26. Texas 2/2
Estar rodeado de toda esta gente me hace sentir vivo, más que nunca.
—Feliz cumpleaños a ti...— terminan de cantar a mi alrededor y soplo las velas con el número veintidós. Todos aplauden con grandes sonrisas cuando el pequeño humo gris va subiendo hasta desaparecer.
—Feliz cumpleaños, Jaceito— dice Juliette mientras me tiende un papel color blanco. Lo abro con entusiasmo al ver su cara ansiosa, me encuentro con un dibujo de varios corazones, estrellas y flores, con mi nombre en negro y me edad tachada, aunque está mal escrito, pero para tener dos años y medio está bastante bien, aunque mamá la ha ayudado, se nota el esfuerzo.
—Gracias Julie—le doy un abrazo fuerte.
—Este es de tu padre y mío— dice mamá dándome un pequeña cajita. Abro la cajita gris y en esta me encuentro con unas llaves de un auto, son negras y modernas, así que creo que tengo un auto nuevo...
—Wow, gracias por esto, ¿en dónde está?
—En Ohio, cuando vuelvas estará esperándote.
—Muchas gracias por esto—sonrío aún admirando las llaves.
—No es nada, Jace, solo queremos que lo disfrutes tanto, será este tu nuevo compañero de vida, te guiará hasta el fin, como un nuevo hijo también— murmura mamá acariciando mi cabello.
—Ay ya, quiero pastelito—comenta Juli mirando el pastel con mucho antojo. La gente alrededor ríe con ternura por las palabras de la pequeña. Mamá decide comenzar a repartir el pastel a cada persona presente, cuando me toca mi porción me levanto de la silla y camino hasta Charlotte, la cual me mira con una sonrisa mientras sostiene un plato con una rebanada de pastel.
—Tengo que admitir que tu madre hace pasteles de maravilla. Me declaro fan número uno.
—Te lo dije, y en realidad serías la fan número dos.
—¿Quién es el uno?
—Leo, él adora cada uno de los pasteles de mi madre.
—Una lastima, entonces me declaro la número dos, y nadie me moverá de mi lugar.
Sonrío y con el tenedor tomo un trozo del pastel. En realidad está muy bueno, es digno de los Dioses, es simplemente delicioso con tan solo olerlo, si mi madre abriera una pastelería sería un éxito aquí en Texas y el vecindario, pero sé que lo hace por diversión, además de que su trabajo le quitaría mucho tiempo con los pasteles.
—Te compré un regalo —susurra Charlotte cerca de mi oreja.
—¿Cuándo?, hemos estado juntos desde que llegamos a Texas.
—Es un secreto.
—¿Y qué es?
—Te lo daré después.
—¿Es algo del tipo prohibido?
—No, Jace, piensas mucho en eso, tienes una mente demasiado sucia.
—Tu la ensuciaste, mi mente era muy limpia antes de conocerte, o bueno, antes de que diéramos el siguiente gran paso.
—No te creo ni la primera palabra.
—¿Cuándo me lo darás?
—Por la noche, así que resérvame lo que resta de esta tarde
—Tenlo por seguro.
Nos quedamos mirando por un rato con sonrisas que tratan de ser ocultas pero tienen tanta fuerza que es inevitable que no sean descubiertas. Es un momento de solo Jace&Charlotte, o lo era hasta que Leo pasa su brazo por encima de mi hombro, luego Ken se une a nosotros y finalmente Sucy y Daphne.
—¿Cómo la estás pasando? —pregunta Sucy con una ligera sonrisa.
—Mucho mejor que años pasados—murmuro con una sonrisa ligera.
—Eso es mejor que un "deprimido" —comenta Leo.
Definitivamente este es el mejor cumpleaños después de años, en mis cumpleaños pasados la he pasado deprimido, solo he estado subsistiendo mientras mi alrededor se alegra por un año más que vivo, que vivo deprimido, pero este cumpleaños es totalmente diferente, siento la felicidad de estar en este mundo, de vivir un nuevo año, y está vez mi deseo al soplar las velas ha sido diferente.
Hace unos años mi deseo más común sería: morir por mis problemas. Pero el día de hoy fue: aprender a vivir con mis problemas.
—Estoy muy feliz, mucho más si están ustedes aquí — observo a mis amigos sonreír, sintiéndose apenados de una forma linda.
—¿Qué quieres hacer por la noche? —pregunta Ken.
—En realidad saldré con Charlotte, me dará un regalo.
—Uuuh— vitorea Leo codeando cerca de mis costillas.
—Basta, es algo secreto pero grande.
—¿Cómo sabes si no te he dicho que es o a donde vamos?— pregunta Charlotte.
—Solo lo supongo, tal vez no sea grande físicamente, pero puede ser grande sentimentalmente, y eso es suficiente para mí —le sonrío haciendo que sus mejillas y rostro en general se torne roja.
—Oww— murmuran Ken y Leo haciendo que los mire.
—Ya no recordaba tanto al Jace cursi, me encanta verlo de nuevo —comenta Daphne, cuando la volteo a ver noto como me sonríe como si fuera una madre orgullosa.
Sí, ellos están orgullosos de mí, y la sensación me encanta.
[...]
—Pudiste haberme dado la dirección y yo manejaba hasta la sorpresa.
—Lo arruinaría.
—Entonces necesitas aprender a conducir.
—Me da miedo, esto no es tan malo.
Estamos yendo a mi sorpresa... en autobús público, el cual no está tan mal como imaginé, está limpio de vista así que no me quejo, además, Charlotte no sabe conducir y era esto o ir caminando. Me ha dicho que no es necesario ir muy formal, yo venía casual, pero cuando la vi en pantalones y blusa de deporte me he cambiado a lo mismo.
—Puedes decirme a dónde vamos.
—No, Jace, no seas desesperado, te gustará, solo eso te diré.
—¿Cómo lo has organizado aquí?
—Tu mamá.
Claro, mi madre.
El transcurso en el transporte público ha sido tranquilo, escuchando la radio que el conductor tiene, viendo a las pocas personas subir y bajar en las paradas. Nunca imaginé estar en esta situación, tampoco imaginé subir a un transporte como este, no soy presumido, ni mucho menos clasista, pero gracias a mis padres nunca he tenido el problema de no tener un auto, digo, me han regalado uno nuevo, pero como Charlotte no sabe conducir me ha traído hasta aquí, y es tranquilo, aunque tardado, es tranquilo, y puedo platicar sin problema con la Princesita.
—Es extraño— digo mirando a mi alrededor.
—¿El qué?
—El autobús.
—¿Nunca habías estado en uno?
—No público, había estado en los privados del high school.
—Un riquillo Texano—bromea.
—Lo soy, solo un poco, pero aquí estoy, en ropa deportiva, en un autobús, con una chica muy pero muy bonita.
Sonríe y toma mi mano entrelazándolas y acomodándolas sobre nuestras piernas.
—Ya casi llegamos.
—Estoy ansioso.
—Será genial, Jace, estoy emocionada, me esforcé mucho.
—Aprecio todo eso aunque no sé que es, pero sé que es algo grande y repleto de amor.
—Me encanta que seas tan cursi— recarga su cabeza en mi hombro haciéndome sonreír.
El autobús después de unos minutos hace nuestra parada, entonces nosotros nos ponemos de pie y bajamos del autobús. Conozco aquí, es una clase de gran parque, hay alguna pequeña área de arena con juegos de niños y un gran campo verde con varias personas en el. Esto es extraño.
—¿Qué haremos?
—Solo espera, ya casi llegamos.
—Es qué me muero de curiosidad.
—Espera un poquito más y camina rápido— jala aún más mi mano para poder acelerar el paso y llegar mas rápido a aquel lugar sospechoso. Bajamos una pequeña colina y nos unimos a todas las personas, y es cuando me doy cuenta de que va mi sorpresa y regalo de cumpleaños, hay mantas extendidas en el pasto, y...
—Aquí es nuestro lugar—murmura sentándose en una manta, me siento a su lado y la miro con una sonrisa— Feliz cumpleaños Jace, esta es tu sorpresa.
—¿Nuestra propia linterna?
—¡Sí! Podemos pintaré un mensaje bonito y luego mandarla al cielo para que nuestro deseo se cumpla.
Tomo uno de los pinceles y juego un poco con él, tratando de así esconder mi emoción y la presión que siente mi pecho por mi corazón acelerado.
—Gracias por esto, es el mejor regalo que he recibido hoy— me acerco a ella y le doy un casto beso en los labios.
—¿Enserio?
—Así es. ¿Cuándo comenzamos?
—Podemos empezar a pintar nuestro mensaje, ¿cuál quieres que sea? Que te parece... "Somos y seremos" —propone.
—Mejor pongamos "JG&CH son y serán siempre"
—¿Quieres esa?
—¿Tú la quieres?
—Es tu cumpleaños, hoy se hace lo que tu quieras.
—Entonces quiero esa.
Cada uno toma un pincel y pintura color negro que reposa en un frasco de vidrio pequeño, yo comienzo a pintar mis iniciales y ella las suyas, para finalmente yo colocar la última frase pactada.
—Ya quiero hacerlo, ¿Recuerdas cuando vimos las luces flotantes en Ohio?
—Claro que lo recuerdo, comimos pizza y además cantamos una canción.
—Y ahora seremos partícipes de las luces.
—Solo nos falta la pizza y cantar para igualar nuestra primera cita. —comento con una sonrisa.
—¿Cita?, ¿pará ti era una cita?
—Amm, no, bueno antes no, pero ahora sí, ¿estás de acuerdo con eso?
—Muy de acuerdo—sonríe— y por cierto, si hay pizza— toma un par de cajas de detrás de ella, como si fuera magia, pero creo que en realidad no las noté al principio.
—¿Y la canción?
—Lo pensaremos luego, mientras acomodemos esta linterna para hacerla volar porque ya casi es tiempo.
—De acuerdo—murmuro. Abrimos la linterna y la extendemos, Charlotte lo pone de pie y estira cada una de las partes que es necesaria para tener una linterna en el cielo exitosa.
—Ya todos están listos—dice con una gran sonrisa.
Todas la personas comienzan a ponerse de pie, así que yo hago lo mismo, con un par de cerillos enciendo la flama y esta crece poco a poco, tanto que la linterna se ilumina y se infla con lentitud.
—¿Estás lista?—le pregunto y asiente frenéticamente.
—¡Tres!— gritamos todas las personas presentes, haciendo una cuenta regresiva. —¡Dos!— grito y miro a Charlotte, la cual me mira también. —¡Uno!—ambos le damos un leve empujón a la linterna haciendo que comience a elevarse poco a poco.
—Feliz cumpleaños— se acerca a abrázame, su cuerpo se inclina hacia mi y me da un beso en la mejilla.
Yo solo me limito a sonreír y vivir el gran momento que estoy observando, decenas de linternas iluminan el cielo oscuro de la noche de hoy, y los brazos de Charlotte rodeándome el torso mientras su cabeza descansa en mi pecho. Me siento tranquilo ahora mismo, como si nada me faltase, sin duda es el mejor momento de mi vida.
Cuando las linternas comienzan a alejarse nos sentamos nuevamente en la manta, Charlotte coloca las cajas de pizza al centro y abre una de ellas, ambos tomamos una rebanada de pizza y comenzamos a comer..
Esto sin duda supera todos los anteriores regalos. Incluso el auto nuevo.
La noche de cumpleaños continua siendo la mejor, terminamos la caja de pizza, vimos como nuestras linternas iban desapareciendo entre las nubes que había, nos reímos, besamos, abrazamos, todo lo bueno que podía hacer con ella. Y lo disfruté mucho.
Ahora estamos en mi habitación recostados en mi cama mirando el techo
.
—Ha sido el mejor cumpleaños de todos— susurro. Con delicadeza tomo su mano y la entrelazo con la mía.
—¿Enserio?
—Bueno, el mejor después del número once.
—¿Qué pasó en tu cumpleaños número once?
—Me regalaron un jersey de mi jugador de americano favorito.
—Ah, es que se me olvidaba que eres el cliché de popular, guapo, y jugador de americano.
—Y también era el capitán del equipo.
—Uuuh, el combo completo.
Sonrió.
—Bueno, pero regresando al tema, tú hiciste que mi cumpleaños fuera el mejor de muchas maneras, y te lo agradezco.
—No fue nada, Jace, es algo que te mereces por ser una gran persona conmigo— acerco mi rostro al de ella y le doy un corto beso.
—¿Lo sientes?
—¿Qué cosa?
—El amor que se ha formado entre nosotros, pero que sobre todo se ha reforzado con esta noche, sientes como algo ha cambiado finalmente, porque yo si, y muccho— Aprieto más su mano, sonríe con emoción y no dice nada, solo me abraza con toda la fuerza que tiene.
.
Me gusta Charlotte Hamilton, y yo le gusto a ella, tal vez no sea un me gustas a nivel enamorado, porque aunque ya llevamos tres meses conociéndonos y ya tenemos confianza, aún hace falta conocernos aun mas, saber que tan bien podría resultar una relación romántica, si estaremos bien o saldremos heridos.
Necesito poder lograr salir de mis dependencias para no salir lastimados, para poder amarla completamente, como lo merece.
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