XL
10 de agosto de 2019
Josephine
Entonces él es el hijo de puta que asesinó a mi hermana...
La última persona de la cual hubiera sospechado es el verdadero asesino de Kate. Tengo que decir que cuando lo conocí, de inmediato me di cuenta de que era un idiota, pero hay una gran distancia entre ser un idiota y ser un asesino.
El maldito Ian Ribs es quien me arrebató a la persona más importante de mi vida, pero pagará por eso. Lo juro.
—¿Cómo demonios has entrado aquí? —le pregunto a Ian.
Él recorre mi cuerpo de arriba abajo con una mirada demasiado lasciva y me dedica una media sonrisa maliciosa cuando sus ojos encuentran los míos.
Estoy enfurecida. Quiero arrebatarle la cabeza de su cuerpo, pero antes necesito saber por qué la mató.
—Como entramos todas las otras veces —me responde con soberbia.
—¿Entramos?
¿Quién más está aquí?
Pero mi pregunta se responde sola cuando escucho la voz de una mujer provenir desde mi dormitorio.
—Sus cosas personales no están y no hay ningún indicio de cuándo volverá —escucho que dice, pero no logro reconocer quién es.
—Descuida, mi amor —le responde Ian—. Ella está aquí.
—¡¿Spencer?! —grito sorprendida cuando veo atravesar el pasillo a la mujer a la que se follaba a Aron antes de conocerme.
Mi mente viaja al día en el que los vi juntos en el centro comercial... es obvio que estos dos están juntos hace mucho tiempo.
—Hola, princesa —me dice ella acercándose a mí.
Instintivamente me alejo hacia atrás.
Era ella la mujer que aparecía en los videos de las cintas de seguridad del departamento. Ahora entiendo todo. Ian mató a Kate, pero Spencer es su cómplice.
—Pareces asustada —me dice Ian e intento tranquilizarme para no demostrar mi miedo, pero me resulta imposible.
—Así que eran ustedes dos quienes me enviaban esas cartas y quienes entraron a la fuerza en este departamento... —digo para empezar a resolver mis dudas.
Voy a matarlos. Juro que voy a matarlos por lo que le hicieron a mi hermana.
—No me quites merito —vuelve a hablar Ian—, las cartas fueron cosa mia, Spencer solo las entregaba... y lo del departamento... bueno, solo queríamos advertirte. Te dimos una oportunidad, princesa... te dimos la oportunidad de regresar a tu vida feliz Miami con tu familia, pero fuiste demasiado estúpida y decidiste quedarte. Te lo advertimos más de una vez y ahora es tiempo de cumplir con nuestra palabra.
Spencer continúa acercándose lentamente, como si me estuviera acechando, desde el pasillo de los dormitorios. Ian está en el medio del living, del lado contrario a la ventana. Desde donde estoy, si logro moverme con cuidado, puedo llegar a la barra y tomar un cuchillo de cocina del cajón.
—¿Cómo lo has sabido? Digo... que soy la hermana de Katherine —pregunto un poco para distraerlos y otro poco porque de verdad me pregunto cómo lo han descubierto si ni Aron lo sabía.
—Vete de aquí —dice Ian, pero no me habla a mi sino a Spencer.
—Pe... pero... ¿Qué? —ella no entiende sus motivos, pero a mí no me cuesta sospecharlos y solo rezo para que ella no le haga caso.
Por alguna estúpida razón, me siento más segura con Spencer aquí, aunque ella sea tan hija de puta como Ian, por lo menos es mujer.
—Anda, Hastings y yo tenemos muchas cosas de qué hablar.
Ella golpea el suelo con su pie, como si fuera una niña de 11 años a la que sus padres no le compraron algo que quería, y se va del departamento dando un fuerte portazo.
—¿En qué estábamos? —dice Ian acercándose a dónde está mi sector de copas y sirviéndose una bebida—... ah, sí, me preguntaste cómo descubrí quién eras... resulta ser que la idiota de tu hermana antes de morir me dijo el nombre de tu padre. Al principio pensé que solo era una coincidencia que tu apellido y el de él coincidieran... pero fueron tus ojos los que me lo confirmaron. Tienes exactamente los mismos ojos que ella.
Tuve que hacer un gran esfuerzo para no matarlo allí mismo al escucharlo llamarla idiota.
Mi celular está en mi bolsillo así que con mi mayor disimulo intento tomarlo para ver si Leah ha recibido mi mensaje, pero Ian se da cuenta y toma de la parte de atrás de la cintura de su pantalón una pistola para apuntarme con ella.
—Te sugiero que no hagas ninguna estupidez si no quieres terminar como tu hermana... además, no querrás perderte el resto de la historia ¿verdad?
Levanto mis manos en señal de rendición cuando el miedo a que me dispare se apodera de mí.
Trago grueso y me olvido de tomar mi celular. Esa ya no es una opción.
—¿Entonces ustedes la mataron? ¿por qué? —pregunto con mi corazón latiendo a mil kilómetros por hora.
Me maldigo a mí misma por no haber escondido aquí un arma para mi protección.
—Por supuesto que no —me responde Ian riéndose irónicamente como si lo que acabo de decir fuera la mayor broma del año—, para ese entonces ni siquiera sabía de la existencia de Spencer... a ella la conocí en su cafetería... te estaba siguiendo a ti y vi que discutisteis con Aron, no me costó mucho deducir que la causa era ella —supongo que está hablando del día en el que conocí a Spencer—, comencé a acercarme a ella y se obsesionó conmigo... ¿sabes lo poco que me costó convencerla para que te entregue las cartas? Esa chica está desesperada y haría cualquier cosa por mí... ¡hasta llegó a ofrecerse para matarte! ¿puedes creerlo? Realmente está loca... me agrada... además, no te imaginas como folla.
—No te creo nada de lo que dices —lo provoco cuando la ira comienza a invadirme otra vez—. Me pareces demasiado idiota como para lograr todo eso tu solo.
—Yo que tu cerraría mi boca cuando me apuntan con una pistola.
Leah, ¿dónde estás?
—Siéntate —me ordena aun apuntándome, pero no lo hago—. ¡Que te sientes!
Estoy cagada de miedo así que lo obedezco y me siento en una de las sillas que hay cerca de la ventana. Ian continúa a varios metros de mí, pero sí estoy lo suficientemente cerca como para que su puntería no falle en el caso de que decida disparar.
—¿Vas a decirme por qué la mataste o no? —necesito distraerlo sin demostrarle mi miedo hasta que Leah llame a la policía.
—Pon tus manos sobre tu regazo donde pueda verlas y puede que te cuente cómo la maté.
Sus palabras me provocan un escalofrío, pero hago lo que me pide y coloco mis manos sobre mis piernas. Tengo miedo. Pensé que cuando llegue este día, mi valentía no me abandonaría, pero ahora me siento completamente sola.
Ian comienza a pasear por todo el living con la copa de wiski en una de sus manos y la pistola en la otra, sin dejar de mirarme ni un segundo.
Me quedo de piedra cuando me cuenta que tuvo algo con Kate y que muy pocas personas lo supieron.
—¿Entiendes lo humillante que fue para mí que me haya dejado por el idiota de Aron Montgomery? Tenía que vengarme... tenía que hacer pagar a esa puta por lo que me había hecho.
Me pongo de pie cuando lo escucho llamarla de esa manera.
—¡Mi hermana no era ninguna puta!
—¡Claro que sí! Follaba todas las semanas con uno distinto...
Rio ante sus palabras porque de verdad cree que tiene razón.
—¿Sabes lo que creo, Ian? Creo que eres un idiota porque piensas que las mujeres somos unas zorras por follar cuando y con quien nos plazca... pero ¿sabes cuál es la verdad? Que nosotras tenemos tanto derecho a follar como los hombres... y lo que a ti verdaderamente te molesta es que Kate decidió no hacerlo más contigo porque encontró a alguien mejor...
Ian apoya su dedo sobre el gatillo y me observa furioso por mis palabras, pero luego empieza a reír sínicamente. Sus actos me generan pánico y mil cosas más, sobre todo el miedo a morir, se cruzan por mi cabeza. Necesito tranquilizarme. Leah llegará en cualquier momento con la policía. No moriré aquí...
—Hay algo que no me cuadra —le digo para distraerlo—... ¿por qué la policía no te investigó cuando descartaron a Aron como el principal sospechoso? Quiero decir, ¿por qué cerraron el caso como una muerte natural y no te buscaron a ti, el verdadero homicida?
—Ahh... eso... eso debo agradecérselo al papito de tu novio... estaba tan preocupado por si su hijo en realidad sí era el culpable que se encargó de que se cierre la investigación para que, si aparecía nueva prueba en su contra, no pudieran ir tras él... creo que ni su propio padre creyó en su inocencia.
No es ninguna sorpresa que el padre de Aron es un corrupto hijo de puta, así que sus palabras no me sorprenden en lo absoluto.
—¡Eres un cobarde! ¡Te aprovechaste de un inocente! —le grito dejándome llevar por la furia que me provoca que haya manchado el nombre de Aron.
—Me recuerdas a tu hermana —dice y siento como mi corazón se estruja en mi interior—... ella también tenía tú mismo espíritu rebelde, siempre tan insolente... pero, así como vivió, murió.
—¡Maldito asesino hijo de puta! —grito, pero no me acerco hacia él—. ¡Ni siquiera te arrepientes de haberlo hecho!
Sé que mis palabras son estúpidas, pero verdaderamente no me entra en la cabeza la idea de que una persona mate a otra y no sienta ni una pizca de remordimiento.
—¿Sabes de lo único que sí me arrepiento? —me pregunta mientras le da un sorbo a su copa—... de no lograr follármela antes de matarla... pero no cometeré el mismo error contigo.
A esta altura de la conversación ya se me hace imposible contener las lágrimas así que ni siquiera las limpio cuando comienzan a deslizarse por mis mejillas. Este hijo de puta quiere violarme... este hijo de puta quiere violarme y luego matarle... y yo no tengo nada con qué defenderme
—Le... Leah está viniendo hacia aquí —le digo cuando veo que comienza a acercarse a mí.
Pero a esta altura verdaderamente dudo que ella haya recibido mi mensaje.
No sé qué hacer... la puerta está muy lejos y en cuanto de un paso hacia ella, Ian me matará. Estoy segura que no le temblará el pulso a la hora de dispararme... después de todo él es un asesino.
—Ambos sabemos que no llegará a tiempo.
—Aron me está esperando abajo —miento porque no se me ocurre algo mejor que decir.
Todo mi cuerpo quema por el miedo que recorre mis venas. Estoy segura de que Leah no llegará a salvarme.
—Ese idiota no podrá hacer nada por ti... igual que no pudo proteger a tu hermana.
Sus palabras me enfurecen y me lanzo hacia él. No voy a permitir que siga ensuciando la memoria de Kate.
—¡Te voy a matar, hijo de puta! —le grito y golpeo su brazo haciendo que el arma caiga lejos de él.
Ian se recupera de mi golpe y me toma del cuello para empotrarme contra la pared.
—Te tengo exactamente de la misma manera en que la tenía a ella antes de morir —me advierte—, pero a ti no te dejaré morir sin antes probarte. Estoy seguro que coño es aún más increíble que el de tu hermana.
Abro los ojos como platos y comienzo a negar con la cabeza. Observo mi alrededor para contemplar mis opciones, pero no veo ninguna salida posible. No quiero darme por vencida, sé que Kate no murió sin antes luchar y yo tampoco estoy dispuesta a darme por vencida fácilmente.
—¡Aléjate de mí! —grito.
Ian ubica su mano libre sobre una de mis tetas y comienza a manosearme. Intento apartarlo, pero no lo logro.
—Estoy teniendo un deja vú... Así también la tomé a Kate, ¿sabes? Pero tu cuerpo es aún más increíble que el de ella.
Rápidamente baja su mano hacia mi pantalón y desabrocha el botón, pero no consigue bajar mi cremallera a causa de mis movimientos de resistencia.
Sigo luchando. No voy a permitir que un hombre me arrebate algo que es únicamente mío.
—Sigue resistiéndote, Jo. Así solo lo haces aún más divertido —me dice de forma perversa.
La bilis sube por mi garganta y si no fuera porque Ian aprieta mi cuello, estoy segura de que ya habría vomitado.
Por favor, Jo. Resiste. Tienes que ser fuerte. Me digo a mí misma, pero es en vano. Mi cuerpo tiembla. No puedo respirar. Me falta el oxígeno. No quiero que me viole. Necesito resistir. Necesito seguir luchando... por mí y por Kate, porque necesito hacer justicia por ella.
—¡Suéltame! —continúo gritando—. ¡¡AAA!! —grito más fuerte cuando Ian le lanza un puñetazo a mis costillas.
Sin soltar mi cuello, Ian arrastra su lengua por mi mejilla y yo cierro mis ojos ante ese contacto.
Por favor, Kate, no permitas que me viole. Pienso mirando hacia arriba, como si mi hermana donde sea que esté pudiera ayudarme.
—Por favor no lo hagas... —le digo, pero mi voz está completamente quebrada.
—Descuida, te prometo que lo disfrutarás.
No puedo darme por vencida. Tengo que seguir luchando. Mi hermana no se rindió antes de morir y yo tampoco lo haré. Tengo que resistir por mí y por todas las que ya no están.
Mis ojos continúan buscando una salida y mis manos intentan alcanzar algún objeto que pueda servirme para golpearlo.
Cuando ya estoy a punto de bajar los brazos, mi mirada se dirige hacia la ventana... mis piernas no están completamente inmovilizadas por su cuerpo, así que, si logro zafarme de su agarre, aunque sea solo un poco, y golpearlo, podré correr hacia allí y huir, no me importa lo peligrosa que pueda ser la caída.
Si mis opciones son: ser violada por este hijo de puta o arrojarme por la ventana y morir... no tengo mucho que pensar.
Libero a mis piernas de su prisión y logro golpear a Ian con mi rodilla en su entrepierna. Él retrocede hacia atrás por el dolor y se cubre los genitales con las manos. Rápidamente corro hacia la ventana y sin pensarlo dos veces cierro los ojos y salto a través de ella rompiendo el cristal. El estallido me ensordece y comienzo a caer...
No puedo morir así, todavía me quedan muchas cosas por vivir con Aron.
Es en lo único que pienso mientras estoy cayendo, hasta que mi cuerpo finalmente se estalla contra el suelo.
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