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O3


Mi vista estaba en mi móvil, las fotos recientes de mi novio dormido deslizándose cuando pasaba mi dedo por la pantalla, labios juntos en signo de aburrición mientras Minjun discutía con la empleada que era mejor para su centro de mesa y el color específico que quería.

Minjun era quien venía a escoger las decoraciones y a hacerse presente en cuanto a los pedidos de su boda, ya que Lisa debido a su apretada agenda de fotógrafa no se le facilitaba mucho el acompañarla. Entonces, por eso estaba yo aquí atrapado entre tantas mesas con centros súper decorados o muy sencillos, con colores pasteles y flores olorosas.

Si yo tuviera que casarme, sería en la playa, sin flores olorosas, hacen que me pique la nariz.

─ No puede tener una flor azúl si todo lo demás es de tonos rojos. Mi boda no será azúl. ¿No puede ser rosas rojas las flores de aquí?, rosas frescas, ¿verdad Jimin?

Dejé de mirar el teléfono para mirarla a ella, entonces asentí, sin saber bien lo que había dicho, ella me señaló y volvió a discutir de algo con la empleada. Pobre señora, tenía que lidiar con la reina del drama.

Minjun se alejó con la señora para seguir decidiendo sobre su centro de mesa y eso que era un centro de mesa, ¿cómo sería con lo demás?

Sonreí cuando vi el "en línea" de mi novio y luego un "llamada entrante" con una foto de él.

─ ¿Servicio de sexo telefónico?, habla con el chico más ardiente. ─ Solté con acento satoori. Escuché una risita del otro lado. ─ ¿Cómo vas, mi amor?

Bien. Bueno no, estoy un poco preocupado. Me asignaron una nueva clase porque el profesor que estaba aquí antes fue algo así como ¿secuestrado?, no entendí muy bien la historia porque no explicaron tantos detalles. Solo rumores. Entonces, llegué a mi clase y a penas me di cuenta que tengo una alumna embarazada, tiene siete meses y su mejor amigo es quien le ayuda a todo, parece no tener mucho apoyo de su padre y eso me dolió.

─ Está embarazada en la universidad, debe ser muy difícil para ella y sobre todo con lo de su padre. ¿Cómo te enteraste de ello?

Ella estuvo un poco sensible-enojada y se quejó de ello antes de dejar el salón, luego estaba enterrando sus uñas en la mano de su amigo y le pidió dulces de miel con mostaza. ─  Eso nos hizo reír a ambos. ─ Me hizo pensar en que debe haber más información para los muchachos, digo. Hay un centenar, pero todo es muy aburrido y ridículamente infantil, pienso que si les hablamos claro, como debe ser y despertando su curiosidad, más como una plática que como una tarea, se podrá hacer la diferencia.

─ ¿Qué piensas hacer?, tienes muchas horas cubiertas en la universidad, corazón. ¿Es el único problema que ves en tus alumnos?

Están perdidos, Jimin. Les falta poco para terminar la universidad y están muy estresados, no lo sé. Su maestro fue secuestrado, su vida fuera de la escuela no es la mejor y la educación no creo que sea la mejor, ¡tengo una alumna embarazada!, es hilarante. Tengo unos cuantos años más y siento que puedo ser de ayuda para ellos. ¿No?

─ ¿Sabías que eres el ser humano más lindo existente?

Escuché una risa del otro lado y me recargué en la silla que había jalado de una de las mesas para esperar a Minjun.

─ Me alegra que seas así, no sé como sea la universidad, pero si tú quieres ayudar, eso realmente es genial. He visto que los maestros son estrictos en películas y si puedes ser de ayuda para formar al ciudadano a ser un adulto, creo que tienes las armas, la esperanza y la paciencia. La fortaleza y dulzura para lograrlo. Cualquier cosa que te propongas vas a lograrla.

Te amo.

─ Te amo más.

Yo más.

¿En serio vamos a tener esta pelea?, es obvio que yo te amo más.

Jungkook se rió del otro lado de la línea y yo también, entre risas contestó;─ ¿Me estás retando?

─  ¿No tenías clase?

Cambiando el tema. Tengo hora almuerzo, estoy disfrutando de un rico café y donas de chocolate.

─ Yo no he podido siquiera comer un chicle, Minjun sigue masacrando a la pobre mujer.

Otra risa más por su parte.

Pobre de ambos. Pero estoy seguro que y yo también seríamos muy controladores en los preparativos si fuéramos a casarnos.

Una sonrisa se alargó en mi labios, la idea de casarme con él, ambos con trajes, anillos en nuestros dedos, el poder decir "Mi esposo" en cada ocasión que me fuera posible. Flores de tonos claros y olores leves, su hermosura luciendo ante todos y mi corazón latiendo con fuerza, implorando ser besado por el hombre más bello existente.

Sí, por favor.

─ Estoy seguro que sí.

Después de charlar durante unos largos minutos más, Jungkook se despidió de mi para continuar con sus horas de clase y mientras tanto Minjun dejaba por fin de exigir el centro de mesa perfecto con la muchacha a la que le había leído la etiqueta de "Karen" como su nombre, mi mejor amiga se acercó a mi y me señaló debíamos irnos para elegir las flores que irían en cada jarrón decorando el lugar.

Me arrastró entre las personas, de invernadero a invernadero, de florería a florería, de aquí para allá y de regreso. Y mis pies ardían, mi estómago rugía, mi cuerpo pedía estar entre los brazos de Jungkook y besar su cuello mientras él leía un libro.

Quería a mi bebé.

─ Podrías poner árboles de mentira, rojos, con diamantina. ─ Sugerí sutilmente mientras miraba un restaurante de shushi frente a la florería en la que estábamos.

─ Eso luciría lindo.

Si Jungkook estuviera aquí, ahora conmigo, no pasaría desapercibido el reflejo que hacían los arreglos en el cristal, tampoco las hojas cayendo débilmente del árbol frente a la tienda, menos la pareja nerviosas en su primera cita en el restaurante de sushi, el pug meneando la cola, los niños jugando alrededor de sus padres.

Niños.

Una familia.

Me encantaría tener una familia con Jungkook, hablamos de ello, un niño al que pudiéramos adoptar y darle todo nuestro amor. Pero aún faltaba mucho para poder conseguir eso.

[...]

Abrí la puerta de la casa con lentitud, traía en mis manos una bolsa con sushi adentro, a Jungkook le encantaba el California especial y Udon con camarón, no escuchaba ruido más alguno que el de la música baja de la lista de reproducción de spotify que Jungkook ponía cuando hacía deberes en casa.

Imaginé tener carrera y trabajo, llegar a casa cansado con los hombros hacía al frente, quitarme el saco y dejar el maletín junto al perchero, mis cabellos peinados hacía atrás y mi estómago rugiendo por comer la deliciosa comida de Jungkook, mis labios pidiendo sus besos. Jungkook llegaría, en pantuflas y una camiseta enorme de esas que adoraba usar, con un pantalón pijama todo peludito debido al frío que a veces tenía en sus piernas, me recibiría con una sonrisa llena de perlas y me abrazaría para oler mi cuello. Nos besariamos hasta no poder respirar bien por la ola de "te amo" que se extendería en nosotros.

Solo que era el presente, esto fuera de mi imaginación, donde yo no tenía trabajo porque tenía dinero suficiente del que junté siendo gigoló y quien trabajaba era Jungkook, más porque quería que porque necesitaramos. Yo no llegaba cansado del trabajo, llegaba cansado de soportar a la perfeccionista Choi Minjun y sus locas ideas para su boda de ensueño.

Cerré la puerta y me saqué la chaqueta, los zapatos y cuando di un paso, Jungkook estaba asomando su cabeza con una cámara frente a su cara, la cámara nueva y una sonrisa se alargó en mi rostro.

─ Te traje comida.

Extendí la bolsa para que pudiera verla, Jungkook bajó la cámara con el ceño fruncido, apretó algo de la cámara y se encogió de hombros, la dejó en alguna parte de la habitación, suponía la estantería y salió de la habitación.

No estaba en una pijama peludita.

Tenía una de esas camisetas de bandas de rock que te vendían extra grandes porque la mayoría de fans eran hombres de gran tamaño, lo que no pensaban es que habrían hombres delgados y tan bien formados que dejarían ver sus musculosas y pálidas piernas con solo esas camisetas, como Jungkook, que tenía la camiseta y se veía muy poco de la liga del suspensorio negro.

Caminó hasta a mi con pies descalzos y al subir sus brazos, para rodear mi cuello me dejó ver un poco más de esa tentación mía.

─ Te extrañé.

Una paz llenó todo mi cuerpo al estar entre sus brazos y su perfume en mi nariz, con calor en mis manos rodeé su cintura y acerqué mi cabeza al espacio de su cuello y hombro, sabiendo sobre la diferencia de estaturas.

─ Yo también.

No tuve muchas parejas románticas, solo una, Chaeyoung. Pero estuve con muchas personas, por mi trabajo y siempre era frío, siempre fue muy frío aunque mi cuerpo ardía en la llama de la necesidad, la satisfacción, el calor humano.

Este abrazo, esta necesidad, no fue sexual, no podría comparar lo que tenía antes con lo que tengo ahora. No se compara el calor y satisfacción que tuve en un solo abrazo con los años de relaciones sexuales que tuve por mi trabajo, con todas las personas que tuve durante años, con las millones de veces que tuve sexo y un orgasmo. No se compara con esto.

Me di cuenta que conocí a la persona que me llenaba más de lo que podía imaginar, tengo la fortuna de tenerle conmigo, aquí, ahora y siempre. No permitiré que se alejé de mi, que lo alejen y lo haré feliz con todo lo que tengo en mis manos.

No me caben las palabras.

Me despegué de él para mirarlo de pies a cabeza y sonreír, mis manos en sus caderas y mis dedos pulgares acariciándole, mis ojos viajando por su anatomía, los sentimientos arremolinándose en mi interior.

─ Te amo.

Y miré sus ojos, algo prendiendo en fuego en ellos, mi necesidad aumentando, de tener nuestras pieles juntas y hacerlo mío una vez más.

No importaba cuantas veces lo habíamos hecho ayer, ante ayer, el lunes, el viernes pasado, hace 15 días, no importaba cuantas veces lo habíamos hecho ya. Lo necesitaba de nuevo.

Y él a mi.

Lo cargué de una, sus piernas a mi alrededor y mi boca sellandose con la suya en una promesa de deseo y amor eterno, de satisfacción y pasión, de amor absoluto. Porque con Jeon Jungkook lo quiero todo aquí, ahora y siempre. Porque es mío.

Lo llevé con pasos descalzos hasta la habitación, tropezando con los nuevos muebles que no he medido aún, provocando risas en él y en mi un dolor que no tomé atención.

Lo senté en la cama y me puse entre sus piernas, su mirada extasiada y adormilada sobre mi.

─ ¿Donde tenías este suspensorio que nunca lo vi?

─ Lo compre apenas, quería hacernos más fácil el trabajo. No duro vestido cerca de ti.

─ Benditos suspensorios.

Pasé mi mano cálida por su piel ardiente y pálida, por sus bellas piernas, el interior de ellas siendo específicos, acariciando débilmente, muy despacio, rozando apenas, a él le fascinaba que yo hiciera esto, el tocarlo quedatinamente, porque teníamos todo el tiempo.

Porque para nosotros se detenía aunque todos corrían fuera de nuestra burbuja.

─ Necesito tener tu pene en mi boca. ─ Solté con acento satoori. ─ Todo.

─ ¿Qué te impide?

Sonreí.

Jungkook se había vuelto muy atrevido desde hace mucho tiempo, pero ahora no solo era atrevido, era descarado. Era malditamente descarado y eso a veces me hacía reír, pero veces como ahora me prendía, aumentaba mi deseo.

Me acerqué para mover el suspensorio y sacar su pene medio erecto, tomé la punta sin más, encerrándola entre mis labios y comenzando a chupar, su sonoro gemido y su mano enterrándose en mis cabellos a medida que lo tragaba más a fondo. Su pene vibraba en mi boca y pulsaba, poniéndose completamente erecto a medida de mi felación.










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