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Capítulo 15


S T É F A N O

Sexo.

Es todo lo que tengo para decir de los siguientes días, en todos los lugares, a todas las horas y en todas las posiciones. La mayoría de las veces es ella quien lo busca, aunque no voy a negar que yo estoy más que dispuesto.

Sin embargo, una pequeña partecita de mí siente que hay algo que no está bien, tengo muchas inquietudes y necesito hablarlas con alguien; supongo que la opción más obvia sería mi padre, pero por más que sea el padre más abierto y comprensivo del mundo no deja de ser mi papá y me hace sentir incómodo la idea, por lo tanto, queda descartado.

No tengo primos mayores, a Park apenas lo conozco y no puedo estar seguro de que no hablará con Arianna lo que le diga ya que ellos son amigos desde hace años, con Luna no puedo hablarlo, obviamente, y también descarto a Ámbar por su cercanía.

Además, me interesa más una visión masculina sobre el asunto.

Así que solo restan mis tíos, dos de ellos son homosexuales y no tienen experiencia ninguna con chicas, así que me restan Liam y Matteo. Cualquiera de los dos sería una buena opción, en su adolescencia salían con muchas chicas y son la viva voz de la experiencia, pero como Matteo vive en la misma casa que Luna y algo me dice que sabe que las cosas están tensas entre nosotros, finalmente me decido por Liam.

Le envié un mensaje hace rato, dijo que sus chicas saldrían a hacer unas compras así que podríamos conversar tranquilos. No pude enseguida porque Ari estaba en casa, pero acaba de irse así que me bañé y vine de inmediato.

Me quedo en silencio por varios segundos sentado en el sofá frente a él, que parece muy tranquilo hasta que suelta una risita para romper el hielo.

—Te incomoda hablar de sexo, me recuerdas a tu padre —dice en un tono entre tierno y burlón.

—¿Cómo sabes que quiero hablar de eso?

Liam decide evitar mi pregunta por completo y seguir con su cuestionamiento como si la respuesta fuera evidente.

—¿Ya no eres virgen?

—No... —murmuro evitando mirarlo por completo.

—¿Luna? —pregunta casualmente.

—¿Qué tiene que ver Luna?

—Que si fue con Luna, pregunto —insiste como si no lo hubiera entendido.

—No, ¿por qué sería con ella? —finjo un gesto de sorpresa, como si lo que dice fuera un disparate.

—Porque es la única chica que he sabido que te gusta y...

—No me gusta —niego de inmediato—, y tratemos de evitar traerla a esta conversación porque lo vuelve más incómodo aún.

—No debería ser incómodo, sobrino. —Se pone de pie y camina hacia la cocina, puedo verlo desde donde estoy porque es de concepto abierto— Piénsalo de este modo: todas las personas que conoces tienen sexo, lo tuvieron o lo tendrán. Tus padres, tíos, profesores, amigos, incluso esa pareja de viejitos tiernos que ves en la calle; la chica que atiende el supermercado, el doctor que te atiende cuando te sientes mal, el taxista que te trae cuando llegas borracho de una fiesta; todos, absolutamente todos, y ahora tú también.

Regresa a la sala trayendo dos cervezas y estira una hacia mí antes de sentarse nuevamente en el sofá de enfrente.

—Gracias por tan innecesarias imágenes mentales —respondo con ironía y él se ríe—, se que es algo natural y normal de todos los seres humanos, pero no deja de ser incómodo hacer preguntas al respecto.

—Puedes confiar en que no te juzgaré, solo pregunta tranquilo.

Suelto el aire lo más lento que puedo y le doy un trago a mi cerveza, aún sigue sin ser de mis bebidas favoritas, es amarga pero pasa.

—La chica... también fue su primera vez, pero desde entonces quiere hacerlo todo el tiempo y obviamente eso me agrada... es solo que... me preguntaba... tal vez... —aclaro la garganta porque estoy balbuceando y ya ni yo entiendo lo que digo— Tal vez es porque no queda... como decirlo... satisfecha del todo.

Mi tío contiene la risa frente a mí.

—Dijiste que no me juzgarías —le recuerdo con molestia.

—No te estoy juzgando, es que de verdad me recordaste mucho a tu papá. —Recupera su seriedad y se acomoda sobre el sofá— Mira, te lo explicaré con una metáfora.

—Por favor, que no involucre café, que de esas metáforas ya tuve bastante.

—No es café, pero es algo similar... —aclara antes de desarrollar su idea— Si tú fueras a comer a un restorán, y la comida fuera mala, o tan poca que te dejara con hambre, ¿regresarías a comer allí a diario solo para ver si la comida mejora?

—No, obviamente.

—Preferirías probar otro restorán, o incluso cocinar en casa.

—Entiendo... —afirmo pensando en sus palabras— ¿Tú crees que sí le gusta?

—Y... yo sé que sí, de otra forma te evitaría en lugar de buscarte; pero si tienes dudas siempre puedes preguntarle, con sinceridad, la comunicación es muy importante.

—Sí... bueno, ese es otro de los problemas.

—¿Cuál? —quiere saber mi tío con interés.

—Que todo el tiempo son besos, y sexo, jamás hablamos de nada; hay mucha, muchísima química, pero luego de eso nada más...

—Ah, pero eso te va a pasar muchas veces... —comenta muy seguro de lo que dice— Habrá chicas con las que tengas un vínculo muy físico sin emociones, luego habrá otras con las que tengas un vínculo hermoso y emocional, sin nada físico; y luego, un día, llegará una con la que lo tengas todo, y justo con ella te quedarás mientras seas feliz.

Justo en el momento en el que termina la frase mi tía Olivia entra a la casa y sus ojos se iluminan como si fuera la primera vez que la ve.

Por esto mis expectativas son tan altas, porque en mi familia todos tienen una relación perfecta; todos son perfectos, todos saben cómo amar, todos saben como cuidar de los sentimientos de los demás.

Yo no sé nada de eso, no sé cómo ser sincero con Luna, ni cómo cuidar a Ari, no sé cómo conectarme con ella de verdad, no sé cómo definir lo que siento por cada una y cómo hacer que nadie salga herido. No sé cómo querer a Ari de la forma que quiero a Luna, y no sé cómo dejar de sentir que todo lo que hago está mal.

No sé nada, cometo errores todo el tiempo porque no sé cual es la manera correcta de amar en ninguno de los sentidos y es eso precisamente lo que me hace sentir que no encajo con mi familia; que en realidad lo único que tengo de Romano es el apellido.

Intento ser un adolescente normal, despreocupado, pero me dura poco porque la culpa a veces no me deja dormir.

Si yo sé que no estoy enamorado de Ari y de todas formas tengo sexo con ella, ¿La estoy usando? ¿Y si ella de verdad siente algo por mí, pero me dice que no importa porque sabe que yo no siento lo mismo? ¿Y si sigo avanzando con ella y un día quiere que formalicemos? ¿Cómo le digo que en realidad estoy enamorado de Luna? ¿Es sano que aún siga enamorado de Luna y no tenga ni la más mínima intención de olvidarla? Si Luna no me quiere, ¿habrá algún día una chica que me haga sentir del mismo modo? ¿Por qué no puedo amar a Ari ni aunque lo intente?

No tengo la respuesta a ni una sola de todas esas preguntas, porque ese siempre ha sido mi problema, estoy lleno de preguntas sin respuesta.

La única vez que intenté hablar de Luna con Arianna le dije que había otra chica y ¿saben cuál fue su respuesta?

"No me interesa con quién duermes, Romano."

Así las cosas.

Entonces, si no le interesa nada de mí, ¿Será ella la que me está usando? Si es así que me use tranquila, porque si hay algo de lo que tengo la certeza es de que la pasamos muy bien juntos.

Mis tíos me invitan a quedarme para la cena, hace tiempo que no vengo a su casa, aunque vivimos al lado y Julieta me lo ha reclamado mucho así que acepto. Además, pasar tiempo con mi familia siempre me hace feliz, solo entonces abandono mis preguntas existenciales y vivo el presente, que después de todo es lo único que tenemos como certero.

—¿Estás bien? —le pregunto a Juli mientras ponemos la mesa entre los dos.

—No, no del todo... —comenta bajando sus intensos ojos celestes al suelo.

—¿Quieres hablar? —Mi tono es comprensivo, pero interiormente estoy pensando que si ese chico que dice ser su novio le ha hecho lo que sea que la afectó olvidaré la diplomacia y sacaré el único lado Romano con el que me identifico.

—Es que siempre dije que no pelearía con una amiga por un chico... y ahora una de mis amigas me confesó que le gusta Dani, me pidió que lo deje porque está sufriendo por vernos juntos y yo no sé qué hacer... ¿Debería dejarlo?

—¡Claro que no! —respondo de inmediato, pero luego me tomo un momento para pensar bien la respuesta.

Cuando eres pequeño te cuesta mucho diferenciar el límite entre ser bueno y ser estúpido, podría decirle exactamente lo que hacer, pero eso no ayudaría de mucho a que desarrolle su personalidad.

—Dejando de lado la ética, lo que hayas dicho en el pasado o tu afán de ser buena y hacer lo correcto; ¿Qué desearías hacer si te guiaran tus impulsos?

—Quedarme con él y alejarme de ella —asegura sin pensarlo—, me siento muy traicionada, pero no sé si está bien que me sienta así porque las amigas están primero.

—Juli... una amiga de verdad jamás te pediría que hicieras algo que te haga infeliz.

—Pero entiendo que le duela vernos juntos, Dani es el chico perfecto y cualquiera podría enamorarse de él, es lógico.

—¿Ella lo conocía de antes? —indago para saber un poco más de la historia.

—No, los presenté yo.

Me exaspera su ingenuidad, la amiga le quiere robar el novio directamente y ella cree que tiene la culpa.

—Soy una tonta ¿Verdad? —dice conteniendo las lágrimas mientras acomoda los vasos sobre la mesa.

—No, eres increíble y siempre estás pensando en todos. —Rodeo la mesa para abrazarla y ella se hace un bollito entre mis brazos— Solo debes saber que a veces no está mal pensar en ti, hacer lo que sientes y cuidarte de quienes quieren hacerte daño.

—¿Crees que ella quiere hacerme daño?

—Creo que a ella no le importa demasiado cómo te sientes.

Dejo un beso sobre su frente y continuamos con nuestra tarea en conjunto.

—Es que no sé cómo decirle... —Vuelve a mirarme pidiéndome un consejo.

Me siento raro con eso, porque no se ni qué hacer con mi vida y ella espera que le de un buen consejo sobre qué hacer con la suya. Sin embargo, es mi primita más pequeña a la que amo con todo mi corazón y no dejare que una niñita sin personalidad le haga daño.

—¿Viste esa Juli que eres aquí con nosotros? La que nunca se queda callada, la rebelde que no teme exponer sus ideas y que siempre deja claro lo que quiere; esa es la que debes ser en todos lados.

—Pero aquí es fácil, porque ustedes son mi familia y me amarán como sea...

—Es que ese es el punto, pequeña. Los que te amen, deben amarte así, como eres.

Me da una leve sonrisita borrando sus lágrimas y articula un "gracias" silencioso porque sus padres acaban de regresar al comedor, muy ingenuo de su parte pensar que no estaban escuchando todo lo que decíamos, la cocina queda al lado y todo era silencio allí.

En la cena todo fue divertido, las lágrimas de Juli y mis inseguridades quedaron en el pasado, porque si hay algo que esta familia tiene por seguro es que no importa en el lío que te metas, jamás estarás solo.

Me voy de la casa de mis tíos un poco tarde, y antes de ir a casa debo ir a lo de Luna a buscar a Loti porque hoy le toca dormir conmigo.

No le he contado a Luna nada de lo que ha pasado con Ari, me siento mal por eso porque se supone que ella es mi mejor amiga y es muy probable que se haya enterado por otra boca que no fue la mía.

Debería tomarlo con naturalidad, como dijo Liam, pero no sé por qué no puedo.

Ámbar está en la sala viendo una serie de Netflix en la televisión, y voltea a verme de inmediato en cuanto atravieso la puerta de su casa.

—Ya te bajo a Loti —me dice pausando la serie y poniéndose de pie.

—No te preocupes, yo subo.

—No, mejor no —niega dejando un beso en mi mejilla como saludo—. Luni no se siente muy bien, está durmiendo y no quiero que la despiertes.

—Okay... —murmuro, aunque sé que me está mintiendo y no entiendo por qué.

—¿Viste las fotos? Se las enviaron hoy. —Cambia su energía por completo mostrándose muy entusiasmada.

Extiende su teléfono hacia mí para mostrarme las dichosas fotos, en las que sale luna de un modo que me quita la respiración, literalmente.

Está de espaldas, su cabello rubio cayendo por su espalda, y lo único que cubre su cuerpo es un muy, muy diminuto traje de baño.

—¡Por Dios, Ámbar! No quiero ver esto... —le regreso el celular cerrando los ojos.

Pero ya es tarde... ya vi, de mi mente no se irán las imágenes.

—¿Por qué no? —pregunta fingiendo una inocencia que ni ella se cree.

—Está desnuda.

—No, está en traje de baño.

—Eso no merece ser llamado traje de baño, ¿Matteo no dijo nada?

Ámbar se ríe y niega.

—Es inteligente, no las quiso ver.

—Me gustaría haber tenido la opción de elegir —reclamo con fastidio.

—Es para que veas lo que te pierdes por idiota.

Noto un pequeño rastro de odio en su comentario, lo que es raro porque Ámbar es la persona con menos odio en su interior que conozco.

—¿De qué hablas? —cuestiono sacado de onda.

—Te gusta, ¿por qué no lo asumes?

No respondo nada, ella nunca me había preguntado eso directamente, y debo confesar que mi prima mayor es una de las mejores amigas que tengo, se me hace muy difícil mentirle con descaro.

—Solo dímelo, por favor.

No entiendo el sentido de su súplica, y tampoco entiendo por qué, instintivamente hago lo que me pide.

—Sí, me gusta, pero nunca arruinaría la amistad que tenemos por...

Ni siquiera me deja terminar mis ridículas excusas.

—Lo estás arruinando todo... me va a odiar por hacer esto, pero no puedo seguir viendo cómo se dañan —murmura por lo bajo como hablando consigo misma— ¿Sabes por qué ahora no quiere ni siquiera hablar conmigo?

—¿Qué le pasa? —pregunto con genuino interés.

—Te vio saliendo con Arianna del depósito, yo estaba con ella. La ropa desacomodada, el cabello igual, era obvio que no estaban jugando parchís ahí dentro.

Sabía que se molestaría porque no se lo conté yo, pero no que se pondría triste por eso. Le dije que las cosas no cambiarían y no cumplí, soy un idiota.

—Bueno... sí, pero sigo sin entender por qué no me quiere ver.

—¡Que lento eres! —exclama con fastidio— Le gustas, Stéfano, LE-GUS-TAS.

—Ay... claro que no... no seas tonta, no juegues con eso.

—No es una suposición, ella me lo dijo, hablamos sobre ti todos los días y la estoy traicionando ahorita para que vayas y le digas que la quieres de una vez por todas porque esto ya es insostenible para todos.

El corazón me late tan rápido que apenas puedo respirar, no me entra la ansiedad y la euforia en el cuerpo.

—¿Estás segura, segurísima? —insisto porque no logro creérmelo.

—¡Que sí! Ve, deja de ser un cobarde una vez en tu vida.

Me empuja hacia las escaleras, e impulsado por la euforia de sus palabras, sabiendo que mi prima jamás me haría lanzarme a una piscina vacía, subo esas escaleras corriendo y entro a su habitación sin siquiera golpear la puerta.

Está sentada como indiecita en el sofá de la ventana, mirando hacia afuera, la luna llena que yo mismo estaba admirando de camino aquí.

—¿Pasó algo? —pregunta alarmada por mi entrada dramática.

—Sí, muchas cosas pasan —respondo jalando su mano para acercarla a mí y poniendo una mano en su mejilla hablo sin pensar—: Te amo.

—Yo también te amo, Toti... —responde con ternura ladeando su cabeza.

—No, no así, no como amiga.

—¿Estás borracho otra vez? —cuestiona mirándome con detenimiento.

—No, claro que no, no he tomado nada... solo valor.

Ella parece muy confundida y es que no estoy siendo nada claro, así que intento calmarme y dejar que las palabras que he tenido atoradas en mi garganta por tanto tiempo salgan sin más.

—Tú eres mi sueño, el más grande, ese que parece tan inalcanzable que ni siquiera te atreves a pensar que puede ser real.—Noto que estoy hablando muy rápido, así que hago un esfuerzo por mantener la calma— Luna... no te estoy diciendo que te amo como siempre, te estoy diciendo que desde hace un tiempo ya no puedo verte como amiga, que me gustas, me gustas mucho y de muchas formas; cuando me envías un audio cantándome una canción lo escucho hasta quedarme dormido, pensando que si me duermo con tu voz tal vez aparezcas en mis sueños, tal vez allí si pueda ser valiente, besarte, y decirte cómo me vuelves loco de formas en las que ninguna chica podrá hacerlo jamás.

Un silencio precede a mi eufórica y sincera confesión, si antes mi corazón latía rápido ahora se detuvo. No hay vuelta atrás de lo que acabo de hacer, solo resta esperar su respuesta.

Sus ojos azules me ven directamente, cargados de lágrimas que contienen y no dejan caer, hace un leve puchero y pregunta:

—¿Me lo dices de verdad? ¿Luego no me dirás que estabas borracho y me dejarás sola?

—Jamás estuve tan consciente en mi vida.

Pasan unos segundos, que para mí parecen una eternidad. Ni siquiera estoy seguro de lo que siento, es como si solo pudiera estar expectante, porque hasta que ella no diga lo que va a decir no tengo idea de qué curso tomará mi vida a partir de aquí.

—Stéfano... —Toma mi rostro con sus dos manos uniendo nuestras miradas de una forma tan dulce que me derrite— Yo siento exactamente lo mismo por ti.

No se hacen una idea de cuantas veces imaginé esas palabras saliendo de su boca, nunca pensé que podría ser una realidad. Ni siquiera sé qué decir, creo que ya no hacen falta palabras. Envuelvo mis brazos en su cintura para elevarla a mi altura y ella aprovecha que está tomando mi rostro para besarme.

Había deseado volver a besarla desde la última vez que lo hice, ahora, en pleno uso de mis facultades, estoy completamente seguro de que no debe existir en el mundo sensación más perfecta. Su beso es tierno, lento, pero al mismo tiempo está cargado de pasión y deseo.

Estoy seguro de que no importa lo que pase o cuáles sean las circunstancias, nada en el mundo hará que este sentimiento desaparezca.

__________

Hola Pollitos 🐣

No tengo idea de qué poner en esta nota, sé que el público está muy dividido y que muchas estaban deseando que esto pase, y otras estarán tristes porque pasó.

Así es la vida, decía Torito (dime si entendiste esa referencia para hacernos BFF❤)

Las quiero

Besos, mil besitos 💋 

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