—¿Por qué siempre estás sola? —pregunté al día siguiente. La encontré en el mismo solitario lugar.

¿Por qué siempre estaba sentada allí? ¿Qué tanto dibujaba? ¿Por qué se veía tan ajena a todo a su alrededor?

¿Y por qué era tan hermosa? ¿Por qué sus ojos me parecían los más bonitos del mundo? ¿Por qué su cabello llamaba tanto mi atención? 

¿Por qué siempre me fijaba en ella? 

—Porque no me interesan la mayoría de estos idiotas.

Sus ojos me miraron con diversión, mostrándome que bromeaba.

Ese brillo de diversión me cautivó.