Capítulo 13
El antifaz podría proporcionar mayor resistencia y era más complicado desprenderlo según lo que me había dicho la criatura, a quien llamaban Tikki.
Adopte otra personalidad luego de aquella tan inexplicable <<transformación>> hasta la palabra me hacía creer que estaba delirando y simplemente estaba perdiendo por completo la cabeza.
Nuevamente estaba frente a la mansión Agreste, sabía que me ocurriría lo mismo que la vez anterior si tomaba la decisión de entrar por la entrada principal aunque esto podría significar un desastre de proporción si no ejecutaba con precisión mi plan. Tenía hasta el toque de queda para buscar un lugar de ingreso que fuera fiable. Eché un vistazo a la fila, la cual había disminuido en comparación con la de hace un rato.
Habían muy bajas probabilidades de que no le dieran tanta importancia y/o atención a quien ingresaba pero considerando que en alguna parte estaba saciando su sed de venganza, en una de las noches en las que la alcaldía y la fortuna de los Agreste eran considerados un blanco perfecto para Chat Noir, nada podía entrar y nada saldría si en ese preciso instante el gato merodeaba por los alrededores. Con mayor razón si la chica a la cual le impidieron en todos los sentidos su entrada a la fiesta, estaba a punto de infligir todo lo que tenía que ver con invadir la propiedad privada.
Mi mano se planto sobre el muro que media alrededor de tres metros de altura, al lanzar una rápida mirada hacia mi mano me pude dar cuenta de que su composición era lo suficientemente dura como para rasgar algo con facilidad ya que mi piel estaba roja. Debía actuar pronto si no quería llegar desangrada a la fiesta.
Analice la situación en ese corto periodo de tiempo mientras caminaba a lo largo del muro, pude darme cuenta de que en una esquina el muro perdía su altura y topaba con un cerco vivo. Cuando niña solía treparme en ellos para alcanzar la rama más alta de un árbol en el que podía tomar algunas manzanas, balancearme pero la principal razón por la que nadie podía bajarme de ahí, o por lo menos antes del atardecer. En donde me dedicaba a observar esas hermosas tonalidades, el sol que se ocultaba y el canto de la naturaleza.
-Bien, ahí va-alentándome mientras me preparaba tanto física como mentalmente- A la cuenta de tres, uno, uno y medio, uno y tres cuartos...
-¡Marinette, ya cruza de una vez!-chilló Tikki matándome del susto.
Me aferre a una rama con ambas manos, seguido de esto mis pies dieron un salto, cosa que no tuvo el impulso suficiente como para llegar hasta el otro lado. Por lo que estaba sentada arriba de las ramas con un extremo afuera y el otro dentro. A estas situaciones las llamo <<Cuando la vida te da segundas oportunidades>> no era momento de meditar como solía hacer.
Eso y un coche se aproximaba a toda velocidad, de cierto modo era una señal que el destino me había planteado.
¿Tener una caída desde esa altura llamando la atención de quien estuviese allí o escabullirme en los jardines de los Agreste?
No había tiempo de pensar.
Cuando las luces del coche apuntaron en donde yo hubiera estado, me encontraba al otro lado, ya en los jardines en los que me prohibieron entrar. Camine con cautela y procurando no verme nerviosa, cosa que podría causar un levantamiento de sospechas por parte de quienes se encontraban ahí.
Mis pasos apenas se sentían, a pesar del silencio que albergaba en el lugar.
Debía encontrar una manera por cual pudiese ingresar a la fiesta sin llamar la atención, cualquiera en mi lugar se hubiera arrepentido ya arriba del muro. Tuve que contener mis impulsos de alguna manera ya que en mi mente esa era una de las principales opciones que tenía.
Miré en dirección a un gran ventanal en el cual se podía ver parte de la fiesta, una enorme cantidad de personas regozando en la sala, que era iluminada gracias a unos inmensos candelbros con pequeños cristales en su alrededor. La música resultaba ser lo más hermoso que había oído mi sentido auditivo, el que solo una pieza musical causará tal nivel de exitación en una persona resultaba absolutamente increible.
Que daría por estar ahí, bailando.
Decidí que sería mejor idea pasar de esa idea, la peor elección sería quedarme deambulando por los alrededores observando todo con fascinación. Algo tipico de personas que no estan acostumbradas a un mundo así. Totalmente diferente al diario vivir del pueblo, no nacimos en cunas de oro, por lo general si deseabas algo debías luchar por el pero a la hora de tenerlo...
¿Y luego que?
El dolor me impedía seguir caminando, mis manos ardían a tal nivel de que las veía sobre fuego en el infierno. Todo estaba perdido hasta que divise una fuente en medio del jardín y el agua que salía estaba tan cristalina que podría resultar un buen calmante natural con solo verlo. Corrí en su dirección para sumergir mis manos en el liquido, solté un gemido de tranquilidad combinado con uno de dolor, fue una mezcla bastante extraña pero debo admitir que fue bastante placentero.
De mis labios reprimi un grito que termino siendo un chillido acompañado de unos saltos involuntarios para olvidar el dolor, lo comun, nada extraño ni que llame la atención de alguien.
Grave error.
De un momento a otro una luz apunto en mi dirección mientras yo me secaba las manos en mi vestido, no me lo pensé dos veces y comencé a correr. Cosa que sin duda levantaría más sospechas de las que me imaginaba, puede que no hubiese nadie en los alrededores pero si se llegasé a tratar de Gabriel Agreste, sería el fin para mi. Puede tratarse de un guardia que esta de turno, como había una probabilidad de que fuera el chico con el que Alya salía a escondidas, cosa que sería un punto a mi favor al ser yo quien cubre a su amiga en el trabajo para que ambos puedan encontrarse debido a la fuerte ola de criticas y perjuicios que rondaría por el pueblo si se llegasen a enterar.
Por ley, Nino esta sobre la clase de Alya al ser hija de una cocinera y su padre que trabaja en una granja, sigue formando parte del pueblo mientras que el esta de cierto modo dentro del grupo de los privilegiados.
Un animal que activo las luces del jardín de igual manera formaba parte de mis ideas.
Tambien podría estar siendo engañada por mi subconsiente y nada había ocurrido en realidad.
Una pergola fue el único sitio cercano, en el cual estaba a mi alcance para refugiarme.
Me oculte tras uno de los enormes pilares que conformaba la gran estructura, quede a espaldas de esta mientras observaba por el rabillo del ojo. Mi respiración se volvío entre cortada pero a la vez se mantenía agitada. Asome un par de centimetros la cabeza para ver a mi interceptor pero no me fue posible al ser cegada por la luz que apuntaba en mi dirección.
-¿Hay alguien ahí?-sonaba familiar ese tono de voz, volví a ocultarme, maldiciendome para mis adentros- No te haré daño.
Adrien's POV
Estaba a solo el comienzo de mi ejecución cuando oí un alardido en el sector cercano a la fuente. Oculte la máscara en el bolsillo interior de mi chaqueta y camine en dirección al origen de aquel sonido que me puso de los nervios.
Pensaba en que puede que la fiesta haya sido en mi honor pero no me sentía para nada a gusto, primer punto a criticar era la presencia de personas que en mi vida había visto, a pesar de que se mostraban cierto aprecio y admiración hacía mi persona me causaban mayor incomodidad a la que ya tenía cuando comenzó esto.
Una chica bastante guapa no dejaba de mirarme fingiendo que lo hacía cuando no prestaba atención, me reí al momento de que nuestras miradas se juntaron, cosa que provocó que un tono rojizo se apoderara de sus mejillas. No tenía la hipocrecía para hacerle ilusiones en ese momento, no cuando quien formaba parte de la mayoría de mis pensamientos era ella...
Una mano se poso sobre mi hombro, era pequeña y huesuda, ademas de que esa persona dijo mi nombre.
-Adrien.
Ese tono lo había escuchado en alguna parte, estaba seguro de que se trataba de quien yo pensaba.
Me di una media vuelta para así quedar frente a la persona pero nuevamente y por desgracia, me equivoque.
-Hijo hay alguien a quien me gustaría y tengo el honor de presentarte-como habría de esperar era mi padre, sofocándome con sus discursos acerca de que tan buena era una chica para <<mi>> con eso solo quería ocultar el simple hecho de algo que le beneficiara a nuestra familia.
Ademas menciono que se pasaba diciendo cumplidos hacía mi persona, cosa que hacía la situación más irritante y desagradable de lo que ya era.
Cuando nadie estuviese mirando sería el momento perfecto para huír lejos y actuar lo más rápido posible, si quería conseguír lo que me planteaba hace mucho tiempo.
-¿Ah si? ¿Quien es?- pregunté, con curiosidad mientras caminaba siguiendo a mi padre.
Se detuvo en seco, justo frente a la chica, que resulto ser con quien intercambiaba miradas complices.
-La señorita Lila, hija del conde Rossi del que tanto te he hablado-dándome palmaditas en la espalda para que no se me ocurriera decir una oposición ante lo dicho por el.
Nunca me había hablado, ni siquiera mencionado al conde Rossi.
Otra caracteristica que define a los aristocratas es el tener que mentir cuando la ocasión lo amerita para así quedar bien en un futuro, cosa quese convertía en otro punto en contra los nobles, el tener un título no te hace mejor persona.
Por esta y muchas otras más razones no pertenecía a ese lugar, preferiría un montón de cosas antes que mentir para proteger y/o mantener mi estatus social.
Yo solo quería que acabaramos con esta maldita sociedad clasista.
-Es un honor para mi por fin conocerlo, Adrien-haciendo una leve inclinación de cabeza.
-Eh si, muy malos tiempos hemos tenido-solté sin pensarlo, nuevamente estaba sumido entre mis pensamientos, al notar ese silencio incómodo en el cual se torno la conversación pude darme cuenta de que solté una estupidez. Todo gracias a mantenerme ocupado mirando a mis alrededores en busca de esa persona.
Mi padre se llevó la mano contra la frente, con eso lo avergoncé más de lo que alguna vez había hecho, la muchacha solo soltó una sonrisa nerviosa.
-He querido decir...
-Mi hijo ha querido decír que tambien es algo muy vigorizante el haberte conocido y estaría aún más encantado en invitarte a bailar- sabía leer entre líneas y este era uno de los casos en los que había que hacerlo para evitarte problemas.
-¿Eso es cierto?- pregunto Lila, sonriendo coquetamente.
Puede que lo que estaba por ocurrir causaría molestia por parte de mi padre pero prometí que este día sería mio y nadie me impediría lograr con mi objetivo.
-Claro, si no llegase a encontrar a quien en verdad estoy buscando- asentí sonriendo- Lamento haberle causado molestias señorita, Rossi.
Su expresión se torno de vergüenza al oír esas palabras que salieron de mi boca, lo único que fue capaz de decir fue;
-Ne vous inquiétez pas.
(Traducción: No se preocupe)
Y solo ese hecho llego a dar lugar a algo el cual dependería mi vida.
...
-¡Vuelve de inmediato Adrien Agreste!-gritó mi padre mientras que yo abría fuertemente y de par en par, la puerta de su estudio para salir de aquel lugar.
Corrí a toda velocidad mientras me aproximaba a mi habitación, en donde luego, cerré con llave para tener la seguridad suficiente de sacar aquel objeto que se encontraba debajo el piano.
El gato negro salto sobre las teclas haciendo que se formara un horrible chillido convinado con mi cara de espanto al ver a esa criatura nocturna frenge a mi. Sus ojos de tonalidad verde que irradiaba misterio, intriga, que sin duda alguna demostraba muchos secretos albergados en su profundo corazón y ese tipico estereotipo de la mala suerte que venía ligado con los felinos de su tipo. Todo eso pertenecía a un pequeño individuo que tenía el nombre de Plagg.
Nada más que añadir luego de ponerme la máscara que me adaptaba otra personalidad y un;
-Plagg, Transforme moi.
Ya en el jardín, aquel gemido que oí en la fuente no significaban en su totalidad cosas buenas.
¿Una trampa planeada por mi padre?
¿Sabía que Chat Noir no se perdería por nada del mundo la fiesta en donde sacaría un buen motín al no tener la atención de la gente?
Nueva oportunidad para descartar a los posibles portadores de la máscara que estaba sobre mi piel, ya que eso lo mantendría lo suficientemente ocupado como para darse cuenta de quienes se ausentaban en el lugar. Al ayudar al pueblo cualquiera que perteneciese a este, se convertiría en un blanco perfecto para la policia.
Había muy pocas personas que tuvieran el tono de mi cabello, lo que disminuía considerablemente el número de posibles sospechosos.
Luego de ayudar en diversas ocasiones; en la mayoría de ellas para ser exacto, la gente se pregunta cuando yo ya voy saliendo del lugar, el por qué porto una máscara. La razón de esto morirá conmigo.
Aquella sombra al percatarse de que no era la única deambulando por ahí, decidió darse a la fuga en dirección a la pergola. Que no había sido ocupada por nadie que no fuera mi madre cuando estaba en vida.
-¡Espera!-intentando hacer cambiar de opinión a quien quiera que fuera.
Volvió a ignorarme, había muchas variables en juego.
Primera opción; un ladrón aunque lo dudo al contar con mucha seguridad esta noche o una persona cometiendo una fechoria.
Segunda opción: alguien del pueblo que planea junto a otros una rebelión en contra de la aristocracía y un posible levantamiento.
Tercera y última opción: Chat Noir, ese cobarde... Ah no, ese soy yo.
Me quede a unos cuantos metros de diferencia del pilar en donde se ocultaba la otra persona.
-¿Hay alguien ahí?
Gran pregunta Adrien.
Ahí la razón por la cual siempre va Félix antes de todo. Si no lo hubiera, entonces no habría visto una sombra correr segundos despues de mi aparición. No tenía miedo alguno, confiaba en mis habilidades al combate si se trataba de algun peligro, aunque cualquier demostración excesiva de violencia podría alertar a los guardias o a cualquiera que de casualidad estuviera en los jardines. No me preocupaba si me llegasen a descubrir ya que mientras fuera Adrien, nada malo podía hacer.
El verdaro problema estaba cuando era Chat Noir.
La aristocracia me veía como una amenaza para sus pertenencias, reputación y asociados, ademas de verme como una imagen viviente de la rebelión en contra al sistema de clases, en cambio y por su parte, el pueblo sabía que estaba ahí para brindarles todo lo que estuviese a mi alcance para su bienestar.
-Lo lamento, juro solemnemente que me iré de inmediato-con un hilo en la voz.
Muchas variables; entre ellas la tonalidad de su voz y una parte de su vestido que se podía apreciar a un costado del pilar. No podía ser tan malo en ese momento, se demostraba su incomodidad y el que se trataba de una persona sumisa por lo que mi trato hacía ella no debía ser tan duro para no empeorar la situación.
-No te haré daño-acercándome lo más despacio para no alterarla- Es más, no soy alguien por el cual deberías estar nerviosa.
Ella soltó un suspiro, alivida pero sin olvidar el miedo en su actuar.
-¿Por qué te escondes? ¿Ha hecho algo malo? -pregunte para espantar todas aquellas dudas que atormentaban mi cabeza.
-No es algo de lo que estoy muy orgullosa pero vera usted, yo no soy alguien que haya sido invitada a esta celebración-rodeando la gran estructura, continuando con el misterio de la situación.
-No te pierdes de mucho-me encogí de hombros y me apoye contra la enorme columna.
-¿De verdad? <<Sonaré impetuosa>> pero se nota que usted nunca ha estado en una fiesta y con mayor razón en una noche tan maravillosa y llena de esplendor como esta- la seguridad que se desprendía de su tono era impresionante, como alguien podía hacerme estar de acuerdo con una opinión y a la vez me hacía dudar de su palabra.
-¿Una fiesta? ¿Divertida? Para nada, pero no le contradigo el que la noche sea hermosa-alcé la mirada al cielo con una sonrisa en mis labios mientras me dejaba caer contra la estructura que no era para nada cómoda- Por cierto que fue lo de hace un rato, no había visto nunca ha nadie bailar así-solté una risita.
-Ah eso... ¿Hablas de mi manera de espantar a los espiritus y ladrones? Es cien por ciento confiable, te lo aseguro-dirigí mi mirada hacía la chica que estaba en mi misma posición y pude ver su mano extendida en mi dirección. Con el pulgar junto al índice y los tres restantes levantados, cosa que no evito el que de mis labios saliera una carcajada-... Para serle sincera me he hecho daño al caerme junto al muro y creo me he hecho daño.
Me levante enseguida de mi posición, camine en dirección a ella sin importarme frente a quien me encontrase. Para mi sorpresa sus reflejos fueron más rápidos ya que también se levanto de su lugar, retrocedió sobre sus pasos mientras su rostro estaba oculto en la sombra que pertenecía al techo de la pergola.
-Laizzes moi aider.
(Traducción: Deja que te ayude)
Marinette's POV
Adrien, sin saber que yo era quien estaba detrás de esa máscara ya que la sombra fue un buen aliado para mi identidad, tomo mis manos sin previo aviso mientras las acercaba a su rostro. Mi respiración estaba más agitada de lo normal con aquel contacto, sentía su inhalación en la palma de mi mano.
¿Era necesario el acercarse tanto?
Me arrastré hacía atrás con el objetivo de que mi rostro aún permaneciera bajo la oscuridad. El ya mantenía la cabeza gacha al momento de demostrarle que no era de mi interés el que me viese a los ojos pero al momento de mi acto reflejo lo hizo más notorio.
-Disculpeme, no forma parte de mis intenciones el descubrir quien esta bajo esa hermosa <<máscara>> estoy segura de que me sonroje.- Solo quiero ayudarla con su herida y luego prometo <<dejarla en paz>> Puede que antes me parecía una buena idea pero no estoy segura de querer abandonarlo, le prometí estar aquí, no podía dejarlo así como así, ni siquiera sabe que soy yo quien se oculta tras el antifaz.
Asentí con la cabeza.
-Vamos a limpiar la herida, ven, sigueme- extendiéndome su mano ya en altura.
Su mirada me daba tranquilidad, justo como el recuerdo de aquel dia que en mi mente perduro.
Mi corazón no puede olvidarlo, aquella mirada de tono esmeralda que me hacía suspirar, su cabello empapado gracias a la lluvia y sin importarle, su mano seguía extendida sosteniendo la sombrilla en mi dirección.
Correspondí a tomarle la mano, debo admitir que era inevitable mirarlo a los ojos. Insistí en que prefería mantener mi identidad bajo aquella máscara.
-¿Cúal es el gusto de mantener los ojos del alma sin salida al exterior?- preguntó mientras caminaba observando los arboles que nos rodeaban- apostaría que tienes unos ojos muy bellos.
-No hay razón alguna-me encogí de hombros- Pienso que la belleza esta en la propia persona como tal, como en sus principios, sus pasatiempos, el porque se encuentra aquí, que vino a hacer para cambiar el mundo,no en sus cualidades físicas- me tome un respiro antes de continuar con mi extendida opinión- Desgraciadamente en la actualidad solo se fijan en tu posición social y económica sin olvidar el detalle de ser una cara bonita, solo con eso ya te conviertes en un blanco fijo de propuestas de matrimonio.
Se detuvo en seco.
-¿He dicho algo mal? O te parece raro el ver a una chica razonando por su cuenta-arqué la ceja sin importarme si me estaba mirando o no.
-Al contrario, no tienes idea de lo fascinante que es el escuchar a una joven con tal capacidad intelectual como para debatir temas que no sean completamente superficiales-espetó con energía en su voz.
-Una de las pocas que no solo sabe reír mientras asiste y juega con su cabello de manera estúpida-añadí poniendo los ojos en blanco- sin decir algo coherente ademas de soltar cumplidos frecuentes a la situación.
-No tienes idea de lo nefasto que es eso para mi.
-No te preocupes que yo no tiendo a soltar burradas frente a un chico-sonreí para mis adentros.
-¿Ah no? ¿Entonces que haces?-su tono demostraba sorpresa de lo que yo decía, no planteaba sonar interesante con lo que yo comentaba, solo consideraba que era una de las pocas y privilegiadas personas las cuales valían la pena mantener una conversación fuera de los estereotipos comúnmente utilizados.
-Lo seduzco con mi torpeza- hable sin pensármelo demasiado, ya que era cierto.
Pude ver una sonrisa e identificar a la distancia un gesto de aprobación por parte de Adrien. Era probable que no era la respuesta que esperaba de una chica al ser el uno de los jóvenes más cotizados en Paris y alrededores.
No era partidaria de ser agraciada o cambiar de apariencia solo para impresionar a alguien de los mas altos estándares, si me iba a vestir, debía hacerlo por y para mi. Ahora el verdadero problema estaba en quien valoraría aquello.
Mantuvimos la condición que le sugerí al principio, dejaba que me ayudase siempre y cuando no me mirará.
Resultó muy difícil al estar ambos en polos adversos entre si, Adrien dijo que desde pequeño le habían enseñado que al hablar con alguien, una de las normas básicas de convivencia eran el prestar atención a lo dicho.
Me explicó que había una planta que utlizaban para cuando habían enfermos en la mansión.
-Que bueno saberlo pero se te olvido un pequeño detalle acerca de ello...
Su respiración dio un abrupto cambio al ya informar que algo no estaba en orden, para el y para muchos. La vida siempre andaba de acorde a un orden específico que era asignado por sus superiores, quienes se aseguraban de seguir el plan al pie de la letra sin cometer una gran cantidad de errores mientras que la gran parte de nuestros prefería aprender de estos para así hacerlo de mejor manera cuando se presentara de nuevo la ocasión. Se quedo ahí, expectante y sin mencionar palabra alguna a la interrogante que yo le había planteado hace un par de minutos atrás, por lo que decidí interrumpir el incómodo momento.
-Estoy herida, no enferma- solté una risa bastante impropia de mi- Ademas no es algo para exagerar con que moriré desangrada si no se trata lo más pronto posible o tal vez... ¡Estoy delirando! ¡Ya llego mi hora! Siempre estuve destinada a morir en los hermosos jardines de los Agreste-me cubrí la cara, fingiendo un llanto que termino siendo reemplazado por una risa de parte de ambos.
Continuamos hablando hasta llegar al invernadero en donde supuesta mente guardaban aquella planta con habilidades curativas a la que solo tenía acceso una parte de la nobleza y también una minoría del pueblo, ante eso reaccioné, incrédula.
-¿De verdad?-insegura de lo dicho.
-¿Que ganaría con mentirle? No es propio de mi-bajando la cabeza mientras buscaba la dichosa planta.
-Lo sé, solo es que no esta de más dudar al ya haber interactuado con personas que solo mienten con tal de quedar bien-encogiéndome de hombros- ¿Esto tiene una historia?
-Claro que la tiene-canto victoria en cuanto encontró una hoja de la planta.
<<Como ya sabes hace muchos años se hablo de una de las inestabilidades que más han afectado a Paris, antes de ser sustituido por el sistema actual de clases, cuando el pueblo se divide a mano de dos bandos que presentan ideas completamente adversas, están los lideres u representantes quienes administran el orden de cada parte, seguidos de los seguidores quienes se encargan de apoyar a una de estas y claro hay personas que no optan por una preferencia, son los llamados simpatizantes. Una chica aristócrata desafió el sistema junto a su enamorado que pertenecía al grupo rival, ella poseía tierras en las afueras de la ciudad por lo que construyeron una casa para ambos sin la autorización de su padre, buscaban una manera de acabar con el sistema implantado así que investigaron acerca de la solución más fiable y una manera con la cual obtener seguidores, tendrían que recurrir a un invento que ayudara a las personas o algo que tuviera propiedades curativas aunque el riesgo de esto era el que los trataran de fraudes y fueran perseguidos por herejes. Decidieron correr el riesgo pero su compañero no tuvo la discreción que estipulaba el plan, antes de morir se aseguraron de expandir los beneficios de la planta y hace poco se nos ordeno que si la teníamos no debíamos compartir la información con nadie>>
-Y tú estas contándome esto así como así- no pude evitar reírme ya que el que Adrien fuera tan confiado con apenas haberme "conocido" hace un rato.
-Exactamente, tampoco iba a aplicarte la técnica sin que antes no supieras los efectos de esto-haciendo la dicha mezcla de la que hablaba- Perfectamente pude haberme quedado callado y me pude haber reído en tu cara cuando te creciera un brazo de más gracias a mi, considérate afortunada.
Adrien's POV
Estaba seguro de que mi padre me mataría en cuanto se enterase de que lleve a una desconocida al invernadero, pero eso no era nada con lo que se enfadaría cuando se enterase de que le di a escoger una flor para que se la quedase como recuerdo. No era el hecho si no algo que permanecerá oculto hasta cuando sea necesario mencionarlo. Volvimos a la pergola para acabar con mi parte del trato, de ser por mi preferiría que ella se encontrara en el lugar de la desconocida que probablemente no volverme a ver jamas. Ella se quedo en la misma posición, contraria a donde yo estaba en uno de los pilares, me agradeció muchas veces sin darme su nombre o mencionar algo que pudiese indicarme de quien se trataba. Sentí un ruido de su lado.
-¿Se encuentra bien?- sin respuesta alguna, solo volví a escuchar un susurro que no fue muy fácil de interpretar.
Volví a hablar.
-Tu t'en vas déjà?
(Traducción: Ya te vas?)
Solté un suspiro, todo lo contrario a lo conforme que había estado en su compañía. Mire por el rabillo del ojo para asegurarme de que mis sospechas fueran ciertas o de que continuara ahí, fuera lo que fuera. Se lo agradecía de todos modos.
No había señal de ella en ninguna parte, definitivamente era el único en el jardín, nada más que mi presencia y la de la brisa nocturna que me acaricio el rostro de manera serena. Camine para quedarme en donde estaba esa persona buscando, por muy estúpido que sonase eso, una silueta marcada no estaría mal. En lugar de eso lo que me encontré valía mucho más de lo que esperaba...
Ese antifaz de encaje...
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