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Capítulo 12

Tome la decisión de volver a casa al ser los hechos superiores a mis fuerzas.  Fue imposible pasar inadvertida en aquel momento.
Estaba justo frente a mi, fuera lo que hiciera era inevitable el no poder controlarlo.
Mis manos inmediatamente comenzaron a temblar al ver su mirada puesta en mis ojos, había algo raro en ella aunque no pude ser lo suficientemente hábil como para descubrirlo en ese corto plazo. Tal vez fueron un par de minutos, incluso menos. A pesar de ello, mi mente lo ha distorsionado todo como si hubiera sucedido en un tiempo estimado de horas.

La chica, el hombre y su hijo, reaccionaron de distinta forma.
Yo recibí la peor parte al encontrarme ya en la parte superior de la estructura.

Gabriel Agreste seguía con la mirada puesta en mi, susurró un nombre el cual me fue imposible escuchar al ser su tono de voz tan bajo.
Mi cuerpo perdió el control sobre si mismo, cosa que me hizo soltarme de lo que sostenía con fuerza y precisión.
La fría brisa acariciaba cada parte de mi de acorde caía en dirección al suelo.

Un horrible sonido se desprendió de mi espalda al impactar mi cuerpo contra el césped. El miedo se apoderó de la mayoría del rostro de Elise mientras que la mirada de Félix era distinta, completamente inexpresiva, más de lo normal.
A gran distancia se podía ver que estaba temblando.

-Me han desobedecido deliberadamente, ambos-señalando a Félix y a Elise, con el enojo reflejado en sus ojos grises- Los quiero de inmediato en el estudio sin peros.

-Vous ne comprenez pas-soltó Elise, apretando los puños con fuerza.

(Traducción: Usted no lo entiende)

-Solo decepción de una gran dama y un caballero que no deben ser tratados como tal-con resignación.

Los chicos bajaron la cabeza, aún así sabiendo que esta era una de las consecuencias a tan arriesgado acto.
Gabriel volvió a dirigirme la mirada, el rojo se apoderaba de su rostro, cosa que me hizo sentir peor que antes.

-En cuanto a usted...

-Lo he dicho una y otra vez, yo tengo la culpa de todo esto, señor - soltando un suspiro prolongado- Lo lamento desde el fondo de mi corazón, nunca debí aparecerme en su humilde hogar, es más ni siquiera debí entrometerme en la vida de su hijo Adrien y causarle más molestias de las que tiendo a causar comúnmente, el causar un cambio abrupto en la vida de la señorita Cominges de la cual gracias a mi, usted ha de tener una visión bastante errónea de ella. También le pido mis más sinceras disculpas al hacer que su hijo mayor formase parte de esto pero como todo buen hombre, es puro de corazón, al igual que debe ser usted señor, nuevamente me disculpo al arruinar la fiesta de mayoría de edad. No se preocupe por mi, me iré de aquí y prometo nunca más volver, tampoco aparecerme en las calles de Paris para remediar el irreparable daño que he causado, agradecería que me olvidasen, que le hagan pensar a Adrien que solo fui algo pasajero <<Por mi hubiera sido algo eterno>> aunque siempre estará su nombre en mi corazón, por si no sabía señor el amor de un Dupain es imposible de apagar haga lo que haga, siempre permanecerá ahí, con uno- lleve mi mano en dirección a mi pecho, en la zona del corazón mientras tomaba un respiro- por ende he determinado que su hijo menor Adrien se merece algo mejor, lo cual no puedo darle, ni tampoco algo similar- mis ojos estaban llenos de lágrimas, me vi obligada a parpadear para espantarlas-... Es más, preferiría y con el permiso de usted que me ejecuten de inmediato para acabar con esto de la manera más justa posible.

El silencio se apoderó por completo del lugar, a excepción del interior de la mansión en el que seguían los ruidos propios de la celebración, luego de mis palabras, Elise comenzó a llorar sin emitir sonido alguno. Pude notar aquel sentimiento de solo ver la gota reflejada con la tenue luz que era emitida por la luna.

Gabriel dio un paso pero su caminar se vio interrumpido en cuanto una mano tiro de su chaqueta haciendo que este retrocediera sobre sus pasos, el hombre se volvió con exaltación.

-¿No piensas hacerlo o si?-preguntó el rubio con tono firme.

-Suéltame Félix, esto es entre la chica y yo-jalando sobre si- ¡Qué me sueltes!

-No lo haré hasta que le des una opción a esta pobre chica-me señalo Félix.

-Yo veré que hago, les ordené que fueran al estudio-frustrado-Ahora.

Los chicos volvieron a caminar a paso lento con la intensión de seguir siendo participes del desacuerdo.

-Una característica que nos caracteriza y es considerada propia de los Agreste es el tener clemencia con aquellos exculpados- con las manos unidas tras su espalda- Puede retirarse señorita Dupain y espero cumpla su palabra de no aparecerse por aquí nuevamente.

Asentí mientras giraba sobre mi talones para caminar en dirección a la salida, demostrándole que cumpliría con ello.
Cuando ya llevaba unos cuantos metros de diferencia con el lugar en el cual me encontraba hace un rato escuche un grito femenino, en el que se pudo admirar mi nombre.
Me voltee y un par de brazos me rodearon, no entendí muy bien cual fue el motivo pero estaba segura de que termino en un posible abrazo por parte de Elise y... ¿Félix!
Lo poco que duró el abrazo me sirvió lo suficiente como para darme cuenta del porque me encontraba luchando.

Al encontrarme ya fuera de la mansión, lejos de cualquier atrayente a la misma. 

Ya a penas de distinguían aquellas luces que llamarían la atención de cualquiera que pasase por ahí. No me moleste en tener la máscara sobre mi rostro ya que esto solo sería un recordatorio de lo que me podía haber encontrado haciendo en caso de que no nos hubieran descubierto con las manos en la masa. 

Las calles me parecían más silenciosas de lo normal, una noche en la que ningún alma deambulaba a menos de que fuera a la celebración. Por parte del pueblo, hacían sus propias fiestas sin restricción de los asistentes por lo cual eran en tanto mucho mejor que las de la aristocracia. De hecho una de ellas fue en donde conocí a Nathaniel gracias a Rose, quien se decía muy cercana a el desde entonces. Debí haber tenido unos catorce o tal vez menos, fue un día después de una agotadora jornada de trabajo, quien llego con esta noticia había sido Alya pero al mencionarlo durante un descanso, Rose fue iluminada por su idea.

-¡Hablas de la que será en Cours Mirabeau?-alzando la voz.

Por lo general, Rose era una de las que era conocida tanto por su amabilidad y por trabajar aquí aunque una de las principales razones por las que destacaba del resto junto a otra minoría en Paris, era el  hablar tan bajo que todos dudaban de que había hablado o prefirió optar por mantenerse en silencio.

-¿Ya sabías de ella, Rose?-pregunto la morocha mientras se acomodaba sus lentes, con incredulidad.

-¿Que si se de ella? ¡Por supuesto! No hay alguien en París que no sepa de ella- dando vueltas mientras tarareaba con dulzura.

-¿Que no sepa de que?- hable con aquella curiosidad que me caracterizaba hace unos años, pero sigo dudando si era más distraída que curiosa a la hora de la hablar de un tema importante.

Ambas se giraron con la misma expresión apoderada de su rostro, los ojos abiertos como platos y sus labios ligeramente separados con una actitud de sorpresa.

Me encogí de hombros.

-¿Piensan decirme que es eso?-demandando una respuesta diligente, todavía lamento haber dicho eso...

Me tomaron por los brazos y me llevaron a rastras a aquel lugar. No supe de la existencia de Nathaniel hasta el día después de la fiesta, cuando Rose se mostraba bastante interesada en mis aficiones y se dedicaba a preguntar más de lo normal. Tuve que pedirle ayuda a Alya para que me ayudase a hacerla soltar la verdad, cosa que no costo mucho al considerar la actitud sumisa de Rose.

Volviendo a la actualidad, la noche era joven. La luna resplandecía de un modo que no lo había hecho jamás por lo menos desde que tengo memoria. Algunas nubes se encontraban a lo largo del cielo nocturno, la brisa era fría pero a la vez estimulante. Podría ser el momento indicado para que nuestro gato favorito haga su aparición, tendía hacerlo cuando no era el momento indicado y sobre todo cuando no me encontraba de humor pero hoy era uno de los días de los que agradecería su compañía y sería cuando no se le ocurriera aparecer entre las masas, odio admitirlo pero lo necesitaba. No a el en sí, me refiero al hecho de tener a alguien con el cual pudiese compartir ideas en una hermosa noche como esta.

 Nada complejo como una cena o peor aun, un baile.

A mi me complacería una charla fuera con la persona que fuera.

Un par de mechones se salieron de la trenza que llevaba gracias al viento, no me moleste en hacerlos volver a su lugar. Es más, desprendí el resto de cabello del peinado dejando que mi cabellera fuese libre nuevamente. Seguía sin sentirme como antes, yo no formaba parte del minúsculo grupo al cual le gustaba ser femenina, pienso que hay momentos y momentos para serlo. No todos los días, uno debe destacar en lo que se propone, le cueste o no, la vida es un camino lleno de dificultades, las cuales debemos afrontar. Puede que parezcan difíciles a la hora de hacer frente en la situación pero sin importar nada, lucha por ser feliz. 

Levante un par de centímetros mi vestidos, dejando ver los zapatos que me obsequio Elise y me los saque. Quedando completamente descalza en el pavimento.

Una imagen apareció en mi cabeza, no puedo mencionar que fue pero les aseguro que acabo de la peor forma con aquellos sentimientos de esperanza que tenía hace un momento. Mi cuerpo se desestabilizo de un momento a otro, sin previo aviso.

Fui lo suficientemente rápida como para sostenerme y tomar la decisión de una vez por todas.

Ahí estaba.

Frente de uno de los lugares más representativos de la esplendida arquitectura en París, el Pont Neuf.

El caudal del rió ya no me atemorizaba tanto como antes, de acorde me acercaba más al barandal podía aumentar de manera asombrosa su extensión debido a la interminable imaginación en mi campo visual, mi respiración era agitada. No era por que sintiera pánico en aquella circunstancia, fue a causa del largo trayecto que me llevo hasta este lugar, algo me decía que tenía que recurrir ahí. Podría tener la respuesta del por que en alguna situación transcurrida en el pasado, mis padres no eran de los que ocultaban cosas, al menos no la mayoría del tiempo lo hacían así que descartaría por completo aquella teoría.

Mi mano por si sola se poso sobre la barandilla del puente mientras que con la otra retiraba los pendientes con puntos y los  apretaba contra mi puño. De un momento a otro, la criatura flotante de rojo chillón volvió aparecer. 

-¿Que estas haciendo, Marinette!-bufó Tikki con una actitud revoltosa pero con molestia en su tono. 

-Ya no quiero...

-¿Tan rápido te das por vencida! Esa no eres tú ¿Que sucedió con la osada, la dulce, hermosa y testaruda  pero inteligente, Marinette que conozco!-  a kilómetros se notaba que estaba decepcionada de lo que me había convertido- ¿No piensas luchar? Siendo que tú le has demostrado a muchas personas que hay que hacerlo para conseguir lo que deseas ¡Dime!

Baje la cabeza sin mencionar palabra alguna.

-¡Responde!-levantándome el mentón, haciéndonos quedar a la misma altura. 

-No lo sé, Tikki-suspire.

-¿Te estas dando por vencida? ¿Es eso verdad? Eres una persona digna y de alma muy pura, una de las pocas personas que puede ser llamado héroe- grito alegremente- Por eso mismo y ya que siempre eres tu quien le sube el animo a las personas, hoy fue tu turno así que yo me encargaré de reparar el daño ¿Ok? Puedes contar conmigo cuando quieras, empezaré por esto; Muchos grandes fueron reconocidos por sus numerosos éxitos a lo largo de la historia, no todo es color de rosa siempre, ni mucho menos tratándose de ellos quienes tal vez se llevaron lo peor desde entonces, ¿Crees que se rindieron?

Antes de que me dejará responder, me interrumpió para variar.

-¡No respondas! Pues pensaron muchas veces en hacerlo en los momentos posteriores a sus más grandes fracasos, hubo una gran cantidad de gente que estaba en su contra y hacía todo lo posible por humillarlos públicamente, como dicen no hay mal que por bien no venga así que también había gente que los ayudaba y después de tantos intentos pudieron sobresalir y ser felices, ¿que esperas a formar parte de ese grupo?- dedicándome una sonrisa de confianza.

Me indico que volviera a ponerme los pendientes, lo cual no me pude negar a hacer. 

-Hazlo cuando estés lista, yo esperaré hasta entonces-tan ansiosa como yo.

Esta vez, con actitud de ganadora y decidida a presentarme en ese lugar sin importar las consecuencias que me interrumpieran encontrarme con Adrien, lo haría les guste o no.

Aquellos esfuerzos de la gente; el apoyo constante de Elise y Félix, las risas que soltamos en gran parte del dia, los desafíos que nos interpusieron en el camino, el llanto derramado durante el conflicto, no serían en vano.  Tikki me observaba con los ojos bien abiertos esperando a que ocurriera lo que tarde en descubrir y solo ahora sería capaz de verlo por mis propios ojos, incline levemente mi cabeza demostrando aprobación.

- Tikki, Transforme moi.


          




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