Capítulo 4
Sentí la presencia de alguien más en mi habitación, me vi obligada a abrir los ojos.
La luz se reflejaba a traves de las cortinas, eso significaba que posiblente estaría atrasada respecto a mi trabajo.
Ahí estaba, sentada en la punta de mi cama, mi madre observandóme con ternura reflejada en su mirar. Había olvidado contarle lo sucedido ayer, debió venir por eso o me quede dormida otra vez, que ya era común en mi.
Debo admitir que fue un gran dia apesar de haber tenido que lidiar con el accidente de Chloe Bourgeois, ya que gracias a eso, tuve la oportunidad de pasar toda la tarde con Adrien. Puede que no me haya agradado tanto por el hecho de burlarse de mi en publico pero estoy en deuda y le agradezco enormemente que haya sido ella a quien golpearon los rodillos junto con los croissants.
Más tarde iría a la tienda, ademas de ser mi obligación al trabajar ahí para asegurarme si Adrien cumplio con la promesa de dejar las telas estropeadas. Sería mi fin no encontrarlas ahí por el hecho de que tanto dinero estuviese bajo mi responsabilidad, Madame estaría desilucionada, la tienda estaría en riesgo por no tener una tela cúando alguien lo amerita, con mayor razón si esta pertenecía a la nobleza ya que podría hundir el negocio con tan solo por un error cometido.
-Buenos días dormilona-saludo mi madre mientras me acariciaba con cariño la cien, algo tipico de ella.
Aunque si en verdad llegaba muy tarde al trabajo, era capaz de arrojarme una cubeta de agua si es que la noche anterior me dijo que me durmiera temprano ya que llego tarde, son muy pocas las horas que duermo durante la noche y que salgo a mi balcón a mirar las estrellas que se apoderan del cielo nocturno, debo admitir que es mi parte favorita de la noche.
Pero tenía los pelos de punta al saber que Chat Noir debería estar ayudando a alguien mientras una gran parte de los policias estaban tras de el, que lo hacía sin precaución alguna sabiendo aquello.
Intento no parecer obvia al preguntar acerca de los robos en la panadería o en el atelier de Madame.
Muchas veces recibo miradas de extrañeza al estar interesada en un tema tan complicado cómo ese, tambien averiguo en el periodico fuera de mi casa por que cualquier conducta sospechosa puede ser notificada por mis padres o en el peor de los casos, por un vigilante.
-Buenos dias mamá-somnolienta cómo en todas las mañanas.
-¿Has dormido bien?-preguntó dandole un vistazo a toda mi habitación, que estaba un poco desordenada ya que no tengo tiempo de dedicarme a su limpieza, por lo general mi madre me ayuda si no hay mucho trabajo en la panadería, era bastante simple en comparación con las demas, no había tenido la oportunidad de ver una de la aristocracia pero mi hermana, quien ya habia visto muchas cosas me aseguraba de que era un gran espacio sin ocupar con una cama al centro y un par de adornos a su alrededor, nada que pudiese ser importante. Solo tuve un par de oportunidades al visitar casas de los aristocratas para dejar los sombreros o accesorios, por lo general, alguien iba de su personal a recoger los vestidos si es que no lo confeccionaba alguien famoso.
Nos preferían por la calidad y al mismo tiempo el diseño.
Sus mansiones eran realmente hermosas, sobretodo los jardines que rodeaban el lugar, no olvido mencionar la sala de estar.
Estaban apartadas del pueblo al considerarse ya de la aristocracía, esto disminuia el riesgo de robo hasta la aparición de Chat Noir, quien acabo con esa regla.
-Si..-suspire recordando lo que había soñado- ¿Y tu que tal has dormido?
-Cómo un bebe-sonriendo- Y... ¿No piensas contarme lo de ayer?-con una mirada picara a lo que yo me reí.
Estaba haciendo lo imposible por hacer que se le olvidara, a menudo olvidaba cosas de un momento para otro, desgraciadamente y para mi suerte, lo recordaba.
-Te lo explicaré pero luego de que me contestes una pregunta importante-haciendo tiempo.
-No sacas nada con desviar el tema Marinette Dupain-riendo-eres identica a tu padre... ¿cual seria esa pregunta, pequeña?
Me aparte los cabellos cercanos a la oreja dejando a vista los pendientes rojos con pequeños puntos negros.
-En realidad hay un pequeño problema con esto-aclaré.
-¿Cual es el problema con eso?-confusa ante mi interrogante-...¿Te los dio el?
-Pensaba que me los habian comprado con papá-confesé jugando con mis manos, demostrando mi nerviosismo.
Mi madre cambio considerablemente su expresión, se acerco más a mi y dejo sus manos sobre mis hombros mirandóme a los ojos, antes de decir alguna palabra, solto un suspiro prolongado.
-¿De dónde los sacaste, Marinette?-su tono era similar al de cúando esta molesta pero por su actitud solo estaba preocupada, por el momento
-Estaban sobre mi tocador despues de que volví del trabajo-explicando la sucesión de los hechos ocurridos hace unas noches.
-No estoy segura de que...
Alguien irrumpio en mi habitación separandonos a mi madre y a mi con su actitud tan espontanea como siempre, era mi hermana, quien parecía haber estado escuchando nuestra conversación.
-¿Recibiste los pendientes!-sonriendo de oreja a oreja-Tengo que dejar algo a una parte así que será rapido.
-No esperaba que vinieras hija-respondió mi madre con la misma sorpresa que yo- Así que tu se los diste...
-¡Si! ahora que lo sabes puedes volver abajo, tengo que contarle cosas del viaje a mi hermana favorita-forzandola a abandonar la habitación mientras me asfixiaba entre sus brazos haciendole creer que en verdad lo necesitaba.
Mi madre se fue animada al vernos tan unidas con Bridgette, en cuanto cerro la puerta esta me soltó dejandome por fin respirar.
Tenía el cabello tomado en una trenza acorde a su cabello, que a comparación del mio es bastante largo.
Alya dice que se produce al estar todo el día con dos coletas pero hace unos años podía llevarlo en un remolino.
Bridgette era muy guapa, delgada, tenía ojos azules y cabello color azabache cómo el mio,nos diferenciabamos sólo por un par de centimetros, cualquiera que nos viera pensaría que somos gemelas a diferencia de la ropa que desde pequeña he usado mis creaciones, mi hermana por su parte prefiere vestir lo que mi madre le dice.
Ella no dijo ni una palabra, yo me dedique a mirarla de brazos cruzados hasta que ella decidiera explicarse, si en verdad me hubiera querido hacer un obsequio me lo hubiera dicho.
-¿Que?-con ojos completamente inocentes, primera señal de que me ocultaba algo.
-No piensas explicarme que fue lo de los pendientes-interrogandola cual detective, logré ponerla nerviosa.
Puede que sea la mayor por unos meses de diferencia pero eso no implicaba que yo tuviera maneras de amenazarla para extraer la información.
Se quedo rigida e inmovil mientras yo caminaba a su lado en circulos.
-No recuerdo haberlo dicho-frunciendo el entrecejo evitando mirarme.
-¿Te lo repito?-desafiante.
-Pensé que querias saber de mi viaje, has cambiado mucho desde entonces pequeña hermana-melancolica.
-Ja-ambas reimos por que parecio escuchar un ganzo- Conmigo no funciona cambiar de tema.
-Bien-en dirección a la salida.
-¿Me lo explicarás?-pregunte luego de su numerito.
-Ambas sabemos que no fui yo, hermanita-saliendo de mi habitación sin más.
Dejandome sola cayendo sobre mis rodillas.
Adrien's POV
Cómo de costumbre tome un baño, me vesti y posterior a ello fui al comedor.
Por alguna razón detesto los pasillos, tan interminables, completamente oscuros, sin ningun rastro de color excepto por los cuadros de famosos artistas, fui arreglandome el cabello mientras practicaba una frase memoriable que soprendiera a los presentes, por lo general Félix llega a una parte y te da la impresión de no haberte saludado cuando este lo hizo pero a un volumen minimo.
Pensaba que lo del compromiso con Chloe había sido una pesadilla pero al verla junto a su padre, mi padre y Félix convivir en la mesa tuve que volver al mundo real. Me disculpe por la tardanza, todos asintieron a excepción de Félix, quien se rió por lo bajo de mi error.
Pensaba que ya se había superado todo respecto al malentendido de ayer, mi hermano explico que mi tardanza se debía a <<la otra>>con desprecio en su hablar. Mi padre lo regaño con la mirada e intentaba no cruzar miradas conmigo ya que seguía decepcionado por mi actitud en los ultimos días. Chloe hizo una mueca y su padre se limito a aclarar la garganta.
-¿La otra? Debes estar hablando de TU Bridgette o no Félix?-dándole un sorbo al té conforme a mi respuesta, mi hermano odiaba hablar de ella en publico.
Las miradas se centraron en el, quien me miraba con odio, pensaba que respondería con algo fuera de lugar y que de seguro molestaría a mi padre pero solo me pateo debajo de la mesa.
-Al parecer a tus muchachos les sucede algo con las hijas de la familia Dupain Cheng-espeto el padre de Chloe acomodandosé en su asiento.
-Nada que supere el encanto de la señorita Chloe Bourgeois-alardeo mi padre, intentando recuperar la compostura.
Alguien toco la puerta muy despacio, mi padre le pidió a Félix que abriera pero yo me levante para demostrarle que yo tambien podía.
Hicimos una especie de carrera hasta la puerta pero su agilidad pudo contra mi velocidad.
Por la expresión en el rostro de mi hermano creo que sabía quien se encontraba al otro lado.
-¿Que haces aquí?-Félix con la mano en su frente, molesto ante su visita.
-Precisamente estabamos hablando de usted, Bridgette-añadi abriendo la puerta para que pasara, mi hermano intentaba cerrarla.
-¿D-de verdad?-ruborizandose, lo que me recordo mucho a Marinette.
-No es asi-Félix con los brazos cruzados.
-Si es así-le susurré a Bridgette haciendo que mi hermano se frustrará más.
- Por algo viniste-poniendo los ojos en blanco-¿Que quieres?
Bridgette se quedo en silencio sin poder siquiera hacer un ruido.
-¿Quieres dejarnos solos Adrien?-dandóse por vencido.
-Oh vamos si quieren pueden hablar dentro, esta más agradable para la señorita-insistí-No los molestaré.
Los deje solos por el momento, volví a la mesa inventando una excusa que pudiesé servir para convencer a los demás por la ausencia de mi hermano.
Aunque pelearamos de esa manera, nuestra relación no era tan mala cómo creía, por el simple hecho de que las peleas fortalecen más los lazos entre hermanos según algunos a diferencia de mi padre que piensa que es una verdadera muestra de mala educación y que de esa manera no nos tomarían enserio. De este modo prefiere apartarnos encerrando a Félix en un estudio lleno de libros y a mi dejandóme en el jardín o encerrado en mi habitación vigilado por Nathalie.
He pensado muchas veces que le recuerdo a mi madre, por eso es tan duro conmigo, sigue viendola reflejada en mi.
Es frio, muy pocas veces he escuchado un te quiero hijo de su parte, jamás me ha llamado por un apodo cariñoso cómo lo hacía mi madre de pequeño. Quien me había entregado la mayor parte de los valores, ella era tan calida cómo los rayos del sol en primavera, lamentablemente esta desaparecida...
Cúando volví a la mesa ya solo quedaban un par de platos sin ocupar y en la sala solo estaba Chloe sentada mirandose las uñas con desinteres acompañada de Nathalie quien esperaba, como siempre, a decirme algo.
-Chloe y yo lo ayudaremos a planificar todo para su cumpleaños señor-confirmo la mujer.
-No quiero sonar mal agradecido pero preferiría organizarlo junto a mi hermano-dije sin muchos animos.
Ambas parecían ofendidas ante mi opinion, a lo que entro mi padre para organizar los preparativos, debo admitir que fue un largo dia...
Con el pasar de las semanas, cada vez me sentía más solo independientemente de si la mansión tenía invitados, con muy poca frecuencia salía de mi habitación, tanto que llegarón a pesar que estaba enfermo.
Una mañana iba a salir de mi habitación pero oí a mi padre hablar con Nathalie a escondidas en el pasillo, intente no abrir demasiado la puerta por curiosidad, esto no era una actitud propia de mi, si no de Chat Noir.
-¿Ya tiene el regalo para la señorita Chloe Bourgeois?-con seriedad pregunto la mujer.
-Si, algo que le perteneció a mi esposa-asintió-cosa que es muy valiosa y estoy seguro de que le fasicinara.
-El me ordeno que fuera al atelier a dejar unas telas que el encargo-habló Nathalie nerviosa.
-¿Que el hizo que? Es el mismo lugar en dónde trabaja la muchacha ¿no?-molesto- Y cómo el te manda tu lo hiciste.
-Aun no señor, esperaba contar con su autorización antes de hacer algo que me costará el empleo-haciendose la victima.
-Para no arruinar nuestra imagen, ve a dejar las famosas telas y aprovecha de llevar las invitaciones para la fiesta de Adrien-serio.
-Lo haré señor ¿tambien a la chica Dupain Cheng?- mi padre se quedo en silencio, esperaba que hiciera una excepción por ese dia, sólomque olvide que mi padre no era un hombre de excepciones- Con respecto a las invitaciones señor...
-¿Que sucedió ahora Nathalie?-frustrado sin responder la pregunta anterior.
-Adrien no ha dicho el tema de la celebración.
-De ser por mi, sería algo formal y sin tantas personas pero las circuntancias ameritan a toda la gente posible-desviando la mirada- Preguntale a el que quiere antes de que me arrepienta.
-Lo haré señor-despidiendose con una inclinación, para ir a mi habitación.
De inmediato cerré la puerta y corri en dirección al piano para fingir que estaba practicando, tome algunas partituras leyendo notas ya avanzadas que me pudieran hacer creer que ya la había aprendido, en cuanto abrio la puerta me mostre abatido por que no me salio la canción cómo esperaba, Nathalie me saludo cordialmente al entrar mientras yo intentaba buscar un tema para la fiesta que no me emocionaba en lo absoluto, procure hacerme el sorprendido al escuchar las palabras de Nathalie.
Pensaba en las fiestas de Félix y lo aburridas que eran, por lo general solo estaba un momento recibiendo a los invitados e inventaba una excusa para irse, se encerraba durante horas en el estudio sin motivo aparente. Lo que me sorprendía era que mi padre nunca le decía nada, por lo general le decía algo similar a <<¿Cómo es posible Félix?>> seguido de una mirada severa la que no provocaba nada en el.
Pero si yo llegaba a hacer algo similar me convertía en la decepción de la familia, muchas veces lloraba hasta quedare dormido con una foto de mi madre a mi lado.
-¿Ha pensado en algo?-parada junto a mi.
Puede que haya estado todo ese tiempo atormentandome con ideas para la fiesta pero eso no implicaba que tendría una que fuera convincente.
-La verdad que no... pero de todas maneras yo te busco si se me ocurre algo ¿vale?
Ella asintió mientras me dejaba solo, pero en eso apareció una idea fantastica iluminado mi cabeza por completo.
Me levante con animo echandome a correr para alcanzarla antes de que se fuera, se perdía por el pasillo en cuando le hable.
-¡Ya tengo una idea!-resbalandome en la alfombra por correr, me levante enseguida para que no me reprochara por hacerlo.
-¿Lo dice enserio señor?-parecia sorprendida ante mi rapidez.
Asentí con la cabeza.
-Pues me gustaría escucharlo para escribirlo en las invitaciones-mirandome de soslayo.
-Máscaras-dije sin pensarlo demasiado.
-Entendido-marchandose- Ire de inmediato a entregar las invitaciones junto con dejar su encargo.
-Gracias Nathalie-asintiendo de vuelta a mi habitación.
Di grandes zancadas por mi cuarto en dirección a una gran estantería que tenía muchos libros que le pertenecian a viejas generaciones, una noche cúando había una tormenta horrible Félix apareció en el umbral de la puerta con preocupación, sabía que yo le temía por los truenos pero a la vez amaba las tormentas, ambos estuvimos hablando por horas mientras el intentaba tranquilizarme, me explicó que el tambien tenía miedo a veces. Todavía recuerdo la conversación; La lluvia golpeaba fuertemente los ventanales, el impacto era tanto que parecía que el cielo se desquitaba contra la mansión, un rayo ilumino la habitación mostrando el rostro de quien estaba en la puerta, por su cabello rubio pude identificarlo sin problemas.
-Tranquilo hermano, estoy aqui-entrando lentamente hasta que un fuerte golpe se escucho sobre nosotros- Es fantastico ¿no crees?
-S-si...
-Puedo quedarme contigo si quieres, no nos sucederá nada de este modo-abrazandome- el miedo es psicologico según un libro que leí esta mañana.
Nunca se cansaba de leer, podía estar horas, dias e incluso semanas encerrado en la biblioteca.
-Me gustaría ser cómo tu Félix-sentandome sobre mis rodillas.
-¿Sabes algo? Yo tambien tengo miedo-encogiendose.
-No me refiero solo a eso hermano-confesé, mirandolo con admiración.
-Creeme que no pequeño, estoy arruinado, me demuestro sin sentimientos pero en realidad no tengo ni la menor idea de que hacer con mi vida, estoy perdido, tu en cambio tienes oportunidad de no acabar cómo yo, debes vivir tu vida al maximo, disfrutala, lucha por lo que deseeas sin importar a que te enfrentes ¿ok?-revolviendome el cabello- Ama, vive, siente, pero olvida todo lo que te dije, lo que más importa es que sin importar nada sé feliz.
Luego de esas palabras me saltarón lagrimas y me quede dormido en su hombro.
Han pasado once años desde aquel entonces, sigo recordandolo con la misma emocion de antes al ver que en uno de esos libros estaba escrito y firmado por mi madre.
Tenía que asegurarme de que le llegará una a quien más me importaba su presencia, por lo que abrí el piano en la zona de las partituras había un pequeño cerrojo oculto el cual me enseño mi madre antes del día.
Saque lo necesario y me dirigí de vuelta al balcón mirando la máscara y el anillo que traía conmigo.
-Plagg...
Marinette's POV.
Iba camino al atelier cuando nuevamente veo a una catarina posada en mi bolso, no le di tanta importancía cómo hace algunas semanas, es más esta me acompaño durante todo el trayecto.
He faltado ultimamente gracias a lo de las telas, Alya me mantiene informada, no puedo llegar ahí sin lo que había prometido, no sería capaz de mirar a nadie a los ojos.
Todo esto fue a causa de un pequeño insecto, que al principio parece inofensivo...Cúando en realidad puede llegar a causar un giro inesperado dentro de tu rutina.
-¿Vienes a causar problemas de nuevo?-entablando una conversación fuera de lo común con el pequeño individuo.
Ocurrio lo impensable, cualquiera diría que era a causa de mi gran imaginación.
-El destino lo escribe uno mismo Marinette-con una voz aguda,abriendo unos enormes ojos purpura que me observaban con atención.
Arroje mi bolso asustada, aunque luego de pensarlo bien pude haber matado a la criatura, me sente junto al bolso para asegurarme de que esta estuviera bien.
-Cuanta violencia-tocandose la cabeza- no tengas miedo, no te hare daño, ¡Un gusto, mi nombre es Tikki!-haciendo una reverencia.
-¿Que clase de brujería es esta?-mirandola petrificada.
-Tranquila, sere tu kwami-sonriendo.
-¿P-pero cómo apareciste?-sin comprender nada.
-Gracias a los pendientes, eres una portadora de un miraculous-emocionada.
-Sigo sin entender...
-Verás, existen siete tipos de miraculous que le entregan distintos poderes a sus portadores-comento Tikki- lo que te dará una habilidad con la que podrás vencer al mal.
-¿Vencer al mal?-alguien paso junto a mi y Tikki desaparecio por completo.
Sacudí mi cabeza dandome la idea de que estaba soñando, seguí mi camino hasta llegar al atelier, al no ver a Madame corrí a la segunda planta para encargarme del vestido que tenía que estar confeccionado con la dichosa tela pero aún así lo hice con la escogida inicialmente.
Lo hice con la esperanza de que cambiará de idea al verlo ya terminado, era muy dificil complacer a la nobleza.
El color era un rosa palido, planeaba hacerlo de brazos largos por que la mujer que lo pidio era bastante reservada y en la zona de la clavicula un encaje.
La maquina estaba más rapida que de costumbre, debía tener precaucion en caso de que se llegara a trabar por tener demasiado uso ya que pocas veces funcionaba con tal eficiencia.
Ya había tenido malas experiencias con esa cosa, nada que un poco de agua no pudiese averiguar, Alya ha sido la que más ha salido herida con estas maquinas.
Estuve mucho tiempo dedicandome al vestido, es más ni siquiera fui al descanso por terminarlo, ya que las medidas coincidian con las mias me vi obligada a probarmelo al no tener a la mujer presente.
El unico espejo que había se encontraba en el taller, ubicado en la primera planta por lo que tuve que bajar sin llamar tanto la atención, cosa que no hice en absoluto e interrumpi una conversación.
-...Lo siento no tengo más para la chica-una mujer alta con lentes.
-Pero si hay muchas ahí-contradijo Rose.
-Lamento decirles que el señor Agreste me ha dicho que...
Una persona abrio la puerta de par en par y nuestras miradas cómo de costumbre se encontrarón...
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