11 de marzo del 2012.

Will me animó de ir a una fiesta, pero era demasiado pronto, no estoy preparado para eso y él lo sabía, a pesar de que me había invitado a aquella fiesta. No se lo tomó a mal, pero dijo que en algún momento tendría que volver, a lo que yo respondí: ¿Qué hay de bueno en esas fiestas? Will no supo responderme.

Puede que me consiga con personas que no quisiera ver jamás en mi vida, puede que me ponga en posición fetal a llorar como un niño pequeño, o simplemente... podría explotar.

Pero debo volver, lo sé, es una etapa que debo cortar de raíz, un escalón para que esa presión se vaya. Mantenerme sobrio en una fiesta, puede que de donde sea que estés me mires con orgullo por aquella acción.

Quisiera que tuviera la oportunidad de ver tus miradas orgullosas de nuevo, como ese día cuando logré graduarme—a duras penas—, del instituto. Mis profesores me veían con caras largas diciendo que iba a ser un fracasado, otros representantes me miraban mal porque sencillamente era una plaga para la sociedad, incluso nuestros padres no aplaudieron cuando me entregaron mi título, según papá no lo merecía. ¿Pero tú? Recuerdo como gritabas y aplaudías cuando subí a la tarima, era orgullo lo que sudaban tus poros.

Lamento decepcionarte, pero lo que más lamento es ser el culpable de que ya no estés.

André