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Capítulo 6

Cuando llegamos a New York Taehyung me despertó dando pequeños golpes en mi hombro.

—Ya llegamos —anuncio con una sonrisa.

Asentí y me paré.

Bajamos del avión y fuimos al hotel donde nos hospedariamos.

Al momento de dirigirnos a nuestros cuartos me di cuenta que ambos quedaban al lado del otro. Entre al que me correspondía y saque una camisa blanca y una pantaloneta, después de todo hoy no iríamos a ningún lado.

Fui al baño del hotel donde me di una refrescante y reconfortante ducha, al salir envolví mi cuerpo en la toalla y me dirigí al cuarto.

Estaba a punto de cambiarme cuando escuché la puerta ser tocada.

—Jungkook —llamó Taehyung al otro lado de la puerta.

Y como dijo el papá de Betty: el diablo es puerco.

Ni me moleste en siquiera ponerme la ropa y salí a abrir la puerta.

Taehyung se quedó mirando mi rostro para después pasar sus ojos por todo mi cuerpo.

—¿Cómo estás? —preguntó con nerviosismo.

¿Había venido a mi cuarto solo para preguntarme cómo estaba?

—Bien, ¿y usted?

—Bien, venía a decirte que está noche iremos a una fiesta que nos invitaron —dijo mientras miraba mis clavículas, estoy cien por ciento seguro que miraba allí.

—Esta bien, ¿a qué hora es? —pregunté mientras me escondía detrás de la puerta.

—A las nueve —respondió mientras volvía a mirar mi rostro.

—¿Hay alguna temática?

—Una fiesta normal, sin ninguna temática.

—Esta bien, que tenga bonita tarde —dije mientras me disponía a cerrar la puerta.

Taehyung me detuvo.

—¿Vas a hacer algo ahora? —preguntró.

—A cambiarme y ver algo en la televisión.

—Estoy aburrido, ¿te puedo acompañar?

—Claro, solo espere a que me cambié, no tardaré nada.

Él asintió y cerré la puerta para de inmediato cambiarme y dejar la toalla en el baño. Corrí a la puerta y la abrí.

Taehyung paso y se sentó en un mueble que estaba en la sala.

—¿Qué hacemos? —pregunté mientras caminaba hacia él.

—Mmn, no sé... —penso por un momento—. ¿Miramos una película?

Asentí y fui a prender el televisor.

—¿Qué película?

—¿No tienes una que quieras mirar? No me queda mucho tiempo para mirar películas.

—Debes pasarla muy ocupado —dije mientras entraba a Netflix y comenzaba a buscar una película.

—Soy el jefe —dijo con una sonrisa.

—Aunque seas el jefe mereces unas vacaciones.

—¿Y con quién se quedará la empresa?

—¿No tienes a una mano derecha que te ayude? —seguí buscando en el catálogo.

—Siempre lo he hecho solo.

—Que agobiante, yo no aguantaría —lo miré.

—Supongo que ya me acostumbré.

—Mirá, ¿te gusta? —señalé el televisor.

—Sí, se ve interesante.

Le di play a la película y me acomodé en el sillón.

—Tengo algunos dulces en la maleta, ¿quieres? —pregunté mientras me paraba.

—¿Tienes alguno de chocolate? Me encanta el chocolate.

—Sí, ya mismo te los traigo.

—Por mientras pauso la película.

—Esta bien.

Fui a la habitación y saque los dulces, para Taehyung unos bombones de Chocolate y para mí unas paletas de cereza en forma de corazón.

Me quedé mirando a la puerta y pensé en todo lo que antes desee estar así con él. ¿Me atrevo a coquetearle o solo disfruto este momento con él?

Si Taehyung quisiera algo conmigo ya hubiera hecho algo, ¿o por qué después de separarse con su esposa se revolcó con quién se le dió la gana?

Ahora no voy a hacer nada, pero en la fiesta lo daré todo. Me lo prometí y salí de la habitación con los dulces.

—Toma, espero que te guste —extendí el paquete. Me miró atentamente, extendió la mano pero no agarró el paquete, agarró mi mano y sin esperar me jalo hacia él.

Inevitablemente caí sobre sus piernas, quedamos a escasos centímetros observandonos.

—¿Aún te gustó? —preguntó inesperadamente— ¿O solo era algo pasajero? —relamio sus labios.

Abrí mis piernas tomando el atrevimiento de sentarme en su regazo y le respondí.

—¿Usted que cree jefe? —lleve mis manos a su cuello.

—Si no me lo dices no voy a saber —me tomo de la cintura y me acerco a su cuerpo.

—¿Y yo le gustó a usted? —moví mis manos en su cuello dibujando círculos imaginarios.

—¿Esto responde a tu pregunta? —apretó su agarré y estampó sus labios contra los míos. De inmediato moví mis labios siguiendo el ritmo de sus besos, abrí mi boca y rápidamente metió su lengua comenzando una lucha contra la mía.

Suspiré gustoso y seguimos besándonos con salvajismo hasta que ambos necesitamos el oxígeno urgentemente.

Con la respiración agitada juntamos nuestras frentes.

Sentí como sus manos pasaron de estar en mi cintura a estar en mi trasero.

—¿Hace cuánto no folla? —pregunté mordiendo mi labio.

—¿Qué tiene que ver? Solo quiero hacerte mío.

Apretó mi trasero y beso mi cuello sin ningún descaro, a los pocos segundos comencé a sentir como me mordía y me chupaba.

La respiración en su cuello me hacía sentir mariposas en la pija.

Sin perder el tiempo comencé a mover mi cadera contra su miembro medio erecto.

Oí su gemido y seguí moviendome en círculos y hacia delante y atrás.

Me sostuvo del trasero y se paró del sillón, rápidamente envolví mis piernas en su cintura.

Me llevo a la cama donde me tiró con brusquedad y se metió en medio de mis piernas.

Alzó mi camisa hasta el cuello y comenzó a lamer mi abdomen sacándome suspiros.

Su lengua recorrió desde mi abdomen hasta mi pezón derecho.

Gemí cuando dió una lamida en uno y comienzo a chuparlo.

Chupo mi pezón mientras apretaba mis muslos. La mano que estaba en mi muslo subió a mi erección palpitante.

Gemí con fuerza. Necesitaba con urgencia que me lo metiera.

Estaba disfrutando al maximo su boca en mis pezones y su mano acariciando mi erección hasta que su teléfono sonó, alguien lo estaba llamando. Maldecí en voz baja.

—Contesta —dije aunque desearía con todo mi ser que no fuera así.

Taehyung contestó el teléfono.

—Hola —dijo con la respiración agitada—. ¿Eso ya no te lo había pedido? —frunció el ceño—Si, si. Bueno, ya no importa. Encárgate de eso... ¿Ahora?.. Ya, ajá —suspiró—. Si, ya entendí —colgo la llamada y se bajó de la cama.

—¿Qué pasó? —pregunté mientras me sentaba en la cama.

—Nada, unos asuntos —acomodo su cabello.

—Comienza a alistarte, es a las nueve pero tenemos que llegar a las siete —se dió la vuelta y salió de la habitación.

Ahora había quedado de mal genio y con una erección en medio de las piernas.

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