XVIII
31 de marzo de 2019
Josephine
Me pongo el mejor vestido negro que tengo y me peino lo más formal que puedo. Es el entierro de la abuela de Leah y pese a que ni siquiera su propia nieta le tenía gran afecto, es prácticamente obligatoria nuestra asistencia.
Hace dos días me llamó Leah desde Miami para comunicarme que su abuela había fallecido y que necesitaba mi apoyo moral para sobrevivir al entierro. Lo más probable es que todos sus familiares ni siquiera esperen a que cierren el ataúd para empezar a pelearse por la herencia.
Reservé tres pasajes en el primer vuelo que partía hacia Miami. Aron y Theo se ofrecieron a acompañarme y negarme no era una opción. No pude decirle que no a Theo porque sé que su presencia le hace bien a Leah, y no pude decirle que no a Aron porque últimamente estuve demasiado distante con él y no quiero que sospeche nada que pueda frustrar mi plan.
Estos últimos tres días estuve evitándolo más de la cuenta, diciéndole que estaba liada con los exámenes y que tenía la regla asique no estaba de humor, pero era mentira. Sé que Aron se dio cuenta porque no insistió cuando deje de contestarle los mensajes de Whatsapp y agradezco que haya sabido captar la indirecta.
Aproveché esos días que Leah no estuvo en el departamento para analizar detalladamente la autopsia de Kate. No encontré nada nuevo, pese a que la leí más de veinte veces. Dice que fue una muerte natural. Si, claro. El único dato relevante es que se destacan signos de asfixia, pero no pueden precisar si eso causó o no su muerte.
Al final, lo que creí que iba a ser un gran descubrimiento, terminó siendo un fiasco, porque me confundió más de lo que me aclaró.
Me miro al espejo y me aliso el vestido por última vez antes de ir a buscar a Aron y a Theo a la otra habitación. Decidimos reservar un hotel porque ni Aron ni yo nos sentíamos cómodos en la mansión de mis padres y tampoco queríamos dejar a Theo solo. Por supuesto, en cuanto Leah lo supo, decidió que también dormiría aquí. Sé que ella extraña muchísimo a sus padres, pero supongo que también desea dormir junto a Theo.
Toco la puerta de la otra habitación y en cuanto se abre me quedo muda. Aron está completamente vestido de negro: camisa negra, pantalón negro y chaqueta negra. Nunca lo vi tan hermoso. Recorro todo su cuerpo con mi mirada y no puedo evitar sentir un calor ahí abajo.
Aron también me devora con los ojos y me ruborizo cuando noto que Theo se da cuenta de nuestro intercambio de miradas.
—Mejor salgamos de una vez hacia el funeral, antes de que alguno de los dos desnude al otro —dice nuestro amigo fingiendo frustración.
Theo pasa por mi lado y sale hacia el pasillo en busca de los ascensores. Aron se adelanta, me toma por el trasero y planta un beso en mis labios.
—Estás espléndida —me dice cuando nuestros cuerpos se separan.
Coloco un mechón de mi pelo detrás de mi oreja y le tomo de la mano. Después de todo este tiempo, empecé a encariñarme con esa costumbre suya de aferrarnos físicamente al otro... tanto que la adopté también yo.
Los tres estamos esperando el ascensor cuando noto que el pie de Theo no deja de revotar contra el piso.
—Tienes que calmarte —le digo apoyando mi mano en su espalda—, Leah debe estar lo suficientemente nerviosa por los dos.
—Repíteme una vez más el nombre de sus padres, por favor.
—Sarah y Patrick James.
—Sarah y Patrick, Sarah y Patrick, Sarah y Patrick —repite Theo tratando de memorizarlos.
—Vamos, tronco, que no son nombres difíciles —lo apremia Aron.
—¿Tu no lo entiendes? ¿Qué pasaría si les dijera... no sé... Anna y Erick, o Lana y Travis? No puedo confundirme sus nombres la primera vez que los conozco, me ganaría su odio.
—Los padres de Leah jamás podrían odiar a nadie —le aseguro—, son las personas más buenas que conozco.
Al fin el ascensor llega y la conversación termina. Los tres preferimos el silencio porque cada uno tiene sus motivos para estar alterado: Theo conocerá a los padres de Leah por primera vez en un funeral, y Aron y yo lo más probable es que nos reencontremos con mis padres en el mismo funeral. Por supuesto, Garrett y Analisse son amigos íntimos de Sarah y Patrick, y deben darles sus condolencias. Está garantizada su presencia en el funeral.
En cuanto llegamos al cementerio, nos acercamos a la familia de Leah. Sarah pasa sus brazos alrededor de mis hombros y me da un abrazo demasiado fuerte para mi gusto antes de comenzar a llorar.
—Te extrañé tanto —me dice entre sollozo y sollozo—... las extraño todos los días a ambas. ¿Es que no podían elegir una universidad más cercana?
Sus palabras me llegan al corazón. Ella es uno de los daños colaterales de mi plan.
—Es la mejor del país, no teníamos otra opción. Pero nosotras también te extrañamos a ti, prometo que vendremos a visitarlos más seguido.
Y todas mis palabras son ciertas. Es una promesa.
Me deshago de su abrazo y me lanzo hacia Patrick. Él es un hombre de pocas palabras asique solo se limita a abrazarme fuerte para expresarme su cariño.
Por último, también abrazo a Leah, sé que la situación que se está presentando para ella es bastante incomoda, sobre todo porque cuando nos separamos de nuestro abrazo vemos como Theo le está dando la mano a su padre.
—Les quiero presentar a Aron, mi novio, y a Theo...
—El mío... —me interrumpe Leah—. Theo es mi novio. Es un poco reciente, pero es mi novio...
Los ojos de Patrick se abren como platos y vemos como todo su cuerpo se tensa. Leah me mira preocupada y sé que tengo que resolver yo esta situación.
Decido continuar con las presentaciones para romper el hielo.
—Ellos estudian Derecho en la universidad de Vermont. Son excelentes estudiantes. Y también son muy buenas personas. Se preocupan por nosotras... nos acompañan...
—Espero que las acompañen guardando las distancias... —agrega el padre de Leah.
—Venga, padre, que no tenemos quince años —replica Leah.
Por suerte la presentación se termina abruptamente cuando otras personas se acercan a saludar a los padres de Leah.
Los cuatro nos alejamos de la multitud y nos sentamos en un banco que está lejos de las lápidas.
—Definitivamente tus padres me odian —se lamenta Theo tomándose la cabeza con sus manos.
—¿Qué dices? No te odian. Es solo que yo soy su niñita y nunca tuve otro novio, todo esto es nuevo para ellos —Leah trata de tranquilizarlo, pero no lo consigue.
Aron y yo nos miramos y comenzamos a reír.
No puedo evitar recordar cuando él conoció a mis padres. Rápidamente Leah y Theo también se unen a nuestras risas, pero Leah ve a alguien detrás de mí y se levanta de su sitio para saludar. Yo solo alcanzo a ver dos sombras, pero no me cuesta demasiado adivinar quienes son.
—¡Annie! —grita Leah mientras le da un abrazo a mi madre.
Pongo los ojos en blanco porque sé que a su lado está mi padre.
Me giro hacia ellos y me vuelvo rápidamente para mirar a Aron. Está completamente serio.
Me levanto para saludarlos y cruzo mis brazos en los hombros de ambos pese a que lo último que quiero es abrazar a mi padre.
—¿Cómo han estado mis niñas? —dice mi madre mientras nos toma con una mano a cada una.
Hace mucho que no la veo, más de un mes para ser exactos, y la extrañé muchísimo.
—Bien, mamá. Siento no haber llamado más seguido, los exámenes son una tortura para mi vida social.
En realidad, la estuve evitando un poco porque no puedo soportar el hecho de no poder contarle la verdad. Todavía no encontré el momento ni el lugar indicado para semejante bomba.
—¡Aron!, cariño, ¿Cómo estás tú? ¿y no nos vas a presentar a tu amigo?
—Él es Theo, mi novio —aclara Leah.
—Asique tu eres Theo... bueno, te advierto lo mismo que le dije a tu amigo: mucho cuidadito con mis niñas, no me quieres como enemiga...
Theo sonríe de forma nerviosa y Aron, Leah y yo comenzamos a reír. Mi madre puede ser un poco intimidante cuando quiere.
Mi padre logra interrumpir el momento cuando dice:
—Jossie, necesito hablar a solas contigo.
Aron aprieta mi mano, pero sé que no puedo negarme sin que mi madre sospeche que algo está sucediendo así que me suelto rápidamente de mi novio.
—Si, por supuesto.
Mi padre se gira y comienza a caminar hacia la dirección contraria a la que vinieron y no espera a que yo lo siga. Se mete atrás de un árbol y cuando finalmente lo alcanzo, me toma del brazo y me acorrala para quedar ocultos del resto de la gente. No me suelta y eso me pone bastante nerviosa.
—¿Dónde están los papeles? —me pregunta en un tono bajo pero amenazante.
—¿Qué? ¿De qué estás hablando? —trato de hacerme la desentendida, pero sé perfectamente lo que quiere.
—No te hagas la idiota, Josephine Hastings. ¿Dónde está la autopsia de tu hermana?
Me sacudo y trato de zafarme de su agarre, pero es demasiado fuerte.
—Ya te dije que no sé de lo que estás hablando. Pero ya que lo dices... ¿por qué quieres la autopsia de Kate?
—Niña atrevida, eso no es de tu incumbencia. Sé que tú la tomaste... desapareció el mismo fin de semana que tú viniste a visitarnos.
—¡Pues yo no la tengo!
Todo sucede demasiado rápido. Antes de que pueda procesarlo, la mano de mi padre estalla contra mi mejilla. Me sujeto el rostro y noto como mis ojos comienzan a empañarse.
—Lo siento, lo siento tanto, cariño —su brazo aún continúa manteniéndome prisionera contra el árbol mientras me habla—. No puedo pensar con claridad, no quería pegarte.
Estoy en shock, no puedo responder a sus palabras.
—Cuando tu hermana se fue, me deshice de todo lo que me recordara a ella. Sus cosas, sus fotos, tiré absolutamente todo... su autopsia es el último recuerdo que me queda de ella.
Sus palabras despiertan algo en mí: una duda que tuve desde el día que Kate murió.
—Si tanto la amaste... ¿Por qué nunca te interesó saber qué le pasó?
—Jossie... no lo entenderías...
—Pues explícamelo.
—Tengo muchas empresas y un negocio que mantener. Si yo comienzo a investigar, muchas cosas podrían salir a la luz. El petróleo es un negocio muy delicado, hay que andarse con cuidado. Algún día te prometo que averiguaré qué pasó, pero por ahora lo mejor es dejar todo así —ante mi silencio, mi padre continúa hablando—. Quiero presentarme a senador, debería habértelo contado antes, pero no encontré el momento. No puedo permitir que mi carrera política se arruine antes de comenzar.
—Jamás fuiste a ninguna de las audiencias... cuando hubo un sospechoso ni siquiera te interesó saber quién era o conocer su cara...
Siempre me pregunté por qué mi padre no tomó represalias contra Aron, pero ni siquiera le interesó saber quién era el sospechoso. Por eso no tuve que preocuparme porque lo reconociera.
¿Qué clase de persona no se interesa por el sospechoso del homicidio de su hija?
—Ya te lo expliqué... hay cosas que es mejor dejarlas correr.
—¿Me estás diciendo que con todo el dinero que tienes, te preocupan tus empresas y una carrera que ni siquiera existe aún, o que simplemente Kate no vale la pena?
—Te estoy diciendo que una persona inteligente elije qué batallas luchar. Asique, por favor, si tienes la autopsia, devuélvemela.
—Ya te dije que no la tengo —no me queda otra que seguir mintiendo—. Y no vuelvas a ponerme una mano encima, porque será la última vez que me veas la cara.
Dicho esto, me zafo finalmente de su agarre y me escapo de su vista.
No pienso darle la autopsia. Honestamente, sus palabras me parecieron sinceras, pero prefiero conservar la prueba por las dudas. Puede que solo quiera la autopsia por una cuestión sentimental, como me dijo, pero también puede que no, y no pienso arriesgarme.
En cuanto mis ojos hacen contacto con los de Aron, se levanta del banco y acorta la distancia que nos separa.
—¿Qué ha pasado? Tienes la mejilla colorada —sus ojos se abren mientras expresan pánico—. ¿Te ha golpeado? Lo voy a matar.
Aron intenta ir tras mi padre, pero lo detengo.
—Por favor, no lo hagas. No es el momento, estamos en el entierro de la abuela de Leah.
—No puedo permitir que te golpee, eres una mujer...
—Ya me encargué yo de dejárselo en claro. Por favor, ¿podemos irnos ya al hotel? Necesito tranquilidad.
—Si, iré a buscar a Theo.
—No, déjalo. Leah lo necesita. Ellos pueden venir después.
Nos tomamos un taxi hasta el hotel y pedimos que nos traigan la cena a la habitación. No estoy de humor para estar con gente alrededor.
Leah me envió un mensaje diciendo que irán a su cara con Theo para cenar con sus padres y algunos de sus tíos. Me tranquiliza un poco saber que ella está bien acompañada.
Con Aron decidimos ver una película para matar el tiempo hasta que tengamos sueño. Yo no estoy de humor para hablar, mucho menos para hacer otras cosas, y él lo respeta.
Antes de que nos vayamos a dormir, alguien toca la puerta y cuando me acerco para recibir a quien quiera que sea, me sorprende ver a Leah del otro lado.
—¿Qué haces aquí? Pensé que dormirías con Theo en la otra habitación.
—Si, pero... pensé que podíamos tener una noche de chicas.
—¿Pasó algo? —le pregunto con mi mayor preocupación.
—No... digo, si... pasó algo. Pero no es algo malo. Aron —Leah se asoma y se dirige a mi novio—, ¿te importaría dormir con Theo en la otra habitación solo por esta noche?
—No, claro que no.
Aron se levanta de la cama y recoge sus cosas para cambiarse de habitación. Antes de salir me da un beso y me advierte que, ante cualquier cosa, estará atento en la habitación de al lado.
Una vez que estamos solas, Leah sonríe y eso me tranquiliza. Sea lo que sea que haya pasado, no es algo malo.
Ambas nos acosamos en la cama mirando hacia arriba y pasan varios segundos hasta que Leah por fin decide lanzar la bomba:
—Theo y yo lo hicimos.
—¿Qué? —me levanto rápidamente para mirarla, pero ella se cubre el rostro con sus manos.
—Que Theo y yo tuvimos relaciones sexuales...
Las palabras suenan amortiguadas por sus manos y estoy segura que está tan colorada como un tomate.
—Leah James, como tu mejor amiga exijo todos los detalles de tu primera vez.
—Fue... fue perfecto.
—Detalles, Lelé, detalles...
—Fuimos a cenar a mi casa, estaban mis tíos y mis padres, tú ya sabes cómo se ponen... en un momento quisieron hablar de la herencia y mi padre nos pidió a Theo a mí que nos retiráramos a mi habitación porque no debíamos estar allí presentes mientras se discutían esos temas. Al principio eso me enfadó un poco, pero luego decidí que debía aprovechar la situación.
Leah me guiña el ojo ambas comenzamos a reír. Me acerco a ella y la abrazo.
—Continua... no puedes detenerte en la parte más importante...
—Cuando estuvimos solos en mi cuarto, Theo se recostó a mi cama y me dijo que podíamos ver una película hasta que mis padres terminen la conversación con mis tíos y pudiéramos bajar a comer el postre, pero yo no quería ver una película, tú me entiendes...
—¿Me estás diciendo que la iniciativa fue tuya? —no puedo creer lo que está sugiriendo.
—No... bueno, si... quiero decir, creo que si... pero estoy segura que él también quería. Bueno, eso no es lo importante. Cuestión de que me recosté junto a él y comenzamos a besarnos hasta que no pude contenerme más. Le dije que estaba lista y me preguntó cómo tres veces si estaba segura... eso sí fue bastante incomodo, me hizo sentir como una desesperada.
—No digas pavadas, es obvio que te lo preguntó varias veces porque quería asegurarse de que te sientas cómoda.
—Si, tienes razón. Cuando le repetí por tercera vez lo que quería, Theo se colocó sobre mí y comenzó a besarme como nunca lo había hecho nadie en toda mi vida. Fue hermoso, Jo, y estaba tan excitada... te lo juro, nunca había estado tan caliente.
Ambas rompemos en carcajadas, pero Leah continúa su relato:
—En un momento me empezó a chupar ahí —dice señalando hacia su zona intima—y me dijo que si no me molestaba que me metiera los dedos... dijo que sería menos doloroso después cuando me penetre. Le dije que lo intentara y primero metió un dedo, y luego dos. Sentí un dolor intenso, como un ardor, pero a medida que acompañaba los movimientos de sus dedos en mi interior con su lengua en mi clítoris, todo se empezó a sentir mejor. Luego me volvió a preguntar otra vez si estaba lista y una vez más, le dije que sí. Fue un poco incomodo porque yo aún tenía el vestido puesto, solo me había sacado mis bragas, y él estaba completamente vestido. Pero te lo juro, en ese momento en lo último en lo que podía pensar era en sacarle la ropa, ¡estaba demasiado nerviosa!
Me causa gracia su inocencia, pero no puedo evitar estar contenta por su felicidad. Se nota que Theo la cuidó y no puedo estar más feliz por eso. Leah se merece lo mejor del mundo.
—¡Deja de reírte o no te contaré el resto de la historia! —me amenaza.
—Lo siento, lo siento —le contesto levantando las palmas de mis manos hacia arriba en señal de rendición.
—Entonces, Theo tomó su billetera del bolsillo de su pantalón y sacó un condón. Eso es malo, ¿no? Digo... el hecho de que esté preparado quiere decir que lo tenía planeado, ¿no?
—¿Hubieras preferido que no esté preparado? O peor... ¿hubieras preferido que sea de esos hombres a los que no le importa ser precavido a la hora de tener relaciones sexuales?
—¡No! Por supuesto que no —dice mientras me golpea el hombro—, pero fue un poco sorpresivo que esté taaan preparado.
—Solo tenía un condón en el bolsillo, no seas tan dramática. El 90% de los adolescentes lo tienen.
—Tienes razón. Supongo que le estoy dando demasiadas vueltas al asunto —Leah respira hondo y continúa el resto del relato—. En cuanto escuché el ruido de su cremallera desabrocharse, sentí que el corazón se me subió hasta la garganta. Theo se bajó un poco los pantalones y se puso el preservativo. Antes de penetrarme, volvió a preguntarme si estaba segura. Cinco veces me lo preguntó, ¿puedes creerlo? Resultó vergonzoso. Volví a decirle que sí por última vez y luego pasó. Al principio me dolió demasiado. Tú me habías dicho que no era tan terrible, pero me mentiste. Fue horroroso. Sentí que hasta la última célula de mi cuerpo ardía. Pero a la vez fue hermoso. Me sentí plena, feliz. Theo fue tan suave y tan gentil. Me sentí cuidada, como si fuera una princesa. En ese momento solo existíamos él y yo. Ni siquiera me importó que mis padres estuvieran en la casa —aunque su detalle es irrelevante porque la casa de Leah es casi tan grande como la mía y sería imposible que la escucharan—. Sentí que el mundo se detenía y que por fin encontraba mi lugar. Fue como si todos los planetas se alinearon a favor nuestro. ¿Y sabes cuál fue la mejor parte? Que lo hice con él... porque estoy segura de que él fue el indicado. Me sentí amada. Theo me hace sentir como si fuera lo más importante de su mundo, ¿Qué digo lo más importante? Theo me hace sentir como si directamente yo fuera su mundo. Lo amo, Jo, nunca había sentido nada así por nadie, es como si estuviéramos hechos el uno para el otro. Sabes a lo que me refiero, ¿no? Es como si estuviéramos predeterminados. Como si él fuera la otra mitad que completa mi alma. Quizás te parece extraño lo que digo, pero...
—No, para nada... —la interrumpo porque sé exactamente lo que siente.
Después de escuchar atentamente las palabras de Leah, no puedo estar más arrepentida de haber evitado a Aron estos últimos días.
Tengo miedo, mucho miedo... miedo a mis sentimientos por él. Y dejé que ese miedo se interponga ante nosotros.
Pensé que sentir algo así jamás podría volver pasarme.
Cuando Kate murió, algo adentro mío se rompió, como si me hubieran arrancado la parte de mi corazón capaz de amar. Mis sentimientos se apagaron el día que asesinaron a mi hermana, y a veces siento que una sola persona tiene el interruptor que los puede volver a encender.
Eso me asusta, eso no formaba parte del plan.
Por la forma en la que Leah describe a Theo, cualquiera se daría cuenta de que ella está enamorada de él... y yo solo puedo pensar una sola cosa: estoy segura de que yo describiría a Aron de la misma manera.
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