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—Déjame entrar —suplicó luego de unos minutos—. Por favor, Axel. Solo déjame explicarte.
—No. Estuviste ausente por más de seis,Lexy. No esperes que te reciba de brazos abiertos. Yo te necesité.
—Lo sé, de verdad...
—¡No! —interrumpí—. No lo sabes, porque no estuviste aquí. No tengo una pierna, Lexy. Mi vida entera se destruyó. Y ahora llegas y apareces cuando siento que al fin puedo recuperar el control.
—Axel.
—Vete por donde viniste, Less.
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