26
La muchacha, acomodo sus cosas en una mesa de cristal, con vista a la ancha calle de Corea y a la lejania, la torre de Lotte, un recuerdo invaluable para ellos.
Donde todo comenzó.
— Le diré que está aquí.
— No, yo lo haré. —la chica reverencio nuevamente y bajo las escalas.
Jeon miraba el lugar vacío, estaba nervioso, ansioso y simplemente queria abrazarla.
¿Pero que pasaría si ella lo rechazaba cara a cara?
Eso lo hizo dudar un momento.
— Hola Omeonie ... Si, llegamos hace unos minutos... —escucho con atención y siguió dando pasos— Si, sus dientes están brotando, dígale a Jungkook que no debe preocuparse, puede congelar la leche y dársela como helado, así calmara la hinchazón de sus encias.
Kook llegó al umbral, viéndola de espaldas, frente a ella estaba Gong en una sillita de bebé, jugando con legos y con fruta picada.
— Appa —escucho otra vocecita y miro en esa dirección— Appa —dijo y rio arrugando su nariz.
— Pasaré a dejar a Gong a su casa a eso de las 6... Si Omeonie —corto la llamada.
— Appa —volvio a decir la bebé.
— ¿Quieres ver a Appa, Hye? —Jeon suspiro, entonces Massiel tomo el teléfono y puso uno de los tantos lives de Jungkook.
Kook se metió detrás de la pared, escondiéndose cuando ella se giro, no sabía que hacer.
Todo este tiempo fue ella quien cuido de su hijo, la pregunta de su madre por el nombre de niña, por esa razón nunca quiso recibir el dinero que le envío por alimentar a su hijo, y su hijo, muchas veces la llamo diciendo Omma y le encontraba el sentido a su Mmamm que le salía de vez en cuando.
La cabeza le estallaría en ese presiso momento, y ya las ganas de ir con ella no las soportaba más en su cuerpo.
Respiro profundo, calmo sus nervios, y volvió a pararse en el umbral.
— Appa —dijo su hijo al verlo, aquel aroma que le encontraba era a Massiel, porque pasaba tiempo con ella — Appa —volvio a decir y estiró sus manos abriendo y cerrando sus puños.
Al notarlo, M, miro sobre su hombro y lentamente giro su cuerpo, hasta que cruzaron miradas.
— Hola Jungkook —le dijo alzando una mano.
Estaba atónito, confuso, y muy molesto, dió pasos lentos a ella.
— ¿Es todo lo que me dirás? ¿Hola Jungkook?
— ¿Que quieres que te diga?
— No lo sé... Algo, digo, me dices que necesitas más tiempo pero cuidas a mi hijo.
— No podía dejarte solo en eso.
— Lo hiciste, me dejaste solo, no estuviste conmigo, te llamé —reclamo— Te pedí que volvieras, te lloré, me tenías con el alma en un hilo y tú, aquí, muy campante.
— Lo siento —dijo ella entre llantos — Creí que me odiabas, yo... No sabía cómo decirte de ella, creí que —bajo su rostro al tenerlo en frente— me odiarias por no decírtelo.
— ¿Cómo? —sostuvo de sus mejillas y levantó hacía el— ¿Cómo voy a odiar a alguien que amo con locura?
Con sus pulgares limpio delicadamente las gotas de lágrimas que humedecian su rostro, Massiel fue débil ante ese gesto y sin pensarlo mucho se lanzo hasta su boca, rodeando con sus brazos el cuello de Jungkook, quien a la vez, la abrazo desde su cintura y levanto su cuerpo sentandolo en aquel mesón.
El beso fue demandante, extrañable y muy fogoso, no se apartaron del otro hasta que simplemente el oxígeno se les acabó y aún así, apenas se apartaron tomaron aire y volvieron a besarce.
Era algo que tenían en deuda, por todo el tiempo pasado sin el otro.
Los dedos de Massiel se enteometieron entre los cabellos oscuros de Jungkook, y el, al perder la compostura comenzó a desabrochar botón por botón la blusa de M.
— Están los niños —murmuro al sentír su lengua deslizarse por su cuello.
— Solo un momento —dijo y bajo hasta sus pechos, enormes y suaves.
Los apretó, beso y mordió, suspirando desesperado, un pequeño movimiento de su chica apretando su cabeza contra sus senos y basto para que el, deslizara el brasier y besara uno de sus pezones.
— Jungkook, no... Voy a... Lactar —dijo cubriendo con su mano en pezón, al ver aquella sonrisa maliciosa lo miro con desapruebo.
— Perdón —dijo entre risas.
— Bájame, debo darle a uno de ellos. —la tomo con cuidado y bajo.
— A él —indico— Quiero conocerla —se acercó a la niña y la tomo en sus brazos.
Pasaron cerca de una hora así, ella le hablaba de la niña y el jugueteaba con la pequeña, hasta que su teléfono los interrumpió.
— Hola —dijo despreocupado— Si... Llegaré en unos 20 minutos... Adiós.
— Debes irte —dijo ella un poco desanimada.
— Debemos...
— Yo no iré a ninguna parte.
— Debemos —dijo recalcando— La vez anterior te deje sola por 20 minutos y desapareciste más de un año.
— Pero...
— Toma tus cosas, irás conmigo a la agencia.
— No puedes llevarme cada día a la agencia, Jeon.
— ¿A no?
— No!.
— ¿Segura?
— Completamente.
— Entonces, pediré unos días de descanzo
— ¿Que?
— Así que vamos, y desde mañana ninguno irá a trabajar.
— Jungkook...
— Massiel —dijo en el mismo tono— Anda, vamos, será entretenido —beso sus labios castamente y tomo a su hija en brazos.
Massiel agarro su bolsa, el bolso donde llevaba la ropa de ambos y tomo a Gong.
Al fin estaban juntos, el amor de su vida no la odiaba y eso la hizo sentir la mujer más feliz del mundo, está vez, no permitiría que ninguno de los dos se aleje del otro.
Al bajar las escaleras, los clientes se dieron cuenta de quién era, puesto que el cantante estaba sin mascarilla ni su gorra, los tatuajes eran visibles y el, tampoco quería esconderse.
Que el mundo se enterará ya mismo, que estaba con alguien que ama, y que junto a ella, formó una hermosa familia.
— Ay, no! ... Murmuró Massiel al llegar a su lado, viendo en diferentes direcciones.
Jeon la miro a su lado y sonrió perfectamente, entregándole seguridad a su chica, entrelazó su mano con la de ella y dió pasos guiandola hasta fuera del edificio donde subieron al auto juntos.
Pronto, las imágenes captadas por varios teléfonos se difundieron entre las redes sociales.
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