Después de haber comprado lo necesario Taehyung me llevo a casa y nos despedimos.

Al entrar me quite los zapatos y la ropa, me puse una pijama y me fui a dormir, pero antes puse la alarma.

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Escuchar como la puerta era tocada sin parar me hizo despertar, ví que eran las cuatro de la mañana y con cautela fui a abrir la puerta.

Eran las cuatro de la mañana. Quien diablos me viene a buscar a esta hora, nadie, a menos que sea un asesino serial listo para atacar a su próxima víctima.

Grande fue mi sorpresa al ver a Taehyung.

—¿Qué hace aquí, señor? —pregunté con nervios al estar despelucado, en pijama y medio despierto.

—Vengo a esperar a que te cambies para irnos.

—¿Adónde?

—A New York.

—¡¿Era hoy?! —pregunté asombrado.

—Sí.

—¿Por qué no me lo dijo? —reproché.

—Pensé que ya te lo había dicho —toco su cuello con una sonrisa nerviosa.

—Siga, por favor. Se va a resfriar allá fuera —me hice a un lado permitiéndole que pase a mí casa.

Taehyung entró y miró con atención el interior de la casa.

—Siga, por aquí —señale el pasillo y lo guíe a la sala.

—Puede sentarse ahí —señalé un sillón. Él asintió y se sentó obediente.

Le sonreí antes de entrar a mi habitación y comenzar a desvestirme. Me di una ducha rápida y salí apresurado a empacar lo que iba a necesitar.

Al terminar de empacar salí de la habitación y lo miré sentado en el mismo sillón mientras miraba algo en su teléfono que lo tenía sonriendo.

Me preguntaba que o quien le saca esas sonrisas, y al mismo tiempo, me digo: “ojalá algún día pueda ser el causante de su felicidad” pero no creo que sea posible. Me tengo que conformar siendo solamente su secretario, nada más que eso.

Sin darme cuenta Taehyung había dejo de prestar atención a su teléfono y ahora se encontraba mirándome fijamente. Al parecer me dijo algo.

—¿Ah? —pregunté avergonzado.

—Pregunté si ya estás listo —me miró con una sonrisa.

—Ehh... Si, si —iba a tomar la maleta pero Taehyung me la arrebató.

—Puedo llevarla —dije intentando que me la devolviera.

—Te ayudo —la alejó de mí y caminó a la salida de la casa.

Al salir ví como estaba metiendo la maleta en el maletero del carro.

Espere pacientemente a su lado. Al terminar rodeó el carro y me abrió la puerta de copiloto.

Subí y él cerró la puerta.

—Gracias —dije cuando Taehyung subió al carro.

—¿A qué hora es el vuelo? —dije mientras miraba mi teléfono.

—A las seis —manejó relajado.

—Son las cinco y media —informe. Taehyung hizo un sonido de afirmación con su garganta y continúo manejando.

Mientras estaba en el teléfono sentí como el carro se detuvo, alcé mi vista y mire que había estacionado al frente de una farmacia.

—¿Por qué estacionó aquí? ¿Está enfermo? —pregunté preocupado.

—No, es solo que voy a comprar algo —dijo con una sonrisa.

—Ohh, ya...

—En un momento vengo.

Asentí.

Se bajó del carro y entró en la farmacia. Intenté ver qué era lo que estaba comprando pero fracasé. No veía de lejos.

Volví mi vista a mi teléfono cuando Taehyung se acercó al carro.

—¿Qué compró? —intente saber.

—Algo —respondió mientras se colocaba el cinturón de seguridad—. ¿Qué hora es? —preguntó.

—Las cinco y veinte —respondí.

Llegamos a tiempo al aeropuerto y subimos al avión.

Nos sentamos en los asientos de primera clase, mi asiento quedando al lado del de Taehyung.

—¿Quieres tomar algo? —me preguntó atento.

—Mmn... Un té estaría bien —dije con pena al estar cerca de él por horas.

—Esta bien —sonrió amistosamente y llamó a una azafata que estaba dando una vuelta revisando que todos los pasajeros estén cómodos

—¿En qué le puedo colaborar, señor? —preguntó con amabilidad la azafata.

—¿Me puede traer un té y un jugo?

—Claro que sí, en un momento se lo traigo —dijo la azafata.

—Gracias.

—De nada —le sonrió y se fue.

Taehyung volteó a verme.

—¿No quieres nada más? ¿Estás cómodo? —preguntó amistosamente.

—Sí, estoy bien, Taehyung.

Sonrió en grande a ver qué lo había llamado por su nombre.

—Mi nombre es bonito, pero que tú lo digas lo convierte automáticamente en hermoso —sonrió y se acercó peligrosamente.

Solté una risa nerviosa y me fue inevitable no desviar mi vista a sus labios rosados tan apetecibles.

—¿Ahh si? —sonreí nervioso—. ¿Por qué? —lamí mis labios y ver cómo sus ojos miraban esa acción hizo que mis mejillas se tiñeran de rojo.

—Porque.... Porque tu voz es hermosa —su cuerpo también se acercó haciéndome poner más nervioso.

Y justo cuando no iba a haber más distancia entre nosotros la azafata carraspea interrumpiendo el momento que había estado esperando por tres años.

—Perdón por... ehh, interrumpirlos —hizo una pausa—. Aquí está lo que me pidió —sonrió con amabilidad—. Cualquier otra cosa que quieran pueden llamarme a mí o a mis compañeras.

—Umm... Sí, gracias —dijo con incomodidad Taehyung.

Rápidamente tomé el vaso donde se encontraba el té y me lo tomé de un sorbo por los nervios.

Taehyung también tomo su jugo. Se lo veía muy relajado, en cambio, yo me encontraba muriéndome de los nervios.

Después de unos minutos el sueño comenzaba a apoderarse de mi cuerpo haciéndome cabecear.

Taehyung al notarlo recostó mi cabeza en su hombro.

Lo miré nervioso.

—Descansa, debes estar muy cansado —dejo unas caricias en mi cabeza.

Sonreí a gusto. Y me acurruque en su hombro. Aspiré su aroma tan varonil que me hacía tener miles de fantasías.

—Gracias —dije mirándolo atentamente.

Él me sonrió y acarició mi mejilla.

—Señor —lo llamé.

—Dime —me miró.

—Quiero que sepa que aún no me he dado por vencido con usted —solté de repente—. Quiero que sepa que aún me gusta, y que no descansaré hasta que usted también sienta lo mismo por mí.

Taehyung me miró una expresión indescifrable.

—No creo que necesites esforzarte mucho.

Iba a responder pero no me permitió hablar de nuevo.

—Ya duerme. Cuando lleguemos hablamos de eso.

Asentí y volví a recostar mi cabeza en su hombro.

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Se que he estado desaparecida por mucho tiempo, perdón. Aquí les traje un nuevo capítulo.

TAMBIÉN ESTOY ESCRIBIENDO OTRA HISTORIA

POR SI LES INTERESA. MUACK 💗.