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17

Massiel estaba en su oficina, se encontraba durmiendo, usando sus brazos cómo almohadas, había un pequeño dolor en su pecho, uno, que no podía quitar.

Un perfecto y suave aroma invadió sus fosas nasales y sintió en su espalda algo que la cubría.

Jungkook la observaba fijamente, su rostro era perfecto, aquellas pecas en sus pómulos y tabique la hacían ver hermosa, y juró por dios que la conquistaría para siempre verla de esa manera por la mañana.

Un leve movimiento de sus dedos lo alertaron.

Ella tomo aquella chaqueta y la acercó a su rostro tomando el aroma.

— Huele bien ¿No? — ambos sintieron la sensación de un Deja Vu.

— Estás aquí —dijo ella luego de cruzar miradas.

— Es dónde quiero estar siempre ... No podría estar en otro lugar —los ojos de M se aguaron y cuando menos lo espero se lanzo al cuello de éste.

— Jungkook, te amo, te amo demasiado y no puedo seguir así —Jeon llevo sus manos a su espalda y lentamente la apretó a su pecho— Ya no sé que hacer, te necesito y...

— Estoy aquí, amor... Estoy contigo y nada podrá impedirlo.

— Pero me voy a casar con otro y tu...

— Yo te espero, M... Yo te amo tanto que estaré aqui, y aunque diga que algún día me perderás eso no será asi, por qué estaré esperando.

La chica soltó su llanto en el pecho de Jungkook, del amor de su vida, y mientras lo hacía el tarareaba aquella canción que siempre le canto para calmarla y dormirla, hasta que simplemente la calmó.

Estar así era lo mejor que les había pasado, amaban aquello, él, estrechandola y darle protección y ella, ser estrechada y sentirse segura.

— ¿Vamos?

— ¿Dónde?

— A nuestra cita —ella se alejó viendo su rostro, Kook seco la última lágrima que se deslizaba por su mejilla— Te ves hermosa así, la nostalgia te da un toque especial a tu rostro.

— ¿Dices que me veo hermosa triste?

— Digo que tú aura brilla, porque tus ojos exponente tu corazón, gracias a ellos puedo ver tus sentimientos, M.

— ¿Y que te dicen ahora? —el miro a ambos y sonrio

— Massiel, cásate, pero conmigo, — ella junto sus frentes— Quiero ser yo quien te despose.

— ¿Y tú bebé?

— Eso ya está solucionado —dijo sosteniendo su cintura, levantandola y llevándola a su regazo— Si ese bebé es mío, me haré cargo de el, le daré el dinero que Lara quiera para quedarme con la custodia, será nuestro, M, le daremos un hermanito —acaricio el rostro de ella sin despegar sus frentes— y seremos una familia juntos.

— Tienes la vida resuelta, Jeon.

— Solo falta que lo apruebes...

Lee, se separó centímetros, amaba ver cada detalle de su amor, o la forma en que brillan aquellos oscuros orbes, soltó un suspiro y se acercó a sus labios besando con delicadeza y paciencia, lo que Jungkook, no se negó a corresponder.

— No quiero estropear tu vida —murmuro en sus labios.

— No la estropearias, la mejoraras, completaras y abundaras —ella sonrió con una pequeña carcajada.

— Yo .... —comenzo un sonido en el lugar, ella busco en el escritorio.

— No lo tomes en cuenta, respóndeme.

— Puede ser importante.

— No hay más importante que nosotros.

— Solo un minuto.

— No tenemos un minuto —la tomo de sus mejillas llamado su atencion— No te das cuenta que esto es un sueño, solo, dime qué si y apenas despierte iré contigo.

— ¿Un sueño?

— Lo que suena es mi teléfono, respóndeme. —el sonido silencio.

— Estoy perdiendo mi empresa, los accionistas me obligan a casarme para destruirme, Jungkook, no sé que planes tengan al futuro y tú no puedes estar detrás de un escándalo, te amo demasiado como para perjudicarte.

— Me vale una mierda, Massiel —dijo en desespero y el sonido volvió— Te daré el dinero necesario para levantar otra empresa, buscaremos buenos accionistas, haremos propagandas, no solo yo, todos lo haremos, solo... Solo apruebalo, casemonos y juro que te haré las mujer más feliz de esta tierra.

— Eres increíble, Jeon y te amo sin medidas.

— ¿Entonces si?

— Entonces ...

Massiel comenzó a abrir sus ojos con lentitud, se escontraba en su cuarto, tumbada en el piso de ahí, con las notas a su lado y la botella de vino vacía.

— Entonces... —susurro y se sentó, apoyando su espalda con la pared— Entonces te amo.

Jungkook en cambio, despertaba como si fuera la peor pesadilla, asustado y con un corazón abatido por no oír la respuesta, al igual que ella, estaba en el piso de aquel cuarto con un montón de latas vacías y una prenda de ropa de Massiel que olvidó en su departamento una de las tantas veces que fue hasta alli.

— Entonces.... —susurro y llevo su antebrazo cubriendo sus ojos arrepentido de despertar, solo necesitaba un par de segundos más...

Aquel miserable sonido lo volvió en si, era su timbre y no su teléfono, se despertó con un genio que lo cargaba el mismo demonio y camino hasta allá, abriendo con brusquedad.

— Omma —murmuro.

— Estaba a punto de ingresar la contraseña —entro a la casa.

— ¿Que haces aquí tan temprano? —la siguió hasta la cocina.

— Estuviste bebiendo, de seguro ya te llegó la invitación.

— ¿Que invitación?

— O simplemente no te invitó — dijo viendo a su hijo tristemente— ... Massiel se casará.

— Lo se, ya le dije que si seguía con esa idea iría a su boda y la llevaría conmigo. —el se sentó despreocupado en una de las butacas.

— ¿Y como lo harás mientras cantas para tu público?

— ¿Que? —su rostro palideció.

— Cariño... Es el mismo día y hora de tu concierto, Kookoo... Masiel se casará el 18 a las 7de la tarde.

Jungkook tomo aire costosamente, todo estaba cayendo a su al rededor, pensar en un futuro definitivamente sin ella era un tormento que no quería pasar, sus ojos se llenaron de lágrimas y bajo su rostro en derrota sosteniendo al destino por los cachos, queriendo domarlo, y así poder hacer lo que fuera para poder impedir una locura.

Si tan solo ese sueño hubiera terminado, por lo menos sabría que hacer en este momento, pero si ella no había respondido y además, eligió esa fecha y hora era porque estaba complemente convencida de hacer lo que fuera para tenerlo fuera de su vida.

— Te prepararé algo de comer, Cariño.

— Omma —se acercó a ella y beso su mejilla dejando la humedad en su rostro— cierra la puerta cuando te vayas, y gracias por venir.

Arrastrando sus pies fue hasta su cuarto, al cerrar la puerta de deslizo por ella, apretando los puños para evitar gritar, después de mucho tiempo, la sensación de querer desaparecer de este mundo se aferró a él, y se sintió miserable, por todo lo que sucedía.

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