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29. Brote.

Algunas personas consultan a un psicólogo porque se han sentido deprimidas, enojadas o ansiosas por largo tiempo, otras porque quieren ayuda con un trastorno crónico que interfiere con sus vidas o su salud física.

Mis manos tiemblan mientras estoy sentado en aquel sofá en espera del doctor Henderson, el día de hoy no he venido solo, Daphne me ha traído, ahora mismo ella esta a mi lado mientras ve su celular, tal vez está hablando con Leo o haciendo alguna tarea, porque ella sí ha asistido a sus clases el día de hoy, mientras que yo lo que recibí fue un fax de advertencia.

"Joven Grey Edwards se le notifica por medio de este fax que esta es su primera advertencia para ponerse al corriente con sus clases ya que está bajando su rendimiento académico considerablemente, de ser caso omiso a esta advertencia se le dará una última o se llegará hasta darle de baja de todas sus clases. Gracias. "

Grandes y bonitas sorpresas.

Pero bueno, supongo que hay mucha razón, solo estoy existiendo y cuando voy a la escuela solo lo hago por las asistencias o por tener algo que hacer. Debo tomármelo en serio o perderé otro de mis sueños, de verdad quiero ser el Doctor Grey.

—Hola Jace, hola Daphne— saluda el doctor con una sonrisa.

—¿Podemos comenzar?— pregunto de inmediato con ganas de ya irme de este lugar.

—Claro, ven— accede de inmediato y ambos caminamos hasta la habitación, él toma su libreta y su pluma tinta azul, mientras tanto yo me siento en el sofá azul y le espero.

—¿Cómo has estado?

—Mal— contesto con rapidez.

—¿Cual es la razón de esta sensación?

—Ayer volví de Austin.

—¿Qué fue lo que pasó hasta llevarte a este malestar?

—Todo estaba siendo tan tranquilo y bonito, decidí llevar a Charlotte para que conociera parte de mi historia, conoció a mi familia y eso me hace muy feliz, conoció las calles de Texas, mi antigua preparatoria, y cosa importantes para mí, pero luego decidí llevarla a un mirador, uno que compartí con Charlie hace cuatro años, luego pasó algo extraño, cuando vi a Charlotte en el lugar en el que Charlie estaba hace años fue como si hubiera cambiado de realidad, la vi, la vi a ella, a Charlie, y se veía tan real, y no solo eso, incluso el día lo vi como noche, lo que cenábamos ese día apareció. Luego Charlotte me habló y fue como si me despertara.

—¿Como si se tratara de un sueño?

—Sí, como si estuviera soñando.

—¿Y después qué pasó?, ¿cómo te sentiste?

—Extraño, luego fuimos al cementerio y fue cuando comenzó el mal día, mientras Charlotte hablaba con Charlie me comencé a sentir fatal, yo sentía el odio de Charlie en mi corazón, sentía que estaba muy enojada conmigo por haber llevado a alguien más a uno de nuestros lugares especiales, no solo lo sentía, la escuché, en un leve susurro. Durante todo el viaje de regreso no hablé con nadie y me quedé en silencio, cuando me preguntaban porque estaba tan callado solo les respondía que me dolía algo. No podía decirles que es lo que realmente me pasaba.

—¿No tuviste algún otro malestar?

—No, era un dolor de cabeza y una horrible sensación de falta de aire.

—¿Fue lo peor de tu día?

—No—contesto al instante— Se pone peor. Cuando llegamos llevé a Charlotte a su casa y me sentía muy culpable, no quería ni mirar sus ojos, ella estaba emocionada porque la había llevado, y yo me sentía arrepentido. Me sentía muy mal, como si no mereciera nada de todo lo que me habían dado, porque me dieron un auto de cumpleaños y aún siento que no lo merezco, ni siquiera lo he tocado desde ayer. Bueno, lo peor sucedió cuando regresé a casa.

—¿Qué pasó?

—Estaba ahí, pero a la vez no.

—¿Cómo?

—Estaba físicamente pero fue como si yo, mi persona, esencia y mente se hubieran esfumado. Sinceramente no me acuerdo mucho de ese momento, pero cuando me tranquilice comencé a recordar pequeñas cosas y mis amigos me ayudaron con otras pocas.

—¿Quieres contármelo?

—No quisiera pero tengo que hacerlo para que me diagnostique.

—No te preocupes, puede ser en otra ocasión.

—No, puedo hacerlo, es que solo no quisiera recordarlo porque hice algo malo, pero se lo contaré. Me dio un ataque de ansiedad muy fuerte, me puse a llorar como un loco, no podía respirar bien, luego comencé a golpear y romper varias cosas, luego por accidente golpee a Daphne, y luego al instante me sentí mal, continué llorando, les seguí gritando a todos, luego tuvieron que sostenerme entre dos de mis amigos en el sofá mientras que otra amiga me distraía preguntándome los colores, cuando me logré calmar me dejaron solo y sentía que había despertado, pero estoy seguro que no estaba dormido y ni siquiera era un sueño. Pero no podía pensar correctamente, era como si estuviera en una simulación.

El doctor Henderson me mira y luego mira al suelo, tal vez pensando y analizando.

—Y me dijiste que cuando estabas en aquel mirador viste a Charlie e incluso la escuchaste en un susurro.

—Sí, fue extraño.

—Mira— junta sus palmas como señal de que me concentre— un rápido diagnóstico que se podría dar es que tuviste un brote psicótico.

—Psicótico. ¿Qué es eso con exactitud?

—Es una "ruptura de la realidad en forma temporal". Un episodio, como se le llama a la situación, se produce de manera descontrolada e interfiere en la vida diaria.

»Estos se caracterizan por comportamientos fuertes llegando a lo bizarro, gritos, amenazas hacia algunas personas, la persona que lo padece rompe totalmente el contacto con la realidad. Como una simulación, tal como lo mencionaste.

—¿Y es peligroso? —preguntó con miedo a la respuesta.

—Pueden ser peligrosos tanto para ti como para los que te rodean.

—¿Y que lo provoca?

—Pueden ser varias cosas. El estrés frecuente y excesivo, consumo de drogas alucinógenas, esquizofrenia, trastorno de bipolar en período maniaco, o también trastorno límite de la personalidad.

»En lo que llevamos juntos no he notado nada de aquellas últimas enfermedades, aunque sí un poquito de bipolaridad, pero estoy seguro de que tu brote psicótico es generado por el estrés, estrés que se liga a tu depresión y ansiedad. Estás constantemente estresado por el que pensaran aquellas personas, por el que pasará si o no, también incluido estrés por la escuela, o tal vez el tormento constante de querer mejorar tus problemas, fue tanta su magnitud que cuando el ataque de ansiedad comenzó el brote se abrió paso.

—¿Cómo llegó a la conclusión con tan solo escuchar mi historia?

—Extrañeza, comportamiento desorganizado, torpe y agresivo, alucinaciones que separan de la realidad, delirios, gritos, llanto, sentir necesidad de aislarse de las personas, etc.

—¿Y ahora qué?—pregunto con algo de miedo.

— Deberás comenzar a tener una rutina muy cerrada, dormir y despertar siempre a las mismas horas, alimentarte bien y sanamente, hacer deporte, cosas que se hagan rutinarias, de esta manera el brote psicótico se irá rápido y no dejará secuelas, y te mandaré con uno de mis amigos para que te medique lo necesario.

No, medicamentos no, todo siempre va bien hasta que te recetan medicamentos con estricto horario de cumplimiento, tal vez para otros sea una salvación, para mí es un "eres difícil", no quiere decir más que mis enfermedades ya son difíciles de llevar con tan solo platica, además no quiero tener pastillas cerca.

—¿Quiere decir que ya estoy perdido?

—Quiere decir que estás a tiempo.

Suspiro pesadamente y muevo mis dedos chocando entre sí con desesperación por la situación a la que he tenido que llegar.

—No es malo, no temas por eso—trata de tranquilizarme. Pero... ese es su trabajo.

Me pongo de pie al mismo tiempo que el doctor y ambos vamos a la puerta, salgo de la habitación atrayendo la mirada de Daphne y está sonríe levantándose de la silla.

—¿Listo para irnos? —pregunta tomando mi brazo. Antes de poderle contestar el doctor se me adelanta y le habla.

—En realidad, Daphne, ¿podemos hablar unos minutos?

Mi amiga me mira y luego lo mira a él, no se opone ante la pregunta del doctor Dave, solo suelta mi brazo y camina adentrándose para sentarse tal vez en aquel sofá azul.

¿Qué es lo que está pasando en mi cabeza?, quiero llorar. He venido con dos diagnósticos y ahora he salido con uno más, y además con pastillas.

Estoy condenado.

DAPHNE POV

Me siento en un sofá bonito de color azul frente al Doctor Henderson. Cuando me ha pedido hablar he notado un tono preocupado en su voz, por lo que rechazar su oferta no ha estado ni en mis opciones. Algo malo pasa.

—Te he pedido que te quedes para hablar sobre Jace.

—¿Qué ha pasado?

—Me ha contado sobre algunos... eh... altercados que tuvieron ayer.

—Oh, eso, tuvo un ataque de ansiedad más fuerte de lo normal.

—Es que no fue solo un ataque de ansiedad. Me contó que cuando pasó esto y él sentía que estaba pero a la vez no.

—¿Cómo si estuviera físicamente pero no sentimentalmente?

—Algo así, además dijo que horas antes de eso tuvo una alucinación muy real. ¿Sabes que es la psicosis?

—Sé que es un trastorno porque lo llegué a escuchar vagamente en una de mis clases de neurología, pero nunca nos adentramos en ella.

—Bueno, Jace tuvo un brote psicótico, es una ruptura de la realidad de manera corta.

—Y eso cómo funciona, o mejor dicho ¿cómo sabe que tuvo ese brote?

—Lloró, fue agresivo, un tanto peligroso, torpe, con comportamiento desorganizado y extraño, tuvo delirios y hubo gritos. Es un poco claro. Estos brotes se dan por altos niveles de estrés o por consumo de drogas.

—Él no consume drogas.

—Entonces es por el estrés, además también se liga con la ansiedad. Todo esto provocó que cuando su brote comenzó en medio de un ataque de ansiedad y pánico, su cerebro se desconecta de la realidad y solo estuviera existiendo, por eso no recuerda mucho.

—¿Y qué puedo hacer?

—Tú no mucho, para eso estoy yo, no intenten ser su doctor. Esta es la tarjeta de un psiquiatra, lo tendrás que llevar para que le recete anti-impulsivos y antidepresivos, tendrá horarios, y sé que él es terco, así que lo que sí podrías hacer por el momento es ayudar a que cumpla los horarios.

Asiento y continúo escuchándolo.

—Jace tendría que ser hospitalizado por ese brote, la psicosis es un trastorno grave , pero aún no sé si su psicosis es momentánea o tendrá secuelas, por lo que solo le estoy pensando en que le receten medicamentos. Necesito que me mantengas al tanto, también requiero que si se llega a presentar un ataque más donde notes comportamientos similares a los de la situación antes contada, retires toda herramienta punzo cortante del alcance de Jace, todo, cuchillos, tenedores, martillo, desarmadores, navajas, incluso lápices. Estos pueden ser muy peligrosos en un ataque psicótico.

—Está bien doctor, lo haré.

—Y llamen al 911.

—Pero...

—Sé que Jace es inofensivo, es una persona asustada, pero las personas se desconectan y se olvidan de amistades y alianzas, es mejor llamar profesionales.

—Eso... creo que... está bien, lo haré.

Unos segundos de silencio inundan la habitación, yo solo callando el llanto de preocupación que está atorado en mi garganta, y el doctor tratando de pensar sus próximas palabras.

—Sé qué lo quieres mucho, yo le he tomado mucho cariño, pero ambos sabemos que son jóvenes, tienen solo veintidós años, estudian la universidad y están a la mitad del camino, pero quiero que hables con su madre y consideren la opción de un año sabático para él, necesita estar con sus padres, necesita estar alejado por un tiempo.

—Pero yo lo ayudo desde aquí mientras estamos estudiando. Mantengo al tanto siempre a los señores Grey.

—Daphne, Jace no es tu responsabilidad, él merece ser libre y tú también.

—Pero si algo le...

—No será tu culpa, te lo aseguro, nada de lo que le sucede ni siquiera es culpa de él, mucho menos tuya.

Al salir del consultorio Jace y yo hemos ido a comprar sus nuevos medicamentos, los cuales viajan en una pequeña y ruidosa bolsa azul, muchas cajas con pastillas grandes y de colores. Durante el camino no hemos hablado, y es extraño, somos mejores amigos desde siempre, nunca estamos callados en el auto, pero ahora el ambiente es tenso y triste, él sabe lo que tiene y su gravedad, yo sé lo que puede pasar.

Ya lo viví.

Al llegar a casa lo he obligado a tomar cada una de las pastillas para comenzar su horario, me he quedado a su lado hasta que me ha mostrado la lengua para percatarme de que no ha hecho trampa. Tan solo minutos después ha dicho que se irá a dormir, lo que me ha parecido extraño por la hora tan temprana, supongo que en realidad solo quiere estar solo.

Cuando lo he visto desaparecer por su puerta tal solo he esperado unos minutos para soltar el llanto en el sofá, mis manos cubren mi rostro y mi pecho lucha con encontrar aire, pero al instante siento unos brazos rodearme.

Sintiendo ese olor no puede tratarse de nadie más, es Leito.

—¿Qué pasó? —pregunta por lo bajo mientras acaricia mi espalda.

—Está muy mal—sollozo.

—¿Mucho? —susurra.

—Demasiado, incluso el doctor me ha recomendado que con la señora Grey consideremos que se tome un año sabático, porque necesita un descanso.

—¿Pero qué te han dicho?, ¿qué tiene?

—Tiene un brote psicótico, amerita ser hospitalizado porque es una enfermedad grave, pero por el momento solo le han recetado medicamentos. Está muy mal.

—Psicosis. Lo vimos en clase, es peligroso. Claro, como no lo noté ese día, tuvo todas las señales de uno y luego no se acordaba de nada.

—No quiero que se vaya, yo lo puedo cuidar, asegurarme de que tome sus medicamentos y de que duerma y coma, yo mantengo al tanto a su madre mientras puede venir unos días.

—Daphne, es que no es tu responsabilidad, nosotros lo ayudamos porque lo queremos, porque es nuestro mejor amigo y lo queremos ver sanar, porque apreciamos a la familia Grey, pero si dices que está empeorando, es mejor que sus padres estén con él, incluso se sentiría mejor, él cree que es una carga para nosotros, cosa que jamás será, pero así lo cree.

¿Dónde está ahora mismo?

—Durmiendo o solo encerrado en su habitación.

Leo aprieta mi cuerpo contra el suyo haciendo que deje de llorar y suelte un quejido de dolor mínimo.

—Mi Daphne, todo estará bien, no te asustes— mueve un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja aprovechando el movimiento para acariciar mi mejilla.

—¿Dónde está Kenneth?

—Sucy y él fueron a hacer el super de la semana, así que estamos solos—murmura.

—No es cierto, Jace está aquí, no podemos hacer ese tipo de cosas en su presencia.

—Que mente tan sucia, yo quería ver una película acurrucados. Hay que limpiar esa mente morbosa. Aún con un sentimiento quebrado en mi pecho logro reír un poco. Leo no es precisamente el chico bueno, obviamente que cuando insinúa algo de soledad lo primero que pienso es que me hace una propuesta indecente, y ahora viene a decirme mente sucia.

—Me gusta cuando sonríes, así mantente siempre ¿Okay?, fuerte y sonriente—murmura para luego tomar el control remoto. En la misma posición en la que estamos abrazados comenzamos a ver la película de dibujos animados que hemos elegido juntos, mientras yo estoy recostada boca abajo sobre su pecho, él acaricia mi espalda haciendo pequeñas y relajantes cosquillas, su pecho vibra cuando suelta una risa ligera haciéndome vibrar y sonreír como una tonta enamorada, porque sinceramente lo estoy, y mucho.

Enamorarme de Leito nunca estuvo en mis planes, desde que nos conocimos siempre lo vi como un amigo, en la preparatoria estuve con Karl y lo seguía viendo como un mejor amigo, luego cuando comenzamos a vivir juntos y yo continuaba con Karl y su falso amor comencé a notarlo distante, cosa que me extrañaba, luego cuando mis tres mejores amigos me consolaron por mi ruptura él fue quien por varias noches seguidas se quedo viendo películas románticas conmigo, incluso me ayudó con llevar las fotos que tenía con Karl para tirarlas. Creo que le tenía mucho odio, creo que yo ya le gustaba mucho.

No fue hasta en una fiesta que me di cuenta que Leonardo Evans me gustaba mucho.

Era una fiesta de piscina, yo estaba en un camastro al lado de Sucy, mientras ella miraba su celular yo miraba chicos guapos para ver quién sería el afortunado de la noche, luego salió Leo de aquella casa luciendo un bañador rojo, una gorra negra que dejaba rulos rebeldes saliendo de esta y luciendo simplemente perfecto con su aún más perfecta sonrisa. Todos los hombres de mi alrededor desaparecieron, y me sentí extraña.

¿Cómo me iba a sentir atraída por Leo?

Bueno, durante esa noche no pude dejar de verlo, y lo peor era que no podía coquetear porque era mi amigo, luego todo sería incómodo en casa, así que solo me quedé callada viendo como otras le coqueteaban.

¡Porque esa noche se veía extremadamente guapo!

Era obvio que no era la única que lo notaba.

Esa noche regresé a casa con unos extremos celos, y peor cuando comencé a ver historias de Instagram y me di cuenta que muchas chicas se habían tomado foto con él, y ese no era el problema, el problema era que yo ni siquiera tuve el valor de acercarme a él por el extraño sentimiento que tenía.

Fue ese día que supe que no volvería a ver a Leo como un mejor amigo, mucho menos como un hermano.

Lo demás es historia sencilla de contar, me encontraba con Leo en cualquier lugar y mi corazón se aceleraba, y tenía que luchar con mirarlo a los ojos sin sonrojarme porque se supone que yo no sentía nada por él, luego llegó esa noche de aquella fiesta donde Jace y Charlotte hablaron. Una chica linda llegó a hablar muy animada con Leo, y se hicieron amigos por arte de rápida magia. Esa noche ya no pude contener mis celos, llevaba dos meses fingiendo que no sentía celos y tratando de olvidar el sentimiento estando con otros chicos, pero creo que si no hubiera sido por aquella chica y diez shots de vodka que me llevaron a mi límite aquella noche, no estaría ahora mismo recostada en el pecho del chico que acelera mi corazón.

De mi Leito.

—Leonardo—le llamo levantando mi cabeza haciendo que me mire con extrañeza.

—¿Leonardo?, ¿te hice enojar por telepatía?

—No, para nada.

—Pues no me llames Leonardo.

—Bueno, Leito.

—¿Si?—pregunta con una sonrisa.

—¿Cómo supiste que te gustaba?

—Me di cuenta antes de terminar con Melanie, lo supe cuando dejé de sentir que eras mi mejor amiga, y obviamente cuando sentía muchos celos cada que hablabas por la casa con Karl, quería tomar tu celular y lanzarlo por la ventana para que me prestaras atención y me miraras.

—¿Y qué pensaste cuando lo supiste?

—Que fui muy ciego toda mi adolescencia, tenía el amor de mi vida pasando frente a mis ojos todos los días y no me daba cuenta. Pero míranos ahora juntos

—Y enamorados— le interrumpo con una sonrisa, me acerco y le doy un pequeño beso en los labios para luego volver a mirar la película.

Vaya día repleto de emociones. Malas y buenas, aunque Leo me ha distraído no se me sale de la cabeza la idea del doctor.

¿De verdad es una buena idea que se tome un año lejos de todo?

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