Las calles eran iluminadas por la luz tenue de las lámparas públicas, hacía un poco de frío y abundaba el silencio, Yeon llevaba sujetada de la mano a la pequeña Young, quien con cada paso que daba el cansancio le ganaba más, se frotaba los ojos y bostezaba hasta que de repente no pudo más.

—Mamá —se detuvo y bostezó una vez más. —Tengo mucho sueño.

—No te preocupes, ven, te cargaré hasta llegar a casa —Yeon Seo estiró sus brazos pero la niña se negó, señaló a Yoongi.

—Quiero que él me cargue —la mujer miró a su acompañante dudosa de la petición de su pequeña. —Por favor —hizo un puchero irresistible.

—No me molesta —sin más Yoongi se acercó a Youngsu y la cargó, Yeon se mantuvo alerta, pero cuando vio a la menor caer profundamente dormida sobre el hombro de Min decidió bajar un poco la guardia.

Ver esa escena le hacía tener miles de preguntas, pero sobre todo una, ¿así se vería su padre cargando a Young?

Sacudió ligeramente su cabeza sacando por completo todas esas locas ideas, aunque inconscientemente miraba de reojo a los dos, para ella el perfil de Yoongi era muy hermoso, realmente le parecía atractivo, pero no podía imaginarse con alguien como él, en realidad no podía imaginarse con ningún hombre, su corazón había sido cerrado con candado y la llave la tenía solo una persona, aunque ella creyera que estaba perdida.
Jamás imaginaría que la persona que quiere entrar nuevamente en su corazón, es la misma que tiene la llave.

Después de la caminata llegaron al edificio del departamento de Yeon, subieron tranquilamente por las escaleras pero Yoongi se detuvo justo en el mismo lugar donde años atrás Yeon se confesó, recordó cada detalle de esa noche, sus ojos rojos de tanto llorar y aunque era una noche prácticamente triste, fue valiente y confesó sus sentimientos, aquellas palabras comenzaron a llenar su mente.

—Dijiste que puedo hacer cualquier cosa que quiera y nadie lo evitará.

—Así es.

—Entonces... Quiero ser tu novia, me gustas.

—Bien, entonces seamos novios, el sentimiento es mutuo.

Los recuerdos hacían que se formara un nudo en la garganta del mayor, no sabía en qué momento había pasado tanto tiempo, en qué momento perdió toda su vida, en qué momento Yeon fue capaz de olvidarlo después de todo lo que pasaron juntos, lo único que quería hacer era abrazarla y besarla, decirle lo mucho que la amaba, deseaba con toda su alma que todo fuese una pesadilla de la cual quería despertar, abrir sus ojos y verla a ella a un lado de él, pero era algo imposible, el dolor que sentía en el pecho le indicaba que era la vida real y que nada cambiaría.

—Oye, ¿estás bien? —Yeon lo sacó de sus pensamientos.

—Sí... es solo que recordé unas cosas —sonrió falsamente.

—Si quieres puedo llevar a Young desde aquí —se acercó para intentar quitarle la niña de las manos.

—No, no te preocupes, la llevo hasta tu casa y luego me voy.

Yeon Seo asintió y volvió a caminar escaleras arriba para llegar al tercer piso donde estaba ubicado su hogar.

Ingresó la contraseña y entró, seguido dejó pasar a Yoongi, ambos se dirigieron a la habitación de la menor, la colocó sobre la cama y la arropó.

—Tienes una hija preciosa —suspiró mirándola.

—Lo sé —la mujer la miró con orgullo.

—Bueno, creo que será mejor que me vaya —se dirigió a la salida Yeon lo acompañó, salió por la puerta luego de ponerse sus zapatos y antes de marcharse se giró hacia la mujer. —¿Crees... que pueda volver a verte?

—¿Disculpa? —estaba confundida.

—Me refiero a que si podría verte de nuevo.

—Escuha, no quiero ser grosera pero no me interesa salir con nadie en estos momentos.

—No necesariamente tendríamos que salir, solo podríamos ser amigos —de alguna manera quería mantenerse cerca.

—Ni siquiera te conozco.

—Y es por eso que nos conoceremos, ¿sí? —oficialmente le estaba rogando de una manera muy discreta.

—No vas a dejar de insistir, ¿verdad? —negó con la cabeza. —Bien, solo porque eres amigo de Hoseok, intercambiemos números para estar en contacto.

Inmediatamente Yoongi dibujó una sonrisa en su rostro la cual fue borrada al escuchar las palabras "intercambiemos números" pues se había olvidado de una parte esencial para eso.

—No tengo teléfono —dijo con una cara larga.

—No hay problema, dime donde vives así ambos sabremos la dirección del otro —se quedo callado tratando de buscar las palabras correctas para evadir la pregunta.

Desde que regresó a la vida había estado durmiendo fuera del columbario, no se atrevía a pedirle hospedaje a Hoseok y mucho menos tenía dinero para pagar un hotel; por más que buscaba las palabras correctas, no las encontraba, tenía que decir la verdad.

—Bueno... yo... digamos que tengo algunos problemas con mi familia y estos últimos días he estado durmiendo fuera del columbario de la zona —desvió la mirada, sentía vergüenza.

—¿De verdad? —se sorprendió. —¿Hoseok sabe de esto?¿cómo es capaz de dejarte dormir fuera? —se quejó, Yoongi simplemente no pudo responder. —Entra, te quedarás hoy aquí, mañana iremos con ese idiota a exigirle que te de hospedaje mientras resuelves tus problemas.

No podía creer lo que había escuchado, Yeon lo invitó a quedarse en su casa, más recuerdos lo atacaron.

El día que ella salió del hogar se sus padres fue por problemas familiares y él no dudo en invitarla a pasar la noche en su departamento, sentía que de alguna forma todo estaba pasando de nuevo, su corazón latía con fuerza y sin poder negarse aceptó la petición.

—¿Realmente está bien que me quede? ¿Qué dirán tus vecinos? —caminaron a la sala de estar.

—No me importa lo que digan —suspiró. —Sé que últimamente soy muy dura e incluso fría y seca pero alguna vez fui una abogada así que mi deber es ayudar a la gente.

—Debiste ser la mejor abogada de toda Corea —soltó una risita, Yeon sintió un golpe en su corazón, como si alguna vez ya hubiese escuchado esa frase, no lograba recordar de donde pero estaba segura de que alguien importante para ella lo había dicho.

—Iré a traer unas mantas —fue casi corriendo a su habitación, al estar delante del armario, tocó su pecho, su corazón palpitaba con fuerza por alguna extraña razón, algunas imágenes borrosas y una voz que no lograba reconocer se mostraron en su mente, pero un fuerte dolor de cabeza la atacó se llevó ambas manos a esa área, dejó de hacer el intento por recordar o terminaría mal.

Bajó la cobijas de la parte superior del armario y volvió con Yoongi, estaba parado en media sala como si estuviera incómodo, Yeon se acercó a él y le dio una seña para que se sentara en el sofá, dejó las mantas por un lado.

—¿Ya comiste algo? —preguntó con seriedad.

—Sí —respondió con inseguridad.

—No te creo —la mujer caminó hasta la cocina, sacó dos tazones de Ramen instantáneo de la alacena, puso agua a calentar. —No es la gran cosa pero mínimo no tendrás el estómago vacío

—Dices que eres fría pero no es así —Yoongi rió mientras se acercaba al comedor. —Sinceramente creo que eres una gran persona.

—No hables como si me conocieras, con el tiempo podrías cambiar de opinión —sirvió la comida.

—Jamás voy a cambiar de opinión —susurró más para él mismo. —Yeon Seo, a partir de mañana oficialmente comenzaré a cortejarte  —se mostró decidido.

—¿A partir de mañana? —Yeon rió creía que era broma. —¿Por qué no empiezas desde hoy? —le entregó unos palillos.

—Porque estaría mal que duerma aquí mientras trato de ganar tu corazón, así que por favor no me rechaces solo por que sí, estoy seguro de que puedo hacer que ese corazón que dices tener de piedra se ablande.

—¿Estás hablando enserio? —Yoongi asintió. —No te voy a aceptar, pero tampoco te voy a negar que hagas lo que sea que quieras hacer aunque será solo una pérdida de tiempo.

—Veras que todo valdrá la pena —sonrió tiernamente, esa cálida sonrisa le inspiró la confianza suficiente a Yeon para que aceptara inconscientemente al hombre sentado frente a ella.

No era que Yeon fuese fría o seca, o que no quisiera un hombre en su vida, la cosa era que había un solo hombre en su corazón y aunque no lo supiera, tenía la oportunidad de volver a estar con él.

Los recuerdos de Yeon Seo vuelven poco a poco pero ¿podrá tolerar la verdad?

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