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Capítulo 23

 S T É F A N O

—Me gustaría que me dieras la oportunidad de contarte cómo fue que pasaron las cosas —comienzo por decirle, luego de que nos sentamos en el césped y ambos estamos calmados—. No me quiero excusar, ni quitarme la responsabilidad de haberte ocultado que estoy con Luna, solo pretendo que tengas mi punto de vista de cómo ocurrió todo desde el primer momento.

—Okay... —murmura en respuesta, sus ojos están fijos en el suelo evitando mirarme.

—Cuando me invitaste a salir pensé que te querías burlar de mí, por eso no fui y tampoco te avisé, no lo tomé en serio porque me había dejado guiar por las opiniones de otras personas sobre ti. Luego viniste a buscarme, te noté sincera y accedí. En ese momento no tenía en mente más que ser tu amigo, porque estaba muy consciente de los sentimientos que tengo por Luna.

Ella niega con la cabeza levantando apenas la vista.

—No me trataste como a una amiga en ningún momento, desde el primer instante hubo algo entre tú y yo.

—Pues yo no lo sabía —me excuso—. No tenía experiencia, apenas si salía de mi casa.

—Eso no suena muy creíble...

—Lo sé, pero es verdad.

—Okay...

Noto claramente su molestia, cada cosa que digo rueda los ojos, sé que no es voluntario pero me frustra bastante que no se tome en serio mis palabras.

—Te dije que sentía cosas por otra persona, no podía decirte que esa persona es Luna porque ni siquiera ella lo sabía y yo no quería que lo supiera. Era mi secreto, pienso que tengo derecho de reservar para mí algunas cosas que considero personales, mas allá de lo que pasara entre nosotros jamás te mentí.

—No te estoy culpando de nada, Stéfano. No puedo evitar que me duela porque te quiero, estaba ilusionada contigo. Pensé que tú te sentirías así por mí en algún momento porque cuando estábamos juntos, así fuera solo físico, yo te sentía conmigo, no sentía que pensaras en otra.

—No lo hacía —le digo muy sinceramente.

—¿Y cómo puedes amarla y luego tener sexo conmigo cada día pensando en mí?

Ni siquiera tengo una buena respuesta para eso, no una que pueda darle sin herirla más. Lo único que yo sentía por ella era deseo, hasta que no estuve con Luna el sexo y el amor no tuvieron relación alguna para mí. Y aún así, siento que están en lugares diferentes, cuando tengo sexo no estoy pensando en cuanto la amo y en que le bajaría la luna, estoy pensando, viendo y sintiendo cuánto me gusta y las sensaciones que experimenta mi cuerpo.

Es físico, si hay amor es mucho más excitante, pero sigue siendo físico.

El punto es que no puedo decirle eso sin que piense que la veo como una cosa, aunque yo entiendo que no es así siento que ella no lo entenderá del mismo modo.

—No te estaba usando, tú me gustabas, yo te gustaba, no veía que algo estuviera mal si yo estaba diciéndote la verdad.

—Tú me gustas, en presente. Yo estoy enamorada de ti y no va a dejar de dolerme porque me expliques todo paso a paso, no te preocupes que no te odio, ni te culpo. Solo me hubiera encantado saberlo antes de quedar como una idiota en frente de todos.

Efectivamente, las verdades a la cara duelen. Por más excusas que ponga ella se siente herida, y tiene derecho de sentirse así.

—Perdóname, no fue mi intención.

—Lo sé, me quedó claro.

Los dos sentimos la incomodidad, es densa, no hay solución para esto, ni siquiera podremos ser amigos.

Ella se pone de pie, limpiando el césped de su ropa, y mostrándose fría y distante.

—Lo único que quiero es que te quedes aquí —pido poniéndome de pie yo también.

—Por ahora me quedaré, no tengo muchas opciones.

Eso me deja bastante tranquilo, intentaré con todas mis fuerzas no seguir haciéndole daño, que se sienta cómoda y esto vaya pasando poco a poco, porque no queda más que esperar que el tiempo haga lo suyo.

___

Las dos semanas que le siguieron a eso prácticamente no volví a hablar con ella, me evita en todos lados y si es lo que necesita lo veo perfecto. Se ha vuelto muy unida con mi hermana, ambas están un poco rotas así que tal vez puedan hacerse bien. Isabella no es de hacer muchos amigos, le gusta estar sola en su día a día porque según sus palabras no soporta mucho a la gente, al parecer con Arianna es diferente.

Con Luna estamos en el momento más increíble que pueda existir: amor, romance, salidas, y mucha, mucha pasión. En cierto punto es como estar viviendo un sueño, a veces la veo dormir sobre mi pecho y no me lo creo. Sé que en algún momento llegará algún inconveniente, pero mientras dure la paz la disfrutaré como sea.

Loti ha crecido bastante, tuvimos que comprarle otra cama y la pusimos en el cuarto de Luna, aunque la perrita vive conmigo yo duermo casi todas las noches aquí, ya que Luna casi no va a mi casa porque según ella no quiere incomodar a Ari.

Tiene razón y a la vez es extraño, pero que cada uno lo viva como siente y como le sale siempre será lo correcto. No existen manuales sobre cómo volver a la normalidad cuando la embarras tanto, creo que después de todo las cosas han salido mejor de lo que esperamos.

—¿Jugamos básquet un rato? —me propone Isa en cuanto llegamos del colegio— Hace tiempo no hacemos nada juntos.

—Eso sonó como... ¿un reclamo? ¿De Isabella, la chica fría y sin corazón a la que todos le valemos caca? —me es imposible contener la burla, a veces siento que soy el único que nota que todo en ella es un personaje.

—No es un reclamo, imbécil. Es que siempre estás con Luna, y yo estoy con Ari... y ellas no se hablan, entonces...

—Entonces me extrañas.

—¿Tú no me extrañas?

—No.

—Idiota... —murmura dándose la vuelta por donde acaba de entrar.

Me río y me pongo de pie para jalarla de regreso, se resiste un poco pero finalmente se deja abrazar.

—Te llevo conmigo, a cada sitio que voy y en cada situación tú me acompañas siempre, por eso no te extraño.

—¡Cállate! —dice soltando una risa— Todo el verso cursi para arreglar la cagada, ya no vale.

—Sabes que no, no soy muy expresivo...

—¡Ah, claro! —Se aleja arrugando sus cejas y protestando—: No eres expresivo mientras no sea con Luna, porque entonces la amas, es una cosita preciosa y es lo mejor que te pasó en la vida... ¿Y yo? ¿Qué soy?

Elevo una ceja sonriendo de lado.

—¿Estás celosa?

—Sí.

—Tú no eres algo que me pasó, siempre has estado conmigo. Tú eres parte de mí y te amo, lamento no haberte prestado atención, estaba seguro de que no la querías.

—¿Estás loco? Eres la única persona en el mundo que me cae bien —Toma mi camiseta de la cama y me la arroja para que me la ponga— En tres días cumplimos dieciocho y ni siquiera me has preguntado por la fiesta...

Sí sabía que habría una fiesta porque mi mamá lo mencionó, pero nunca pongo mucho de mí en eso, apenas tengo a quién invitar y odio andar organizando cosas, pero a ella le encanta y cumplimos el mismo día así que siempre hemos tenido fiestas.

Me pongo la camiseta y salimos de mi habitación, tenía la intención de hacer tareas pero jugar básquet suena mucho mas agradable.

—Si me ganas te dejaré escoger mi ropa para la fiesta.

—¿De verdad? —pregunta mostrando su entusiasmo.

Siempre tenemos problemas por eso, ella quiere que combinemos, me vista como un super modelo y peine mi cabello. Jamás me peino, mi cabello tiene personalidad propia y lo dejo expresarse como sea.

Solo se lo digo porque sé que no me ganará, creo que jamás lo ha hecho. Ella, Ámbar, Luna y Juli solían jugar las cuatro contra Ciro y yo, y ni aún así nos vencían si no era porque se me arrojaban todas encima.

Extraño un poco eso, ahora todos estamos divididos, cada uno en sus asuntos, Isa y Luna no se hablan, a Ámbar apenas se la ve por la casa y los pequeños se han distanciado bastante. Es triste ver como todos crecemos y tomamos caminos diferentes, ¿por qué será que no podemos mantener la unidad como nuestros padres?

Cuando eres pequeño todo es perfecto, lo único que tienes es tu familia y por eso le das la centralidad absoluta de tu vida. Mis primos no son solo primos, son hermanos, cada uno de ellos formaron una parte esencial de mí vida siempre, y ahora puedo pasar días sin verlos y no hacer nada.

Incluso mi hermana acaba de decirme que la dejé de lado, lo peor es que tiene razón.

¿Qué pasa conmigo?

Mi papá se ha encargado de que reconozcamos el valor de la familia siempre, y creo que el hecho de sentirme diferente a ellos ha hecho que me distancie demasiado.

¿Saben qué es lo único bueno de eso? Que así como estuvo en mis manos alejarme, también está en mis manos la posibilidad de transformarlo otra vez.

—¿Recuerdas cuando jugábamos chicas contra chicos? —pregunta Isa dejando entrever la nostalgia en sus ojos— Extraño estar todos juntos.

Me detengo en medio del jardín sin poder evitar mi cara de trastornado.

—Estaba pensando justo en eso...

Ella se ríe mientras me jala para que siga caminando, vamos al depósito por un balón.

—Y tú sigues negando nuestra conexión...

—Estoy empezando a creer que sí existe —confieso.

—Te voy a decir algo, pero no quiero que hagas un escándalo ni opines nada... —abre la puerta del depósito, sale con el balón segundos después, y mirando a la nada confiesa—: A veces extraño un poco a Luna.

Es obvio, crecieron juntas y pelearon por una estupidez bien grande.

—Díselo.

—Es que me da un poco de pena... ni siquiera sé por qué me comporté así, tan... envidiosa.

Bien podría no intervenir, pero que ellas volvieran a entenderse facilitaría mucho las cosas.

—Ella te entiende y te quiere, siempre te está defendiendo cuando tú no estás.

Isabella suelta un suspiro, tengo como una sensación extraña de nostalgia en el pecho y algo me dice que es exactamente lo que está sintiendo ella también.

—No fue solo por la campaña... yo en realidad pensaba que ella sabía que la amabas y se aprovechaba de eso. Ahora sé que no, solo estaba bien ciega y me pone muy feliz que estén juntos. Ya no quiero pelear con todo el mundo...

—Díselo —insisto, porque sé que en realidad es muy simple resolver esto.

—Lo intentaré, ahora prepárate —lanza la pelota hacia el aro desde una distancia muy larga, y encesta.

—¿Has estado practicando? —pregunto sin ocultar mi sorpresa.

Niega con la cabeza, riendo.

—Es talento nato. —Corre a recoger el balón y regresa a donde estoy— ¿Y si voy por los enanos? Ámbar y Luna no están, pero al menos nosotros cuatro.

—Ve, te espero aquí, así entro en calor.

Mi hermana sale corriendo hacia las casas dejando el balón en mis manos, y yo aprovecho para hacer algunos tiros. Hace muchos días que no juego, con Luna solemos ir a patinar, luego entreno con mi papá por las noches y ese es todo el ejercicio que hago.

Tiro varias veces y las encesto todas, así que decido ponerme más lejos para aumentar la dificultad y entonces fallo, no una, sino dos veces.

—Flexiona más las rodillas —indica una voz a mis espaldas.

Suena familiar y a la vez extraña, porque es una voz que no he escuchado personalmente en un par de años.

La voz de Lucas, mi padrino.

Me volteo de inmediato extremadamente sorprendido, no está solo, está con Axel, su pequeño hijo que es una copia exacta de él.

—¿Cómo es que estás aquí? Nadie me dijo que vendrías —Me apresuro a abrazarlos a ambos, aún sin comprender que realmente están aquí.

—Nadie lo sabía, es una sorpresa ¿Crees que me perdería tu cumpleaños dieciocho?

Cuando mi mamá lo vea gritará, y eso que ella nunca grita. Lucas es su mejor amigo desde que tenían catorce años, pero hace mucho tiempo que vive en Los Ángeles porque juega basquetbol allí. Él dice que en cuanto se retire, para lo cual no falta mucho, regresarán a vivir aquí y por eso no quieren que su pequeño pierda contacto con el idioma, en su casa siempre hablan español, y el pequeño Axel suele mezclar mucho ambos idiomas.

—Los extrañaba mucho —confieso sin perder la sonrisa y me arrodillo frente al pequeño para ver si quiere darme un abrazo también—. Estás muy grande, ¿te acuerdas de mí?

Hemos hablado por videollamada, pero supongo que para él ha de ser distinto. La última vez que lo vi tenía tres años.

El pequeño asiente y estira sus brazos hacia mí, lo envuelvo con los míos y lo levanto.

—La tía Emma dijo que tienes una novia —asegura con una risita—. Y que es muy linda.

—Es verdad —le cuento como confidencia—, al ratito vendrá y puedes conocerla. ¿Tú tienes a alguien así?

Un rastro de seriedad atraviesa su rostro mientras niega muy rotundamente.

—Mi mamá no me deja —voltea a ver a su papá buscando la confirmación— Right, dad?

—Sí, y le hacemos mucho caso a mamá —confirma Lucas con una sonrisa.

—Eso está muy bien.

—Has crecido —dice mi padrino dándome un golpe en el hombro— Estás casi de mi tamaño, serás alto como tu padre.

—Te echo unas luchitas cuando quieras —lo desafío inteligentemente, al básquet no podré ganarle jamás.

—Mas tarde, y que tu madre no se entere que me regaña.

—Vamos dentro, le dará un ataque en cuanto te vea...

Y no me equivoqué, estaba cargando una botella con agua del dispensador y la dejó caer al suelo esparciendo todo su contenido allí. Está llorando, él también parece querer llorar pero se contiene, sin embargo no puede evitar que sus ojos se pongan brillosos.

A esto me refiero, viven en países distintos hace diecisiete años y aún así no han dejado que la distancia los separe ni por un instante. Hablan casi a diario, se mantienen presentes en la vida del otro aún estando en distintos hemisferios y eso es porque realmente se aman.

Yo tengo a mis primos aquí, vivimos al lado y estoy dejando que aun estando cerca nuestras vidas tomen caminos diferentes.

Ya no quiero eso, me ocuparé de que volvamos a ser un equipo, comenzando desde ya. 

_____________

Hola Pollitos🐣

Lamento la demora, pero les traje este capítulo precioso♥

En el próximo capítulo nos vamos de fiesta, preparen sus mejores outfits♥

Los amo♥

Besos, mil besitos 💋

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