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Capítulo 14


L U N A

¿Qué estará haciendo Stéfano justo ahora?

Tengo que dejar de preguntarme eso, porque de seguro no me gustaría la respuesta. Creo que necesito tomar un poco de distancia, me estoy dañando a mí misma como una tonta.

Estoy considerando seriamente regresar a mi departamento si es que sigue libre, o buscar otro para rentar ahora que con lo de las fotos tendré un poco de dinero extra.

Tengo la mala costumbre de sentirme sola, siempre, aun cuando estoy rodeada de personas que me quieren y que se preocupan por mí; el hecho ser tan cerrada al mundo con mis sentimientos hace que las personas a mi alrededor nunca sepan lo que realmente está sucediendo, es algo en mí que está mal, y debo mejorar.

—¿Por qué esa carita? —le pregunta Matteo a Ámbar en la cena.

A diferencia de mí, ella es super transparente, todo se le nota en sus expresiones y desde que llegó de la universidad ha estado muy apagada y pensativa. Estaba esperando a estar solas para preguntarle, pero su papá se adelantó.

—¿Les ha pasado que alguien los trata diferente solo por el dinero? —Revuelve la comida en su plato con el tenedor sin llevárselo a la boca.

A mí nunca me ha pasado, evidentemente, así que dejo que los demás respondan.

—Todo el tiempo —responde Emily, su mamá—. Es difícil aprender a diferenciar quien se acerca por interés y a quién realmente le agradas, pero es un aprendizaje necesario.

—No... no es eso —murmura Ámbar—, es lo contrario.

—¿Alguien te está molestando? —pregunta Matteo de inmediato, cambiando el tono de voz.

—No, tampoco... —niega levantando la mirada— No me hizo nada malo, pero no le caigo bien solo porque mi familia tiene dinero.

—Solo son prejuicios. —Estiro mi mano para tomar la suya sobre la mesa— Hay un gran supuesto sobre cómo son las personas ricas; frívolas, egoístas, solo ven por los suyos y se manejan con total impunidad. Pero tú y tu familia escapan por completo de ese estereotipo y lo sabes.

—Tu familia, Luna —me corrige Matteo sonando a regaño.

—Nuestra familia —repito dándole una sonrisa corta.

—Es que él dice que por culpa de que nosotros tenemos mucho hay otros que no tienen nada, si me preguntas tiene mucho sentido; aunque también sé que nosotros no desperdiciamos el dinero en lujos, y que papá con sus hogares les ha cambiado la vida a muchísimos niños, pero... ¿Qué estoy haciendo yo?

Oh, es un "él", por ahí viene el asunto...

—En ese caso... —Emily piensa una respuesta más elaborada— Es hermoso que te lo cuestiones y tienes el poder de transformarlo en tus manos.

—Claro que sí —afirma Matteo que parece un poquito más incómodo—, pero porque te nazca a ti, no porque cualquier chico resentido con la sociedad crea que puede venir a cuestionarte basándose en ridículas etiquetas que nada tienen que ver contigo.

Ámbar suelta una risita meneando la cabeza.

—No te enojes, papá. Sé muy bien lo que valgo.

—Mas te vale... —murmura cortando su carne con un poco de fuerza extra.

—La verdad es que me preocupa mucho lo que dirán de mí, ahora que mi mejor amiga será una super modelo —insinúa Ámbar dándome una mirada de reojo y riendo por lo bajo.

—No soy modelo, solo es una campaña y ni siquiera sé si lo haré bien... —comento un poco avergonzada.

—Ni siquiera quiero pensar en eso —Matteo niega con la cabeza sin levantar los ojos de su plato— Aún parece que fue ayer cuando solo querías estar en mis brazos y me llamabas Teo.

Matt es lo más parecido a un padre que tengo, y no está muy cómodo con que las fotos sean en ropa interior; lo sé, aunque no lo ha dicho ya que siempre me apoya en todo.

—Puedo seguir llamándote Teo —sonrío restándole importancia a sus celos paternales.

—Prefiero papá, pero todo no se puede en esta vida...

—No te llama papá porque le gusta tu sobrino —acota mi amiga en tono de burla, y me lanza una mirada que no denota para nada una disculpa por exponerme en la mesa familiar.

Yo ya lo había hablado con Matt, y al parecer Emily también lo sabía porque no parece sorprendida.

—Eso no tiene nada que ver... —rueda los ojos con descontento— Sabes que, si por mí fuera, sería tu papá.

Sí, lo sé, me lo han contado miles de veces. En algún momento cuando yo era una niña ellos intentaron iniciar los trámites para adoptarme; pero una regla excluyente en las condiciones necesarias para la adopción no se los permitió. Para adoptar un niño debes tener más de veinticinco años, para cuando Matteo tenía esa edad ya yo tenía once; de todas formas, lo intentaron, pero otra clausula decía que los adoptantes debían tener al menos quince años más que el adoptado, y Matteo solo me supera por trece años y ocho meses.

No hubo forma, y aunque igual me traían a su casa a menudo, salía a pasear con ellos tres y me llevaban a todas las reuniones familiares, luego tenía que regresar a dormir al hogar, en donde todos los otros niños me trataban de forma distante por ser la consentida de Matteo.

Era como la sensación de tenerlo todo, y al mismo tiempo no tenerlo nada. Por eso me cuesta tanto sentirme parte de la familia, porque esos instantes en los que me regresaban al hogar y los tres se subían a su auto para venir a dormir juntos a su casa me hacían sentir que por mucho que me esforzara nunca sería parte de ellos.

—Estoy super nerviosa —confieso haciendo a un lado por completo el comentario sobre Stéfano.

—Te he tomado fotos cientos de veces —me anima mi mejor amiga—, todos tus ángulos son perfectos, se van a enamorar de ti.

—¿A qué hora es? —pregunta Matteo.

—A las ocho, ya me tengo que ir a dormir.

—Yo te llevaré, y te esperaré —afirma sin dudar—, termina la cena y a la cama, pequeña.

No, definitivamente no lo haría, no cambiaría esto solo para alejarme de Stéfano. Si duele tendré que acostumbrarme a que duela, si las cosas cambian tendré que adaptarme a los cambios, después de todo nadie se muere por un amor no correspondido, ¿Verdad?

__________

S T É F A N O

No voy a negar que su cambio de actitud me tomó por sorpresa, el tiempo pasa, las horas compartidas con ella aumentan y nunca deja de ser un misterio cual de todas las Arianas que me muestra es la real.

—Sí, supongo —respondo, el hecho de intentar evitar el nerviosismo en mi voz hizo que sonara desinteresado, aunque ese no era mi objetivo en lo absoluto.

—¿No quieres? —cuestiona entrecerrando los ojos confundida.

Aun no quita su mano de allí, así que se me hace difícil pensar con claridad.

—Sí, sí quiero —confirmo, aunque no con mucha seguridad—. Es solo que... ¿Tomaste algo?

—¿Crees que tengo que estar borracha para querer acostarme contigo?

—No digo eso, es que hace unos días dijiste que aun no querías.

Su mano hace presión, y de verdad estoy luchando contra mis instintos para asegurarme de que ella está segura de hacer esto.

—No he tomado nada, Romano —susurra en mis labios—. Simplemente cambié de opinión porque me gustas demasiado.

¿Sí? ¿Sí pasará?

¿Está bien que diga que sí? Sinceramente en este momento tengo muchas, muchísimas ganas de decir que sí.

Al parecer me demoro demasiado en reaccionar, porque quita su mano y se aleja un poco.

—Está bien si no quieres, tampoco te voy a rogar —comenta y se da la vuelta para marcharse.

Se aleja solo unos pasos porque la jalo de regreso con un movimiento brusco pero preciso para dejarla justo frente a mí, y arrinconándola contra la pared le doy un beso cargado de otras intenciones.

Su cuerpo reacciona al instante pegándose al mío, pero mi estúpida consciencia no me permite ser un adolescente normal y hormonal que se deja llevar por el momento, así que me veo obligado a hacer una aclaración antes de dar el siguiente paso.

—Espera —digo rompiendo el beso y sintiendo la respiración acelerada de ambos—, no hablaba de ti cuando dije que estaba enamorado.

A ella no parece importarle demasiado, se encoje de hombros y vuelve a tomarme por el cuello.

—No me romperás el corazón Stéfano, deja el drama y cállate.

Vuelve a besarme con más intensidad que antes, y ahora, ya limpia la conciencia solo queda dejarse llevar.

Tengo alguna idea de cómo hacer esto, no pregunten cómo, pero la tengo.

Entrelaza sus dedos en la parte de atrás de mi cabello y lo jala suavemente haciéndome levantar la cabeza para besar mi cuello, le cuesta un poco llegar así que la tomo por la cintura para levantarla y eliminar la molestia por la diferencia de altura.

Nunca pensé que los besos en el cuello serían tan calientes, siento que no estamos lo suficientemente cerca, aunque estamos pegados uno al otro; el latido acelerado de mi corazón me exige más, aquí, ya mismo, en este pasillo.

Por suerte para mi decencia, ella estira su mano y abre una de las puertas del pasillo a sus espaldas, da a una habitación que no tengo idea de quién es, pero será nuestra por un rato.

Entro a la habitación sosteniéndola con una sola mano y le pongo el seguro a la puerta, voy a encender la luz, pero ella aparta mi mano para que no lo haga, entiendo, tal vez se sienta menos insegura si vemos poco y sentimos más.

Después de todo, ella no sabe que también es mi primera vez porque no se lo he dicho, tal vez piensa que tengo mucha experiencia.

Espero no decepcionarla.

La habitación no está por completo a oscuras, entra bastante luz de afuera y deja todo en penumbras, de una forma que aún podemos vernos los rostros, pero no los detalles.

Me siento sobre la cama con ella sobre mí e interrumpe los besos por un momento para desabotonar mi camisa rápidamente, nunca he estado desnudo frente a una chica, pensé que me sentiría más inseguro y, por el contrario, siento que la ropa estorba demasiado.

Ella solo trae un top y una falda con botones por delante que ya se ha subido por sus piernas dejándolas al descubierto por completo, algo me dice que debajo del top no hay nada y me muero por quitárselo, pero no quiero ir tan rápido.

Debo ir contra mis instintos, ser suave y tierno para que ella se sienta segura.

Acaricio sus piernas con las palmas de mis manos, su piel es suave y está caliente, al igual que sus besos por mi pecho y cuello. Dejo a mis manos ir lentamente un poco mas atrás y en cuento tengo su trasero en mis manos entierro mis dedos para presionarla contra mí, haciendo que suelte un pequeño sonido generado por el deseo de que la ropa no exista, o bueno, al menos ese es mi deseo.

Mientras nos besamos, desprendo uno a uno los botones de su falda hasta que se la quito y la arrojo al suelo. Ella se aparta de mí para quitarse el top y hacer que siga el mismo camino. Es la primera vez que tengo a una chica desnuda frente a mí, y aunque la luz es poca, puedo ver con claridad cada una de sus perfectas curvas.

Me encanta, cada cosa de ella es sexy y a la vez hermosa. De todas formas, su inseguridad no me deja ver mucho, de inmediato se pega a mí otra vez haciendo sus pezones rozar contra mi pecho, le dejo una pequeña mordida en el labio por lo mucho que me estoy conteniendo.

No quiero que sienta vergüenza conmigo, de verdad es hermosa y debería saberlo. Invierto nuestras posiciones de forma tranquila, dejándola recostada sobre la cama para tomar el control de lo que sucede. Primero dejo besos por su cuello, luego muy lentamente los hago bajar y paso mi lengua por uno de sus pezones lo más lento que puedo. Su cuerpo se pone tenso y de inmediato se afloja, repito el movimiento varias veces hasta que siento que presiona sus piernas para aliviar la molestia y noto que tal vez ya está lista y solo nos estoy torturando a ambos con la demora.

Busco un condón en el bolsillo de mis pantalones antes de quitármelos, lo abro y lo deslizo por mi erección sin mucha dificultad; tenía catorce años cuando mis padres me enseñaron como hacerlo, en el momento me pareció incomodo e innecesario, pero ahora estoy sumamente agradecido.

—Me dolerá —asegura ella en cuanto sus ojos se posan sobre mí sin disimulo.

Ay formas de subirle el ego a un hombre, y luego esta esto.

—Intentaré que no —digo fingiendo confianza para que ella se sienta segura, aunque no la tengo en lo absoluto.

Me vuelvo a colocar sobre ella, que aún tiene sus bragas y si no se las ha quitado es porque tal vez le da vergüenza aún. Meto una mano entre nuestros cuerpos para deslizar mis dedos suavemente dentro de su ropa interior, de inmediato siento su humedad, los dedos prácticamente se deslizan solos tocando con sumo cuidado para no ser bruto, observando sus ojos cerrarse y su boca entreabrirse para soltar un suspiro.

Retiro mi mano entendiendo que llegó el momento, y haciendo a un lado su ropa interior me detengo en su entrada sintiendo el calor justo en donde nuestros cuerpos se unen.

Vuelvo a besar su cuello mientras hago el primer movimiento para estar dentro, con mucho, mucho cuidado. La primera sensación es de que hay algo que me impide el paso, pero luego de un empuje con un poco mas de fuerza esa sensación desaparece, se siente muy ajustado y caliente dentro de ella, estoy prestando mucha atención a sus expresiones y no he notado que le doliera así que intento ir un poco mas profundo. Arianna ha cerrado sus ojos y su respiración es lenta y profunda, como un suspiro cada vez que toma aire y lo libera. Parece que su cuerpo se resistiera a que entre y al mismo tiempo resbala muy fácilmente, en cuanto estoy dentro por completo casi que se me voltean los ojos, la sensación de placer es indescriptible.

Sí me he estado perdiendo de mucho por estar encerrado en mi casa.

Le doy un momento para adaptarse, ella aún no abre sus ojos por unos segundos, en cuanto lo hace mueve con ansiedad sus caderas hacia mí dejando claro el mensaje, así que comienzo a moverme a un ritmo lento que la obliga a cerrar sus ojos otra vez y esta vez su suspiro sale con un leve sonido.

Es increíble lo mucho que me excitan esos sonidos, sujeta mi rostro con una mano y me atrae para morder mis labios, le devuelvo la mordida para luego pasar la lengua por los suyos.

Me aparto un poco para poder moverme con más facilidad, el movimiento de sus pechos por mis embestidas hace que quiera ir más rápido y como consecuencia ella muerde su labio inferior mientras arquea la espalda, lleva su mano acariciando su abdomen hasta su ropa interior para tocarse ella misma y observo con detenimiento cómo lo hace para poder hacerlo yo la próxima vez, si es que hay próxima vez.

La sostengo por la cintura de forma firme, para que su cuerpo no acompañe mis movimientos y poder darle un poquito mas duro. Eso le gusta, su cuerpo se está poniendo tenso y algunos sonidos se escapan de sus labios, aunque intenta contenerlos, yo solo necesito darle el visto bueno a mi cerebro para correrme porque hace rato que tengo ganas de hacerlo y lo estoy conteniendo.

Abre los ojos, lleva su mano libre a mis abdominales mientras acompaña el ritmo dejando su cuerpo expresar el placer que está sintiendo con movimientos espasmódicos; su cuerpo se tensa una ultima vez, y esta vez también se tensa su interior, ajustando aún más y volviendo casi imposible el hecho de que me contenga yo. Veo que quita la mano de entre sus piernas agotada, así que entiendo que ya no necesito contenerme, entierro mis dedos en su cintura y la embisto con fuerza unas cuantas veces más antes de dejarme ir por completo dentro de ella.

Eso fue...

Wow.

Mi corazón está a mil por hora, y en cuanto me recuesto a su lado siento que el suyo está igual. No sé qué decir, de hecho, tengo un poco de vergüenza, así que no digo nada y solo pongo mi brazo bajo su cabeza para que descanse en mi pecho.

Necesito más de esto, a diario.

Algo me dice, que el Stéfano que entro por esa puerta hace un rato ya no existe más, espero estar preparado para las consecuencias que traiga dejar de ser un cobarde.

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Hola Pollitos♥ 

Nuestro bebé dejo de ser bebé, ¿como creen que eso afecte su actitud a partir de ahora? 

Se vienen cosas muuuuuuy interesantes, atentis al próximo capitulo 🤭

Las invito a pasar por el epígrafe de mi nueva historia "Lluvia con Sol" que ya está disponible en mi perfil, agreguenla a sus bibliotecas que comenzaré a publicarla en cuanto termine Superficial♥ 

Cuento con su apoyo, las quiero♥

Besos, mil besitos 💋

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