O1
Una respiración larga para notar que los aromas en mi hogar habían cambiado significativamente. Mi almohada ya no olía a el detergente barato que compraba por flojera a recorrer el pasillo de productos, ahora olía a la rica combinación de "frutos de primavera" y un perfume que olería durante años y no podría cansarme.
Despegué la cara de la almohada y me giré, rodando por ésta para acomodarme mejor y despertar como debía, en eso buscaba el encontrar el cálido cuerpo de mi novio, abrazarlo y oler su cabello mientras le besaba la nuca. Sin embargo, él no estaba ahí.
Junté las cejas mientras mi mano resbalaba por el espacio vacío de la cama y comencé abrir los ojos. Mis paredes grises con cuadros me recibieron, la ventana con cortinas nuevas, el mueble en el que mi novio a veces se maquillaba y por el cual yo me miraba al espejo cada mañana, donde justo habían varios marcos de fotos de nosotros; la puerta completamente abierta que me daba la vista de un poco de mi comedor, la cocina, la sala y la puerta de entrada.
El olor del desayuno llegó a mi nariz, el sonido de la carne tronando en el sartén y del tarareo de mi bebé llegó a mis oídos y me hizo sonreír. Pasé mis brazos debajo de mi cabeza y cerré los ojos aún sonriendo. Cuando volví abrirlos, el sartén ya no se escuchaba cociendo la carne y, mi hermoso hombre estaba parado justo en medio de entre la sala y la cocina, con dos platos en sus manos, nuestras miradas se encontraron y me otorgó su primera sonrisa para mi del día.
─ Bueeenos días. ─ Canturreó desde su lugar, se giró para ir a la mesa y dejar los platos.
Estaba vestido con una camiseta larga que poseía un dibujo de un oso de peluche con aspecto tétrico entre lastimar y ser lastimado, algo así como una lucha clandestina entre osos de felpa que resultan tener sangre. Mi novio tenía ropas muy extrañas, pero por alguna razón el hacía que se vieran tan cool. La combinaba con un short rojo que era corto y mostraba sus deliciosas piernas fuertes más los buenos glúteos que tenía. Los cabellos peinados-despeinados que siempre tenía y lo hacían lucir realmente bien.
Caminó de nuevo hasta la habitación, subió por la orilla, gateó hasta a mi y subió arriba, dejando caer su oreja izquierda en mi pecho y abrazandome como si yo fuera una rama y él un koala. Lo envolví en mis brazos y besé lo que alcancé de su cabeza.
─ Buenos días. ─ Respondí, aspirando profundamente como esas veces en las que amas tanto algo que tienes que reaccionar de alguna manera pero no puedes o necesitas demasiado aire porque has estado aguantando la respiración o tal vez, no es suficiente el aire que aspirabas.
─ Estás durmiendo mucho. ─ Dijo él.
Me hizo sonreír con solo pensar el porque es que yo he estado durmiendo tanto últimamente, ¿y cómo no?, con él teniéndolo saltando sobre mi, debajo de mi, al rededor de mi, chupando, besando, mordiendo, gimiendo y amandome, amándolo, cada noche, tantas veces. Porque parece ser que somos adictos el uno al otro y necesitamos, forzosamente, unirnos durante tanto tiempo y tantas veces para poder vivir.
Somos una pareja caliente. Caliente solo por ambos.
─ Es extraño que lo digas, sabiendo el porque lo hago. Necesito recuperar energías.
─ ¿Qué piensas hacer con ellas? ─ Zumbó en mi pecho. ─ Yo estaba pensando en ir al centro y comprar una nueva cámara fotográfica. Porque cuando nos fuimos al lago, maté la otra.
Reí al recordar, nos habíamos ido a un lago para celebrar que le habían regresado su trabajo en la universidad en la que trabajaba y él tratando de tomar fotografía a una rana, se resbaló y cuando lo atrapé, su cámara ya estaba fotografiando bajo el agua.
─ Entonces iremos al centro.
─ A desayunar. ─ Dijo él.
─ Hay que dormir un poco más. ─ Lo abracé más duro y cerré los ojos.
─No, ya hice el desayuno. Ven.
─ No, quiero dormir...
Jungkook se giró, besó mi pecho desnudo y se levantó para salir de la cama y caminar en dirección a al comedor, meneando el trasero porque sabía que lo estaba viendo.
─ ¡Eso es trampa!
[...]
Sinceramente, esta es la primera relación completamente seria que tengo y tendré. Porque veo un futuro largo junto a mi pequeño.
Cuando estaba con Chaeyoung era joven y tonto, no salíamos de Lovers, nos quedábamos en alguna de las habitaciones y soñábamos despiertos, soñábamos con viajar y descubrir el mundo.
Nos tirábamos en la alfombra del minúsculo cuarto y contábamos sueños, enumerabamos las telarañas en las esquinas y las grietas en la madera del suelo. A veces, experimentábamos lo que era ser adolescente y yo siendo un gigoló inexperto, fui torpe muchas veces, muchas veces, ella reía conmigo y me besaba diciendo algo como "tan torpe, pero tan lindo".
Sé que la quería, se que la amaba, pero ella no era mi vida, no estaba enamorado de ella con cada poro de mi piel, con cada respiración, con cada gota que hay en el mundo.
Yo amo y amaré siempre a Chaeyoung, pero no puedo, no tanto como Jungkook y ahora que estoy con él, que lo tengo conmigo, sé que Chaeyoung fue un tipo de entrenamiento para tener a Jungkook. Porque ambos son igual de libres y temperamentales.
Gracias, Chae.
─ Estoy hablandote, Jimin-ssi.
Dejé de mirar por la ventana para observar a Jungkook con los labios hechos trompa, un pequeño puchero que se formaba cuando no obtenía algo que quería y le entristecía lo suficiente sin dejar su buen humor.
Tenía las piernas estiradas, la mochila sobre sus piernas, una chaqueta de gabardina negra, una playera blanca con la frase "Love yourself" y sus cabellos despeinados. Era tan bonito, tan atractivo siempre.
Me hacía suspirar.
─ Extraño mi cámara, te veías tan lindo mirando por la ventana.
Sonreí.
─ ¿Sabes donde venden la cámara?
Asintió y acomodó sus cabellos, con la mano que no tenía entrelazada con la mía buscó dentro del bolsillo de la mochila un papel, el cual desdobló y le miró.
─En el centro de Seúl hay una tienda, venden cosas de profesionales, desde tabletas gráficas hasta la cámara que quiero.
─ ¿La que viste en internet? ─ asintió. ─ Pero no sabes usarla.
Su ceño fruncido apareció, sus ojos me mostraron el "no me digas que no puedo" y sonreí.
─ Aprenderé.
No dije más, porque sabía que tendríamos una discusión de esas en donde yo rio mucho y Jungkook no tanto al defender sus derechos. Es que me resulta siendo tan tierno.
Aún así, investigaría de la cámara y le haría preguntar mucho, porque Jungkook es de los que casi no preguntan por eso de "yo sé lo que hago" y cuando no sabe, termina frustrándose y botando las cosas. Yo soy el que las termina investigando y usando.
─ Pasame la mochila.
Jungkook asintió, sacó de encima la mochila y la dejó en mis piernas, hundí mi mano en la bolsa y saqué dos boletos del subterráneo.
─ Tenemos que comprar más.
Asintió nuevamente, dejó de mirar la dirección en la hoja y posó sus orbes casi miel sobre los míos.
Esos ojitos tan hermosos, la expresión distraída que ponía siempre y abría su boca distraídamente, solo me observaba, para luego darse cuenta de que tenía lo boca abierta y había escapado en su mundo otra vez. Sonreí cuando se mostró apenado, pero luego me sonroje yo cuando él peinó sus cabello y guiñó un ojo (imitandome).
Entonces lo besé, lo besé sin importar que estuviéramos en público, porque realmente no importaba, era mío, lo tenía para mí e iba a aprovechar para tocarlo como era debido en cada momento del maldito puto día y de la vida gloriosa que tendríamos juntos
Porque nada nos separaría.
[...]
Jungkook volvió a comer de su helado mientras nuestras manos estaban entrelazadas, iba tan emocionado hablando de las fotos que tomaría y todo lo que era capaz de hacer esa cámara.
─ ¡Es demasiado fácil desplazarla! ─ Soltó. ─ Además, en la computadora puedo descargar un programa y hacer un vídeo de nosotros, ¿qué tal?
Jungkook continuó explicandome sobre las transiciones, como se editaba el vídeo, donde podíamos grabarlo y que podríamos hacer, un recuerdo para nosotros que aprovecharía de utilizar para enseñarles algo a sus alumnos.
Me encantaba como hablaba, emocionado, expresando cada cosa con lujo de detalle, enamorándome cada vez más. Cada día más, cada hora, cada minuto, segundo, es que parecía volverse más hermoso o tal vez yo estaba cayendo muy rendido a sus pies.
─ Llegamos.
Jungkook se adelantó entre los pasillos, pero recordó veníamos juntos, pues paró de golpe y se giró para volver a mi, entrelazar nuestras manos y jalarme al interior.
Jungkook tenía razón, habían muchas cámaras profesionales, computadores y tabletas gráficas, un montón de cosas que llamaban mi atención. Entonces, mientras Jungkook hablaba con uno de los encargados de atender a los clientes yo me aventuré a tomar uno de los lápices de una tableta gráfica y un programa de edición estaba abierto. Sin problema comencé a dibujar en él, sintiendo lo fácil que era manejar el lápiz y que los trazos eran muy delgados o muy gruesos dependiendo mi pulso, me había encantado.
─ ¿La quieres? ─ Dijo Jungkook descubriendome, me giré para verle y ahí estaba, con una espléndida sonrisa y la cámara dentro de una bolsa de compra.
¿Me había tardado tanto?
─ La gente te mira.
Me giré a mirar a todos lados y era verdad, pero por primera vez en toda mi vida, me sentí avergonzado de las miradas sobre mi. Lo cual era gracioso, avergonzarme porque me hayan atrapado inmerso dibujando a mi novio.
Que pena.
─ ¿La quieres? ─ Repitió Jungkook.
Miré la tableta y luego a él.
─ ¿Quieres la tableta?, te la compro. Será un regalo por el buen trabajo que haces.
─ ¿Buen trabajo de qué?
─ ¿Y todavía lo preguntas?
Sonrió yendo nuevamente con el encargado para pedir la dichosa herramienta de dibujo que tanto me había gustado.
[...]
─ ¿Lo estamos haciendo bien? ─ Pregunté deslizandome lentamente al interior, jadeando por el esfuerzo.
─ Yo digo que sí. ¡Jimin, espera!
─ No puedo resistir ya, Jeon Jungkook.
Jungkook cerró los ojos conteniéndose y suspiró, luego volvió a tomar aire y abrió los ojos para verme, ambos estábamos haciendo un gran esfuerzo por mantenernos.
─ Debimos hacerlo en otra posición. ─ Solté yo con una trompetilla, Jungkook rió por aquello.
─ No haga reír que duele, coño.
Me reí junto con él, pero no podía soportar más, así que con toda la fuerza que me llevó resistir, cargué y me lo llevé adentro, lo dejé caer en el suelo y Jungkook comenzó a reírse cuando me caí encima de él.
─ ¡No es gracioso! ─ Dije quejandome. ─ Ese sillón pesa horrores. ¿Cómo lo metiste tú a tu apartamento?
Me senté en el sillón, acomodando mis cabellos hacía atrás, Jungkook estaba cerca de mi y sonrió ampliamente, esos dientes de conejito se asomaban sin pudor y con ternura, sus ojos achicándose.
─ Tenía hombres fuertes ayudandome.
Gruñí ante eso y lo jale de la muñeca para tirarlo encima de mi regazo, su melodiosa risa saliendo de sus bellos belfos rosados.
─ ¿Acabas de decirme debilucho?
─ Yo solo respondí a tu pregunta, mi amor.
Mi expresión seria se fue cuando sus labios estaban unidos con los míos y tenía total permiso suyo de tocar sus glúteos.
─ Hablando en serio, ¿lo estamos haciendo bien?, ¿lo estoy haciendo bien?
Jungkook dejó caer sus manos sobre mis hombros y me miró confundido, sus ojitos brillando en intriga, sus labios en una fina línea. Mis ganas de follarlo en el mismo sillón en el que estábamos.
─ ¿El qué? ─ Dijo él.
─ Ser tu novio.
Esperaba el ceño fruncido de Jungkook y su drama, como normalmente me contesta y cuando nos toca discutir. Sin embargo, esta fue de esas veces en donde le había causado ternura o felicidad al punto en el que besaba varias veces mis labios en pequeños piquitos.
─ ¿Tienes dudas?
─ Solo tuve una relación aparentemente seria y siento que mereces lo mejor, realmente me encanta lo que tenemos.
─ Y a mi también, señor gigoló. ─ Me besó una vez más, largo y tendido, presionando sus labios con los míos y suspirando. ─ Lo estamos haciendo bien, porque te sientes bien y yo también. Así que no te preocupes que yo te amo y tú a mi. Además, aún tenemos muchas cosas que vivir juntos, tenemos toda nuestra eternidad para aprender sobre si lo hacemos bien o no, corregir nuestros errores y...
─ ¿Y?
─ Y tener mucho sexo. ─ Restregó su culo sobre mi. ─ Hagamos el amor en este sillón, amor.
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