Capítulo 21.
Para nada se esperó la visita repentina de esa arpía, luego de que JR saliera del área de celdas.
Si había algo que deseaba con tantas ansias, era poder poner sus manos sobre su cuello y retorcerlo hasta que sus palmas ardieran y sus nudillos dolieran o hasta ver sus ojos sangrar; lo que pasara primero.
Elevó una ceja y le dedicó una sínica sonrisa a la morena cuando se detuvo frente a ella, esperando a que, el hombre que la acompañaba, abriera la reja.
—Anda, sonríe querida. Sonríe mientras puedas —se burló, observando sus uñas como si no le importara nada.
De la nada, ______ sintió un fuerte tirón en su cabello, haciéndola ponerse de pie. Y sí, se había tragado aquel grito que arañó su garganta y que no dejó escapar solo para evitar darle el gusto a esa víbora. Apretó sus labios con fuerza y se dejó guiar por el hombre que parecía saber muy bien hacia dónde ir.
Nubia no pudo evitar sonreír al imaginarse como tendría a la pelinegra en tan solo segundos. Con una mueca siniestra en sus labios, los siguió a ambos poniendo un poco de distancia, caminando con esa falta de elegancia que la caracterizaba.
Cuando empezaron a caminar por un extenso pasillo, ______ comenzó a sospechar lo que le esperaba. No tenía miedo, para nada, pero estaba segura de que le dolería ya sea física o psicológicamente. Lo único que esperaba era que esa mujer no torturara a su hijo frente a sus ojos. La pelinegra era una guerrera verdaderamente resistente, pero si había algo que no iba a poder soportar, era ver a su pequeño ser lastimado.
Al atravesar unas enormes puertas al final de pasillo, ingresaron a un gran salón que parecía ser una sala de entrenamiento.
El hombre que sostenía a _____, dio un tirón más en su cabello al momento que ésta se detuvo al ver a tantas personas ahí. No eran demasiadas como se podría esperar, pero siendo lógicos, podía imaginar que esos eran todos los sobrevivientes de los Mikage. Todas las personas que en este momento de seguro la estarían adiando y esperando lo peor para ella y los suyos.
Cuando se dio cuenta, se encontraba sobre un ring de boxeo. Bofó divertida al pensar que Nubia quería desafiarla, pero su sonrisa de borró por completo cuando el sujeto clavó una lanza en la base, atravesando sus esposas para inmovilizarla.
—¡Lo prometido es deuda! —gritó Nubia, alentando a las personas que vociferaban maldiciones para la pelinegra.
La morena sonrió como nunca y la observó unos segundos desde abajo del cuadrilátero. Sin duda pensaba disfrutar lo que estaba a punto de hacer. Caminó frente a una mesa improvisada que había sido preparada con unas cuantas armas en ella y acarició con sus dedos cada instrumento, pasando desde una navaja estilo serrucho, hasta un garrote, deteniéndose en un látigo de tres puntas. Lo tomó con tantas ansias y pasó su mano izquierda por él, hasta llegar a las puntas.
Las personas alrededor del ring no dejaban de gritar para que acabara con ella de una vez por todas, haciendo que la morena disfrutara más de cada paso que daba hacia la pelinegra.
Una vez dentro del cuadrilátero, dio una vuelta entera alrededor de ______ con esa tétrica sonrisa en sus labios. La contraria no pudo evitar tragar fuerte y desconectar sus miradas cuando la morena comenzó a acercarse más a su rostro.
—Espero que te hayas asegurado de sonreír todo lo que querías —le susurró suavemente al oído y por primera vez, desde que pisó ese lugar, ______ tembló. No por el peso de las palabras, sino porque al fin se había dado cuenta de lo desquiciada que estaba esa mujer. Solo un ser perverso podría estar sonriendo como ella lo hacía cuando estaba a punto de torturar a una persona. Solo Nubia era la única que en verdad disfrutaría ver el dolor de alguien más.
—¡Ahhh! —gritó ______, de forma desgarradora, cuando el primer latigazo impactó contra su espalda.
Tenía pensado soportarlo. No quería gritar porque sabía que así le estaría dando el gusto a esa arpía, pero el golpe había llegado tan de improvisto, que ni tiempo a pensar en algo más le dio.
Apretó sus orbes con fuerza y se preparó mentalmente para el segundo golpe que nunca llegó. Abrió sus ojos lentamente, mirando hacia el frente, algo confundida y ahí fue cuando llegó. Soltó otro grito, aferrándose a la lanza que atravesaba las esposas y respiró con fuerza, tratándose las lágrimas que comenzaban a nublar su vista.
Soltó todo el aire de sus pulmones y echó un vistazo hacia el frente, pasando su mirada por los ojos de todos aquellos que disfrutaban del gran espectáculo. Su vista de detuvo en Aron, quien parecía disfrutarlo tanto como la morena que una vez más, la azotó.
Apretó sus dientes con fuerza, impidiendo que un quejido escapara de su boca y miró al moreno que se encontraba junto a su mayor. JR parecía no tener mucho interés en ello. Su mirada estaba fija en la pelinegra, atento a cada movimiento de ella y la morena, pero no necesariamente se podría decir que lo disfrutara.
______ lo miró cohibida, jadeando con pesadez cuando recibió otro azote y vio al moreno cerrar sus ojos con fuerza, como si él estuviera recibiendo los golpes.
¿Acaso JR estaba sintiendo empatía por ella? No, eso sería una locura. Él más que nadie la odiaba con todo su ser. Él, que había perdido a casi todos sus amigos por su culpa. Él, que se maldijo por tanto tiempo el no haberla matado cuando tuvo la oportunidad. No, si duda JR no sentía empatía por ella, pero era humano, y un verdadero ser humano nunca sería tan cruel como para soportar ver eso.
—¡Ahhh! —chilló con la voz quebrada cuando una de las puntas del látigo golpeó su cuello descubierto. Nubia soltó una escandalosa carcajada y le arrancó la blusa que ya se había hecho trizas, dejando ver aquellas horribles marcas en carne viva y la sangre escurrirse por cada corte.
______ se estaba perdiendo en ella misma, ya no podía pensar en nada, sentía que en cualquier momento iba a desfallecer. Ya había perdido las fuerzas para evitar gritar y lo peor era que cada azote parecía intensificarse más. Lo cierto era que no solo ella era la única perdida, Nubia también lo estaba.
Estaba extasiada viendo la sangre brotar de la contraria. Quería ver más, quería verla morir desangrada frente a sus ojos, quería oírla suplicar por piedad, para que parara. Quería oír más de sus gritos que tanto la excitaban, quería... quería matarla.
—¡Ya basta! —gritó un joven, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
Nubia detuvo los constantes azotes y elevó su mirada al frente, encontrándose con un pelirrojo entre la multitud, siendo sostenido de los hombros por uno de sus amigos. ______ también levantó la mirada y jadeó cansada cuando vio a Jimin, sollozando, con el corazón en la mano. A su lado estaba J-Hope, intentando frenarlo para que no hiciera una locura, pero se podía notar en sus ojos que tanto a Jimin como a él, les dolía verla de esa manera.
Nunca en sus vidas hubieran pensado en ver a la pelinegra en tal situación. _______ siempre había sido tan justa, tan correcta, siempre complaciendo a los demás y siéndole de ejemplo a todos. Pero ahora, ahora no era más que una traidora ante los ojos de todos los Yenaid y una destructora ante los Mikage.
A pesar de todo, sus amigos no podían permitirse pensar de esa manera, porque sí, ellos seguían siendo sus amigos. Aún se consideraban sus hermanos, como ella los había llamado hace muchos años atrás. Ellos aún creían que había una forma de terminar con todo eso, sin que ella sufriera.
Nubia sonrió de lado cuando oyó a ______ murmurar el nombre del pelirrojo en un débil susurró, casi forzoso. Miró al joven de nuevo y elevó una vez más su látigo para, segundos después, impactarlo contra la espalda de la pelinegra.
—¡No! —gritó Jimin, cayendo de rodillas al suelo. Quería correr hacia ese ring e impedir que esa bruja siguiera lastimando a su amiga, pero las manos de su mayor sobre sus hombros, se lo impedían, sabiendo que él podría correr la misma suerte que ella.
—Oh, Jin —canturreó Nubia, al conectar su mirada con un hombre al fondo de todos, recostado en una de las puertas que daban acceso a ese lugar —. Qué bueno que has venido a disfrutar del espectáculo —comentó divertida y le hizo señas al hombre que había traído a _____ hasta ahí.
Éste subió al ring con un garrote en las manos, muy parecido a un bate de béisbol, y se arrodilló frente a Nubia, ofreciéndole el instrumento de tortura. Cuando la morena arrojó el látigo a un lado y tomó su siguiente arma, el sujeto se pudo de pie y arrancó la lanza que se encontraba clavada en el suelo, dejando que _____ cayera de lado, respirando con dificultad.
Soltó un débil gemido cuando su cuerpo cayó hacia atrás y su espalda tocó la fría superficie del cuadrilátero. El frío parecía ayudar al ardor que en ese momento recorría todo su cuerpo, pero el permanecer así también la lastimaba al dejar caer todo su peso sobre la piel lastimada.
Reuniendo lo poco de fuerza que le quedaba, se giró sobre sí y se incorporó, quedando de rodillas una vez más. Nubia no podía estar más satisfecha al ver tanto dolor en su mirada. Lo admitía, ______ era más fuerte de lo que había imaginado. En todo ese tiempo no había soltado una sola lágrima y eso la fastidiaba un poco, pero nada estaba acabado aún y si de algo estaba segura, era de que ella lograría hacer que la pelinegra suplicara que se detuviera.
—Disfruta este momento, perra. Porque cuando ponga mis manos en ti, ni Lucifer podrá reconocerte —sentenció ______, observándola con la verdadera maldad reflejada en su mirada.
Nubia gruñó, molesta, al ver la sonrisa que surcaba los labios de la contraria. No podía creer que después de todo lo que le había hecho, se atreviera a mirarla así, incluso a amenazarla. Con verdadera furia, dio un grito en el aire, elevando el garrote y golpeó a la pelinegra en su costado, al final de sus costillas.
Una vez más, _______ cayó hacia un lado, retorciéndose del dolor, sintiendo que ese golpe le había roto algo o provocado una herida interna enorme cuando su cuerpo no dejó de punzar en ese lugar.
Desafiando a la morena, se atrevió a sostenerle la mirada de nuevo, viendo como sus manos temblaban, posiblemente de la cólera que recorría sus venas. Soltó una risilla y relamió sus labios resecos antes de incorporarse una vez más, dispuesta a soportar todos sus golpes.
—¡¿Qué pretendes?! —vociferó Nubia, arrojando el bate lejos antes de golpear con fuerza el rostro de la pelinegra —. ¡¿Acaso crees que me intimidas?! ¡¿Te crees la gran cosa a pesar de estar así?!
_______ escupió la sangre que se acumuló en su boca luego de que se cortara el interior de su mejilla al recibir el golpe y volvió a observarla con prepotencia; burlándose de la morena con solo la mirada.
—¡Te mataré! —gritó histérica y se lanzó contra ______, recibiendo un codazo sorpresivo en el rostro.
Un silencio sepulcral se creó en esa sala cuando todos vieron la nariz de Nubia sangran. ______ supo que quizás había cometido el peor error de toda su vida al atacarla, pero su cuerpo se había movido por sí solo y ahora ya no había nada más que hacer. En ese instante y más que nunca, la morena, seguro sentiría ganas de despedazarla y ella no podría hacer mucho para defenderse.
—Ya es suficiente.
La pelinegra giró su cabeza hacia dónde provino esa voz y sus ojos se conectaron con los chocolate de aquel castaño.
¿Cuánto tiempo había pasado? Ya casi... cinco años. Cinco años desde que lo vio por última vez en las instalaciones de su clan, mientras él luchaba para que los Mikage no se la llevaran. Cinco años desde que él le dijo que siempre la protegería. Cinco años desde que pensó en traicionarla y arrancarle a su hijo de sus brazos en cuanto naciera.
Aquel que una vez juró amarla con todo su ser, ahora estaba frente a ella, intentando frenar la ira de la morena.
—Alguien ayude a Nubia —ordenó Jin y rápidamente dos hombres subieron al ring, ayudando a la morena a incorporarse. El golpe en el rostro la había dejado un tanto confundida y aún no se enteraba del todo, lo que había ocurrido.
Una vez que alguien asistió a la morena, Namjoon se abrió paso entre la multitud y caminó hacia el cuadrilátero para sacar a _____ de ahí y regresarla a su celda.
La pelinegra nunca lograría explicar con palabras lo que sintió cuando vio la mirada de su amigo; si es que aún podía llamarlo así. Namjoon siempre se caracterizó por ser un hombre rudo que todo lo soporta, y era justamente por eso que algo dentro de _____ se rompió cuando percibió ese extraño brillo en sus ojos.
Los orbes del rubio se habían cargado de lágrimas al momento de ver las profundas heridas de la pelinegra. Ni siquiera se imaginaba siendo capaz de haber soportado lo que ella lo hizo. En verdad, podía decir que admiraba a esa mujer a pesar de ser una traidora para su clan.
—En verdad te admiro—murmuró cuando ayudó a ______ a ponerse de pie y una vez más, ésta sintió su pecho doler.
Rápidamente, el pelirrojo acudió a su apoyo para ayudarlo a llevar a la joven a su celda. La verdad era que él solo quería asegurarse de que su amiga estuviera bien. Sabía que por nada en el mundo le permitirían curar sus heridas, pero al menos quería estar cerca de ella, disculparse por no haber tenido las agallas para frenar a Nubia, y decirle que la ama y siempre será la mejor amiga y hermana que jamás pudo pedir.
Ahora más que nunca, Jimin estaba seguro de lo que tenía planeado hacer y ni sus miedos, ni Jin lograrían impedir que sacara a Ren de allí; tal como anónimo se lo había pedido. Ya no importaba si era un juego contra la muerte, él lo intentaría todo, a ganar o perder.
.....................
Como les prometí ayer, les traigo un nuevo capítulo ewe
Tengo una duda desde que he estado leyendo algunos de sus comentarios.
¿Alguien siquiera se ha preguntado quien es anónimo? Si creyeron que era Jimin pues...
Tienen hasta dentro de dos capítulos más para adivinar quien es. Hagan sus apuestas mijos. El que adivine le dedico los capítulos hasta que se acabe el fic y el primero de la cuarta temporada :v
Solo recuerden, puede ser quien menos se lo esperan. Incluso Jin :v
Oh, no debí decir eso xD
¡Nos leemos! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro