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Capítulo 34 Pt. 1

Minsk asfixiaba a Nikolai. Podría caminar por los jardines del palacio, perderse en la inmensidad de los bosques y todavía sería incapaz de respirar. No había un lugar seguro, quería escapar por igual, pero Kitty se preocuparía de escucharlo. Nikolai rayó el párrafo escrito, agarró una hoja nueva e inició de nuevo. Esta vez le contaría sobre el viaje, demasiado largo y aburrido, su corazón casi se le salió por la boca cuando dejaron de ser visibles las montañas nevadas del Corredor de los Sueños; se habían ocultado detrás de una intensa neblina, como ocurrió en el viaje de ida.

Escribió sobre los extraños pastelitos morados que Katharina les invitó; su madre, Natalia, había reaccionado con nostalgia.

"Al parecer, podría estar errado porque son mis propias conjeturas, la Duquesa de Gérolstein solía comprarle los mismos en una vieja repostería de Usovo. Mmm... le preguntaré a mi madre si recuerda la ubicación para visitar a mi regreso, tienes que probarlos" escribió Nikolai. Y así pasó las primeras horas de la tarde, detallando su viaje, conversaciones e ideas que surgían a partir de los hechos. A cada palabra deseó tenerla a su lado para escuchar los pensamientos que seguro materializaría de estar presente. "Oh, Kitty" se convirtió en una muletilla para cuando la añoranza se volvía demasiado para él, momentos en que la sostendría entre sus brazos o tomaría sus manos mientras.

—Su Alteza —oyó que su secretario lo sacó de sus pensamientos.

Nikolai se desconectó de golpe. Miró al hombre, pero no razonó.

«Oh, Palacio.»

El príncipe se frotó los ojos para después apretar el puente de su nariz.

—Su Majestad, la reina Ana, y su madre lo esperan en la habitación del rey.

—Gracias, puedes retirarte.

Nikolai había evitado cualquier mención de Iván por miedo a una desgracia, pero hacía más de una semana que estaba en Minsk. Era príncipe regente, el primero en más de ciento veinte años. La maldición nunca había torcido tanto su camino, Katharina lo mencionó a su llegada cuando solicitaron una actualización del estado de salud del rey: estable. Iván yacía en su recámara tal y como la reina madre lo dejó el día que partió al Corredor de los Sueños.

«Esto no pudo haber terminado», pensaba Nikolai cada tanto y lo reafirmaba con la tenue presencia, el siseo, del demonio en los rincones del palacio, su mente, la oscuridad.

—El Archiduque no es humano, ¿verdad, madre? —preguntó unos días atrás a la reina madre—. Sus reinas, las vio a todas... ¿te conoció de niña y luce tan joven como en ese entonces?

La reina madre asintió sin quitar la vista de su taza de té.

—No es humano. —Natalia le dio un sorbo a su bebida, le faltaba azúcar.

—¿Qué es?

—¿No lo pones en duda? —La reina miró a su hijo, después le echó un cubo extra de azúcar.

—Nosotros somos los malditos, madre, alguien tuvo que haber creado todo y él podría ser uno de ellos. Es verdad, ¿no? Es uno de ellos

Natalia se encogió de hombros.

—Dante podría ser un brujo o demonio.

Clavó los ojos en su hijo, había seguridad en ellos. Ni una pizca de duda cruzó por su rostro. ¿Aceptaba sus extrañezas sin cuestionarse? No, Nikolai notó algo más allá de la serenidad de su madre, un esfuerzo para mantener la fachada. Si quería saber qué era, tendría que buscarlo él mismo. Natalia nunca actuaba sin motivos y si se mantenía callada, había un porqué. A partir de ese momento, en los escasos segundos que sus pensamientos no pertenecían a Kitty o al trabajo, Nikolai conjeturó.

«Tiene que ser un demonio, ¿pero qué demonio se llama Dante?»

Un nombre muy literario en el contexto moderno, en eso tenía razón. Así, Nikolai decidió que el Archiduque era un demonio y tenía voz en el circo que era la maldición. Siempre tan cerca de las Duquesas, como Katharina o su madre... ¿un creador de reinas? Nikolai rio, ¡como si eso fuese posible!

Nikolai se enredaba en sus pensamientos una y otra y otra y otra vez. Siempre pensaba, cada vez le daba más vueltas. Comenzaba a desesperarse por la carencia de respuestas. Era frustrante caminar por los pasillos de palacio consciente de seguir siendo una marioneta dentro de una obra preestablecida. ¿Cómo vivieron sus antecesores con la maldición? Porque él no podía. Cada paso era una cadena que lo tiraba hacia la Corona, un destino que no quería enfrentar.

«La corona es de y para Iván.»

Finalmente, llegó ante la puerta de la habitación de su hermano. Imponente, blanca y con detalles en oro. Sin duda, la puerta de un rey. Giró la perilla, sin embargo, no tiró de ella pronto: Nikolai se quedó unos instantes con la vista en el pomo.

«Un año, harás esto por un año», se prometió por primera vez desde que llegó a Minsk. La corona era de Iván, no tenía por qué ser de él. ¿Por qué tenía que cargar con un peso que no quería? Entendía la necesidad por el momento... pero si conseguía arreglar todo, si podía trazar un plan para salir de ahí bien parado, podría cederla.

«Soy el segundo, no el único. No puedo ser el único, debe haber alguien.»

Dos hijos por tantas generaciones, ¿habría un heredero perdido?

«¿Con quién inició la maldición? ¿Cómo inició?»

Entonces recordó la noche que visitó la galería en el palacio del Archiduque, aquella habitación con retratos de todas las reinas. Una había iniciado el linaje maldito, ciento veinte años atrás. ¿Su esposo, el rey, sufrió la maldición? ¿Fue él quien vivó primero ser algo que no le correspondía? Tendría que investigar, para empezar, quién era esa reina. Recordaba su cabello de fuego y sus ojos claros, azules. 1898. ¿Quiénes reinaban en esa época? Nikolai no lo pudo nombrar de inmediato, pasarían unas horas hasta conseguir el nombre.

«Un año.»

—Nikolai, es bueno verte —saludó Anna, la esposa de su hermano, en cuanto entró a los aposentos reales.

—Ya estoy en casa —sonrió el menor de la familia real, pero todo se sintió sucio. Una mentira en sus labios, otra en sus palabras.

¿Casa? Casa estaba a cientos de kilómetros de allí.

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¿Qué tal? ¿Cómo están en casa? Aquí ya estamos un poco más movidos, entre otros motivos, porque ya empecé un nuevo trabajo (asistente editorial) y debemos volver a coordinar los horarios para comer y hacer otras cositas propias del hogar. Por lo mismo de la reorganización y el nuevo trabajo (este ya es tiempo completo, yei!), no he podido escribir lo suficiente para actualizar dos o tres veces a la semana :( una disculpa (termino el día de hacer traducciones y correcciones en editoriales que lo último que quiero es sentarme a escribir algo donde debo ser cuidadosa, jajaja).

Bueno, pero noticias buenas: estoy empezando a experimentar con la primera persona en un proyecto (novela maybe) que todavía no pienso publicar por aquí. Ya dejé la pregunta en mi tablero de mensajes (síganme para ver esas preguntillas y otras interacciones), se las dejo aquí también porque quiero saber su opinión: ¿qué tipo de narrador prefieren? Yo me casé con la tercera persona desde hace uuuuhhh xD pero veo que les gusta más la primera, but idk. ¡Cuéntenme!

Nos leemos en los comentarios y por todas las redes xD ya saben, en todos lados como bookishbruha. 

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