VEINTICINCO
TYSON CUSIC.
Tuve un fin de semana algo extraño. Mi padre me presentó a su nueva pareja, Warren, resultó ser un tipo cómico, pero debo admitir que fue raro, el hecho de crecer con mis padres juntos y después ver a mi padre junto a un hombre me resulta un poco difícil de dirigir, pero de algo estoy seguro, Warren lo hace feliz y sí papá es feliz yo estoy bien.
—Mitchell.
Levanté la mirada del teléfono para observar con el entrecejo arrugado a mi padre.
—Cuántas veces te he dicho que no me llames Mitchell, papá.
—Así sale en tú identificación—Caminó hacia mí y me ofreció una bolsa de papas fritas— A mi me encantó ese nombre.—Dijo sentándose a mi lado.
—¿En que estaban pensando cuándo tú y mamá eligieron ese estúpido nombre?—Abrí la bolsa y me llevé un puño de papas fritas a la boca— En cuanto pueda me lo quitaré de toda formas.
Warren apareció con su música ochentosa en el teléfono.
—Buenos días, Mitchell.—Saludó de manera amable.
—Tyson.—Corregí tratando de no sonar tan malhumorado.
—Está bien, Tyson.
Se sentó al lado de mi padre y lo saludó con un beso romántico, cosa que me hizo sentir un poco incómodo así que me puse de pie y caminé hacía la cocina.
—Me traes una soda, por favor.—Pidió mi padre.
—Bueno.—Respondí abriendo el refrigerador.
Mi teléfono sonó, lo saqué del bolsillo de mi suéter y en la pantalla se mostraban tres mensajes de Alondra.
—¡Ey!—Me di la vuelta, Warren estaba recostado sobre el marco de la puerta— Se me ocurrió la idea de salir el próximo domingo a comer ¿Qué te parece?
Me encogi de hombros y asentí.
—Seria bueno que llevaras a tú novia, la chica que vino contigo ayer.—Gritó papá desde la sala.
—Alondra no es mi novia.—Espete, poniendo los ojos en blanco.
—Genial.—Replicó Warren—Yo llevaré la soda.
Saqué del refrigerador dos sodas y se las entregue, espere a que Warren saliera de la cocina para sacar mi teléfono y ver los mensajes de Alondra, recordé el momento en el que Derek estampó su puño contra mi bello rostro y no pude evitar sentir ira, desbloquee la pantalla y sin leer los mensajes le pregunta si quiera ir a una extraña salida, coloqué el teléfono y la bolsa de papas fritas sobre el desayunador, había una bolsa de manzanas verdes encima del microondas así que agarré la bolsa y saqué una manzana, iba a llevármela a la boca cuándo mi papá entró y me la rebato.
—No olvides lavar los alimentos antes de comerlos.
Mi teléfono sonó.
—¿Es la chica?—Quiso saber tratando de mirar la pantalla de mi teléfono.
—Tengo algo que se llama privacidad y que obviamente debes respetar, papá.—Replique apagando el teléfono.
—Oye, no he visto a Derek ¿Está bien?
Agarré otra manzana y la mordí.
—¿Ves esto?—Señalé con mi dedo índice mi labio— Fue él.—Respondi con una sonrisa sarcástica.
—¿No te duele? Espera, voy por el botiquín.
—Mmm, mmm, no, no, estoy bien.—Metí mi teléfono en el bolsillo del sueter y agarré la bolsa de papas fritas— Me iré dormir un rato.—Salí de la cocina y me dirigí hacia mI habitación.
Estoy muy buen, más que bien.
◇
Y ahí estaba yo, frente al espejo, observando lo atractivo que me veía, agarré mi teléfono, por un momento pensé en tomarme una foto pero no habían ganas así que me senté en una esquina de la cama a mirar detenidamente la nada.
—Tyson, ¿Puedo entrar?—Me puse de pie y abrí la puerta— Tú madre quiere saber si te quedaras a dormir.
—Eh, dile que puede que cambié de opinión, yo le aviso.
—Está bien.—Dijo para después darse la vuelta e irse.
Miré hacia el suelo, maldije al ver que aún no había atado los cordones de los tenis, me agaché y comencé a atarlos, de repente un olor a perfume indecifrable llegó a mis fosas nasales, me puse de pie y acomodé mi cabello.
—¡Qué elegancia la de Francia!
Me exalte al ver a Alondra, recostada sobre la pared, mirandome de pies a cabeza, no me sorprendió verla frente a mi, me sorprendido ver lo diferente de su aspecto.
—¿Quién te dejó entrar?
—Tú padrastro.—Contestó entre risas— ¿Algún problema?—Entrelazó sus brazos y cruzó un pie, alzó una ceja analizandome de pies a cabeza, levantó la mirada y sonrió.
—Lo sé.—Dije levantando los brazos mientras me daba la vuelta.
—Espera, espera—Alondra se acercó —, ¿Y el trasero te llega en navidad?
—Lo mismo digo, ¿El trasero para cuándo? Oh, no me digas que lo pediste por Wish, va a tardar mucho en llegar.
Alondra soltó una carcajada, su rostro se tornó rojo y sus ojos llorosos, en ese momento noté que tapaba su boca con ambas manos, algo que siempre suele hacer cuándo se ríe. Comencé a reír también, algo que me agrada de ella es que nunca se ofende por las bormas que digo, no es esa típica chica que me se lo tomaría en serio y me termina dando una cachetada mientras me grita "Imbecil de mierda."
—Ya, ya.—Trato de ponerse sería mientras se limpiaba las lágrimas, me miró y volvió a reír nuevamente.
Resople y chasquee la lengua, puse mis manos sobre sus hombros y la obligué a retroceder, cuándo ya habíamos salido de mi habitación cerré la puerta y caminé hacía la sala.
—Papá, regreso en la noche.—Avisé mientras lo buscaba con la mirada.
—¿Necesitas dinero?—Gritó desde la cocina.
—¡No!
—¿A dónde vamos a ir?—Curioseo Alondra siguiéndome hacía la puerta.
Tomé las llaves de la casa y abrí la puerta, espere a que Alondra saliera para cerrar la puerta, miré el cielo, se veía nublado, miré sobre mi hombro a Alondra, quién estaba distraída mirando sus zapatos.
—Dime que vamos a la feria o sino no voy.—Mencionó colocándose a mi lado.
—No vengas entonces.
Empecé a caminar, Alondra corrió y se detuvo frente a mí, se cruzó de brazos y achicó sus ojos— ¿A dónde vamos?
Acaricie mi frente y solté aire por la boca, me aparté y la miré a los ojos.
—A un lugar, Alondra.—Traté de pasarle por un lado pero ella puso su mano en mi pecho, bajé la mirada hacia su pequeña mano luego la miré a los ojos, reí y arrugue mi frente— ¿Qué haces?
—No voy a dejar que sigas caminando si no me dices hacia a dónde vamos.
Incliné un poco mi cabeza, levánte una ceja, los pocos centímetros que se habían creado la desconcertaron, quitó su mano y apartó su cara hacía un lado
—Solo sígueme y lo verás.
—Y lo peor es que te hago caso.—Susurró cruzándose de brazos.
—¿Qué dijiste?
—No dije nada, vamos, vamos.—Comenzó a caminar, dejándome atrás.
—Por ahí no es.—Indiqué con tono de burla.
Bufó, se dio la vuelta y siguió caminando, entre risas empecé a seguirla, aceleré el paso para caminar junto a ella, durante un par de minutos hubo un silencio, pero no era incómodo, era un silencio pacífico, ponía sentir su mirada según ella discreta.
—Gracias.
—¿Porqué?
—Por invitarme a salir, lo necesitaba.—Me miró y sonrió sin mostrar los dientes.
—Voy a mostrarte un lugar un poco raro.
Me miró pensativa.
—No me digas que me vas a llevar a un cementerio, Tyson.
—No importa el lugar que sea, lo que importa es la compañía, señorita.
—¿¡Me vas a llevar a un puto cementerio, Tyson¡?—Alarmó dejando de caminar.
—No, no—Reí—, es lindo, al menos para mí.—Me acerqué a ella, pasé mi brazo encima de sus hombros— Te va a gustar.
Una gran sonrisa se formó en su rostro, en ese mismo instante recordé la vez que Derek me dijo: Sé muy bien que no te interesa Alondra, pero ella está... Ya sabes, así que te pido que no le hagas pensar que tú y ella, bueno que entre tú y ella podría ocurrir algo.
Quité mi brazo de sus hombros y le sonreí. ¿En serio voy hacer esto?, todo para desquitarme con Derek, ¿Vale la pena hacer esto? Ella no se lo merece, es demasiado buena cómo para que un idiota quiera desquitarse utilizando sus sentimientos.
No, realmente no lo vale.
NDA/
Este capítulo es muy importante para mi, es un pensamiento que me gustaría que muchos y muchas tuvieran en cuenta, no vale la pena jugar con los sentimientos de alguien por X razón.
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Qué creen que pasará con la amistad de Derek y Tyson?
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