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—¡No! —grité entre sueños—. ¡Less! ¡Lexy!
Escuché los pasos apresurados de mi madre por el pasillo, antes de que su rostro alarmado cruzara la habitación.
—¿Axel? ¿Qué sucede?
—¿Dónde está Lexy? —pregunté, desesperado.
—¿Axel...?
—¿Dónde está ella, mamá? ¿Dónde está?
—Hijo, ella...
—Mamá —lloré en sus brazos por primera vez desde el accidente—. Dime que ella no estaba conmigo en el auto.
—Axel...
—¡Por favor!
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