Capítulo 14
Marinette's POV
No estaba segura de lo que estaba haciendo.
Aquella ventana me pedía a gritos que entrara y no podía negarme, hasta este punto me daba igual si me descubrían o no. A pesar de ello me percaté de no hacer tanto ruido a la hora de ingresar al recinto. Mi actitud torpe me acompañaba todo el tiempo, ¿Por qué habría de dejar de hacerlo en una oportunidad?
En cualquier momento alguien entraba por la puerta y me descubriría justo en el peor momento. Entrando por la ventana a un lugar en el cual no era bienvenida, además de haber prometido no volver a aparecerme en su territorio, invadiendo propiedad ajena, haciéndome pasar por otra persona y eso no era todo, puede que fueran incontables la cantidad de delitos que estaba infligiendo en aquella situación. También había pasado a llevar una de los códigos más importantes dentro de la aristocracia, aunque no fuera parte de esta. Ya el correr con un vestido no era considerado apropiado y yo estaba intentando entrar por una ventana con la posición más masculina que encontré.
-Te veo muy complicada ¿Necesitas ayuda?-riendo a carcajadas.
-Para nada, es algo que hago todos los días-contesté dándome impulsos para entrar a la habitación aunque la fuerza y mi lado positivo fueron tantos que termine tendida en el suelo, enrollada en la cortina.
-Uff una profesional- con un tono juguetón- Ya me di cuenta.
-¿Tanto se nota?-la criatura de color rojo chillón movió la cabeza de arriba hacía abajo reiteradas veces- Oh no te preocupes por mi, el suelo es muy cómodo.
Se acerco en mi dirección.
-Oh ¿Dónde he dejado mis modales?- demasiado sobre actuada para mi gusto, cualquiera que pasara por fuera me trataría de loca.
-Junto a mi dignidad, Tikki.
Ambas reímos en ese instante, no estoy segura de cuanto fue pero si de que fue lo suficiente como para darnos cuenta de que había que entrar a un baile antes de que este terminara. Me asegure de dejar la cortina en el mismo estado en el cual se encontraba antes de entrometerse en mi camino sin previo aviso. Examiné la habitación en caso de que hubiera una actitud sospechosa u objeto fuera de su lugar que pudiese delatar mi presencia en caso de que a alguien se le hubiese ocurrido aparecerse. Hasta entonces nada ameritaba atención, aferré la rosa a mi mano.
-Sigo diciendo que fue una mala idea-bufó Tikki, mientras se cruzaba de ¿brazos? ¿patas? ¿alas? fuera lo que fuera estaba cruzado junto a un reproche seguro- Solo falta que se te ocurra sacarte la máscara y tener la flor junto a un cartel que diga <<MIRAME>> sonaba ridículo hasta cuando me lo imaginaba.
Ambas sabíamos que soy torpe y tengo unas ideas que tienden bastante a fallar pero admito que nunca se me había pasado por la cabeza lo recién mencionado por la criatura flotante. Sería una buena manera de atraer la atención de la gente si ese hubiera sido el motivo principal de por que me encontraba escabullendome en la mansión Agreste aunque no era un objetivo concreto, si no, la persona por la que decidí presentarme.
Al abrir la puerta de la habitación pude darme cuenta de que algo me impedía irme, estaba ahí siendo señalado por la tenue luz que irradiaba la luna de una forma que ni el mismo destino habría puesto de mejor manera en mi camino.
¿Era un acto suicida? En absoluto pero era de aquellos por los que vale la pena correr el riesgo.
Mis manos se deslizaron por si solas por la superficie de madera que protegía las teclas del piano, había una pequeña capa de polvo cubriéndola, lo que daba a entender que este no había sido abierto hace mucho. Mis dedos recorrieron aquel camino de teclas que formaban el piano, formando una melodía que era conocida como Nocturne, De Frédéric Chopin. Puede que tuviera mayor habilidad en el violín pero recordaba la partitura a la perfección por ende no había necesidad de utilizar algo que me guiase a interpretar la canción. Nuevamente volví a sentirme libre, a sentirme yo mientras la música brotaba del instrumento, con eso todo lo malo salía al exterior, despejando por completo mi cuerpo. Todo aquel nerviosismo que había demostrado a lo largo de la noche, había desaparecido.
Al finalizar esa y comenzar una que no recordaba el nombre ni tampoco se me dio la oportunidad de acabarla, sentí la presencia de alguien más cerca de la habitación. Me voltee con el corazón latiendo a una velocidad nunca antes vista, mis manos que se habían relajado hace un momento habían vuelto a la normalidad, estaban temblando, las pisadas se hacían cada vez más próximas a donde me encontraba. Me arme de valor y camine en dirección a la puerta que estaba entre abierta por alguna razón. Antes de poder estirar la mano en dirección a la perilla de la puerta, esta se abrió hacía mi y agradezco el rápido actuar de mis reflejos, ya que gracias a ellos me apegue a la pared, conteniendo la respiración procurando pasar desapercibida. Una de mis manos fue en dirección a mi boca para ocultar aquel ruido producido por la misma, mientras la otra estaba firme junto a mi vestido, sosteniendo la rosa que saque del jardín de los Agreste, fuera quien fuera quien se encontrará en el umbral de la puerta podría verla sin problema. Cosa que facilitaba en todos los sentidos el reconocimiento de quien la portará, debía asegurarme de no dejarla a la vista estando sin la máscara.
Mystérieux POV's
Ya me encontraba próximo a la sala en la que se encontraba preciado objeto, debía sacarlo antes de que fuera media noche, de no ser así me despediría de lo que significaba libertad de albedrío. Independientemente si se trataba de una elección de quien me acompañaría el resto de mi vida, este robo sería el encargado de que lo pudiese hacer o no.
Hice todo lo posible por conseguirme las llaves pero quienes se encargaban de informarme me explicaron que la llave estaba en una parte que no me tenían permitido entrar hasta que fuera lo suficientemente mayor como para saber lo que se encontraba al otro lado de la puerta.
Fuera lo que fuera tenía que ver con mi madre.
Hubieron muchas cosas que me llamaron de atención mientras caminaba hasta tan dichosa habitación, a la distancia que me encontraba era difícil apreciar lo que se encontraba ahí, la luz era escasa pero no lo suficiente como para que no me diera cuenta de que la puerta de la habitación estaba medio abierta. También un detalle que no pudo pasar inadvertido fue el hecho de que una espléndida melodía provenía del interior de esta.
Apresuré mi caminar, cosa que no fue útil ya que quien quiera que fuera la persona que se encontraba interpretando esa pieza de arte se detuvo mientras de aproximaba a la habitación.
Abrí la puerta con sumo cuidado y esta emitió un chillido horrible, no pude ver de quién se trataba pero al menos pude apreciar una bella rosa colgando al costado de su vestido...
Marinette's POV
Cuando tuve el valor necesario para salir del cuarto, ningún alma deambulaba por el pasillo. Cosa que no sabía si influiría positiva o negativamente.
Seguí el sonido de la música para llegar por fin al gran salón. A lo lejos se veían personas gozando de la celebración, mi corazón latía a una velocidad increíble, la adrenalina corría por mis venas, el hecho de encontrarme dentro, sin que nadie supiera que estaba allí, el sentimiento de culpa que me invadía con cada parpadeó, aquella sensación de que todos lo sabían y ahora me encontraba a punto de ser humillada públicamente en la plaza, mientras el pueblo no me quitaba los ojos de encima, era incomparable.
El crujido de la puerta al fondo del pasillo fue lo que me devolvió a la realidad, ya sabía quien estaba ahí, pero ya era tarde cuando me di cuenta de que decidí apresurar el paso, lo que en definitiva me dejaría en evidencia de que estaba haciendo algo malo. Aquellas pisadas se volvieron cada vez más cercanas, agradezco haberlas perdido cuando me introduje en la multitud, por desgracia abrieron paso y me apodere de las miradas. La Marinette de antes se hubiera balbuceado sin rumbo alguno y el rojo se apoderaría de mi rostro por completo pero sucedió algo que no me esperaba. Caminé con la espalda erguida y la cabeza en alto, puede que antes no pretendiese ser el centro de atención pero ya no me causaba ni el menor problema.
Pude notar a kilómetros su enojo...
Tal y como alguna vez ocurrió cuando ensucie su vestido cuando la empuje por <<accidente>> cualquiera diría que tratándose de nuestra relación eso era una mentira y solo era una demostración de odio hacia la rubia. Pero no, yo no tenía ni el más mínimo sentimiento hacia ella. Cuando se enteré de quien soy bajo la máscara va a tener más razones para amargarse conmigo.
Corrió de inmediato donde alguien que no reconocí, la música se detuvo de inmediato y la muchacha desapareció. Las miradas se dispersaron entre sí, el disgusto, la incomodidad y la sorpresa de quiénes se encontraban ahí eran lo más notorio dentro del salón.
-Su atención por favor.
Ahí estaba, en el último peldaño de la escalera, Gabriel Agreste, usando una máscara de un gris muy brillante con detalles que cualquiera diría que son imposibles de haber sido hechos a mano, su tono de voz era muy particular, haciendo todo lo posible por qué la atención se centrará en lo que estaba por ocurrir.
Los anteriores sentimientos se dispersaron, siendo intercambiados por la curiosidad de las masas.
-Me complace darles la bienvenida a todos los presentes a la celebración de la mayoría de edad de mi hijo, Adrien, quien también no desaprovecho esta oportunidad para informarles acerca de su compromiso con a quien tengo el placer de presentar como la señorita...-hizo una pausa y luego extendió su brazo, haciendo que la gente mirará hacia donde esté indicará-...¡Chloe Bourgeois!
Un hermoso vestido rosa pálido con los hombros caídos se encontraba sobre su cuerpo, su cabello estaba ordenado en un recogido que era encabezado por una diadema a juego con un collar y unos pendientes largos. Traía en su mano una máscara de las que son necesarias un pequeño palillo para que se pudiesen usar, tenía pequeños cristales.
Se veía muy guapa, el problema era que ella lo sabía, cosa que aumentaba su ego <<más de lo que ya tiene>> significativamente.
Bajaba la escalera con tanta gracia como un cisne, tan brillante y espléndida como un diamante.
Eso me dió a entender y me hizo reflexionar de que ambas podíamos ser una hermosa joya, no había la necesidad de que una opacase a la otra.
Cuando Chloe se encontraba junto a Gabriel, este decidió continuar con su ilustre, innecesaria y exagerada presentación.
-...Y por último pero no menos importante mi hijo, ¡Adrien Agreste!-sonriendo con una actitud petulante digna y típica de la aristocracia.
Esperaba ver a Adrien bajando la escalera con una actitud de ganador pero en lugar de ello hubo un silencio acompañado de un vacío en el lugar donde se supone que estaría él. Las miradas iban y venían, se escucharon muchos murmullos de parte de los invitadas demostrando preocupación debido a la ausencia del heredero.
Mire en dirección a una de las puertas y de ahí pude distinguir a Elise, usando la máscara con la que pude distinguirla, lo único que me pareció extraño fue el ver su expresión, el que no fuera en compañía de Félix y el hecho de que cerró la puerta mientras su mirada no dejaba de mirar en todas direcciones, era evidente que estaba ocultando algo.
Intenté acercarme sigilosamente aunque no me fue posible ya que uno de los guardias le informo algo bastante inquietante, cosa que no tardaría en llegar hasta los oídos de las masas. Agradezco tener un buen sentido de la audición, gracias a esto pude saber de qué se trataba.
-Señorita Elise, se ha visto al ladrón Chat Noir dentro de la mansión, por orden del señor Agreste debe ponerse a salvó en...
Elise lo interrumpió con un gesto de mano, procediendo a dar una respuesta bastante valiente de su parte.
-Iré de inmediato aunque deberían encargarse de encontrar a Adrien o asegurarse de poner a todos los invitados a salvó en lugar de solo salvar a una parte de la nobleza- ese lado de ella no lo había visto tratándose del personal de la mansión, era muy amable en el trato con sus empleados- Solo es una sugerencia, no soy digna de dar una orden, con permiso.
...
-¿Y que vas a usar, Félix? ¿O serás nuevamente el amargado que en mi cumpleaños no quería formar parte de la temática que elegí?-preguntó Elise mientras bebía de su té.
Llevábamos horas platicando acerca de cómo iríamos a la celebración, ambas teníamos todo lo necesario para asistir aunque esta vez solo quedaba, como siempre, Félix.
-¿Que sucedió esa vez?-hable con curiosidad.
-Ni se te ocurra hacerlo-advirtio él, en dirección a la puerta- Vuelvo enseguida.
-¿Por quien me tomas? ¿De verdad me crees capaz de hacerlo? Que triste Félix, no me lo esperaba de ti-con la mano en su pecho fingiendo dolor.
Cuando la puerta se cerró, soltó lo que había ocurrido.
-...Y así es como te das cuenta que la verdadera oveja negra de la familia es el y no quien piensa su padre, desde que nos conocimos me encargue de corromperlo un poco, por lo que no le agradó mucho a un grupo de la nobleza- riendo- Sobre todo los empleados de la mansión de los Agrestes, quienes me consideran una bipolar al comportarme cómo debo solo cuando hay <<personas importantes>>-con un tono burlón mientras comía aquel pastel con una gran cobertura de crema.
-Me agradas así, pocas personas se atreven a demostrar quienes son por miedo a los estereotipos y perjuicios de la sociedad-agregue.
Alzó su dedo pulgar demostrando aprobación acompañado de un <<Brillante comentario y lo mismo digo>>.
-Otra cosa que detesto es que en cada reunión tiendo a ser la única mujer, no presente ya que de ellas hay muchas, a diferencia que prefiero dar mis opiniones en lugar de quedarme como una estatua asintiendo a todo lo que diga el sexo opuesto, no todos los días ves a una muchacha dando a conocer sus pensamientos e inquietudes, de eso se encargan los hombres-poniendo los ojos en blanco- Me alegro de que Félix sea de una forma distinta, alguien con quien puedes hacer el ridículo de forma pública.
-Y que lo digas-dije haciendo una mueca mientras le daba un sorbo a mi té- Se lo has dicho al ridículo más grande de París- señalándome.
-Es bastante normal así que no te asustes de ello, mi <<gente>> lo decía con disgusto- ¡tiende a señalar tus defectos y lo peor es que cuando no estás allí! No sé de qué manera es peor, por suerte he tenido que resistir ser criticada en el mismo momento, me dijeron ¡Eres un chiste Elise! ¡Comportate! Si yo hubiera tenido un hijo no dejaría que estuviera con alguien tan inestable psicológicamente- moviendo su taza mientras imitaba las voces de quienes lo decían, olvide mencionar el detalle de que cuando comía, le quedó la crema en el rostro formando un bigote, cosa que volvía más divertida la situación, no pude contener la risa-... ¿Puedes creerlo! Me llamaron adefesio solo por comportarme así.
Era inevitable no reírse, esta se dió cuenta y no tardo en demostrar su inocencia.
-¿Qué?-Arqueando la ceja.
Le hice un par de señas para que se diera cuenta de que tenía un bigote hecho de crema en el rostro, admito que era una buena razón por la que le dijeron eso los aristócratas.
Dirigió la perfecta taza a su rostro para poder contemplar la razón de mis risas, en lugar de reírse junto a mí optó por dar un grito y arrojar la taza a una distancia de la cual está no viviría para contarlo.
-¡Elise Cominges!-Se escucho desde el pasillo, ambas reímos a carcajadas hasta que ella decidió ir a disculparse por romper el objeto.
La soledad era mi única compañía al quedar solo yo en la sala, la puerta se abrió y me dejó ver a Félix quien caminaba en mi dirección sosteniendo una pequeña caja.
Cuando nos encontramos a pocos centímetros de distancia decidió abrirla dejándome ver lo que estaba a su interior, una máscara completamente negra.
-Lo haré por mi hermano.
...
Por más vueltas que diera en el salón era imposible encontrar a un rostro conocido, las máscaras lo dificultaban más. A excepción de Gabriel Agreste, quien se encontraba aún en la escalera observando como se desarrollaban los hechos con la caída de la noche, no era algo de lo que estaba feliz ya que parecía que con solo mirarte a los ojos te descubriría.
Sorprendí a Chloe entablando una conversación con el, la chica le susurraba cosas al oído, hecho que me resultaba perturbador al ver una sonrisa dibujada en el rostro de ambos.
Para ocultar cualquier gesto de mi parte que pondría en evidencia mi nerviosismo, observé mis manos, las cuales tenían unas pequeñas gotas de color rojo escarlata, frote los dedos sobre una de ellas para quitarla pero aquel esfuerzo fue inútil.
Decidí buscar un baño para poder lavarme las manos, sería una aventura si no conocía la menor parte del lugar, terminaría perdiendome en los rincones más ocultos de la mansión.
Probablemente la mayoría de los invitados sabía dónde quedaba pero yo, al ser mi primera vez no tenía ni la más remota idea de dónde podría haber uno. Otro hecho que se volvería en mi contra en caso de que alguien me viese deambulando por los pasillos.
Al pasar por la multitud se me atravesó un ¿gato! ¿Qué hacía un gato en la mansión? Pude notar que tenía cierto grado de similitud con aquel que se me atravesó en la feria, una vez ya fue coincidencia pero dos veces debe significar algo, me tropecé y resbalé cayendo junto a un prendedor que se desprendió del cabello de una mujer que se dirigía a la salida.
O eso creía yo.
-¡Disculpe! Se le cayó esto-exclamé sin embargo no logré llamar su atención.
Lo tome, dispuesta a devolverselo. Aquel prendedor tenía una forma y colores bastante particulares, no los había visto en ninguna parte lo que significaba que era un artículo exclusivo que un aristócrata o quizás alguien del pueblo con mucha suerte de poseer uno de esos.
Me dediqué a seguirla para poder entregárselo, una preciada joya como esa no debía estar en manos equivocadas.
-¡Espere!-corriendo detrás de ella.
Nos habíamos alejado notoriamente de las masas, el pasillo tenía la misma sensación de cuando caminé sola por él, cosa que me daba una cierta inseguridad en la situación, a diferencia de que ahora me encontraba en su compañía, seguía igual de insegura que antes.
Hay muchas situaciones que me tienden a ocurrir, y está, como muchas otras, no me daba buena espina.
La mujer tenía el cabello tomado en un recogido que estaba decorado con pequeñas perlas formando un cintillo, su vestido era blanco y tenía dos pavos reales de color negro en la zona del abdomen, le volví a gritar por última vez y ahí me dedico una mirada sobre el hombro con lo cual pude ver que lo que estaba sobre su rostro no era una máscara como había solicitado la invitación, tenía dos plumas de pavo real cerca de las pestañas.
Señaló con el dedo índice la rosa que aún se encontraba sobre mi mano, sonrió y se dió a la fuga. No escaparía de mi tan fácil, no la dejaría perderse de un minuto a otro si yo tenía algo que le pertenecía.
Se perdió en el pasillo pero a pesar de ello seguía escuchando los delicados pasos que producían sus zapatos, corrí hacia donde supuestamente provenía el sonido.
Luego otras pisadas desde el otro lado del pasillo, el miedo me recorría por el cuerpo por lo que no fui capaz de voltearme para ver quién estaba al otro lado.
¿Qué ocultaba la mujer? ¿Tendría que ver con la extraña actitud de Elise?
Esas eran una de las preguntas que me estaban haciendo perder la cabeza.
-¡Muestrate de una vez!-alcé la voz con un tono dominante haciendo que todos los ruidos del pasillo se silenciarán de una vez.
Me voltee dejando atrás todos aquellos sentimientos de cobardía.
Sentí una ligera brisa en la mano donde llevaba el prendedor, así como por arte de magia extendí la mano la cual estaba vuelta un puño, cuando la abrí el objeto ya no estaba y en su lugar estaba la mujer, esta vez con una trenza desarmada, unas botas, pantalones y una chaqueta, atrás de ella distinguí a otra persona con una máscara de color verde. La mujer me dedico una sonrisa mientras me enseñaba el prendedor que ahora volvía a ser su posesión.
Su acompañante le susurró algo que no fui capaz de oír, ambos se fueron en dirección a una puerta al final del pasillo. Sin dudarlo dos veces decidí seguirlos por lo que me eche a correr con más velocidad que antes hasta llegar a la puerta la cual abrí de par en par encontrándome con la entrada de un pasillo en el que predominaban en cantidad las ventanas.
No sé molestaron en mirar hasta que pude procesar el que habían saltado por la ventana haciéndola añicos.
Me aproximé a esta poniendo mis brazos delante de mi rostro para no ser dañada por las partículas de vidrio que flotaban en el aire, la mujer dió una vuelta en el aire antes de caer, y cuando lo hizo un aura de color esmeralda rodeo el lugar de caída al igual que la de su compañero, esto había tenido mucho tiempo de preparación ya que unos caballos los esperaban a ambos, con ellos pudieron completar su escape.
Retrocedí un par de pasos, asombrada por lo ocurrido. Me lleve la mano al pecho, para variar mi corazón latía a mil por hora, estoy segura que en algún momento moriré de un paro cardíaco. Aquel escándalo sería difícil de haber pasado desapercibido, tarde o temprano vendría alguien para asegurarse de que no habría problemas y tenía razón.
El piso crujió a un par de metros, en donde pude observar una silueta la cual no había visto antes o la oscuridad me jugaba una mala pasada. Dió un paso en mi dirección y yo retrocedí otro como acto reflejo.
El sonido que emitía su zapato me recordó al perseguidor de hace un rato.
-¡Mira allá!-apunte hacia el otro lado, cosa que logro atraer su atención lo suficiente como para que pudiese escapar de él.
Levante un poco la parte delantera de mi vestido para que no me enredará en mi huída. No entiendo como la mujer corría viéndose perfecta, mientras que yo parecía un cerdo escapando de alguien que lo quisiera volver jamón.
Las paredes se hacían cada vez más pequeñas con cada paso, los tacones serían algo que se volvería en mi contra, el dolor me estaba matando pero viendo el lado positivo las manchas en mis manos habían desaparecido, en su lugar tenía la forma del prendedor.
En el pasillo lo único que se podía escuchar eran nuestras respiraciones, por los jadeos pude notar que se trataba de un hombre.
El solo hecho de voltearme significaría una distracción y perdida de tiempo ya que seguramente al no mirar hacia delante, la alfombra se enrede en mis pies, haciéndome caer. Lo que provocaría mi alcance seguro, aunque así podría avisarle a alguien de lo ocurrido sabiendo la identidad del sujeto.
Olvide el detalle de que todos debían estar con su máscara por lo que el mundo me estaba dando señales de que no era una buena idea.
Si esto pasará a mayores que diría: <<Señor un hombre me estaba siguiendo y traía una máscara de quien sabe que siendo que posiblemente una quinta parte de la población había adquirido la misma máscara>> sonaba ilógico cuando lo decía de ese modo.
Otro punto que jugaría en mi contra sería el que el solo vio el destrozo que causaron aquellos maleantes y no a sus verdaderos causantes por lo que cualquiera pensaría que yo pude haber causado eso sabiendo la inestable relación que mantenía con la familia Agreste.
El tirar objetos también podría ser una solución fácil y arriesgada al causar más ruido del que ya hemos hecho, además de los daños causados.
-¡Espera!-Fue lo último que logré oír antes de ingresar al salón y perderme entre la multitud.
Comencé a buscar a un conocido, con desesperación. Fuera quien fuera me sentiría segura, incluso me consideraría la más afortunada si lo hiciera pero últimamente la suerte no está de mi lado. La gente abrió paso debido a que la orquesta empezo a tocar gracias a la orden de Chloe quien invito a bailar a Gabriel, ambos mirando en todas direcciones como si buscarán a alguien al ritmo de la música recorriendo toda la pista de baile.
Tenía que pasar por ahí para perder al sujeto y buscar la manera de evitarlos en el intento, yo sabía que solo una de ellas saldría a la perfección mientras que la otra fracasaría de manera espléndida.
Muchas parejas optaron por imitar y unirse al baile que encabezaban Agreste y Bourgeois, podría ser una buena idea pero nuevamente llamaría la atención al ser la única chica sin acompañante.
Si la suerte se apiadaba de mi podría haber una persona que me invitase a bailar al encontrarse en mi misma situación pero si en toda la noche no ocurrió eso, lo dudo ahora.
Yo sabía que no podía estar ahí, sabiendo a lo que me enfrentaba, en que la situación daría un giro completamente devastador no solo para mí si no también para los involucrados en el tema.
Hay situaciones en tu vida en la que vale la pena arriesgarse sin importar el resultado. Me da igual si hay vida o no después de la muerte, lo único que me interesa es vivir antes de morir.
La música brotaba como si la primavera se transformará en el salón, era inevitable no moverse al ritmo de la música, mis pies se mueven sin siquiera pensarlo, comienzo a dar vueltas por el salón y cierro mis ojos para disfrutarlo mejor, pero de un momento a otro; abrí los ojos de golpe al sentir un cuerpo chocar contra el mio y una mano que se posaba en mi cintura, me encontré con unos hermosos ojos verdes ocultos tras una máscara y esa sonrisa felina que tampoco era bienvenida aquí. Antes de que pudiera decir algo llevó su mano en dirección a la comisura de mis labios tapando cualquier palabra que se desprendiera de ellos, emitiendo aquel sonido de <<Shh>>
-Te encontré.
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