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O7

(Uno/tres)

La cosa de joderlo contra la puerta se había hecho real y no solo esa vecina nos había escuchado. Habían venido a golpear la puerta varias veces, hasta que se dieron cuenta que jodiamos contra ella.

Finalmente, cuando caímos rendidos, estábamos desnudos, sudados y sentados contra el mueble del pasillo, su maletín estaba tirado en el suelo y habíamos conseguido que donde colgabamos los sacos también.

─ ¿Estás bien? ─ Pregunté, mi mano subiendo y bajando por su hombro. Su espalda estaba contra mi pecho y mi polla aún dentro de él.

─ Dormido. ─ Dijo corto de aire. ─ No puedo moverme, así que tendrás que cuidar de mi.

─ Me ocupo.

Tomé las caderas de Jungkook y me levanté, después ya estaba cargándolo en dirección a la habitación.

Dejé a Jungkook sobre la cama y corrí al baño, regresé con una toalla húmeda y la intención de limpiar a mi novio para ayudarlo a dormir, encontrándolo sonriendo y sentado en la cama. No medio dormido como siempre, sino con más energía. Dejé un beso en su frente y me dispuse a limpiarlo.

─ ¿Y esa sonrisa?

─ Me haces muy feliz. ─ Respondió. ─ Y puedo mantener mejor el ritmo. Pensé que no podría por el trabajo y en serio estaba cansado al llegar a casa, luego esa cara de bruja se me acerca tan hipócrita y me pregunta por tus dedos. Pero que me hagas el amor me ha compuesto tan bien.

Jungkook dejó escapar una larga sonrisa cuando le señalé que se diera la vuelta, recostó su estómago y echó su pronunciado culo en mi cara, mi esperma escurriendo de su agujero tan visiblemente que se me hizo agua la boca.

─ Jungkook, no me tientes de esa manera. No podremos conseguir la cena.

Jungkook bufó burlonamente, me ocupé de seguir limpiándolo hasta que no hubo rastro y volvió a sentarse desnudo sobre la cama.

─ Siempre intentaré que estés bien, Jungkookie. Solo quiero que seas feliz.

Jungkook me miró con algo brillando en sus ojos.

─ ¿Que hay de ti? ─ Soltó.

─ Que seas feliz me hace feliz.

─ ¿Que viste en mi?

Conseguí sonreír para relajarlo antes de quedarme como tonto recordando todo lo que habíamos pasado, él, yo, ambos, juntos.

─ Yo estaba solo, Jungkook. Tú también y creía que tenía la vida que quería sin preocupaciones. No vivía feliz, con emoción y todo era siempre frío, una rutina fría. ─ Solté, aún sobre mis rodillas en el suelo, entre las piernas de Jungkook. ─ Los lunes a las cuatro tenía a el señor Dong, los martes tenía a Wonhoo, los miércoles a Mercedes y así, una larga lista. Y llegaste tú en mis nuevos clientes. Con tu misteriosa personalidad.

Esto ya se lo había dicho, ese día en que cuidó de mí y le di la oportunidad de alejarse de mí, pero terminé haciéndole el amor.

─ Nuestra vida es una rutina.

─ Nada de eso. Puede que tengamos una rutina de levantarnos, llevarte a trabajar, ir por ti. Amor, diste luz a mi vida. Prefiero vivir esto a seguir rentandome en Lovers y ver series en Netflix mientras me quejo de los gatos.

─ Aún haces eso. ─ Se burló Jungkook. ─ Bueno, menos lo de Lovers.

─ Sí. Pero la diferencia es que tú estás acostado en mi regazo o cerca de mí. Eres simplemente lo mejor que me ha pasado, Jungkook. Con esas sonrisas tuyas, con esos ojitos expresivos, con tu mal temperamento y lo perezoso que eres, con lo listo y soñador, con eso de querer ayudar a todos y ser tan luchador. Tengo el paquete completo.

Jungkook unió sus labios con los míos, en un beso lento y amoroso, lleno de vainilla y suavidad.

─ Ponte algo mientras hago la cena. ─ Soltó Jungkook. ─ No quiero que la vecina logre ver a mi hombre de alguna manera.

Comencé a reírme. ─ No es como si tuviera cámaras dentro de nuestra casa.

Jungkook levantó sus hombros y los dejó caer, se arrastró fuera de la cama, tomando una de sus camisetas largas y deslizandola por su cuerpo.

[...]

Jungkook tenía la computadora frente a él, una coca-cola en su mano izquierda, su mirada concentrada en lo que sea que había en el computador, su dedo de la otra mano de movía sobre el pequeño cuadrito que hacia mover el puntero. Estaba concentrado y el surco en sus cejas me dejaba verlo.

Yo estaba junto a él, terminando con los diseños para el blog. Había dibujado escenas sexuales en un fondo negro, parecían letreros hechos de neón, recordandome a Lovers y como era que la piel desnuda de Jungkook se veía en esos momentos. Tan hermoso, tan mío.

Dejé de dibujar cuando prácticamente la tableta había sido arrancada de enfrente de mi cara, miré a Jungkook con la tableta frente a su rostro, mirada sorprendida, su boca abierta y luego cerrándose para comenzar a decir algo demasiado rápido. ¿Cómo es que se había movido tan rápido?

─ ¡Esto es alucinante! ─ declaró moviéndose de un lado a otro por todo el comedor. ─ claro, sigo enojado porque me estabas ignorando cuando hablaba, pero sin duda ahora entiendo porque. ¡Sabes lo que haces!, esto es completamente genial. Espera. ¿Es mi culo?

Comencé a reír y le quité la tableta. Me volví a sentar en la mesa y busqué los otros diseños. ─ Tengo algo aquí, mira.

Jungkook comenzó a mirar los diseños, sentado en mi pierna, su rostro transformándose en diferentes expresiones graciosa y adorables que llenaron mi corazón de calor. Dejó de mirar y dejó que sus ojos cayeran sobre mi.

─ Eres buenisimo en ésto, incluso podrías enseñar sobre ello. ─ Estaba tan feliz y luego había algo de inseguridad en su mirada. Habíamos pasado ya tanto tiempo junto que lo conocía lo suficiente. ─ Podrías seguir estudiando, conseguir papeles y tener una o dos carreras. Tener un trabajo y no esperar a tener que ir por mi al trabajo.

Tomé sus caderas, sus manos fueron a parar a mis hombros.

─ Hey, me gusta ir por ti a la universidad y esperar en casa hasta que ese momento llegue. Me hace sentirme seguro, no quiero hombres cerca de ti pensando que tienen alguna posibilidad contigo. ─ Eso lo hizo sonreír. ─ Además, ya estoy demasiado viejo para ir a alguna escuela.

Jungkook negó. ─ Podrías tomar clases en línea, solo aplicarías exámenes, yo podría ayudarte con eso. Sé que piensas en abrir esa escuela de baile en California y que tenemos el dinero. Pero, ¿no te parece aburrido permanecer todo este tiempo en el que tardemos en ir allá en casa esperando por mi?

Viéndolo de esa manera, se escuchaba aburrido, viéndolo de mi manera, creo que estaba en eso de crear rutinas que me mantuvieran cómodo y a salvo, pensando en Jungkook me decía quería ayudarme a crecer y superarme un poco más. Pensando en lo que quería de niño o que quería estudiar más, sí.

Jungkook vio que tardaba demasiado tiempo, por lo que sus ojos de empujar un poco más la cosa aparecieron.

─ Investigué un poco... ─ Dijo. ─ No es por presionar, pero si queremos a nuestro pequeño bebé... Piden cierto grado de estudios. Yo los tengo, pero tú no, por lo que será más difícil.

Una punzada en mi pecho, ¿será difícil tener a mi hijo?, de ninguna manera permitiré que sea así.

─ Iba a decir que sí antes que sacaras tu última carta, pero ahora que lo has hecho lo haré más duro.

Jungkook besó rápidamente mis labios, demasiado emocionado con los idea.

─ Considerame tu maestro particular.

─ Oh, ¿y debo pagarte?

─ Hmm. Una buena sesión de besos y un masaje por todo el cuerpo diario sería buen pago.

Sonreí. ─ Considerate pagado.

Jale su cabeza cerca de la mía para conectar nuestros labios en un muy necesitado beso, lleno de amor, lleno de calidez, creando una lucha de lenguas y gemidos bajos. Se apartó de mi cuando el aire faltaba y su polla podría hincharse.

─ Suficiente, demasiado bien pagado. ─ Sonrió embobado y luego pareció recodar algo, saliendo de mi regazo. ─ Mira, ya esta terminado el blog, solo falta agregarle tus ediciones y comenzar a subir los vídeos.

[...]

La preparación para el primer vídeo estaba en proceso, Jungkook estaba en la universidad hablando con los directivos escolares para verificarlo de su ascenso mientras yo acomodaba la cámara, las luces, los artículos que ocuparía.

Se supone que el primero era sobre como usar un condón, como estimular a alguien, la preparación y estiramiento. Pensaba en que sexo gay no podría educar a personas hetero, pero luego esa idea se desvaneció cuando era prácticamente lo mismo. Lubricante, dedos, condón, embestidas, sí, solo cambiaba el lugar en donde se metía.

Me moví por la habitación observando que nada que diera una pista de quienes éramos estuviera por algún lugar, pero afortunadamente no había nada. Además de que mi apartamento tenía nuevos muebles.

Después de un tiempo, Jungkook había decidido que dejaría todas sus cosas en Seúl, había mandado dinero para que su hermana comprara un departamento en donde guardar sus cosa y así tendríamos lugar a donde ir cuando visitáramos a alguna de sus hermana, al menos eso había dicho, pero todos sabíamos que estaba más lejos de lo que se decía.

La puerta se abrió y cerró, Jungkook llegaba casi corriendo, dejando sus cosas tiradas por el apartamento, llegó a mi en escasos segundos, con la respiración agitada y una sonrisa de conejo.

─ Comencemos.

Se movió rápido para comenzar a quitarse la ropa y yo lo detuve, halándolo de su codo y haciéndolo chocar con mi pecho, tomé su barbilla y besé sus labios.

─ Sí. Hola, amor. ¿Cómo estás? ¿Qué tal te fue? ─ Jungkook gruñó y besé su nariz. ─ ¿Cómo te fue con tus jefes?

─ ¿En serio quieres hablar de eso ahora? ¡No tenemos tiempo que perder!─ Lo miré detenidamente, sin soltarlo, permaneciendo de esta forma, mis manos alrededor de su cintura, sus manos en mi pecho, luciendo tan hermoso. ─ Eish, bien. Seguiré como maestro ahí durante un tiempo, tal vez dos años más. ¿Ya podemos empezar?

Asentí y lo solté, comenzó a sacarse la ropa, hasta que quedó en boxer, boxers rojos que resaltaban su redondo culo. Yo estaba en boxers, así que no era necesario hacer ningún esfuerzo con mi vestimenta. Hice que se sentara en la cama y le sonreí.

─ Cierra los ojos. ─ Dije, obedeció.

Caminé hasta el armario y deslice una de las bolsas de mi compra fuera del mismo, las antifaces estuvieron en mis manos y salí en busca de mi sexy novio, me pare frente a él.

─ Tengo algo para ti.

─ ¿Tu polla? ─ Soltó con descaro. ─ Porque en serio quiero eso ahora.

Me eché a reír y negué. ─ Abre los ojos, desvergonzado.

Jungkook me dio sonrisa de conejo y ojitos brillosos de perrito, luego su boca se abrió como un pez.

─ ¡Son geniales!

Genial ahora era la palabra de Jungkook.

Jungkook tomó la blanca rápidamente, poniéndola en su rostro y asegurándola, luego se levantó y caminó hasta el espejo, mirándose.

─ ¡Son perfectas!

Llevé la negra a mi rostro y la aseguré en su lugar, dejando que mis brazos se pusieran a mis costados, miré detenidamente a mi novio, tan bello, tan mío.

─ ¿Entonces como lo hacemos?













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