Capítulo 63
POV ANASTASIA.
Son alrededor de las cuatro de la tarde, he llegado hasta la cafetería más cercana de la editorial. Quedé en reunirme con Kate, hace tiempo que no hablamos... Desde mi boda en el sur de Francia para ser exacto.
— ¡Ana!— Chilla entusiasmada cuando nos saludamos.
— Que tal Kate— respondo con una sonrisa
— Wow, cómo ha crecido ese bebé— acaricia mi vientre.
— Ya voy para el sexto mes— cuando se inicie mi sexto mes, Christian me obligó aceptar que ya no iré a la editorial, podré trabajar desde casa, pero sólo un mes. Cuando inicie el séptimo mes, me dedicaré a todo lo relacionado con Teddy. Mi marido empezó decirle Teddy a nuestro bebé.
— ¡Felicidades!— Añade.
— Gracias—
Nos sentamos, Kate ya ha pedido un café. De inmediato se acerca el camero, y yo pido un té.
— ¿Cómo estás?— Le pregunto
— Genial— ella se ve radiante. Tiene un brillo en los ojos que nunca antes le había visto.
— Deduzco que las cosas con Elliot van muy bien— murmuro
Sé que están reconciliándose.
— Si, hemos decidido darnos una oportunidad, pero está vez sin mentiras. Creo que por primera vez él y yo nos estamos conociendo, somos tan parecido en algunos aspectos y tan diferentes en otros.— Me dice con una enorme sonrisa en los labios.
— Me alegro mucho por ti— espero que mi cuñado haga bien las cosas ésta vez.
— Gracias Ana, tuvimos que tocar fondo para valorarnos y darnos cuenta que realmente estábamos enamorados y queríamos estar juntos.
— Que bueno Kate, eres una mujer extraordinaria y merece toda la felicidad del mundo.
— Gracias por tus buenos deseos... Pero háblame de tú bebé... ¿Ya han elegido un nombre?
Le comento todo con respecto al bebé a Kate, y ella me comenta que en un futuro no muy lejano espera convertirse en madre.
Después de ponernos al día nos despedimos ya que en la noche nos veremos en casa de los Grey.
Al principio no estaba muy segura de acompañar a Christian a casa de los Grey, aún es raro después de todo lo que ha sucedido, pero yo misma me he propuesto vivir el presente y futuro, y tengo la impresión que los Grey quieren lo mismo. Tal vez el pasado y las heridas no se olviden, pero por el bien de mi bebé, mi esposo y el mío estoy dando vuelta la página.
Llego a casa, cómo siempre acompañada por mi sombra: Luke Swayer. Gail me recibe con una sonrisa amable.
— Buenas tardes señora Jones— digo amablemente.
Son cerca de las 17: 00, para ser exacta: 16:58.
— Buenas tardes señora Grey. — Le he pedido que no me diga «señora Grey» pero ella insiste.
— ¿Christian ha llegado?—
— Aún no señora— mi ánimo decae. Quería ver a mi esposo y estar con él y si es posible hacer el amor.
Suelto un suspiro: Ya llegará.
— Estaré en mi habitación.
Ya en la habitación me quito los zapatos sin tacos que mi marido me ha obligado ponerme, aún sin taco los pies me duelen.
***
Media hora después mi esposo por fin está en casa. Me acerco a él y le doy un buen beso.
— ¿Alguien me extrañó?— Dice mientras esboza una sonrisa. Amo sus sonrisas.
— Siempre te extraño señor Grey.
— Que curioso, a mi me sucede lo mismo—
Nuevamente me apodero de sus labios, pero ésta vez lo hago más intenso.
— Mmm— ronronea — te veo ardiente— añade en voz baja
— Necesito alivio.
— ¿Y quién soy yo para negarle alivio a mi esposa?
****
Una hora después estoy envuelta en un albornoz buscando en el guardarropa que logro encontrar, porque últimamente nada me queda. Creo que tendré que ir de compras, necesito ropa maternal.
— ¿Todo bien?— Mi esposo entra y para suerte de mis ojos sólo lleva puesto una toalla alrededor de su cintura.
Mis ojos se clavan en su abdomen marcado, su ombligo, los pelos que aparecen del ombligo hacia abajo.
¿Cómo puede ser tan guapo? Éste hombre es demasiado apetecible.
Me gustaría pasar mi lengua de su ombligo hacia abajo.
— ¿Disfrutando de la vista señora Grey?— Christian interrumpe mis pensamientos
— Tal vez—
— Puedo imaginar lo que estás pensando, porque estás mordiéndote el labio— suelto mi labio del agarre de mis dientes. No me había dado cuenta que me estaba mordiendo el labio— y aunque me encantaría repetir lo de hace unos minutos atrás, lamentablemente tendremos que dejarlo para más tarde, se nos está haciendo tarde para ir a casa de mis padres— que lastima, y yo que quería su miembro en mi boca.
Por ésta vez hago caso omiso a mis instintos sexuales y le doy la razón.
— ¿Que ropa llevaré? Todos éstos vestidos bonitos ya no me entran. — Me quejo.
Christian se acerca a mí enorme guardarropa y de él saca un vestido mangas cortas de rayas náuticas azul marino y blancas hasta las rodillas, escote V profundo y una faja roja un poco más arriba de la cintura.
— Ponte éste—
— ¿Y si no me entra?—
— Nena, ponte el vestido... Estoy seguro que te verás preciosa y resaltará ese hermoso embarazo— tiene las palabras justa para hacerme sentir bien.
— Vale, confiaré en tu buen criterio.
Tomo el vestido de sus manos.
***
Media hora después estoy parada en la entrada de la casa de los Grey, obviamente estoy nerviosa y agradezco a mi esposo por sostener mi mano.
— Hijo, Anastasia, que gusto que estén aquí— nos dice Grace, con evidente emoción.
Ella besa la mejilla de su hijo y le dice:
— Bienvenido a casa cariño.
— Gracias mamá— responde Christian y le sonríe.
— Ana, no sabes la alegría que siento que tú estés devuelta a mi casa. Gracias por estar aquí. — Me dice
Tiene los ojos brillantes por las lágrimas contenía.
— La agradecida soy yo por abrirme las puertas de su casa señora Grey— le digo lo más amable que puedo.
No estoy siendo falsa, enserio le agradezco que me haya abierto las puertas de su casa.
Grace, me abraza sorprendiendome. No espera ese gesto. Su abrazo es cálido, reconfortante que logra desarmarme y le devuelvo el abrazo con la misma calidez.
— Y esté pequeñito ¿Cómo está?— Dice al apartarse de mi, tocando mi vientre.
— Hoy ha estado muy tranquilo— tan pronto como termino hablar, Teddy saluda a su abuela con una patadita.
— ¡Oh por Dios!— Chilla Grace, eufórica— ¡Ha pateado!
— Tú nieto está diciendo: hola abuelita Grace — le dice Christian
— No puedo creerlo... Es maravilloso— sus lágrimas empiezan caer por sus mejillas. — ¿No te duele?— Me Pregunta
— Hace poco han empezado doler sus patadas, pero la doctora Greene, dijo que es normal a partir de la semana veintiocho.
Grace se limpia las lágrimas y me sonríe con ternura.
— Pasen por favor.
Me quito el abrigo.
En el salón ya están reunidos todos los demás. Kate, Elliot, Ethan, Mía, Carrick y los señores Trevelyan. Todos se muestran amable y felices.
De a poco me ido relajando. Estamos en la mesa, una joven que no es Gretchen sirve la cena.
— ¿Y Gretchen?— Le pregunto a Grace
— Se marchó.
Kate me guiña un ojo, algo me dice que ella tuvo algo que ver para que Gretchen se marche.
— Ya veo— me limito en decir.
Estamos todos sentados en la mesa.
— Quiero decir unas palabras— dice Carrick, agarrando su copa de vino. — Sé que no puedo beber alcohol, pero un poquito por esta ocasión especial no me hará daño— añade.
— Sólo un poquito— dice Grace con cariño y su esposo le da un beso en la mano.
— Todos aquí sabemos que hemos pasado por momentos difíciles, hemos discutido, nos hemos alejado pero aquí estamos todos reunidos nuevamente... la verdad es que estoy emocionado por ver a mis tres hijos junto a sus mujeres y esposo alrededor de esta mesa. No se imaginan lo felices que Grace y yo estamos, durante meses rezamos para que estemos todos reunidos. Anastasia, Katherine, Ethan, sean bienvenidos a ésta familia — Carrick fija su mirada en mi— pequeño Theodore, no sabes cuan ansioso estoy por tu llegada— le sonrío mientras acaricio mi vientre. Alza su copa y dice:— Que está reunión sea una de las muchas que vendrán.
— ¡Salud!— Decimos al unísono.
Obviamente yo no puedo beber alcohol.
Mientras comemos nos divertimos con las anécdotas de Mía y Elliot.
La cena estuvo entretenida, todos fuimos naturales... Ése es ambiente que quiero para mi bebé.
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