mejor era salir corriendo de allí antes de cometer una locura, mas no podía dejar allí a Type.
—¿Tienes supresores contigo? —cuestionó deseando que le dijera que sí.
—Tomé una pastilla hace unos minutos —dijo entre dientes y con dificultad, tuvo que hacer una extensa pausa para poder continuar explicando—: No debe tardar en hacer efecto.
La espera fue tortuosa para ambos, Tharn se sentó lo más alejado que pudo de Type, sin perderlo de vista y deseando poder ayudarlo a salir de allí en cuanto antes.
Type se dejó caer al suelo y abrazó sus rodillas, seguía sintiéndose mal, pero pronto comenzó a percibir el olor de Tharn, olía a bosque y almendras, el supresor había comenzado a surtir efecto, pero la pastilla que había ingerido ese día para no poder percibir las feromonas lo había perdido. E internamente lo agradecía, nunca imaginó que un alfa pudiese desprender tan suave y delicado aroma.
Cuando Tharn se aseguró de que el celo del omega había sido controlado, se puso de pie y se acercó a Type.
—Déjame llevarte a tu departamento —casi suplicó, podía sugerir llamar a alguien de la confianza de Type, pero en ese momento él mismo no confiaba en nadie y si algo malo le ocurría de nuevo se odiaría por siempre.
El chico asintió y tomó la mano que le extendía Tharn. Su aroma le resultaba tan reconfortante que estaba seguro si lo perdía se derrumbaría emocionalmente.
El alfa manejó en silencio y siguiendo las indicaciones del GPS.
La luna estaba en alto y el viento que se colaba en el auto era agradable, ahora lo ocurrido parecía un mal sueño. La paz que se respiraba era lo único que importaba en ese momento.
—Gracias... —murmuró Type cuando el auto se detuvo frente a su piso.
Por una fracción de segundo todo pareció tan irreal. Estaba en el auto de un alfa, con uno que le había salvado de otro. No. Tharn era diferente. Estaba sano y salvo.
El músico le regaló una sonrisa triste, como lamentando no haber podido hacer más.
—Esperaré aquí hasta que entres —respondió con simpleza, amable y mirándole como si realmente le importara su bienestar.
Era curioso, lo acaba de conocer, pero ya sentía que debía cuidarlo con todas sus fuerzas.
Type salió intentado ignorar el sentimiento cálido que le recorría. Dio dos pasos cuando se giró abruptamente.
—Tu número, dame tu número —dijo regresando a su personalidad mandona—: Por si alguna vez... —Buscó una excusa que no sonara como si solo deseara volver a verlo.
—Por si alguna vez necesitas ayuda —terminó Tharn y le regaló una hermosa sonrisa—. Siempre puedes llamarme, Type —ofreció con sinceridad.
La cara del omega se puso roja y fingió concentrarse en teclear su número en el celular, rogando para que no se diera cuenta que las manos le temblaban.
Type sencillamente al terminar dio vuelta y se apresuró a entrar a su departamento, abriendo un poco las cortinas comprobó que Tharn había cumplido su promesa. En cuanto se aseguró que estaba adentro puso el auto en marcha.
Su cabeza explotó en ese instante. ¿En verdad le había pedido su número?
Que idiota era, pero nunca nadie lo había hecho sentir así.
Todo era nuevo para él, quizá se debía a que todo se le había juntado. Su celo, el que la pastilla dejara de hacer efecto. Sin embargo, debía admitir que no solo se trataba de eso, existía esa cosa entre alfas y omegas. Lo había vivido a través de sus amigos, que de un día para otro juraban haber encontrado a su destinado. Él no creía en esas tonterías, y deseaba que solo fuera una serie de circunstancias que se pusieron en su contra para hacerle pasar uno de los peores días de su vida.
Antes de que su cabeza siguiera divagando sin llegar a ningún lado, se metió a bañar para quitarse la sensación de suciedad que se había impregnado en su piel. Mas al salir siguió sintiéndose mal, y lo hizo los días posteriores.
[...]
Techno le insistía en regresar al bar, y Type se moría por hacerlo, tanto como llamarle, pero su orgullo no se lo permitía, ni siquiera se había atrevido a contarle a su mejor amigo todo lo que había pasado.
Entonces dejó que el tiempo se encargara de borrarlo de su memoria, y cuando creyó que ya lo había superado la banda de Tharn fue contratada para tocar en una fiesta que dio Puifai, una linda beta que estaba pretendiendo.
En cuanto lo distinguió entre la multitud se paralizó y sus temblorosas piernas estaban listas para sacarlo de allí.
—Mira, es el alfa que te miraba en el bar —Techno soltó fascinado por la coincidencia y justo al terminar de pronunciar esas palabras fue como si hubiese llamado a Tharn que giró en su dirección y levantó la mano para saludarlo.
El sudor frío que bajó por su espalda fue igual de inquietante que el sentimiento que le recorrió, no le gustó ni un poco el cosquilleo en su vientre, como detestó el calor que subió hasta su rostro y que aquella sonrisa le derritiera por completo.
Si se quedaba corría peligro. Nunca imaginó tenerle tanto miedo a un alfa por sentir que lo deseaba. Realmente lo hacía, vaya que su lado omega estaba siendo absurdo, después de todo lo que le había ocurrido, permitía que su cuerpo y mente reaccionara a un maldito alfa. Se odiaba tanto por ello, debía irse de allí antes de hacer una locura, debía disculparse con Puifai y tomar sus cosas para marcharse.
En cambio esperó hasta el final de la fiesta, y cuando Tharn terminó de tocar subió al segundo piso. Entre las habitaciones había un pequeño armario que sabía la familia de la beta no utilizaba. El espacio era reducido, pero era lo suficientemente amplio para lo que lo necesitaba.
Cerró los ojos y al escuchar que abrían la puerta para meterse con él no se sorprendió.
En su pecho todo colisionaba, sentimientos contradictorios, mas el calor y la adrenalina corrían por sus venas sin consideración.
Jamás se había sentido así, tan ansioso por tocar a alguien, a un alfa, a Tharn.
En cuanto sus párpados se animaron a elevarse se encontró al hombre que le estaba destruyendo la cordura, estirando las manos en su dirección, pero sin atreverse a tocarlo sin su permiso.
Type parpadeó varias veces, su estómago doliendo por la excitación que no estaba siendo atendida, entonces por una vez, solo por esta vez se dio el permiso de estar con ese alfa, que era diferente y lo sabía, pero seguía siendo un alfa.
Con rudeza lo tomó por el cuello de la camisa, en sus puños estrujó la tela de seda color vino y lo atrajo hasta sus labios, iniciando un beso intenso que decía lo mucho que lo había estado anhelando, y los labios de Tharn respondían con cada movimiento que él había estado igual, incluso peor, porque la espera había sido una tortura.
Las manos del alfa por fin lo alcanzaron, rodeando su cintura y acariciando su espalda, ahí donde tocaba sentía que le quemaba la piel, cada caricia despertaba sensaciones que hasta ese momento nunca creyó que existían en él, el placer que le daba no se comparaba ni de lejos al que había experimentado hasta ese momento, incluso juntándolo todo no podría ser igual de fascinante que las caricias y los besos que le estaba dando Tharn.
No podía imaginar que aquello podría mejorar, pero cuando el alfa frenético por sentirlo más cerca lo empotró en la pared, cargándolo para que sus piernas rodearan su cadera, los latidos de su corazón se dispararon y el gemido agudo que liberó —en otro momento le habría avergonzado, mas ahora poco le importó— le hizo entender que no tenía ni idea de lo que vendría a continuación. Lo único que ocupaba espacio en su cabeza era en llegar más lejos, mucho más lejos con Tharn, ya le daba igual si se perdía en el transcurso, si Tharn le arrebataba la poca sensatez que poseía, o si al final quedaba destruido. Solo quería sentirlo, necesitaba hacerlo y el lubricante que escurría por sus muslos era la mayor prueba.
Type llevó la cabeza hacia atrás cuando Tharn besó su cuello, raspando con sus dientes la sensible piel que liberaba feromonas como si estuviera en celo, cuando claramente no lo estaba. Se quedó ahí un buen rato, inmovilizándolo contra la pared, saboreando su piel mientras Type se retorcía desesperado, a la vez sin desear que parara, y por otro lado necesitando que lo hiciera para quitarle el pantalón.
Quizá leyó sus pensamientos, o tal vez Tharn estaba igual que él, porque lo bajó, le sacó el suéter y la playera en un parpadeo, luego hizo lo mismo con su camisa, los segundos que le tomó hacer esa tarea se sintieron un infierno, porque el frío les alcanzó, y el calor tan intenso al estar juntos hizo el contraste cuando de nuevo se unieron en un beso.
Estaba siendo irracional y descuidado, Tharn no estaba siguiendo las precauciones que tomaba con un omega, pero Type le estaba dejando claro que era su excepción, que sus reglas no funcionaban con él y cuando intentó advertirle que debían parar porque de continuar ya no podría hacerlo, el omega ahogó su voz en un beso que se negaba a romper, y su mano rozando con la punta de sus dedos su pecho, la otra tirando de sus cabellos, le confirmaron que no le perdonaría si lo dejaba allí. Entonces dejó de preocuparse y deslizó las últimas dos prendas de Type por sus piernas, sus manos a tientas separaron los muslos delgados del omega y sus dedos casi por sí solos llegaron hasta su entrada, donde al sentirle tan húmedo provocó que un jadeo gutural brotara desde el fondo de su garganta, rozó con sus labios la oreja roja del omega y le susurró con voz profunda:
—¿Puedo hacerte mío?
Type reaccionó sintiéndose más caliente de lo que ya estaba, percibiendo el aroma sensual de Tharn como una droga a la que ya se sentía adicto, el fuego que le consumía se multiplicó hasta sofocarlo.
—Joder, sí —gruñó cuando los dedos en su interior comenzaron a embestirlo.
Se sujetó de los hombros anchos del músico y se mordió los labios al escuchar cómo se quitaba el cinturón desabrochando su pantalón.
Tharn tomó una de sus manos y la llevó hasta su miembro erecto.
Type abrió mucho los ojos al sentirlo y un suspiro se escapó contra su voluntad.
—¿Estás seguro? —cuestionó jugando con él.
Para ese instante el deseo de tenerlo dentro era doloroso.
—¿Quieres que te golpee? —protestó lo más amenazante posible, pero su voz entrecortada solo delató que estaba en su límite.
Tharn rió y antes de que el omega malhumorado lo mirara con odio volvió a besarlo, adueñándose de su labio inferior, tirando de él y succionándolo.
Sin poder soportarlo más sostuvo una de sus piernas en el aire y alineó su pene en la entrada de Type, lentamente se deslizó sintiendo el calor y la humedad como lo más placentero que hubiese experimentado en su vida.
El omega gimió cuando lo sintió completamente dentro, el sentimiento de ser llenado tanto física como mental causó que se aferrara a Tharn y apretara los párpados dejándose hacer por él. Con cada embestida podía ver un pedazo del cielo, y la parte posterior de su cuello ardió llamando a Tharn, incitando a que lo marcara y lo hiciera por completo suyo.
El alfa luchaba por no perder el control, pero su cadera se movía contra Type violentamente. Y el olor intenso que desprendía no le estaba ayudando en absoluto.
Tharn podía presumir de ser todo un caballero, de ser delicado y considerado en el sexo, pero con Type estaba comportándose como todo un animal y sentirlo desmoronándose de placer en sus brazos no le ayudaba a calmarse.
El reducido espacio que servía como armario se llenó de respiraciones jadeantes y gemidos ahogados, del olor de ambos mezclándose, y del sonido de la pelvis y testículos de Tharn golpeando contra los glúteos de Type.
El primero en venirse fue el omega, que quedó laxo y se dejó caer encima del músico. Enseguida este lo siguió y lo abrazó saliendo de él con cuidado.
Sus muslos jamás habían estado tan sucios y húmedos, mas su mente estaba en blanco como para preocuparse por ello.
Tharn lo soltó para poder vestirse y le murmuró que buscaría papel para limpiarlo, regresó en menos de un minuto e hizo lo prometido, le ayudó a ponerse la ropa que él se había encargado de tirar al suelo y al terminar tomó su mano para sacarlo de allí.
Salieron sin despedirse ni dar explicaciones, subieron al auto y Type quedó dormido en cuanto su cabeza se recargó en la ventanilla.
Tharn lo llevó a su piso, y al llegar lo iba a despertar, pero su rostro pacífico le hizo cambiar de opinión. Lo llevó a su departamento y lo recostó en su cama.
Ese día no había sido casualidad, Tharn investigó un poco de Type, y en cuanto llegó la oportunidad de tocar esa noche en la fiesta de la amiga del omega no lo dudó ni un segundo, pero al indagar en su vida se enteró que el chico odiaba a los alfas, entonces esa noche solo quería mirarlo por última vez, no esperó que Type le dejara la puerta abierta para que él entrara, no solo en su cuerpo, esperaba que lo hiciera también en su vida.
Le contempló en silencio, peinando sus cabellos y planeando la forma en que se ganaría por completo su corazón. Sabía que quizá estaba tomando el mayor riesgo de su vida, pero si no lo hacía ya no podría seguir después de estar con Type y descubrir lo inmensamente placentero y feliz que se podía sentir junto a él. Y creía que podía hacer sentir igual a Type. Lo intentaría, aunque fuese complicado, no se daría por vencido.
Antes de acostarse a su lado se inclinó y besó su frente.
—Eres adorable —musitó apartándose, con el rostro suspendido a unos centímetros del de Type—, eres lo que estuve esperando toda mi vida.
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