8
Un doctor cruzó la habitación rápidamente. Unas enfermeras le seguían. Me sedaron enseguida, notando que estaba tan alterado que no notaba la sangre que manchaba el vendaje alrededor de mi pierna a causa de mis bruscos movimientos.
Ni siquiera podía procesar lo que ocurría. Mi mente estaba en blanco, todo a mi alrededor me daba igual.
Mi pierna derecha no estaba. Un poco más arriba de donde debía estar mi rodilla, no había nada.
Nada.
Mi muslo estaba cubierto con muchas vendas y dolía, dolía mucho.
Dolía más de lo que nunca creí que pudiera doler algo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro