
19
Volví mi vista al retrato y bebí de la botella. Pero algo llamó mi atención, los pocos cristales que quedaban adheridos al espejo en mi pared me mostraron algo más, algo que estaba en la pared de mi cama. Debía ser una broma, no podía estar tan jodido, pero lo estaba. Había hecho un retrato enorme de Jungkook en mi pared, incluso había tiza en mis almohadas y apenas vengo siendo enterado de mi locura.
Porque ahora podía entenderlo. Ahora sí podía verlo.
Ahora toda la mierda que Minjun había sufrido con Lisa tenía sentido, las veces que estuve consolándola y cuidando que no bebiera de más o le llamara a la rubia, las veces que tuve que llevar helado a su casa y películas que no fueran románticas, ahora tenía sentido las veces que lloró inconsolable sobre mi regazo o las veces que me dijo "la amo tanto que duele".
Amar.
Amar.
Estaba jodido.
Tenía sentido porque estaba en las mismas, era ésto, siempre había sido ésto. El hecho de que yo no quisiera verlo estaba más que claro. Pero estaba ahí, siempre estuvo ahí; que yo mirara todo lo que podía a Jungkook, que yo disfrutara tanto oír su voz como para grabarla y reproducirla más de una vez, como que yo amaba cada parte de él; sus ojos, su nariz, sus labios, manos, piernas, dedos, hasta las pestañas que decoraban sus ojos; que yo adoraba su forma de ser, adoraba cómo se emocionaba con este súper héroe de marvel, que yo adoraba sin ninguna duda cómo se sentía su cuerpo contra el mío, encajando perfectamente con el mío cada que jodíamos, como sus manos se entrelazaban perfectamente con las mías cuando las sostenía durante el sexo; sus labios, sus jodidos labios que me hicieron caer profundo, tan profundo que me había vuelto adictos a ellos, que no podía no besarlos.
Siempre había sido ésto que me obligaba a mirarlo durante largos momentos porque sabía que sería efímero estando juntos.
Por eso todo lo que pasó, por eso toda la mierda incomprensible que sufrí.
Por eso es que siento este dolor tan profundo y por todo mi cuerpo, porque yo sentía algo por Jungkook.
Y no es cualquier algo.
Jungkook me resulta siendo tan perfecto, tan bonito, tan inexplicablemente necesario para mis labios y cuerpo.
Porque Jungkook me gusta.
Porque yo quiero a Jungkook.
No, no lo quiero.
Amo a Jungkook.
Estoy jodido.
Estoy enamorado.
Enamorado de Jeon Jungkook.
Entonces volví a gritar en furia por haberme enamorado tan rápido, por haberme enamorado en sí, porque no debí de haberme enamorado. Esto iba en contra de todas mis leyes, de lo que es mi vida.
Yo no tenía permitido enamorarme o amar. Estaba pagando mi condena por alguna jodida cosa que hice en el pasado en mi vida pasada.
Aventé una botella vacía en alguna parte, esta chocó con una maceta donde brillaba un bonito girasol, tirándola junto con su tierra, marcando la máscara de pájaro que tenía por ahí.
Tal vez hice sufrir mucho a muchas personas como para estar sufriendo esto ahora. Justo de esta manera.
Porque Jungkook no es para mí, Jungkook merece más que lo que sea que soy yo, un estúpido y miserable gigoló. Merece elegancia, merece riqueza, merece paz y a la vez una vida extrovertida, merece alguien que pueda darle felicidad y difícilmente soy esa persona, porque yo no soy lo suficiente para alguien tan hermoso, inocente, puro y perfecto, como Jeon Jungkook.
─¡¿Qué mierda me hiciste?! ─ Grité, estampando la botella de alcohol contra la pared donde el rostro de Jungkook se veía tan lindo.
...
─Pero no era así, claro que no era así. Sentirte conmigo de la forma en la que estábamos después del sexo, se sentía tan correcto, sentir el calor de alguien más justo como tú tomabas posición sobre mí, junto a mí o en algún lugar cerca de mí, el cómo un pequeño roce de tu cuerpo con el mío me confortaba tanto. La sensación de tu cuerpo cubriendo el mío y el calor que me dabas se sentía tan bien, había estado con tantas personas pero increíblemente siempre era frío y rápido, porque yo no permitía llegar a acurrucarse, pero contigo lo necesitaba, me enteré que lo necesitaba cuando te dejé y fue correcto en todos los sentidos, el tenerte así. Quería ese afecto que me entregabas cuando no era carnal.
Jungkook, estar contigo, pasar todo lo que pasé contigo se sentía bien, era involuntario todo lo que realizaba, porque al estar contigo era como si la analización de mis acciones no estuviera habilitada y solo lo hacía por mero instinto. Era natural, era correcto, era bueno y a la vez no, era malo, pues tú y yo no podemos estar juntos de esa manera, me asustaba y me sigue asustando saber que podía estar sintiendo algo por ti. ─ Volvió a relajarse, su respiración entrecortándose. ─ Me di cuenta demasiado tarde, pues trataba de auto-convencerme que yo hacía lo que hacía porque te quería, porque ambos estábamos solos y teníamos eso en común, porque según éramos un tipo raro de amigos, acepté aquello, a pesar de que yo podía derretirme en tus labios. ─ Me acerqué poco a poco, rozando mis labios con los suyos, sintiendo su respiración chocar conmigo. ─ Pero Jungkook, yo sufrí mucho cuando decidiste hacerlo con alguien que no fuera yo, porque sentía celos, el pensar que otras manos tocarían lo que yo había recorrido y de alguna manera sentía que me pertenecías, que me perteneces, que yo reclame cada rincón de ti con mi sudor, mi aliento, mis manos y mis labios; tenía miedo y sufrí, porque no quería que te fueras lejos de mí, porque no quería que superaras tu problema porque eso significaba dejar de vernos y tú comenzarías tu vida con otra persona, la felicidad para mí se acabaría, porque tú fuiste esa alegría instantánea en mis días. Y cuando te fuiste, joder todo este tiempo he estado sufriendo tanto sin ti.
Krolik, me volví tan adicto a ti que difícilmente estaba cuerdo, no podía respirar porque no tenía tu perfume a mi alrededor y me he sentido mal y patético. Porque Jungkook, mi forma de tener sexo es poco usual, pero tú y yo no teníamos sexo, tú y yo hacíamos el amor. Porque tú me amas y yo te amo, nuestra forma de unirnos era íntima, yendo más allá de estar desnudos y mi pene dentro de ti o friccionándose con el tuyo. ─ En algún momento de mi discurso había cerrado los ojos porque no quería ver su rostro, en cambio, me había acercado lo suficiente para sentir como su cuerpo se moldeaba al mío, como la vida volvía a mi cuerpo al sentir su calor viajar al mío, como el cansancio se desvanecía. ─ Porque Jungkook, estoy enamorado de ti, me gustas muchísimo, te amo.
Y decirlo en voz alta, esta vez se sintió tan bien.
─Prometí curarte, pero no sabía que terminaría tan enfermo de ti.
...
─Contigo soy la persona más feliz en el mundo, Jeon Jungkook.
...
Había aire entrando por algún lugar, era molesto, llegaba a mi brazo y no me gustaba, se sentía muy frío, casi helado.
Me sentía intranquilo, sentía mi nariz tapada, el cuerpo entumecido, uh, no se sentía bien.
¿Dónde estaba?, todo está oscuro aquí, mis párpados están pesados, muy pesados, no puedo abrirlos. Joder, me siento incómodo y adolorido. Tengo frío.
¿Jungkook?, ¡Jungkook!, ¡¿mi amor, dónde estás?!, ¡tengo que salvar a mi novio!
Hm, no puedo moverme.
¿He muerto?
Oh, Jungkookie. Perdón, amor mío, he roto mi promesa y te he dejado solo. Sin embargo, quiero que sepas que ésto no es tu culpa, que no tienes ningún hechizo para ser infeliz, que no debes culparte por lo que ha pasado, que eres lo que más amo en esta vida.
Deseo mucho volver a verte, deseo mucho decirte lo hermoso que eres, deseo mucho besar tus labios, entrelazar nuestros dedos y juntar nuestras palmas mientras nuestros pies van a su ritmo para recorrer el mundo, llenarte de amor, de palabras bonitas todas las mañanas, de caricias y besos, de un montón de sonrisas.
Quiero volver a escuchar tu voz, oír tu sonrisa, verte levantando los labios para pedirme un beso, sonriendo de forma boba mientras ves programas infantiles, haciendo esas imitaciones graciosas de mi, refunfuñando; mirándome con esos ojos llenos de deseo, con esas ladinas, con palabras lujuriosas, con movimientos sensuales. Quiero tenerte entre mis brazos y mirar tus ojos hasta que el sol se oculta y vuelva a salir, quiero tus labios contra los míos, mis manos recorriendo tu cuerpo, sintiendo tu piel, descubriendo lugares que no he recorrido -aunque ya los recorrí todos-; quiero tanto el decirte estas palabras.
Juro que eres el ser más hermoso que existe en la faz de la tierra, un ángel venido del cielo para mostrarle a este pobre diablo lo que es felicidad.
Si pudiera, si tan solo pudiera volver a verte, te diría todo ésto. Solo deseo una oportunidad más para estar entre tus brazos y decirte lo mucho que te amo, lo hermoso que eres, lo feliz que me haces.
Te extraño, te extraño mucho.
Dejé de sentir frío, de un momento a otro lo que parecía hielo contra mi piel comenzó a derretirse, sentía cálido, como agua rubia subiendo por mi piel y volviendo a bajar, por mi brazo derecho exactamente. Alguien estaba limpiandome.
Traté de abrir los ojos, mis párpados ya no eran tan pesados como anteriormente, pero aún así era difícil; no veía negro, se estaba comenzando a aclarar. Vi entre mis pestañas, luz y color blanco, comenzándolos a abrir poco a poco y vi un vestido blanco.
¿Un vestido blanco?
Mi mirada subió del brazo y la tela hasta el hombro, donde caía cabello en trenzas, subiendo por las mismas hasta un rostro pálido y bellos ojos. Conocía esos ojos.
─Mamá...
Mi voz no salía de mi boca, había algo cubriéndola, no sé lo que era. Y aunque me impedía hablar, la hermosa mujer sonrió con ternura, como sabiendo lo que trataba de decir.
─Hola, pequeño tigre. ¿Listo?
Me asusté, siempre creí que el día de mi muerte mi madre vendría por mi y yo no tendría miedo, estaría en calma y me iría feliz de su mano. Pero no, estaba asustado, terriblemente asustado, no quería irme con ella, no aún.
─No seas tontito, cabeza hueca ─dijo ella, riéndose con una hermosa melodía que extrañaba demasiado, calmando mi corazón ─. Aún no es tu hora, mi amor. Tienes un conejito que cuidar y amar.
Mi cuerpo se perdió su dureza, siendo más ligero sobre donde estaba acostado, ella seguía limpiando mi brazo, como so hubiera estado lleno de carbón, de aquel carbón que ponía en el horno para calentar mi habitación.
─¿Estoy vivo? ─quise preguntar.
─Pues vivo vivo no estás, pero más vivo que yo sí ─ella golpeó mi brazo con su puño cerrado, tan pequeño y bonito, ella de verdad lucía tan pequeña ─. Hiciste sufrir mucho a mi niño, bobo.
Me reí, sabía que ella iba a adorarlo, ¿quién no adoraría a Jeon Jungkook el rey de la sexy mirada y las mejillas rellenitas?, era dueño de cualquier corazón.
Moví mi mano para tomar la suya, quién lo supo, entrelazando sus delgados y largos dedos con los míos, casi no la sentía, había frío y suavidad pero era algo muy leve. Ella sonrió viéndose hermosa y acarició mi mejilla con su otra mano.
─Te he extrañado tanto, no tengo con quien dibujar ─eso volvió a hacerme reír ─. Tú y Jungkook son el uno para el otro, ambos se merecen. Así que ve, anda, que él te está hablando y es grosero ignorar.
Abrí los ojos lentamente, lo primero que vi fue mi cuerpo cubierto sobre una manta delgada de color arena, una puerta y una televisión apagada colgando a un esquina.
Mis oídos parecieron sintonizar uno a uno, liberándose del ruido y la interferencia de otros sonidos, hasta que comenzó a ser más claro. Una voz de hombre parlanchín hablando de cosas que no entendía, hasta que comencé a prestar atención con más detalle, tratando de entender las palabras.
─Entonces, Minjun y Lisa vinieron a dejarte un bonito ramo de flores, Jin también vino y se puso a llorar, creo que es muy sentimental. Hmm, vinieron personas que no me acuerdo sus nombres y te conocían, sí. También Kwan y Minho estuvo aquí, Daehyun insistía en entrar, pero no le dejaron. ¿Qué más quieres que te cuente?, ¿te leo un poco?
Cerré los ojos cuando Jungkook se había volteado para verme, tenía un libro en sus manos, un libro de vampiros, que tenía por título "Luna rojo sangre ", sonreí ante el cliché, por debajo de la máscara de oxígeno y me permití descansar un poco antes de saltar sobre Jungkook para besarlo.
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