
29
Habíamos dejado la fiesta atrás, nuestra luna de miel nos esperaba por lo que nos subimos al auto nuevo que había comprado y dejamos a todos los invitados disfrutando de lo que quedaba de la fiesta en el lugar frente a la playa. Aunque, de hecho, la boda no quedaba tan lejos de lo que estaba nuestra casa y a pesar de eso, me negaba a irme caminando. Necesitaba llegar ya.
No es que no tuviéramos sexo recientemente, lo tuvimos, lo hemos tenido. Pero era el hecho del alcohol en mi sistema, de los juegos calientes que tuvieron lugar en la boda, de sus caderas meneándose al ritmo de la música, de su miradas provocadoras y el como mordía su labio, de que iba a hacerle el amor por primera vez siendo mi esposo.
Dejamos el auto dentro de la cochera, nos movimos fuera del mismo y salimos de la cochera, todo estaba cerrado con llave y queríamos entrar por la puerta delantera. Recorriendo el camino de piedra, observando lo verde del jardín y las macetas, me acerqué a la puerta y abrí la misma con la llave en mis manos.
Mi esposo ni siquiera me dejó echar un vistazo a nuestra nueva casa, comenzó a desvestirse mientras corría a las escaleras, su saco hizo lugar en el piso al igual que sus zapatos y calcetines.
─Ni se te ocurra sacarte algo más, Park Jungkook. Tenemos que abrir los regalos de bodas mutuamente.
─¡Entonces apurate!
Sonreí negando al mismo tiempo y cerré la puerta de la casa, activé la seguridad electrónica, poniendo el código de la fecha en la que conocí a Jungkook, su número de departamento al que fui y el día en que nos casamos, cuando escuché que estábamos seguros, me moví con agilidad a las escaleras.
Entré a la habitación, encontrando a mi bebé acostado en la cama, esperandome. Se levantó fingiendo tener sueño y se sentó sobre sus talones mientras me miraba.
─¿Vas a follarme o me voy a dormir?
─Pequeño tonto.
Mis pasos se hicieron hasta la orilla de la cama, tomando a Jungkook para acercarlo a mi, comencé a besarlo mientras lo desvestía, mis manos moviéndose sobre los botones para desabrochar uno a uno y abrir su camisa de poco en poco. Sin embargo, mis dedos no sintieron su piel, sino un bordado y al dejar de besarlo para mirar lo que mis yemas habían tocado, me sorprendí. Mi esposo estaba usando un conjunto de lencería bajo su traje, ni siquiera supe cuando se había escapado de mi para ponerse aquello.
─¿Cómo es que...?
─Un mago nunca revela sus secretos.
Sonreí, volviendo a besar sus labios que sabían a lugar en el que quería estar durante toda mi vida. Sus manos se encargaron de mi ropa mientras yo acariciaba su cuerpo, queriéndolo tener en ese conjunto que ponía más dura mi polla.
Sobre la cama, ambos sobre nuestras rodillas, disfrutando de nuestra casi desnudes, él por la lencería, yo por mi bóxer en forma de esmoquin, explorando nuestras bocas a pesar de ya conocerlas y abrazando nuestros cuerpos para tener más contacto entre nuestras pieles.
Nos separamos unos segundos para mirarnos a los ojos con todo el amor que no podíamos cargar en nuestros pechos porque eran demasiado pequeños para soportarlo, mirándonos con esa pasión eterna y el agradecimiento mutuo por estar juntos ahora, por no rendirnos a nosotros, por no dejarnos ir, porque sabemos que somos la media naranja del otro.
Somos la pareja ideal, debemos estar juntos porque sin el otro no funcionamos.
Seguros de que terminaremos como aquellas parejas de ancianos que son admiradas por sus largos años de permanecer el uno con el otro a pesar de todo y seguir amándose con la misma intensidad que su primer día juntos en la juventud.
Grande, grande era el sentimiento de impotencia, de emoción, el hormiguero que estaba sintiendo recorrer todo mi cuerpo por tenerlo en este estado para mi, a mi disposición, a la vida que teníamos aun por disfrutar juntos.
Los logros que habíamos obtenido con trabajo duro, con sudor, con muchas discusiones, pero sobre todo con amor, con este amor que alimentaba nuestro ser y nos llenaba de energía cada mañana.
Y necesitaba estrenar estas sábanas con sus gemidos, con su belleza natural, con su sudor, con nuestros cuerpos siendo uno y amándonos como nosotros sabíamos hacerlo, como ninguna otra pareja había logrado tal vez, a un nivel tan descomunal que sería envidiado por cualquiera que pudiera observarlo en nuestros ojos en estos precisos momentos.
Como todos los comentarios en nuestros vídeos pornográficos en internet, aquellos que dicen envidiar nuestra conexión en el sexo, el limbo en el que nos metemos al dedicarnos completamente el uno al otro por el placer mutuo y el amor demostrado en algo más que carnal.
─Te amo más que nada en este mundo, Jungkook Park.
─Me has robado el aliento, te amo más, mucho más, no podría demostrarlo nunca, porque te amo de verdad, intensamente, sin medición, Jimin Park.
─Eso es trampa, estás usando eso de nuevo conmigo.
─¿El qué?
─El "sin medición ", obviamente sabes que yo te amo más.
₆⁶₆
El sonrió de una forma extraña, besándolo de nuevo, mis manos recorriendo su cuerpo, la idea de que algo iba a proponer, esta emoción hormigueando mi cuerpo por saber que es lo que tenía en mente.
─Me amas mucho, lo sé, pero, ¿me amas tanto como para intentar una cosa?
─Siento que vas a utilizar el chantaje, amor.
─Lo siento, no es chantaje chantaje, pero realmente quiero estar seguro de se no vas a limitar.
─Amor, cualquier cosa que quieras probar, vamos a hacerla, sabes que si no nos gusta a alguno de los dos, lo pararemos.
Él sonrió nuevamente, besando mis labios, se separó después y se estiró para tomar el lubricante en el buró junto a la cama.
─Bueno, he estado pensando esto durante mucho tiempo, realmente quiero probarlo, ya que nunca lo he probado, tal vez no sea lo mío y podremos volver a lo que hacemos, nuestro importante papel, pero hasta no hacerlo no me voy a sentir tranquilo. Por lo que me gustaría ser yo el que te penetre a ti esta vez.
Mis ojos se expandieron en mi rostro, cejas subiendo, mi cuerpo entrando en una inexplicable tensión, la idea de que nunca había hecho algo como eso porque estaba seguro no era lo mío.
─Eres virgen del pene y yo del ano, amor.
Él sólo se echó a reír y asintió. Miró mi expresión y pudo leerla, porque ya eramos tan claros como el agua debido a los años juntos.
─No tengas miedo, bebé. Te juro que vas a disfrutarlo. Además, no sabes lo caliente que es que el de arriba se vuelva el de abajo de pronto. No sabes lo que me prende el que me dejes dominar una sola vez.
Su mirada me hizo colapsar en la seguridad de negar ante su proposición, pero él quería intentarlo y, seguramente no sería tan malo, ¿hmm?, quería sentir lo que él había sentido cada una de las veces que teníamos sexo y él lo disfrutaba, mi ahora esposo se deshacía en gemidos y orgasmos brutales cuando yo le penetraba. Tal vez seria lo mismo conmigo.
─Muy bien, podremos intentarlo entonces, amor.
Su sonrisa valió ─. Entonces, en cuatro, tú me dijiste que era más fácil entrar así.
─Y es verdad.
Me moví por la cama, llegando hasta las almohadas, apoyándome en mis rodillas y mis manos. Sé que mi cuerpo lucía más grande y musculoso ahora, con la academia de baile y las grandes, agotadores y forzadas rutinas del gimnasio había crecido considerablemente en musculatura, era increíblemente un poco más robusto que mi esposo, que también estaba perfectamente tonificado por rutinas arduas en el gimnasio.
Por eso sabía que la imagen que tenía de un hombre caliente mostrándole el culo era satisfactoria, más siendo que ese hombre musculoso y sexy como el infierno era yo, su esposo.
─¿Lo vas a hacer o tendré que prepararme yo? ─Gruñí.
Una de sus manos dio una fuerte palmada en mi culo el ardor apareció increíblemente rápido, no me era extraño, Jungkook tenía la costumbre de nalguearme porque "le encantaba el poder que sentía " y muchas veces decía algo como "cargando mi poder". Sin embargo, las nalgadas no me hacían a mi, lo que le hacían a él.
Y después de esa descarga de dolor, continuó por retirar mi ropa interior, haciéndome levantar las piernas para tirarla por alguna parte de la habitación. Sentí el liquido frío ir contra la rendija entre mis glúteos, escurriendo por el nudo y bajando para encontrarse contra mis testículos. Rápidamente, uno de sus dedos se acercó acariciando la zona y comenzando a empujar.
Un dedo y no se sentía tan extraño, dos dedos y estaba siendo incomodo, doloroso a medida que los adentraba, cuando comenzó a ser tijeras de verdad sentía un poco de dolor, pero seguía sin ser tan malo, en el tercero ya estaba gruñendo y acalorandome por el dolor. De verdad dolía, no entiendo como todos ellos disfrutaban de esto, sabía que les dolía, pero nunca había sentido esto.
─No estés tenso, amor. Voy a cambiarlo.
Asentí, dando un gruñido de confirmación cuando sacó sus dedos, más por tratar de prepararme a mi para lo que eran sus dedos a su polla, un tamaño considerable. Y tenía miedo, de que no nos gustara a ambos, que no pudiera tomarlo, que me doliera como el infierno. Y comenzó a hacerlo, su glande empujó en mi interior, la cabeza abriendo mi ano, mi cuerpo tensandose otra vez y yo intentando salir de aquella rigidez.
─Calmate.
─Eso putas intento.
Se rió ─. Si quieres dejamos de hacerlo.
Negué ─. Quiero tomarte, Jungkook. Quiero hacer esto, creo que ambos necesitamos hacerlo de alguna manera.
Empujó hacia adelante otra vez, entrando lentamente a mi interior, expandiendo mi zona, podía sentir como mi carne era extendida, como su larga y ancha polla se deslizaba dentro de mi y estaba tenso de los hombros, gruñía como bestia, dolía un infierno.
Pero en algún momento, cuando su polla ya había estado totalmente adentro y sentía sus testículos contra mi carne, ya no eran tan molesto y entonces me moví para autopenetrarme.
Le había sacado un sonoro gemido, tomó mis caderas y comenzó a moverse dentro de mi con un ritmo lento pero preciso.
—Se siente... Tan bien estar así de apretado —jadeó, golpeando dentro de mi, encontrando un punto que hizo mis piernas se flaquearan y un sonoro gruñido corriera fuera de mis labios—, aún así, es demasiado cansado.
Quería más, porque quería acabar pronto, porque sentía dolor, pero también me gustaba, aunque no más de lo que me gustaba estar dentro de él, ésto no era lo mismo, igual quería hacerlo, lo quería tan mal, que cuando las piernas de Jungkook comenzaron a rendir, lo saqué de mi interior y lo dejé caer sobre la cama, me subí arriba de él, alineé su eje en mi entrada y bajé de sopetón, obteniendo otro gemido. Intento tomar mis caderas, terminé sosteniendo sus manos sobre su cabeza.
─A pesar de que tú la tienes dentro de mi, estoy dominandote.
─Eso no es justo, estoy... Agh, estoy tan acostumbrado a que me des órdenes y me sostengas a tu antojo.
Me apoyé se su pecho y comencé a bajar y subir por su eje con rapidez y dureza, gruñendo, atacando mi punto, porque ya había encontrado la técnica para dar justo en en punto exacto y hacer temblar mis piernas.
Él se vino adentro de mi, se sentía caliente, pegajoso, espeso, raro. Su gemido había sido algo, estrangulado y yo me pone también, mi esperma saliendo de la punta de mi polla en chorros poderosos que iban directo contra su estómago y su pecho.
Hice que saliera de mi y me tiré junto a él, respirando con desequilibrio y aún jadeante.
─Me gustó ─jadeó.
─A mi igual ─respondí.
─Pero no tanto como cuando tu estás dentro de mi ─comparó y sonrió ladinamente.
─Eso mismo, me duele el culo.
─¿Tanto para que no puedas follarme otra vez?
─Claro que puedo.
₆⁶₆
M
e colé otra vez entre sus piernas, tomando sus labios en los míos, muchas veces atrapando su labio superior entre mi superior y mi lengua, adoraba hacer eso. Mis manos recorrieron su cuerpo en lencería con suaves caricias y su polla fue tomada por mi boca al bajar, limpiando los restos de semen que habían escurrido de su eje, animándolo a subir de nuevo, porque el mío ya estaba lo suficientemente arriba para estar dentro de él y hacerlo venir una y otra vez hasta que estuviera seco.
─Jimin... Jimin...
Sonreí por sus plegarias murmuradas, estaba extasiado, demasiado placer, sobre estimulado.
Me alineé dentro de él, adentrando poco a poco mi pene en su interior y me recargué sobre su pecho, quería sexo miel, hacerle el amor, descansar nuestros cuerpos unidos y mis caderas comenzaron a moverse, comencé a subir y bajar, su polla haciéndose fricción entre nuestras pieles.
Lo penetré duro, pero lento, golpeando su punto dulce como si estuviera dibujando, con los ojos cerrados y a veces observando como él cerraba los suyos, las expresiones que hacia, sus ojos fuertemente cerrados, sus labios abiertos y expulsando mi nombre en una melodía tan divina como una canción de violín.
Amaba a este chico, amaba a mi esposo, amaba a Jeon Jungkook.
Y lo hice venir, una y otra vez, sobre nuestra nueva cama, hasta que amaneció y volvió a anochecer. Hasta que teníamos que ir a trabajar, en el dormitorio y en otros lugares de la casa, había semen por todos lados, el registro de nuestro amor regado por todas partes.
—Jungkook, te amo con toda el alma.
Evan: Tardé mucho, lo sé. No sé si este deba ser el fin o hacer otro capítulo, porque quería hacer la tercera temporada llamada "Dos gays y un travieso". Entonces, no sé si debería hacerla o añadir eso acá.
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