21º Ser un gato
El desayuno es el único momento en la mayoría de los días en que los tres estamos juntos. Henry y yo vestidos y arreglados sentados a la mesa; Matías sentado en la barra de la cocina todavía con su pijama, llenándose la boca de cereal. Lleva un gorro de lana, de esos que se alargan al final, los cuales hace unos años se hubieran considerado ridículos si no eres un leñador o un pitufo; pero que están de moda ahora. Aparentemente el concepto de fealdad y ridiculez varía con el tiempo. Todavía se me hace extraño verlo sin rastas, es como si no fuera él, más ahora que descubrí su secreto. Se ve tan tranquilo que tengo deseos de perturbarlo un poco.
—Oye Matías —le pregunto sonando casual, sin abandonar la atención a mi bol de cereales—. ¿Cómo es Sicilia?
—¿Para qué quieres saber? —me pregunta con la boca llena.
—Por saber, nunca hablas de los lugares que visitaste y algún día quiero viajar como tú; en avión y yendo a hoteles cinco estrellas por supuesto.
—No conocí Sicilia —intenta esquivar mi pregunta.
—¿En serio? Porque cuando llegaste nos dijiste en el aeropuerto que el viaje había sido tan malo que preferías el camión en el que fuiste a Sicilia. —Espero que note la ironía en mi voz.
—Nunca dije eso. —El maldito sigue intentado esquivarme.
—Sí lo dijiste —interviene Henry, ya ha terminado de comer, deja su plato en el fregadero y observa su reloj.
—Me escucharon mal, o estaba con sorojchi, yo que sé —se excusa, ahora no parece tan tranquilo como antes.
—¿Entonces qué otros lugares conociste? Es que solo hablas de Francia. Como si no hubieras ido a otro lugar. —Lo miro retadoramente, sin parpadear. Él traga con dificultad y nos vemos envueltos en un duelo de miradas, esperando quién flaquea antes.
—¿Qué no tienen que irse ya? —pierde el contacto visual.
Henry asiente y va a su habitación a recoger sus cosas, mientras tanto yo dejo también los platos sucios para lavarse. Matías resbala de la barra y deja sus cosas del desayuno ahí, sabe que Rosa igual lo recogerá. Me dijo a la salida y él agarra mi brazo.
—¿Qué sabes? —me pregunta en voz baja por si Henry regresa.
—Que eres un maldito mentiroso, no te fuiste de mochilero por Europa, estuviste estudiando arte en París.
—¿Cómo lo sabes? —Está más sorprendido que nunca.
—Facebook, no deberías poner tu vida entera en internet a la vista de todos.
—¿Revisaste todo mi Facebook? ¿Qué clase de loca hace eso?
Evidentemente yo. Ahora me siento como una acosadora.
—Tú me añadiste y noté que en tus fotos solo estabas en esa escuela de arte. No entiendo ¿por qué mentir?¿Acaso te echaron de ahí y lo sabías de antemano?
—Por supuesto que no. Acabé la carrera, tengo una licenciatura. Gané una beca mientras estaba en el colegio y mi padre jamás me hubiera dejado aceptarla.
—¿De verdad crees que Henry hubiera preferido que te fueras a vagar por el mundo como mochilero antes que sacar una licenciatura en arte? —Es lo más descabellado que he escuchado.
—Sí. Él quería que estudiara algo productivo como derecho, si estudiaba arte y sacaba un título sabía que usaría eso como excusa para no estudiar otra carrera. En cambió pensó que dejándome vivir una aventura al salir del colegio sentaría cabeza al regresar. Por eso me dejó irme de mochilero. No vas a decirle nada o de verdad la vas a pasar muy mal —me amenaza. Antes de conocerlo como lo conozco ahora habría tenido miedo. Ahora solo le regalo una sonrisa cínica, sabe que no importa qué me diga, está en mis manos.
—Emma vámonos —Henry me llama desde las escaleras. Me suelto del agarre de Matías y sin cambiar mi expresión me despido de él.
Arturo me hizo muchas preguntas esta mañana sobre lo ocurrido con la charla sobre el cáncer y el por qué volví a faltar ayer a clases. Muestra real interés y le explico un poco lo que sucedió. No profundizo demasiado, sé que no va a entenderlo, al menos no como Matías, Nicole o Alejandra lo entenderían.
También me siento culpable, lo veo y recuerdo que me besé con Matías. Mi culpabilidad no es por besarlo, todo lo contrario; me siento culpable por no sentirme culpable. Si Arturo hubiera besado a otra chica aunque hubiera estado ebrio o drogado como yo, no se lo habría perdonado. No voy a contárselo, aun así la consciencia debería remorderme, pero no lo hace, tal vez me estoy volviendo una cínica inescrupulosa como Matías y pierdo mi capacidad de remordimiento.
Terminé los ejercicios de matemáticas antes que todos, como siempre, y la profesora no tiene problema en que me distraiga con el celular. Es una de las ventajas de ser la mejor de la clase, si fuera cualquier otro no se lo hubiera permitido, por más que hubiese acabado antes como yo. Aprovecho mi favoritismo para revisar la cuenta de Deviant Art. Mi foto con Matías apreció en la portada entre las favoritas de la semana, eso hace que reciba visitas y comentarios constantemente. Me encanta leerlos, ya hay más de trescientos, la mayoría son halagos o preguntas. Matías ha contestado a algunas. La última con respuesta llama mi atención. Es una pregunta en español y leerla me aprieta el estómago: "Es tu novia?". La respuesta de Matías más abajo me aprieta el estómago también, pero de una forma desagradable y dolorosa: "No, solo es mi modelo". ¿Por qué me molesta? Matías respondió la verdad, no soy su novia, no sé ni que somos, para efectos del momento tan solo soy quien modeló para él y Julieta.
Por estar tan compenetrada en ese tonto comentario no me di cuenta que el timbre sonó hace un minuto y todos recogen sus cosas a mi alrededor. De pronto el móvil se escurre de mis manos y veo a Arturo con él.
—¿Qué miras? —intento arrebatárselo, pero ya es tarde. Él contempla la fotografía con un gesto de disgusto y Laura aparece mirando sobre su hombro—. ¿Y esto?—Me pregunta, más que preguntar me reclama.
—Una foto ¿qué parece? No tienes derecho a quitarme así mi celular y mirar mis cosas. —Se lo quito de muy mala manera, odio que revisen mis cosas.
—Soy tu novio —declara como si eso fuera excusa suficiente—. ¿Por qué tienes fotos junto a Matías?
—Porque hizo una sesión fotográfica con una amiga y modelé para ellos. Por eso.
—¿Por qué andas modelando para él? —Parece que la sinceridad de mi respuesta lo ha molestado todavía más. Laura le da alcance a Isabel y se van dejándonos solos en el curso.
—Porque quiero.
—Nunca te tomas fotos conmigo.
—Si me las tomo, pero esto es diferente, es arte.
—¿Desde cuándo modelar es un arte? —su tono de voz me agrada cada vez menos.
—Si no lo es debería serlo, no es fácil, debes expresar sentimientos y situaciones en una imagen. Apenas estoy empezando en esto.
—¿O sea que ahora quieres se modelo? —parece que le causara gracia.
—No Arturo, no quiero ser modelo, es solo un pasatiempo, deberías conseguirte uno.
—Tú deberías conseguirte uno conmigo, que soy tu novio, y no andarte prendiendo con otro —. Casi, casi está por gritarme.
—¡No me ando prendiendo con nadie! Solo es una maldita foto y no tengo que darte cuenta de nada de lo que hago. Si te interesa bien y si no, no me importa, igual lo voy a seguir haciendo.
—Soy tu novio, tengo que estar de acuerdo en esto. No me gusta que andes tomándote fotos tan sugerentes y luego subiéndolas a internet.
Puedo gritarle de vuelta, pero seguiríamos en lo mismo, él no lo va a entender. Para él ser su novia significa ser de su propiedad, no un ser humano aparte que hace lo que quiere con su vida y solo espera apoyo.
—No voy a seguir con esto. Tenemos ideas muy diferentes respecto a lo que un noviazgo significa. Es más, no sé ni porqué volví contigo. Es hora de que sea como un gato y elija a que pierna ronronearle.
—¿De qué rayos hablas?
—Que ya es tiempo de que deje de moverte la cola por aceptación. Si quieres seguir siendo mi amigo, aquí te espero, porque como novio eres un asco.
—¿Estás terminando conmigo? —Luce tan sorprendido como Matías esta mañana, solo que Matías tenía motivos para sorprenderse, Arturo solo me demuestra que es un poco corto de mente.
—Sí, definitivamente. —Me cuelgo la mochila y desordenadamente recojo lo que tengo sobre mi pupitre. Le doy la espalda para irme. Me siento liberada, en paz porque sé que hice algo bueno por mí misma.
—¡Ándate a la mierda! Ya puedes modelarle desnuda si quieres, por fin sacas a la luz qué clase de chica eres.
Me paro en seco y regreso hasta donde está.
—¿Qué clase de chica?
—Una perra. —Sabía que iba a decir eso y ya tenía lista una cachetada.
—¡Tú vete a la mierda! —le grito de vuelta y me voy dejándolo con la mano sobre su mejilla. Ojalá lo haya lastimado lo suficiente para que mi mano se quede marcada en su cara hasta mañana.
Buenas noticias! este libro saldrá publicado con Grupo Editorial Kipus, la misma editorial que me publicó Foris. Saldrá en dos semanas o tal vez en menos (espero). En Bolivia ya podrán comprarlo en librerias o podrán escribirme para que les mande copias. Igual si viven en otros países, les puedo mandar un ejemplar firmado.
No se olviden de regalarme un voto en cada capítulo. Solo es hacer un click en la estrella de arriba, no les cuesta nada ;) y si de paso me dejan un comentario lo leeré con mucho interés y estaré muy agradecida.
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