Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25

ÁMBAR

—¿Nervioso? —le pregunto a Ciro que está sentado entre Renzo y yo en el asiento trasero.

Aún no sabe que Stéfano está aquí, se supone que lo sorprenderá en el estadio.

—Es que les dije que no debían venir, irá la familia entera y ni siquiera sé si jugaré o iré a la banca... —murmura secando sus manos en sus shorts—. No los quiero decepcionar.

—No vamos esperando nada de ti, solo apoyarte, tanto si juegas como si no lo haces —lo tranquilizo ofreciéndole un trozo de kiwi que rechaza arrugando su nariz.

—Relájate, enano, todo estará bien —me apoya Renzo desordenando su cabello y ganándose una pequeña sonrisa por parte de su hermano.

—Ajá, con él sí hablas —protesta Dante desde el asiento de adelante.

—Contigo también —le responde Renzo.

—Me ignoraste en la mañana.

—Había muchas personas —se defiende entrecerrando sus ojos—. Es más difícil así.

—Ya deja de fastidiarlo —reclamo arrojándole el tallo de una fresa—. ¿Desde cuándo eres tan demandante?

—Desde siempre —responde Frank por él, soltando una risa.

El teléfono de Ciro suena, y él lo busca en su bolsillo. Quiero ver quién es, pero solo lo tiene registrado con un emoji de delfín.

—Hola, linda —saluda con confianza, para luego escuchar la respuesta al otro lado—. Estoy con mis padres, mi hermano y Ámbar. Estamos llegando al estadio ya.

Quien sea que lo llama, sabe quién soy porque solo le bastó decir mi nombre.

—Ay, qué lindas, gracias —agradece algo con bastante timidez—. Las veo al rato, te quiero.

En cuanto termina la llamada voy a por el chisme, pero Renzo se anticipa.

—¿Quién era? —pregunta con curiosidad.

—Delfi, mi mejor amiga.

No conozco a Delfi, ¿Cómo es que es su mejor amiga? ¿Desde cuándo?

—Ahora me siento más presionado —suspira dejando salir todo su nerviosismo—. Las chicas de mi clase van de animadoras, están usando trajes iguales y todo...

Voltea su teléfono hacia Renzo y luego hacia mí, allí salen cinco chicas, incluídas Julieta y Bianca, usando trajes de animadoras con los colores de la escuela y la letra C en sus camisetas.

—Te aman... —murmura Renzo con una sonrisa.

—Son mis amigas, tenemos un buen Team.

Tal vez sí sea mucha presión que los ojos de todos estén sobre él, yo en su lugar también estaría nerviosa, aunque en realidad todos estamos únicamente intentando demostrar nuestro amor y apoyo, tal vez sea demasiado para su primer partido.

Incluso Stéfano vino desde Los Ángeles, y eso que aún no lo sabe.

—No lo veas como una presión, en realidad eres muy afortunado —contrapone Renzo, pensativo—. Terminé mi carrera de abogacía en poco más de tres años, fui el mejor, pero al recibir mi título no había nadie allí. Tú tienes muchas personas acompañándote, y van a estar allí seas el mejor, o seas el peor.

—Lo sé... —suspira el pequeño, acomodando su cabello al ver que vamos a llegar—. Pero me gustaría hacerlos sentir orgullosos.

—Ya lo haces —le asegura Dante—. Lo que nos pone orgullosos de ti no tiene nada que ver con los logros, de ningún tipo. Solo diviértete, cualquier resultado estará bien.

————————

En cuanto llegamos al estadio Gala y Octavio también están aquí, ella tiene un hermano menor que también está en el equipo y ellos no van a ningún sitio separados. Yo soy como la amiga ausente, que es parte del grupo pero casi nunca los acompaña en los planes.

De hecho, si no fuera por Ciro tampoco lo haría hoy.

—Te ves tan linda... —asegura Gala en cuanto me siento a su lado—. El blanco te queda super bien.

—La sonrisa te queda incluso mejor —asegura Octavio, que por algún motivo hoy no se ve serio como de costumbre.

—Ahí viene el motivo —murmura Gala por lo bajo, mientras Renzo se acerca a nosotros trayendo las palomitas que fue a comprar para los dos.

Los saluda con la cabeza y toma mi mano, estrujándome los dedos con nerviosismo.

Le da ansiedad estar con tantas personas, y toda mi familia está a tan solo unos asientos más allá.

—Wow... —murmura Gala en cuanto Stéfano llega bajando los escalones con rapidez—. ¿Quién es él?

—Stéfano —respondo, muy segura de ya haberle hablado de él.

—Qué... lindo —asegura Octavio, también perdiendo sus ojos en él.

Solo han pasado unas semanas desde que se fue, pero su cambio de actitud es tan notorio que ahora incluso resalta de entre los demás con su confianza.

—Sí, hermoso, pero no lo miren —respondo con antipatía, entrecerrando los ojos.

—Qué tóxica —se burla Renzo por lo bajo.

Y sí, tal vez tiene un poco de razón, pero no me importa. En mi mente voy a tener sobrinitos con el cabello castaño de Stéfano y los ojos azules de Luna. No existe otra opción posible.

El equipo sale a la cancha así que todos nos ponemos de pie para aplaudir y gritar cosas. Ciro nos busca con sus ojitos entre la gran cantidad de gente, hasta que por fin da con nosotros y sonríe.

Segundos después ve un poco más a la izquierda, dónde se encuentra el resto de la familia y su rostro se transforma por completo cuando lo ve a Stéfano.

Todos reaccionamos así, no hace tanto que se fue pero no estamos acostumbrados a estar separados. Me alegra por él, pero no se siente bonito tenerlo lejos. Ahora que está aquí me doy cuenta de cuánto lo estoy extrañando.

Necesito saber cómo fue su reencuentro con Luna, quiero detalles de todo, pero ella no está aquí y eso me preocupa.

Con mi cuerpo invadido por la ternura, observo cómo Stéfano baja los escalones corriendo hacia donde Ciro acaba de saltar la valla para darle un abrazo a su primo, aún sin poder creerlo.

—Ellos se... quieren mucho —observa Renzo con mucha neutralidad.

—Son hermanos también, todos nos queremos, pero hay algo muy particular entre ellos.

Entiendo la inseguridad, no lo voy a juzgar. Ciro tiene a muchísimas personas pendientes de él, que lo quieren, que son referentes y que han estado siempre. Es inevitable la sensación de que debe ganarse un lugar en su vida, porque Ciro no tiene las mismas carencias afectivas que él.

—Siento que no tengo nada para ofrecer... —murmura por lo bajo sin apartar la mirada— No quiero ser una persona más en su vida, pero no puedo ofrecerle nada que no tenga ya.

—Tienen que darse tiempo, deja de sobrepensar todo.

—Es que me he pasado toda mi vida extrañándolo, pero para él no es igual, él no sabía de mí y su vida sería exactamente la misma sin hacerlo. —Estira su mano para entrelazar sus dedos con los míos y estrujarlos otra vez, intentando no mostrar su incomodidad a los demás.

—No creo, por algo preguntó por su familia biológica. Porque a pesar de todo el amor, había un vacío en su identidad. Crees que no tienes nada que ofrecer, pero en realidad eres el único que puede llenarlo.

Él no responde, solo recuesta su cabeza en mi hombro y suelta el aire lentamente. Es increíble cuánto me enamora su vulnerabilidad, y que solo la comparta conmigo. Quiero besarlo, pero no sé si debo, no cuando le dije que no era momento de trabajar en una relación.

Besarnos en público suena a relación, así que mejor nos damos el tiempo necesario para ir paso a paso.

Arianna y Park llegan por el otro lado, saludamos de lejos y entonces comprendo la felicidad de Octavio y la ausencia de su cara de amargado en cuanto Park se sienta a su lado e intercambian una miradita cómplice.

No sé de qué me perdí, pero me encanta, me pondré al día con el chisme en cuanto pueda. Ahora el partido va a comenzar y Stéfano se vino con nosotros para saludar a sus amigos. Luego de toda la efusividad y de hacer que Gala se aparte, se sienta a mi lado y mira con atención mis dedos entrelazados con los de Renzo.

—¿Desde cuándo tienes novio? —me cuestiona entrecerrando los ojos.

—Sin título aún —aclaro para que deje de decirlo—. ¿Y tú? ¿Qué fue ese post con la chica desconocida en el que ponías "Lo mejor de LA"?

—Es mi amiga.

—Tú tienes límites extraños en cuanto a la amistad —le recuerdo sonando desconfiada.

—Estoy enamorado de Luna, sigo enamorado de ella y nada cambiará estando lejos. Solo me estoy tomando mi tiempo para ser yo, cosa que nunca hice.

—Me alegra escuchar eso... —Sonrío levemente, siendo sincera aún tengo fe de que funcione— Aunque de todos modos te apoyaré en lo que te haga feliz, lo sabes.

—Yo igual —asegura dándole una mirada curiosa a Renzo— ¿Cómo es que el tío Matt lo dejó dormir en tu habitación si aún no es tu novio?

—Es una historia larga, pero creo que a papá le entusiasma la idea de que Renzo sea su yerno.

—¿Cómo lo hiciste? —le pregunta directamente a él.

—No lo sé —responde con un encogimiento de hombros—. Dice que la hago sonreír, pero de verd...

No termina la frase porque sus ojos se fijan en alguien en las gradas del lado de enfrente, su expresión se torna seria y se pone de pie casi corriendo.

Busco con la mirada para entender qué fue lo que lo hizo reaccionar así, y luego de un breve escaneo descubro que es su padre.

¿Qué hace aquí? Ayer dejó claro que sus hijos no le interesan.

Me pongo de pie para ir tras él, siento que sea como sea no saldrá algo bueno de esto, así que al pasar por dónde está mi familia toco el hombro de mi tío Dante para llamar su atención e indicarle que venga conmigo.

Él no entiende mucho, pero en cuanto bajo las gradas corriendo me alcanza sin mucha dificultad y me interroga buscando respuestas.

—¿Qué pasa?

—El padre de Renzo está aquí —respondo sin muchos rodeos señalando hacia el sitio al que Renzo está a punto de llegar.

Dante es obviamente más rápido que yo, así que se me adelanta un tanto justo en el instante en el que soy interceptada.

—¡Ey! —me detiene el chico raro de la cafetería— Estaba esperando verte, ¿con quién vienes?

—Lo siento, no puedo ahora... —me disculpo intentando evitarlo, lo que no lo pone muy contento.

—Siempre me das excusas, ¿nos veremos esta noche o qué?

Mierda, tengo tanta curiosidad por entender de qué habla, pero justo ahora en medio de un drama no puede ser una prioridad.

—Sí, sí, claro —digo buscando correrlo de mi camino, esta vez con éxito.

Algo está pasando, y ya no puedo seguir sin averiguar qué. El punto es que ahora solo importa Renzo, así que corro entre las personas haciéndome paso hasta llegar a dónde se supone deberían estar.

Me cuesta ubicarlos, se metieron por uno de los pasillos que dan a los baños y están discutiendo.

—¡No tienes nada que hacer aquí! —le grita Renzo más furioso de lo que lo había visto nunca.

—Tú madre quería una foto, no me iba a acercar.

—¡Está loca! ¿Cuándo lo vas a entender? —exclama con frustración— Nos quiso matar, y nada te asegura que no vaya a intentarlo de nuevo. Cualquier cosa que la pueda acercar a él es peligrosa.

—Solo es una foto —simplifica el hombre.

Dante se mantiene en medio para asegurarse de que Renzo no va a arrojarse sobre él, tuvo que detenerlo varias veces con una mano en su pecho.

—Voy a ponerte una restricción, y si se acercan a mi hermano van a terminar los dos tras las rejas —asegura en el tono más amenazante posible. Su padre le da un gesto escéptico que él corresponde con una sonrisa— ¿Acaso no me crees capaz? No tienes idea de hasta dónde pueden llegar los buenos contactos.

—Yo me encargo —asegura Dante dándome una mirada para que lo saque de aquí.

Renzo parece dudar, esta situación le ha quitado lo poco que le quedaba de estabilidad.

—Vamos... —murmuro tomando su mano.

—Tu hermano quiere verte en las gradas, concéntrate en lo que importa y confía en mí —le pide Dante manteniendo fuertemente el contacto visual.

Yo confío en él. No sé si le va a pagar, lo va a amenazar, o qué es lo que planea, pero confío en que puede resolverlo mejor que nosotros.

Renzo le da una última mirada a su padre y finalmente se voltea. La situación estuvo demasiado tensa, él está muy alterado y con razón. Entonces entiendo que, a pesar de la alegría y la emoción por el reencuentro, nada de esto será sencillo.

Esa señora es peligrosa, debería estar recibiendo tratamiento psiquiátrico en lugar de en su casa con ese hombre obsesivo. No sabemos hasta dónde es capaz de llegar él para complacerla, y Ciro y Renzo están en medio de eso.

Algo hay que hacer, pero no así. Estoy segura de que mis tíos verán el mejor modo de enfrentarlo. Lo difícil aquí es hacerle entender a Renzo que no estamos solos, y que siempre resolvemos lo que sea entre todos.

De regreso al sitio en el que estábamos, decido que es mejor quedarme con mi familia, así que ocupo un lugar junto a mi papá para contarle brevemente lo que pasó. Pensé que iría por Dante, pero en lugar de eso se estira hacia adelante para intercambiar algunas palabras con Noah, que es quien se pone de pie.

Mi papá me pide que cambiemos de lugar, quedando entre mi mamá y él, y dejándolo junto a Renzo.

Hay mucho ruido y no escucho lo que hablan, el partido ya comenzó y la gente está muy efusiva. Mi papá apoya su mano sobre el hombro de Renzo y básicamente es el único que habla, parece que quiere tranquilizarlo, hacer que entre en razón, pero su única respuesta es mirar fijamente al frente.

Unos minutos después Dante y Noah están de regreso, él se acerca a nosotros para hablar con Renzo también, así que me acerco un poco para escuchar lo que dice.

—Está todo bien, ¿sí? Lo hablaremos al llegar a casa —le dice mi tío, agachado en la escalera que está junto a su asiento—. Solo quería que tengas claro que no te culparemos por nada de lo que ellos hagan, solo necesito que confíes en mí y siempre que pase algo me lo cuentes.

Renzo no dice nada, así que Dante insiste:

—¿Me lo prometes?

—Sí... —acepta soltando un suspiro— Puedo conseguir que reabran el caso, puedo alegar que corre peligro y...

—Tomaremos una decisión luego, ahora pon atención, que luego Ciro te preguntará si viste esto o aquello y no sabrás de qué habla.

Él asiente brevemente volviendo a poner sus ojos en el partido y me decido por correr a mi padre para recuperar mi lugar a su lado.

—¿Cuándo me regresarás mi verde limón? —pregunto mientras recuesto mi cabeza en su hombro.

Solo busco distraerlo y parece que da resultado porque suelta una risita y deja un beso en mi frente mientras murmura:

—Jamás.

—Es especial, no te lo puedes quedar.

—Creo que es más especial para mí —contradice muy seguro de sus palabras—. Para ti solo es un tono entre muchos otros verdes, de una caja entre muchas otras cajas. Para mí representa el día en que una chica muy desafiante me sacó las palabras por la fuerza, y desde allí todo fue diferente.

—Te lo puedo dar si me prometes que...

—Es mío, no me lo tienes que dar —interrumpe volteando hacia mí, dejando su rostro demasiado cerca del mío.

—Te lo cambio por un beso.

—No.

—Por lo que me pidas.

—No.

—No es tuyo, me lo robaste —protesto cruzando mis brazos.

—No, cuando tú fuiste a tirar no sé qué en la papelera solo para acercarte a mí, casi lo tiras también y quedó a un lado del cubo. Tú lo tiraste, yo lo salvé, es mío.

—De acuerdo —cedo por fin soltando un suspiro—, pero solo si es para escribirme notitas.

—No soy tan cursi —reniega indignado.

—¡Claro que lo eres! —aseguro en tono burlón— "Me cambiaste la vida", "todo vale la pena por ti", "si tú estás en mi camino y yo en el tuyo es por algo", "solo prométeme el hoy"...

—Ajá, pero bien que recuerdas textualmente cada una de mis palabras...

—Solo asume que me amas y listo, sé valiente, no hacen falta los rodeos —bromeo, solo porque me encanta hacerlo enojar.

—Claro que te amo, pensé que estaba claro —responde directamente, volteando sus ojos directo a los míos.

Mi mente me está regañando por bromear con esto y ahora no tener una respuesta, me late muy rápido el corazón y definitivamente no sé cómo seguir con la conversación.

—Tranquila, no tienes que decir que tú también —se burla de mi nerviosismo—. Pero no me trates como un cobarde, porque yo te amo y no me tiembla nada si tengo que decírtelo viéndote a los ojos.

Sí, definitivamente él ganó esta batalla, me dejó muda con dos palabras. ¿Quién lo diría? 

_______________

Hola Pollitos 🐣

Me tardé un siglo en actualizar, una sentida disculpa. El punto es que estamos cerca del final y eso siempre me pone más lenta -.-

Los quiero, gracias por la paciencia♥

Besos, mil besitos 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro