Epílogo
6 de octubre de 2020
Josephine
Hoy se cumple un año del peor día de mi vida.
Me gustaría decir que el tiempo logra curar las heridas, pero estaría mintiendo. La ausencia de Aron dejó un increíble vacío en mí, pero ya no intento llenarlo porque sé que es imposible. Por muchos meses gasté la poca energía que me quedaba en ocultar todo el dolor de mi corazón, pero con eso solo conseguí hacerme aún más daño porque lo único que se cruzaba por mi cabeza era que Aron estaría muy decepcionado, y eso para mí era imperdonable. Poco a poco mis seres queridos me ayudaron a salir de ese agujero negro en el que caí, y finalmente sané...
Me perdoné a mí misma porque verdaderamente creía que la culpa de todo era mía. Quiero decir... si yo no hubiera aparecido en la vida de Aron, él aún estaría vivo. Es más, incluso era yo quién debía morir ese día... pero luego de mucho trabajo y mucha ayuda de la gente que amo y mi psicóloga Elsa, logré entender que todo en la vida pasa por algo, que ese era el plan que tenía el destino para nosotros y que no había nada que yo hubiera podido hacer para cambiarlo.
Al principio creía que seguir adelante significaba traicionarlo porque era injusto que yo pudiera vivir y él no, pero luego la vida me hizo darme cuenta que él así lo hubiera querido.
Si de algo estoy completamente segura es que nunca me volveré a enamorar... yo ya conocí al amor de mi vida y nunca nadie va a estar a su altura. Un amor como el nuestro sólo se vive una vez...
Obtener justicia fue otra de las cosas que me ayudó a sanar... finalmente Ian fue condenado a prisión perpetua por homicidio agravado e intento de violación. Mi hermana al fin descansa en paz porque su asesino se pudrirá en prisión. Spencer, por otro lado, tuvo un poco más de suerte... fue condenada a veinticinco años de prisión por homicidio, pero una semana después de que su sentencia quedó firme, sufrió un brote psicótico y los jueces decidieron que cumpla su condena en un manicomio. Al principio eso me enojó muchísimo porque verdaderamente ella se merecía ir a la cárcel, pero luego entendí que está enferma, y aunque eso no justifica lo que hizo, ella necesita ayuda. Además, creo que ella fue una víctima más de Ian porque él la engatusó para que fuera su cómplice... ella no era una asesina antes de conocerlo.
Todos los días 6 de cada mes, los amigos de Aron y yo nos reunimos en su honor. Si pudiera ver cuánto lo extrañan, ni él mismo lo creería... toda su vida se sintió insuficiente para la gente, pero al final, él tenía a todos lo que necesitaba y más.
Hoy se cumple un año de su muerte y eso hace que la ocasión sea especial. Hemos quedado en el cementerio para rendirle un pequeño homenaje y Leah y Theo pasarán a recogerme en una hora para ir juntos a reunirnos con los demás.
Para Theo, la muerte de Aron, fue tan difícil como para mí, pero por suerte Leah no se movió de nuestro lado. Fue una guerrera y luchó por nosotros aun cuando ambos intentamos apartarla. Sé que Aron estaría feliz de que tanto Theo como yo contemos con una persona así en nuestra vida. Leah no solo es nuestro apoyo, ella es quien día a día impide que la oscuridad nos lleve. Theo estuvo mucho tiempo deprimido y se encerró en sí mismo, de hecho, se negaba a mudarse de la residencia porque sentía que era lo único que le quedaba de Aron, pero poco a poco Leah lo fue rescatando y ahora ambos viven juntos en el departamento que una vez fue mío y de mi mejor amiga. Los dos volvieron a la universidad y cada vez les falta menos para convertirse en abogados. Quién hubiera dicho que Leah le terminaría por coger gustito a la carrera. Aron estaría muy orgulloso de ellos.
Luego del entierro de su hijo, el padre de Aron volvió a ser el tío duro que parecía que nada le importaba. Esperaba que luego de la muerte de su hijo, algo en él hubiera cambiado, pero no fue así. Supongo que, una vez que el dolor pasó, decidió volver a ocultar sus sentimientos, porque si algo nos enseñó la muerte de Aron, es que su padre lo amaba con toda su alma, aunque no haya podido demostrárselo en vida.
Cuando creí que ya nada podría ser peor, la vida volvió a golpearme una vez más... hace cuatro meses a mi abuelo le diagnosticaron Alzheimer. Fue curioso cómo lo descubrimos: mis dos abuelos ya sabían que Aron estaba muerto, pero un día Roque me llamó para preguntarme por qué Aron ya no iba a visitarlos. Mi corazón se rompió ante su pregunta, pero junté todas mis fuerzas y le expliqué que él estaba muerto, que ya se los había contado... él me dijo que no lo recordaba y me alertó, por eso pedí una cita con un médico especializado y este nos informó que, por suerte, habíamos descubierto el problema a tiempo y, aunque es una enfermedad que no tiene cura, podríamos lograr que no empeorara... pero yo sé que no se trató de suerte... se trató de Aron. Donde sea que esté, nos está cuidando. A todos. De eso estoy segura.
Garrett es quién costeó todo el tratamiento de su padre, pero eso no hace que yo lo perdone... no después de todo lo que le hizo a mi madre. Después de la muerte de Aron, el único día que verdaderamente fui feliz fue cuando anunciaron que mi padre no había conseguido convertirse en senador. El karma siempre cumple.
Hace siete meses vivo con mi madre en una pequeña casa a las afueras del barrio. Me trasladé con ella luego de que se divorció de mi padre. Después de todo lo que pasó, el muy cabrón siguió siéndole infiel, aun sabiendo que ella lo sabía. Mi madre se cansó de tener que soportar semejante humillación y lo dejó. Si no lo hizo antes, fue por mí, porque creía que yo necesitaba a mis padres juntos después de perder a Aron, pero finalmente logré hacerle entender que a mí lo único que me importaba era su felicidad, y si ella no era feliz en ese matrimonio, tenía que terminarlo. Mi padre, por otro lado, no se tomó nada bien su decisión, hasta el día de hoy aún intenta recuperarla y su actitud resulta verdaderamente penosa, pero es lo mínimo que él se merece por no haber valorado a la mujer que tenía a su lado.
He dejado la universidad... me pareció que no tenía sentido seguir allí porque yo nunca quise estudiar abogacía. Si me inscribí en su momento fue porque necesitaba saber la verdad sobre el homicidio de mi hermana, una vez que esa misión ya estaba concluida, no encontré otro motivo para seguir en la Facultad de Derecho. Además, los recuerdos eran verdaderamente insoportables.
Ahora paso el tiempo en mi tienda... mi gran orgullo personal. He abierto una tienda de regalos y lo mejor es que lo he hecho yo sola. Fue un emprendimiento difícil al principio porque cada vez que entraba una pareja a comprar mi mente viajaba a cada momento de mi vida donde Aron me hizo un regalo, pero poco a poco fui acostumbrándome a la idea y, honestamente, amo mi trabajo. Asesoro a los clientes para que encuentren el regalo ideal para la persona que aman y eso me hace feliz. Hay mucha demanda y eso me obliga a abrir todos los días, excepto los martes, porque aún mantengo esa costumbre que tenía Aron de hacer presentaciones en el bar Bianchi. Aprendí a tocar la guitarra, y aunque no lo hago tan bien como él, Martin está feliz con mi desempeño y el público también.
La campanilla de la tienda que indica que un nuevo cliente ha llegado me saca de mis pensamientos.
—Buenos días —saludo cordialmente desde el mostrador—, ¿en qué puedo ayudarte?
Un hombre joven, más o menos de mi edad, se acerca y comienza a ver los objetos que hay a mi alrededor para elegir alguno.
—En realidad, no tenía pensado nada en específico, solo necesito algo especial para regalarle a mi novia. Hoy es un día muy importante para nosotros...
Si... para mí también es un día especial.
—Si quieres algo especial, te sugiero que no elijas bombones —le digo cuando veo que sus ojos se dirigen a la parte de la tienda donde están los chocolates.
—Si, ella odia todo lo que sea bombones... flores... o cosas por el estilo.
—Como yo... —digo y al instante me preocupa que piense que estoy intentando ligar con él.
Yo ya no ligo con los con los hombres... no me interesa... estoy bien así. Esa etapa de mi vida terminó cuando conocí a Aron.
—¿Cuál fue el mejor regalo que te hicieron alguna vez? —creo que pregunta para inspirarse en su elección.
—Este anillo —respondo y alzo mi mano para mostrarle el anillo que me obsequió Aron luego de pedirme que me case con él.
—Ohh... felicidades —me responde.
Debe creer que estoy casada, pero no lo corrijo, porque para mí misma lo estoy... no me importa lo que diga la ley.
—Te sugiero una taza —le digo señalando uno de los regalos más elegidos por nuestros clientes—... podemos escribir sus nombres en ella.
—Si... es perfecto... ella es una adicta al café... me gusta la idea.
—Excelente. La taza será entonces. Dime los nombres que quieres que estén escritos en ella... la máquina que la graba tarda alrededor de media hora en hacerlo.
Piensa la respuesta más de lo necesario y luego de varios segundos, finalmente me responde:
—En vez de nuestros nombres... ¿será posible grabar una frase?
Cuando monté esta tienda, mi idea era que todas las personas puedan encontrar aquí el regalo ideal, así que no dudo en mi respuesta.
—Si, por supuesto. ¿Qué deseas grabar?
—Te lo escribiré...
Rápidamente toma un papel y un bolígrafo del mostrador y comienza a escribir. Cuando me pasa la nota, se lee claramente:
Viviría mil vidas a tu lado. Nora.
—¿Nora es tu novia? —pregunto curiosa mientras programo la máquina para que comience a grabar la taza.
—No... yo soy Nora —me responde haciendo que mis mejillas se enciendan por la vergüenza.
—Ohhh, lo siento... creí que era un nombre de mujer... lo siento, lo siento.
—En realidad, sí es un nombre de mujer, pero en mi caso es un apodo.
—¿Por qué? Nunca había escuchado un apodo así.
—Es una larga historia...
—Tenemos unos minutos hasta que la máquina termine —le digo porque definitivamente quiero conocer esa historia.
—Nací con una insuficiencia cardíaca crónica. Mi corazón no era lo suficientemente fuerte para mi cuerpo, y todos sabíamos que tenía los días contados. Aun así, mi novia jamás se apartó de mi lado... —me dice con un destello de emoción en sus ojos.
—Así es el amor...
—Hoy, hace exactamente un año, mi corazón se dio por vencido... pero logré sobrevivir gracias a que un muchacho me donó el suyo —mis ojos se empañan ante sus palabras y mi cerebro comienza a conectar los datos—. Nunca supe qué fue lo que le pasó, pero me salvó la vida, literalmente hablando. Intenté que el hospital me contacte con su familia para poder agradecerles que hayan decidido donar sus órganos, pero no quisieron darme sus datos por seguridad. Solo me dijeron su nombre... Aron. Desde ese momento mis amigos me apodaron Nora, para hacerle un pequeño homenaje a ese hombre.
Nora al revés es Aron.
Las lágrimas no dejan de correr por mis mejillas y secarlas me parece una tarea imposible.
—Es una gran historia... —logro decir.
—Ahora estoy sano y vivo mi vida plenamente. Ese hombre me dio una segunda oportunidad, una segunda vida, y voy a agradecérselo por el resto de mis días.
La alarma de la máquina comienza a sonar y me acerco para tomar la taza y envolverla. No puedo emitir ninguna palabra porque estoy demasiado emocionada. Ahora todo lo que pasó tiene sentido...
Nora me da el dinero de la taza y se despide de mí con una sonrisa amable, pero antes de que cruce la salida, lo llamo:
—Nora... ¿puedo preguntarte algo?
—Por supuesto —me responde con un leve asentimiento.
—¿Eres feliz?
—Más de lo que pensé que alguna vez podría serlo...
—Gracias por compartir tu historia conmigo —le digo tomando un pañuelo del mostrador para secarme las lágrimas.
—Hasta luego —se despide y sale por la puerta.
Por los altavoces de la tienda suena la canción Un Ángel Va de Willie Lorenzo, y sé que eso solo puede significar una cosa: Aron está aquí... conmigo.
"Son pedacitos de mi tan pequeños que ya me perdí. ¿Y qué me queda de vos? Montoncitos que el tiempo olvidó. Y como un ángel que va, por tu cielo, baja agitando sus alas y busca llegar, sanar a tu corazón y tu piel, sin más dudas y sin miedos que ese mismo amor de ayer. Un día sé que volverás. Yo estaré curado y lejos de vos. Un día todo será diferente y verás que tu ángel, fue el que me salvó. La noche siempre pasará, la mañana con su sol llegará y volveré a despertar tan distinta y feliz porque todo el dolor sanará"
Lo que acaba de suceder es una señal... creo que Aron quiere decirme que se fue en paz y que, donde sea que esté, es feliz porque cumplió su misión en esta vida.
Espérame, amor mío, pronto nos volveremos a encontrar.
Leah me envía un mensaje diciendo que está con Theo aparcados afuera de la tienda esperándome para ir los tres juntos al cementerio. Luego de poner la alarma de seguridad, salgo para reunirme con ellos.
La brisa de otoño me acaricia el rostro. Miro al cielo y sé que el amor de mi vida no se fue de este mundo en vano... murió salvando otra vida... ahora todo tiene un por qué... este era el plan que el universo tenía para él.
Su destino siempre fue ser un salvador... en vida me salvó a mí, y al morir, salvó a Nora. Siempre dándolo todo por los demás.
De una sola cosa estoy segura: nos volveremos a encontrar... porque un amor así no puede terminar.
Pero hasta que ese momento llegue, Aron vivirá en mi corazón para que lo ame todos los días del resto de mi vida... cada día, una vez más...
FIN
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