*Nuevamente una nueva era fue escrita, las das se dieron tan rápido que ni tiempo a reaccionar le ha podido dejar, el dolor de una traición derramaba una lágrima ensangrentada que fue acompañada por una alma amparada quien cuyo espíritu decidió ser libre de ataduras para así proteger tanto a la armadura como a su portador como bendeciendo sus buenas acciones de manera justa... Entonces... ¿Por qué el tiene todavía esas cadenas? Quizás sea porque ahora debía de enfrentar una cruda realidad que no le dejaría descanso por mientras cruce aquel sendero de almas bajo el mismo destino aunque su sorpresa fue mayor al no encontrar a algún familiar ahí adentro...*

*No obstante, no era todo lo que estaba perdido, pudo reconocer a quienes había criado desde casi toda sus vidas e incluso a quien dio luz verde a su martirio, sin embargo, la piedad era mas grande que el odio que les intentaban incluir en sus almas tan fieles como el perro al amo quien le rescato de la muerte que a pesar de todo esa decisión fue grave herida en su orgullo.*

Shion: nos catalogaran como traidores ¿estan seguros de que quieren hacer esto?

*Fue un momento decisivo, las consecuencias eran duras pero necesarias a fin de cuentas.*

Shion: gracias.

*No hubo marcha atrás, ni siquiera momento para reflexionar en largo plazo, todo estaba hecho y hecho quedara, afortunadamente las cosas se estaban dando de gran manera a menos que en esa sorpresa fue tan grande al ver a quien había considerado perdido para siempre o al menos en ese mundo tan misteriosamente oscuro, ¿todo este tiempo ha tenido ese don concebido por los dioses? Eso si era una gran noticia que hizo su corsozn volver a latir con grandeza de principio a fin en el cual esperaba finalmente ser correspondido incluso cuando después de la vida terrenal debía todavía esperar en la espiritual con una sonrisa marcada en sus labios tras tener esa nueva esperanza reavivada.*