—Axel, querido. Sé que esto no ha sido sencillo, pero hice tu pastel favorito para celebrar que estás mejorando.

—Gracias mamá, pero no quiero —intenté negarme sin resultar grosero.

Estaba cansado de ser la razón del llanto de mi madre.

Cansado de ser la razón por la que mi hermano poco a poco dejó de venir a casa.

Cansado de ser la razón por la que mis padres discutían.

Estaba cansado.

—Por favor... Sé que es un proceso y que ahorita estás en el lado gris de la historia, pero permíteme ayudar. Déjame volver a traer los colores.

—Ya ni siquiera puedo notar la diferencia —sonreí con tristeza.

—Entonces te la enseñaré.

Ahí estaba, la primera sonrisa en el rostro de mi madre luego de mucho tiempo.

Al menos alguien comenzaba a recuperarse.