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—Axel...
—Te dije que te fueras, Less.
—No me iré.
Solté un gruñido al escucharla. Estaba tan molesto, que dé el desayuno que preparó en la cocina, junto a ella que pareció paralizarse al verme caminar furioso, lejos de ella, y encerrarme en mi cuarto.
No podía verla sin sentir la necesidad de besar sus labios.
Sin morir por abrazarla y llorar en su pecho.
Buscar refugio y consuelo.
Pero no podía.
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