Capítulo 10
S T É F A N O
—¡Que no sé dónde está! —llorisquea Ámbar en la puerta de una discoteca a la que jamás he venido.
Obviamente ha tomado más de lo que su cuerpo puede tolerar, y me llamó llorando como una bebé porque no puede encontrar a Luna.
—¿La llamaste? —pregunto alejando a un chico bastante intenso de su lado.
El chico también ha tomado de más, así que le bastan un par de empujones groseros para alejarse sin protestar.
—Mi teléfono se apagó y no puedo recordar su número, solo el tuyo.
Saco mi teléfono del bolsillo, tengo muchísimo frío, le dejé mi sudadera a Ari y solo tengo una camiseta.
Luna responde al primer tono, su voz se oye muy normal, aunque son las tres de la mañana no parece sorprendida de que llame.
—¿Ya llegaste a tu casa? Tienes que contarme todo —me pide con mucho entusiasmo.
—¿Dónde estás, Luni? Ámbar está llorando como bebé porque piensa que te secuestraron o yo que sé.
—Estoy en el muelle, le avisé como diez veces que me iba —protesta resoplando por lo bajo.
Claro, en el muelle, lugar donde van las parejitas fugaces que se forman en esta discoteca. Seguro está con un chico que acaba de conocer y en una noche tuvo más suerte que yo en toda mi existencia.
A veces me pregunto qué hubiera pasado si no fuéramos amigos, si nos conociéramos en algún sitio al azar, tal vez así me hubiese mirado. Luego pienso que no valdría la pena, toda una vida sin ella solo por una oportunidad que de seguro no llegaría a buen puerto, porque Luna jamás siente nada por nadie.
—Lo siento, no era mi intención interrumpir nada —comento sonando todo lo incómodo que estoy con la idea.
—Estoy sola, solo necesitaba un respiro —comenta con una risita—. Esperen allí, ya voy.
Cuelga sin despedidas; me siento un estúpido por sentir satisfacción al oír que no está con nadie. Es estúpido porque en realidad yo sí estaba con alguien y no son correctos mis pensamientos justo ahora.
Bueno, tampoco siento que sean tan incorrectos, le dije a Ari que pienso en otra persona y eso es lo que estoy haciendo, solo pensando.
Pensando y sobrepensando, porque en cuanto la veo caminar hacia mí con esa falda tan extremadamente corta mis pensamientos se disparan hacia otros sitios.
Es la mujer más hermosa que he visto en mi vida, y no exagero.
Mi cabeza es un caos justo ahora ¿Pueden gustarte dos personas a la vez? ¿Qué se hace en casos como este?
Supongo que estar solo hasta que las ideas se aclaren, o no sé... Ari parece que lo entiende, dijo que no tenemos que ser nada.
Ámbar abraza a su amiga como si llevaran meses sin verse, Luna se la quita de encima y tienen lo que parece una pequeña discusión por lo bajo.
—¡Una familia entera para llamar, y lo llamas a Stéfano! —le reclama Luna en cuanto se aleja hacia mí.
—No quería que los adultos se enteren, y la verdad es que no eres la persona favorita de Isabella así que solo quedaba él —se defiende Ámbar arrastrando algunas letras.
—¡Te dije que me iría un rato! —se vuelve a quejar dándole la espalda mientras atravesamos el estacionamiento.
No sé por qué le fastidia tanto que me llamara a mí, no entiendo la actitud extraña que ha estado teniendo últimamente. No sé qué le pasa y me cuesta llegar a ella, de algún modo un poco tonto siento que la estoy perdiendo y eso me genera mucha tristeza.
—Dime por favor que no interrumpió nada importante —me pide sonando muy apenada en cuanto estamos en el auto.
—Solo... dormíamos —respondo con sinceridad.
—¿La dejaste a mitad de la noche luego de su primera vez? —pregunta exaltada.
Ámbar no tarda ni dos minutos en dormirse en el asiento trasero, así que solo somos ella y yo.
—No tuvimos sexo, solo dormíamos... —comento sintiendo un poco de vergüenza de hablar de esto justo con ella, sin embargo, hago un esfuerzo por que sea natural— Íbamos a hacerlo, pero ella estaba tan nerviosa que temblaba así que la... aparté.
—¿Es virgen? —pregunta sin mirarme.
—Eso dijo, así que le dije que no había prisas. ¿Crees que estuve mal? Tal vez se sintió rechazada, obviamente no fue mi intención, yo sí quería.
Luna sonríe de un modo muy tierno, y por fin pone sus ojos azules en mí.
—No tengo idea de qué pensamientos rondan por la mente de Arianna, pero si es el tipo de chica que te mereces, de seguro se sintió respetada y valorada. Hiciste lo que tenías que hacer, la notaste nerviosa y te detuviste, muchos chicos no lo harían...
—No me felicites por hacer lo correcto —me quejo restándole importancia.
—No te estoy felicitando —se defiende de inmediato—, solo deja de sobrepensar todo.
—Es inevitable, mi cerebro funciona así.
—No aceptemos lo habitual como cosa natural... —menciona casi en un cantito.
Es la frase de un dramaturgo alemán que ella usó para su tesis; esos días estaba muy concentrada en hacerla y era lo único de lo que hablaba. A mí me encantaba escucharla, cuando se apasionaba tanto con algo que sus ojos brillaban y mordía su labio inferior entre las oraciones, eran momentos perfectos; solos ella y yo al sol en el jardín, sentados en el césped mientras soñábamos las distintas formas en las que cambiaríamos el mundo.
¿Dónde quedó todo eso? ¿Por qué siento que ya no podemos conectarnos?
Sé esa frase de memoria, por eso basta con que diga el modo en que comienza para que yo comprenda su idea en totalidad.
"No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar."
Es irónico que ella ame tanto esta frase cuando le teme tanto a los cambios, pero supongo que tal vez le genera admiración la naturalidad para aceptarlos.
Ella quiere decirme que puedo cambiar mi modo de pensar, que debería relajarme un poco y solo vivir; estoy consciente de que tiene razón, sin embargo, para eso debería vencer muchas inseguridades primero.
—No vamos a casa —me avisa en cuanto ve el camino que tomo—. Regresarás con Arianna, yo conduciré a casa y veré cómo la meto sin despertar a Matteo.
—No hace falta, le dejé un mensaje explicándole y...
—Y valorará mucho que regreses, hazme caso. Es feo dormirse acompañada y despertar sola, aunque haya una buena explicación no genera un buen recuerdo.
Suelto el aire lentamente y asiento, me pregunto quién la dejó durmiendo sola para llegar a esa conclusión. Luna nunca se ha enamorado, no pensaría que alguien le importó lo suficiente como para molestarle ese hecho.
Creo que ese es un motivo por el que nunca he sufrido tanto, ella no ha querido a nadie; verla amar a otra persona —el día que suceda—, va a destruirme y lo sé, no importa cuánto tiempo haya pasado.
—Tengo miedo... —confieso dejándome llevar por la intimidad del momento— Tengo miedo de no estar a la altura de sus sentimientos.
—Recién la conoces, no tienes que sentir nada aún.
—Pero... ¿Y si ella se enamora y yo no, y termino haciéndole daño?
Luna arruga su frente como si lo pensara, pero de inmediato noto que ella no puede darme la respuesta que busco.
—No sería tu culpa, son cosas que pasan...
—Es que a ti no te afecta herir los sentimientos de los chicos, eres como Isabella; pero a mí sí me importa. No quiero dañar a nadie.
Al parecer, por su gesto de molestia deduzco que se sintió atacada con mi comentario.
—¿Estás diciendo que soy egoísta?
—No, no dije eso.
—Te recuerdo que tu hermana tiene un muy buen motivo para ser así, y yo siempre le dejo claras las cosas a los chicos en cuanto los conozco.
Me encanta el gesto que pone cuando se defiende, y más me encanta que siga defendiendo a Isabella cuando es obvio que no se llevan bien.
—Haber sufrido no sirve como excusa para lastimar a otras personas —insisto para incentivar su empatía con mi hermana un poco más. Supongo que algún día tendrán que resolver sus diferencias.
—Yo sé que no, pero no la culpo por no querer enamorarse nunca más, y no puede hacerse responsable de lo que sienten otras personas.
Yo tampoco culpo a mi hermana, ella ni siquiera se ha dado el espacio de dejar salir todo su dolor; sin embargo, no comparto el punto de vista de Luna y obviamente se lo hago saber.
—Yo creo que sí somos responsables por los sentimientos de las personas de las que nos rodeamos, como ellos son responsables de los nuestros. Es un intercambio, y si todos nos preocupáramos un poco más por lo que sienten los demás no habría tantos corazones rotos y personas frustradas y desconfiadas.
Estamos llegando a la casa de Arianna, y al parecer Luna se ha decidido por no responder. La noto triste, por lo general la leo con mucha facilidad porque ella vive constantes altibajos emocionales, y sus ojos son tan transparentes que dejan ver cada una de las emociones camufladas en sus sonrisas.
No era mi intención hacerla sentir mal, solo estaba dando mi punto de vista y tal vez no tuve en cuenta que hace bastante que no está atravesando su mejor momento. Luego de que peleamos ella no ha vuelto a ser la misma, y el hecho de hacerla sentir insegura me martiriza.
Podría decirle que nada va a cambiar, que todo se mantendrá como hasta ahora y que siempre estaré a su lado. Pero no puedo prometer cosas que no sé cómo serán, la distancia es evidente, y aunque los dos luchamos por vencerla cada vez estamos más lejos.
—¿Quieres que por la tarde vayamos a comprarle cosas a Loti? —pregunto antes de bajar del auto.
—Claro, me encantaría —responde dándome una sonrisa.
Una sonrisa que está muy lejos de llegar a sus ojos, que en realidad parece que van a largarse a llorar en cualquier momento.
—Sabes que te quiero ¿Verdad? —pregunto sintiendo esa misma tristeza justo en medio de mi pecho.
—Claro que lo sé.
_________
L U N A
¿Y quién fue la tonta que se quedó esperando toda la tarde? Exacto, fui yo.
La conversación que tuvimos en el auto me dejó muchas cosas claras, la primera es que todo lo que suceda de ahora en más dolerá de una estúpida manera. Y la segunda es que Stéfano jamás podría enamorarse de mí.
Su alma es pura, es sensible y empático, tiene una visión muy clara de lo que es correcto e incorrecto, y aunque es muy inseguro en algunos aspectos, tiene muy claros sus ideales.
Ideales en los que no encajo, porque soy una egoísta.
Tiene razón, lo soy. No voy a justificarme en mi triste pasado para eso, solo voy a aceptar que es algo que está mal en mí y que tengo que cambiar.
De verdad lo intento, de hecho, aunque siento cosas por él no se lo he dicho porque no quiero arruinar lo que tiene con Ari, ya que de algún modo siento que ella le hace bien.
Pero lo que él dice —y en lo que le doy la razón—, es que no basta con ser empático y preocuparte de los sentimientos de quienes amas, sino que debe ser algo universal.
¿Acaso él se preocupó por mis sentimientos dejándome plantada hoy? No, claro que no. Le regalé a Loti, estaba muy emocionada por eso, y ni siquiera ha pasado cinco minutos con ella, todo el tiempo la he cuidado yo.
Me siento tonta, y no porque el me guste y esté con Arianna, me siento tonta como su amiga.
Pensando en él, meses esperando a Loti aguantándome el secreto, y en realidad a él le valió mierda; ya no tiene ganas de compartir cosas conmigo.
Y de verdad que no son celos, porque si al menos me hubiera enviado un mensaje de que le surgió algo con Arianna o que simplemente tenía ganas de quedarse con ella, yo lo hubiera entendido.
El dolor viene de que ni siquiera pensó en mí, ya no tengo mi lugar en su vida.
Y no me malinterpreten, estoy feliz por él; de que salga, tenga nuevos amigos, le guste una chica y disfrute su adolescencia, solo es muy doloroso que decida repentinamente dejarme afuera de su vida.
A las once de la noche recién recibo un mensaje suyo.
Toti – en línea
¿Estás en tu casa?
Luna – en línea
Ya me voy a dormir, te veo mañana.
En realidad, estoy viendo una película que se suponía veríamos juntos, Ámbar salió con un chico así que Loti es mi única y fiel compañera. Tengo alergia, no he dejado de estornudar y cada vez que lo hago Loti se asusta y se esconde entre mis brazos.
Toti – en línea
Perdóname.
Luna – en línea
¿Por qué?
Toti – en línea
Sé que dije que nos veríamos en la tarde para comprar las cosas de Loti, déjame que te explique lo que sucedió.
Luna – en línea
Ah, ni siquiera lo recordaba.
Toti – en línea
Mentirosa...
No le encuentro motivo a la conversación así que solo respondo con algunos emojis sin sentido, un canguro y avión despegando.
Siempre hacemos eso, es a modo de broma, para que vea que no estoy molesta.
—¿Sabes? Sé que soy un poco cabrón, pero tampoco me pidas que me tome un vuelo a Australia, no podría vivir lejos de ti —escucho su voz al otro lado de mi puerta.
Él siempre le da un sentido ridículo a mis emojis sin sentido, me hace sonreír, pero al instante me siento tonta por eso y ya no lo hago. Observo mi reflejo en la pantalla apagada de mi celular y gruño al notar que me veo horrible. Jamás me ha importado el modo en que me veo a su lado, y otra vez me siento tonta por preocuparme por eso.
Me pongo de pie para abrirle la puerta mientras recojo mi cabello desordenado en una coleta alta intentando no parecer una vagabunda. Solo traigo una sudadera que ni siquiera recuerdo de quién era, tal vez de Thiago o tal vez de algún otro chico, lo importante es que ahora es mía.
¿Cuál será el afán de las chicas por robar sudaderas? No lo sé, que alguien me explique.
No es robar, en realidad es jamás devolver, no es lo mismo.
En cuanto abro la puerta veo su carita tierna y arrepentida; y siento que ya no puedo estar molesta, lo que no significa que no me mostraré de ese modo, no merece que lo perdone tan rápido.
Por un momento me pareció que dejó bajar sus ojos por mis piernas con un poco de descaro, pero no... no creo, Stéfano no es así.
Sin embargo, en cuanto caminamos a la cama lo observo por el reflejo del espejo, y sí, me está mirando el trasero. Esta vez no aluciné.
—¿Qué miras? —pregunto en el mismo tono que él lo preguntó ayer por la tarde.
—Ya no estás pequeña —responde utilizando mis propias palabras en mi contra.
—Nunca he estado pequeña. —Me siento en la cama y él se sienta a mi lado, desprende confianza, algo que nunca antes había notado.
—¿Tú puedes mirar y yo no? ¿O cómo son las reglas? —inquiere con un poquito de prepotencia.
Dios, no puedo creer que su actitud se me haga sexy. ¿En qué momento las palabras "sexy" y "Stéfano" pasaron a poder usarse en la misma oración?
—Sí... puedes —murmuro sonando insegura.
Estoy esperando que diga que es broma, pero eso no pasa y comienzo a sentirme nerviosa.
Es pequeño, Luna, quita los pensamientos sucios de tu mente.
Decide cambiar de tema radicalmente como si no me hubiera hecho experimentar la tensión sexual mas intensa que he sentido en mi vida.
—¿Me dejarás darte mis tontas excusas? —Se hecha hacia atrás acomodándose en mi cama como si fuera suya.
Se quita los zapatos y se mete bajo mis sabanas, al parecer no piensa esperar a saber si lo perdono para decidir que dormirá conmigo.
Siento que debemos erradicar esta práctica que mantenemos desde niños, porque de algún modo dejamos de vernos de un modo inocente y a Arianna no le agradaría saber que él duerme conmigo la mitad de las noches.
Sin embargo, entiendo que no es mi deber moral sino el suyo, así que no me voy a negar.
—Si no son buenas dormirás en la cama de Loti —asiento fingiendo molestia, pero de todos modos siguiéndolo a la cama.
Mantengo la distancia porque se supone que estoy molesta, pero él de inmediato voltea quedando frente a frente.
—Me metí en problemas —murmura en mi oído.
Insostenible, no hay otra palabra para el nivel de tensión que experimenta mi cuerpo en cuanto lo hace.
¿Qué demonios está pasando aquí?
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Hola Pollitos 🐣
Capítulo dedicado a LuzYuliandraJavierOr y a Maria_Isa_0907 por ser tan genias, hermosas y ganar en las dinámicas del grupo de WhatsApp 🤗
Volví con las actualizaciones, no me tardé tanto ❤️
Las amo, gracias por todas sus palabras bellas siempre y por mostrar siempre su amor e interés hacia cada cosa que escribo.
Abran la mente a las miles de posibilidades que ofrece cada historia 🤗
Besos, mil besitos 💋
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