— Cariño, no creo que debas hacer eso.

— Déjame, Lara no me gusta para Jungkookah, lo sabes, prefiero mil veces a la niña que está abajo, ella si es buena para mi hijo.

— Ya se que ella no te agrada, pero, ¿Cómo estás tan segura que la señorita Lee es la misma del cuadro? ¿Cómo lo sabes si no la conoces?

— Instinto de madre. —tomo su teléfono y marco— Oh... Kookoo... Adivina con quién estoy.

— Omma —dijo con una leve sonrisa en sus labios.

Los llamados de ella y su padre o incluso de su hermano le alegraban el día, y con las devastadoras noticias que aún no procesaba, escuchar la voz de su progenitora era aire fresco que llenaba sus pulmones.

Escucho espectantes cada palabra, por alguna razón el destino había cruzado los caminos de las mujeres de su vida, solo que no sabía porque le ponía tantas trabas para estar con ella.

Jungkook no podía creer lo que su madre le decía, pensó mucho tiempo en ir o no, el amor y la necesidad de verla fueron más grandes y alistó un pequeño bolso, subiendo a su carro y tomando camino a la ubicación que su madre le había enviado por Kakaotalk.

Ahí estaba, muerto de frío, decidiendo si tocar la puerta, reclamando entre dientes que debió abrigarse un poco más, pero, el desespero y el apuro, le jugó una mala pasada.

Apenas la vio su corazón latió con fuerza, solo ella provocaba aquello, y siempre que su corazón se comportaba así se decía que era la indicada para todos sus proyectos de vida personales.

— Jeon —murmuro ella, era música para sus oídos.

— M —dijo el queriendo estrecharla en sus brazos —Hace frío

— Lo siento —dio un paso a él y tomo una de sus manos, frías y rojas, llevándolo dentro, junto a la chimenea y sentandolo en un banquillo.

— Parece que si es ella —murmuro la Señora Kim.

— Eso es bueno —dijo la Señora Jeon, viendo como la muchacha arropaba una manta alrededor del cuerpo de su hijo para abrigarlo.

Aquel brillo en los ojos de Jungkook eran inusuales y todos los presentes lo notaron, incluso su padre asintió con orgullo al ver las reacciones de los jóvenes, su hijo merecía un trato asi, solo faltaba una cosa, se dijo a él mismo.

Massy cruzó la mirada del chico, una leve sonrisa salio de el.

— Te ves hermosa.

— y tú congelado —el saco una carcajada nasal.

— Con respecto a lo de hoy...

— Gol!! —interrumpio Nam eufórico, todos lo vieron asombrado, pues, estaban atentos a la pareja— ¿¡Que!?

— Iré a la cocina, prepararé algo de comer, no te muevas de aquí hasta que recuperes calor.

— Massiel —dijo el mientras ella se alejaba.

Si, eso era lo que su padre buscaba, no importaba la hora que fuera, quería que alguien atendiera bien a su hijo, aunque debiera cocinar para el solo incluso de madrugada.

Eso era esencial, porque su esposa era así, con el y con sus hijos.

— Jungkookah debería terminar esa relación con aquella. — Las mujeres mayores seguían el luego en la mesa, viendo con discreción a los jóvenes.

— ¿No te importa que Massiel sea extranjera?

— ¿Importarme?... Querida, a estas alturas, solo quiero que mis hijos encuentren a alguien que los quiera y atienda como ella a mi kookoo, que se miren de esa manera, y que se anhelen el uno al otro.

— Sabias palabras.

Ambas vieron a Jungkook que no perdía la vista a la chica, sus piernas comenzaron a moverse con desespero, la manta en su espalda desapareció y pronto se levantó hasta las cocina perdiéndose junto a Massiel.

—Dejame explicarte lo de esta mañana.

— Ahora no...

— Massiel.

— Jungkook —lo detuvo sin siquiera mirarle— Lo que digas, ya no tendrá efecto en mi, lo que digas, ya no tendrá sentido, porque, simplemente, ya no creo en tus palabras.

— No me digas esto, amor.

— Me has dañado más de una vez, traicionaste mi confianza, te pedí que te quedarás y te fuiste con ella prometiendo volver, no lo hiciste y no quiero saber porqué. Ya no me importa, así que... —ella tomo aire— quiero que mantengamos una relación amistosa, tu por tu lado y yo por el mío, no intentes acercarte amorosamente hacia mi, no te expreses de la misma forma —ella al fin volvió a verlo— solo soy una amiga, la hermana de tu Hyung ... El rameyon está listo

La vio tomar una pequeña olla y la llevo al comedor, bajo la mirada de todos, esperando buenas nuevas, pero su madre y la señora Jeon notaron cómo las lágrimas comenzaron a caer, y con un buenas noches se despidió subiendo las escaleras para irse a la cama.

Poco después salió Jungkook, abriendo el tiesto donde ella le preparo de comer, era tal cual como a él le gustaba, y con dolor, comió aquellos fideos pastosos por la demora, pues el también sufrió en soledad por las palabras escuchadas.

Al tiempo, los Kim subieron las escalas, el hambiente había quedado algo pesado, algo triste, sabían lo que su hija había sufrido toda su vida, su padre vio en primera persona todo lo que pasó con Namjoon y Jungkook, y la traición que este último le había dado.

Además, ninguno de los presentes olvidaba que el estaba comprometido, y otros pocos sabían que ella, estaba organizando un matrimonio que no tenía mucho futuro.

— Cariño —dijo su madre llamando su atención — Prepararé un cuarto para ti, es tarde y deberías quedarte.

— Gracias, Omma.

— Massiel ya se lo preparo —dijo Nam al tiempo que se levantó con flojera mostrando un mensaje que le había enviado con la indicación— Vamos, te mostraré cuál es.

Ambos subieron las escalas y también se perdieron, el señor Kim se acercó a su mujer y en susurros le reclamo, pues el le había dicho que no lo hiciera.

Ella estiró su labio inferior, al darse cuenta que tenía razón, pero algo en ella le decía que sería buena idea, quizás, y solo quizás, el mañana podría ser mejor.

Al final, todos se fueron a dormir, en un ambiente diferente a como estaban, esperando que el mañana fuera mejor, esperando que algún día, ambos jóvenes dieran su brazo a torcer, pudiendo así, enfrentar sus miedo y estar juntos sin reproches.