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Capítulo 25. Final


—Esta perra es mía —espetó _____, guardando su arma para luego quitar la navaja de la funda que colgaba del cinturón de Jeonghan.

Los tres jóvenes la miraron aterrados, sintiendo la ira en su mirada y Nubia rio divertida por la cólera que recorría el cuerpo de la pelinegra aumentando con cada segundo que pasaba. Eso era precisamente lo que ella quería; verla enfurecer y perder la cabeza, hasta el punto de caer en su propio juego.

_____ dio pasos seguros, apretando sus dientes con fuerza, tragándose el dolor que sentía cada que sus heridas rozaban con la tela que la cubría. Hizo girar el arma blanca en su mano y adoptó una posición de ataque para proteger a JR y, por ende, a su hijo en brazos de éste.

Nubia rio aún más, también guardó su arma y tomó una navaja oculta en la cinturilla de su pantalón. Sin duda, pensaba disfrutar este momento.

—En cuanto logre retenerla, quiero que se larguen de aquí —ordenó la pelinegra, poniendo tensos a los jóvenes tras ella.

—No me iré sin ti —gruñó Vernon, queriendo avanzar hasta ella, pero fue detenido por Jeonghan, quien lo frenó poniendo una mano en su pecho y negó, sabiendo que esto era algo que solo ______ debía hacer.

Por su parte, JR bufó con frustración y soltó un "está bien", antes de dar unos pasos atrás y reafirmar mejor el su agarre sobre el niño que luchaba por ver lo que pasaba.

—M-Mami —balbuceó Mino y ______ se giró para regalarle una sonrisa, esperando que no fuera la última.

—Todo estará bien mi cie-

—¡Cuidado!

Antes de que la pelinegra pudiera reaccionar, Nubia ya se había abalanzado sobre ella, aprovechando ese momento de distracción que había tenido. La sujetó con fuerza del cuello y de un rápido movimiento, enterró su navaja en la pierna derecha de la contraria, haciéndola gritar de dolor. Sin embargo, ______ no iba a permitir que las cosas quedaran así, si Nubia en verdad creía que podría con ella, estaba más que equivocada.

Sacando fuerzas de quien sabe dónde, la joven de ojos azules clavó sus uñas en el brazo de la morena y, aplicando una llave, en pocos segundos la tuvo debajo de ella, forcejeando por querer liberarse.

—¡Ahora! —gritó ______ y pronto los otros tres corrieron intentando llegar a la salida; lugar que una vez más fue bloqueado por aquellos que querían enterrarlos vivos en ese lugar.

—Jamás pensé que tú nos traicionarías de esta manera —soltó Aron, tronando sus dedos y ajustando los guantes de cuero que llevaba puestos.

JR gruñó molesto por toda esa mierda y miró pronto a Vernon para dejar al niño en sus manos. Sin embargo, una bala se deslizó entre ellos, que por poco y logra alcanzar al pequeño que sollozó, aterrado por el estruendo.

Jeonghan rápidamente se posicionó frente a ambos jóvenes y comenzó a disparar a sus viejos camaradas: S.Coups y Mingyu. Cuando uno cayó herido y el otro se detuvo para ayudarlo. El rubio aprovechó la oportunidad para escapar, gritándole a Vernon que tomara a Mino en brazos, pero una vez más se vieron acorralados cuando dos hombres los tomaron del cuello, apuntándolos en la vena central con un arma punzante.

—Déjalos ir y arreglemos esto solo tú y yo —espetó JR viendo a su amigo, viéndolo fijamente a los ojos.

—Es más divertido así, amigo mío —se burló su mayor quien, en un rápido movimiento, le lanzó una patada voladora, dándole de lleno en el rostro, enviando al moreno directo al suelo —. Te enseñaré a no traicionar a tu familia —espetó, ahora molesto.

—Esto... —soltó JR, escupiendo un poco de sangre —Esto jamás será una familia. No mientras esa psicópata esté al mando. ¡No mientras hagamos cosas como torturar a un pobre niño! —gritó encolerizado y se levantó del suelo de un salto, sin usar sus manos, lanzándose contra el mayor, cayendo ambos al suelo, dejando que ahora sus puños fueran los que hablaran por ellos.

Al ver la situación en la que se encontraban los demás, ______ llegó a la conclusión de que posiblemente no escaparían de allí. Si ella asesinaba a Nubia, los demás la matarían, pero si no lo hacía, al fin y al cabo, terminaría corriendo la misma suerte.

Nubia logró golpear el estómago de la pelinegra cuando ésta se hallaba inmersa en sus pensamientos. No dudó en inmovilizarla y tomar de nuevo su navaja que se encontraba tirada a su lado. Sonrió con maldad y pasó su lengua por el arma algo ensangrentada, saboreando el gusto a hierro de la sangre.

La pelinegra no pudo evitar mirarla con asco y escupir en su rostro, solo logrando enfurecer a la morena que enterró la daga en uno de sus brazos y la deslizó hasta su muñeca, creando un horrible corte que le arrancó un desgarrador alarido a la joven mujer. Lo último que quería _____ era verse débil frente a esa arpía, pero en ese momento, no pudo hacer más que morder sus labios para tragarse las lágrimas que, a pesar de todo, escaparon de su guarida.

Nubia carcajeó, regocijándose en el placer que le provocaba ver a la pelinegra derramar lágrimas. Volvió a lamer el arma y luego la llevó hasta la mejilla de la contraria, haciendo un feo corte allí también.

—¡Mamita! —gritó Mino cuando vio la aterradora escena, queriendo saltar de los brazos de su tío quien no podía moverse si quería permanecer con vida.

Vernon rápidamente apretó al niño contra su pecho, haciendo que girara su cabecita para ya no ver como esa bruja torturaba a su madre. Siseó suavemente para intentar calmarlo cuando el pequeño comenzó a llorar con fuerza, pero sabía bien que lo que esperaba era imposible. Ya harto, el hombre tras el castaño gruñó y le gritó a Mino para que se callara, logrando así que el niño llorara con aún más fuerza, haciendo que sus gritos desgarraran el alma de sus tíos y su madre.

Una vez más, Vernon intentó calmarlo, pero no se esperó que el sujeto lo golpeara en la nuca, haciéndolo caer de rodillas, para luego tomar al niño del cabello, dispuesto a cortarle la garganta.

Pero nada de aquello pasó.

En un segundo, el hombre pasó de tener una malévola sonrisa a encontrarse tirado en el suelo, con un balazo entre ceja y ceja.

—¡No toques a mi sobrino, bastardo! —gritó Joshua, apareciendo luego de haber atravesado toda la base para llegar hasta allí.

Le disparó en la cien al otro tipo que sujetaba a Jeonghan y ayudó a Vernon a ponerse de pie. El castaño de risos se incorporó de su saltó, preocupado por su sobrino, pero cuando quiso tomar en brazos a Mino, ya fue tarde, pues éste había corrido hacia donde se encontraba su madre.

—¡Mino, no!

Una alerta se activó en ______ cuando oyó a Vernon gritar y luego vio a su pequeño corriendo hacia ella. Nubia no perdió la oportunidad para golpearla con fuerza, desorientándola por completo, casi dejándola al borde de la inconsciencia. Gruñó molesta cuando sintió unos pequeños puños, goleando su hombro para que se quitara de encima de la pelinegra. Dispuesta a acabar con ambos de una vez por todas, tomó como primer objetivo al niño, quien gritó cuando la morena lo jaló con violencia de sus cabellos dorados.

Vernon al ver la escena, quiso correr a ayudarlos, pero se tensó por completo al notar como un escuadrón completo avanzaba hacia ellos.

—Vernon, ¿aún tienes algunas granadas? —masculló Joshua, sin apartar su mirada del mismo lugar que el menor.

Éste asintió.

—Pero si las lanzo podrían alcanzar a ______ y a Mino.

—¡______, acaba con ella! —gritó Jeonghan, sorprendiendo a los menores, haciendo que al fin el castaño mayor lo notara. Quería abrazarlo con todas sus fuerzas, quería llorar de la alegría solo de confirmar que se encontraba con vida, pero sabía bien que ahora no era el momento para ello.

Pronto, Joshua volvió a cargar su arma y le pidió a Vernon que se preparara para arrojar las granadas en cuanto éste le diera la señal. Solo debía rezar por que la pelinegra reaccionara rápido. Por el momento, él se encargaría de cubrirle la espalda.

Como era de esperarse, en cuanto ______ oyó a su hijo gritar, una oleada de adrenalina y furia, recorrió su cuerpo, logrando que se despabilara en un segundo.

Tomó su navaja que había dejado caer y la enterró en la pierna de la morena, haciéndola caer de rodillas al suelo. No dudó en liberar a su hijo y recuperar su arma, para de nuevo penetrar la carne de la contraria, llegando hasta lo profundo de su estómago.

—¡Nunca...! —volvió a alzar el arma y traspasó la piel de su pecho —¡... jamás...! —de nuevo dio otra puñalada, seguida de muchas otras —¡... te atrevas...! —sacó la navaja de la carne y apuñaló su rostro, sobre su ojo derecho, haciendo gritar a la mujer —¡... a tocar...! —JR, quien aún peleaba con Aron, se volteó a verla al oír los gritos cargados de miedo y desesperación —¡...a mi hijo...! —atrapó su lengua con sus dedos y la cortó de un solo movimiento, cansada de sus protestas —¡... perra!—sentenció y cortó su garganta, haciendo que la sangre brotara a montones.

Por más imposible que pudiera sonar, en ese momento, hasta JR llegó a temer a la pelinegra que había masacrado de tal manera a la morena, que hasta el mismísimo mal se reflejó en su mirada. Cuando al fin _____ reaccionó, soltó la navaja e intentó limpiar sus manos temblorosas y cubiertas de sangre, pasándolas por su prenda. Eso había sido una locura, ella jamás había perdida la cabeza de tal manera como para llegar tal atrocidad.

Miró a su hijo quien sollozaba con sus ojos cubiertos por sus manitos. Por un lado, agradecía internamente que él no la haya observado en todo momento mientras cometía semejante pecado.

Como pudo, se pudo de pie y tomó a su hijo en brazos, dispuesta a huir de allí.

—¡Ahora! —gritó Joshua y Vernon, junto al rubio, se decidieron de los seguros de las granadas y las arrojaron lejos, haciéndolas caer tras la pelinegra que avanzaba hasta ellos.

De nuevo todo había pasado en solo segundos. Los tres jóvenes se echaron a correr junto a ______ luego de alcanzarlos. De un instante a otro, ambas granadas se detonaron, haciendo surgir al infierno que arrasó con todo a su paso. Las paredes comenzaron a temblar y el techo poco a poco comenzó a desmoronarse. Era ahora o nunca; debían salir de allí.

Cuando al fin JR logró noquear a Aron, se unió a ellos y abrió manualmente la compuerta con la contraseña especial, siendo el primero en salir, seguido de Jeonghan y Joshua. Una vez con medio cuerpo afuera, Vernon se giró para ayudar a la pelinegra y fue allí cuando vio a Aron de pie, a espaldas de _____, apuntándole con su arma.

—No me iré solo al infierno —sentenció el pelinegro de ojos profundos.

Cuando Vernon gritó, ya había sido demasiado tarde.


El último disparo se oyó.







(Mucho tiempo después)

Como todas las mañanas, el mismo joven pelilargo entraba en aquella impecable habitación al fondo del pasillo. Tratando de ser cuidadoso con el desayuno que traía en manos (por la costumbre de tomarlo ahí) ingresó al cuarto y, luego de acomodar la bandeja en una mesa, caminó hacia el gran ventanal y separó las cortinas color menta para dejar entrar algo de claridad, resaltando las paredes color marfil. Tomándose su tiempo, sujetó las telas con dos cintas y abrió una persiana, dejando entrar un poco de aquel aire primaveral. No sabía por qué, pero tenía la extraña impresión de que hoy sería un gran día; así que dio un gran respiro, llenando sus pulmones y giró sobre sí, observando la pequeña cama al fondo.

Dejó escapar una tenue sonrisa entre cada paso que dio hacia el mueble y tomó su taza de té antes de sentarse en la silla que siempre permanecía junto a la cama.

—Buenos días —susurró con dulzura, tomando delicadamente la mano de la mujer que allí descansaba. Ésta no se movió, no gruñó ni se quejó, tampoco frunció su ceño como lo haría cualquier persona a la que intentaban despertar, ella ni siquiera se inmutó; como siempre.

A pesar de ello, el joven sonrió y acarició los cabellos, ahora rubios de la mujer, y depositó un casto beso en su frente antes de hacerse con un cupcake que Jeonghan había preparado con tanto esmero.

Dejó que su paladar degustara aquel esponjoso bollo dulce sabor coco con crema batida encima y bebió otro poco de su infusión antes de mirar a la mujer.

—Yo que tú, despertaría. En serio, estos cupcakes son lo mejor del mundo —rio sabiendo que, si la mujer lo oía, podría regañarlo por hablarle de esa manera; sin embargo, su sonrisa no duró demasiado.

Frente a los cuatro hombres que ahora habitaban en esa casa, aparte de él, sabía que podía ocultar su tristeza con una cálida sonrisa, pero no frente a ______. Cuando la puerta de la habitación era cerrada tras él y su cuerpo ocupaba el asiento junto a la cama, todo el dolor aparecía por tener que ver a la mujer más importante en su vida en aquel estado.

Mentiría si dijera que no había día en el que no le rezara a Dios para que la dejara despertar. Sabía que ella no creía en cosas espirituales, pero él quería aferrarse a lo que sea que le diera una esperanza.

Dejó sobre la charola su taza de té que ya no pudo seguir bebiendo por la amargura que se instaló en su pecho y suspiró con pesadez antes de volver a tomar la mano que no estaba conectada a un monitor junto a la pared.

Miró el resto de las máquinas comprobando que todo se encontraba estable y sonrió reafirmando su agarre en la tersa mano, para comenzar con sus pláticas mañaneras que nunca recibían respuesta.

Lo primero que le contó fue el escándalo que hizo Vernon esa mañana cuando encontró sus pantuflas favoritas, hechas trisas; cortesía de Holly, el cachorro que él mismo le regaló hace tiempo. Luego siguió con las típicas peleas de pareja entre Joshua y Jeonghan mientras preparaban el desayuno, que siempre terminaban en melosas escenas y, como siempre, la distancia que mantenía JR hacia los demás que, a pesar de haber pasado mucho tiempo, el moreno aún seguía sintiéndose como si no fuera bienvenido, como si fuera un usurpador, o incluso una molestia. Con el único que a veces platicaba o al que se le acercaba, era a él.

El pelilargo dio un brinco en su sitio cuando sintió una pequeña presión en su mano unida a la otra. Se repitió a sí mismo una y mil veces que no debía alterarse, pero cuando vio los finos dedos de la mujer, moverse entre su agarre, una nueva sensación inundó su pecho, regocijándolo de alegría; de felicidad.

Cuando ______ separó sus pesados párpados, dejando que la suave luz de la mañana entrara por ellos, se sintió perdida al no saber ni quién rayos era ella. Poco a poco pequeñas imágenes golpearon su mente, despertando un agudo dolor que se apaciguó apenas cuando se llevó sus manos a la frente. En ese momento sintió unos cables conectados a su cabeza, otros en su mano y pecho. Observó detenidamente el lugar, identificándolo como una de las habitaciones de huéspedes de su hogar. Lo reconoció por aquellas feas cortinas color menta que habían sido elegidas por el rubio angelado, ahora castaño.

Llegó a preguntarse cómo había llegado ahí después de...

—Mino —musitó, dejando que el nombre de su hijo escapara de sus labios temblorosos al momento que lo recordó.

Cuando al fin se percató de la presencia de aquel rubio, su corazón latió con fuerza como la primera vez que lo vio. Sonrió sabiendo que él también estaba a salvo y ahora a su lado. Era la primera vez que lo veía con el cabello rubio, aún manteniendo el largo. Sus mejillas eran igual de regordetas como ella lo recordaba cuando tenían once años, su piel parecía muy suave y de hecho, lo comprobó al mover sus dedos, acariciando su palma. Sentía como si el tiempo hubiese vuelto atrás. Como si el niño del que ella se enamoró hubiese aparecido de la nada. Incluso podía jurar que aquel hombre a su lado se veía más joven de lo que ella lo recordaba.

¿Estaría muerta? Quizás todos lo estaban y ahora había despertado en el paraíso junto al amor de su vida. Pura tontería. Despejó esa loca idea de su mente cuando recordó que el lugar que ahora se tenía ganado no era precisamente allá arriba, no después de haber asesinado a alguien de una manera tan vil.

Apretó de nuevo sus ojos con fuerza al sentir otra punzada en su cabeza, sintiendo también una presión en su mano, cuando la persona a su lado se alteró al verla y oírla gruñir. Sonrió enternecida cuando lo vio secarse rápidamente las lágrimas y sonreírle con alegría. Fue ahí cuando enfocó su mirada en esos orbes que la enamoraban más que nada, esos perfectos y centellantes ojos...

«Azules»

«Son azules»

Su corazón comenzó a latir de forma errática y su sonrisa se borró por completo cuando observó detalladamente esos ojos. No eran sus ojos, no era... él.

—Te he echado tanto de menos —habló al fin, el joven de 16 años, sentado a su lado —. Mamá... 



....................... 

(aparece con miedo a que la apedreen) ._. 

La verdad llegué a sentirme muy frustrada al escribir el final por miedo a no cumplir con sus expectativas. Siento que las convertí en un monstruo y ahora ya no puedo controlarlas (lo digo en el buen sentido) :v Pero bueno, al final lo terminé y no lo medité más y solo lo subí. Quizás _____ no llegó a ser esa mujer despiadada que esperaban, pero tampoco quería darle esa imagen de psicópata. Ella ya es madre :'v entiendan. 

Ahora sí, paso a agradecerles por todo su apoyo y por la espera de las actualizaciones que a veces no llegaban. De nuevo me tomaré un tiempo para hacer la cuarta y última temporada, pero prometo avisarles por aquí. Así que no borren la historia de sus bibliotecas c:  Posiblemente la comience en agosto o cuando el fanfic llegue a 10k. 

Sin más que decir: LOS AMO ♡♡♡♡♡ y espero nos leamos en otras de mis historias (o suyas :v) 


Se despide: Nina Glastor

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