*Exactamente, desde esa noche es donde el castaño estaba aprendiendo algunas de las cosas que requerían el tener que ser la historia de los caballeros junto al tiempo en el que han estado pasando para esperar la llegada de la diosa en lo próximos años para que algunos de ellos sean los encargados de guiarla por el camino del bien del cual ha sido pautado, no solo eso, sino también ir conociendo al rubio en su totalidad o al menos en lo que se le es permitido en los estándares sociales como el tener que aprender un poco del viejo continente que fue abatido por una fuerza misteriosa de la cual nadie puede explicar con exactitud lo realmente sucedido pero a fin de cuentas no es que sea tan importante hasta entonces ya que lo primero que tenía en mente era poder escuchar bien lo que significaba el tener unas energías tan movidas como las de ahora que estaba andando en el lugar como en sus inicios pero ahora con más tranquilidad.*

*En esos momentos los dos niños estaban un poco más cercanos que de otra costumbre aunque hablaban algo poco no impedía que las cosas se diesen a calidad ya que era así como podían tener esa cercanía, quizás no tanta como la tiene con el caballero de Cáncer que era en parte de su familia o al menos eso dejaron a entender, pero el adulto que estaba custodiando la casa de aquella armadura en la cual estaba aparentemente vacía gustaba de quedarse mucho tiempo aprendiendo sobre algunas artes que serían de gran necesidad para él y en el nuevo camino de su vida que ahora mismo ha de afrontar como nuevo recluta al santuario, por ende estaba claro que no debía de tomarse todo a la ligera fácilmente.*

Ilitia: vamos, trata de no demorar mucho!

Dohko: e-en eso voy! Voy!

*Decía el menor tratando de mantener el paso con una pequeña caja que llevaba los Nun-Chakus de la armadura y algunas otras cosas que le pertenecían al mayor que él en cierto modo de camino a las escalinatas arriba.*

Ilitia: si vas a tener que acudir al llamado del patriarca cuando te toque, debes ir rápidamente a su llamado y no dejarlo esperar a tu llegada.

*Dijo el hombre quien estaba como a escalera y media de distancia del menor que estaba tratando de ir a su subida casi a la par, un poco jadeante gracias a lo que tenía que llevar consigo pero no significaba que sea imposible el tener que hacer una cuestión para resolverlo pues no era la gran cosa a comparación a las constantes tareas que hacían en el orfanato diariamente.*

Dohko: ¡ya llegue!

Ilitia: felicidades! Ahora, solo nos toca subir el resto de las casas en menos de 3 horas ¿puedes con ello?

Dohko: creo que si.

*Y así los dos comenzaron una caminata suave pero al mismo tiempo apresurada debido al tiempo que tenían para llegar a tiempo casi antes de la par de los otros caballeros que tendrían que venir, los menores no tenían permitido entrar a la casa patriarcal cuando se hacen llamados así por lo que de antemano debían de irse familiarizando en ciertos modos como lo era el tener que ir subiendo y bajando las casas una y otra vez como método de ejercicio casi rutinario.*

Ilitia: entonces dime... ¿Cómo te va con el niño de picas?

Dohko: ¿huh? Humm... Va mejorando... Al menos ya habla más seguido conmigo.

Ilitia: eso es bueno, al menos pudieron arreglar ese mal entendido ¿no?

Dohko: sip! Resultaba que el señor Hakurei lo envío a ese lugar para que aprendiera la sanación que los monjes realizan en mi hogar.

Ilitia: bueno, es verdad... Los alquimistas suelen lastimarse en demacía cuando reparan cosas, quizás le preocupe el que se lastime demasiado.

Dohko: si, es verdad.

*Así siguieron el camino por las escalinatas conversando de diversas cosas que entre los dos podían compartir de alguna u otra forma sin necesidad de esforzarse a aprender el idioma de otros por el momento hasta que casi llegando a la última casa es donde se tendrían que separar por obligación, y así el menor ya mas ligero podría quedarse en la mencionada casa o ir bajando a la propia para hospedarse un par de días en el momento y durante la espera del mayor se quedaba a buscar aprender un poco más de los idiomas junto a los hombres que eran monjes pero en menores escalas que le podían dejar en claro al menos lo básico para poder hablar más suelto con el resto de los niños si es necesario, del resto estaba siendo solo cuestión de esperar algo diferente o para variar.*