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Capítulo 11

Marinette's POV

El antifaz de encaje se encontraba sobre mi campo visual, el vestido azul que acentuaba mis curvas yacía a lo largo de mi cuerpo.
Mi cabello estaba ordenado en una hermosa trenza.
Seguía usando mis aretes con puntos aunque Elise insistiera en que los cambiase por otros más brillantes que según ella quedaban a juego y a la perfección con mi conjunto, no me desagradaba del todo la idea pero preferí dejar algo que me siguiera haciendo sentir yo y en casa.
En el cielo ya había pinceladas de oscuridad que albergaban la mayor parte de este. Cosa que demostraba cuan cercana estaba la noche junto con el inicio de la fiesta de compromiso de Adrien...

Luego de aquel emotivo momento entre Madame y yo; un coche aparto a la entrada, cosa que nos llamo la atención a ambas.
De este bajaron dos personas que no tardaron en llamar a la puerta.

-Aguarda un momento, ¿si?-sacando los anteojos de su delantal mientras a paso rápido en dirección a la puerta.

Por alguna extraña razón, temblaba ante la presencia de aquellas personas sin siquiera haberlos visto.
Mi ansiedad se calmo al abrirse la puerta, lo que reveló los rostros.

-Marinette.

Avance un par de pasos para quedar justo frente a los dos, el adelante con actitud decidida y ella atrás. Antes de que se me ocurriese decir palabra alguna, Félix se interpuso con en inicio de lo que me preparaba el destino, un gran cambio en mi vida y todo esto solo esa noche.

-Si piensas decirme o darme la misma y barata explicación que hace solo una horas nos has dado, déjame decirte que tus esfuerzos serán en vano por que lo que yo vengo a hablar deberá ser positiva ante la propuesta mencionada anteriormente.

¿Me querían obligar a cambiar de opinión? Siendo que tenemos a la policía y a parte de la aristocracia en nuestra contra, cosa que de seguro traería problemas tanto para mi como para ellos, puede ser considerado traición lo que significaba una sustitución inmediata de sus cargos, mala fama para la familia Agreste y sobre todo para la de Elise. No solo eso, si no que también podría perjudicar tanto a la tienda como a la panadería y en el peor de los casos; a mi familia.

Como Félix dijo antes <<Sus esfuerzos son en vano>> ya que no quiero que por mis acciones caigan ellos,podrían incluso y tratándose del peor de los casos ser humillados en la plaza publica o muriendo en la guillotina. 

-¿Disculpe?-ante poniéndome.

-Vengo en nombre de la dinastía Agreste y le guste o no asistirá a ese baile.

Pensé un momento, se notaba a millas su seguridad respecto a lo que decía y de que esta vez, hablaba enserio.

Y ahora estoy aquí.

Aquella mano termino perteneciendo a Elise, quien estaba tan elegante como yo.

-¿Estas lista?-observándome a través del espejo.

Mis manos, temblando, se dirigieron a la máscara que estaba sobre la fina madera del tocador
<<Ya no hay vuelta atrás>>me dije para mis adentros, por mucho que fuera el miedo acumulado en mi interior no podía defraudar a Adrien, no cuando el me necesitaba con el.
Justo como cuando yo era la que necesitaba un lugar que me resguardara de la lluvia aquel invierno y el fue quien me lo dio sin importar que fuera el quien se mojara. Un acto bastante caballeroso de su parte, el tener que recibir un reproche de parte de su padre cuando lo viese empapado, seguía teniendo aquella hermosa sonrisa grabada en mi sub consciente.

No podía tener miedo.
Eso solo demostraría que soy una cobarde, a pesar de tenerlo todo, su apoyo, el de sus pares, no conseguía mantenerme conforme con mi presencia.
El recuerdo sigue pasando por mi cabeza, su sombrilla sobre mi mientras su mirada me consumía por completo.
No había problema en que yo llegase mojada a mi casa tratándose de días lluviosos, en esos días, no todos tenían a su alcance el poder adquirir una sombrilla, mis padres eran preocupados pero siempre preferían que llegase a casa antes de la hora limite, sin importar las condiciones climáticas y en el peor de los casos llamaban a Madame para que no me dejase salir si no paraba la lluvia en caso de ser el fin del mundo.

Mi relación con Madame era bastante particular, a veces eramos ese estereotipo de la relación perfecta entre la abuela y su nieta, independientemente de pertenecer a la misma sangre. Ambas nos tratábamos como tal pero a la hora de que una de las dos le desagradara algo podíamos llegar a hacer sentir a la otra persona en el mismo infierno.

Volviendo al tema, no me perdería la celebración, bailaría con el, le agradecería con lo imposible sin importar que tuviera a toda la guardia y a la ciudad en mi contra, me aparecería dentro de la mansión Agreste a pesar de que al día siguiente terminara en la guillotina.

El me dio todo cuando yo no tenía nada.

Levante el antifaz con atrevimiento, dejando de lado todo rastro de nervios que tenía hace un rato, mientras la acercaba a la zona superior de mi rostro.

-Siempre.

La noche ya había caído, la iluminación era sorprendente a pesar de encontrarnos a gran distancia de nuestro destino, las estrellas resplandecían como nunca antes lo habían hecho al igual que la luna, quien era protagonista esta noche.
Los ruidos nocturnos destacaban en ese momento, no se escuchaba el ruido que yo esperaba; como el de la música, personas comentando y bailando pero en lugar de ello nuestro caminar resonaba entre los campos.

No estaba acostumbrada a andar con tacones ya que la mitad de mi vida había pertenecido a la tierra, por alguna razón amaba estar descalza, ademas los vestidos largos me lo permitían.
Ambas nos detuvimos justo en la entrada para apreciar a que nos enfrentábamos, eso y había una extensa fila que esperaba entrar. Lo cual significaba un problema al percatarnos de que podrían estar realizando una revisión como la antes mencionada porque de ser así nos dábamos por muertos.

Tal y como lo había predicho, había un hombre aguardando en la entrada mientras presentaba a las personas de acorde miraba su rostro.
No sé que haría cuando llegase mi turno, Elise me tomo de la mano con la idea de tranquilizarme, tal y como hacía mamá.

-Mientras no te muestres nerviosa, nada malo ocurrirá-sonriéndome disimuladamente mientras avanzaba y disminuía la fila.

Más adelante se oía la música del salón y acerca del pequeño interrogatorio del cual había sido sorpresivo para mi.
Esperaba algo como quítese la máscara pero no era tan perturbador como creía.
Cada vez era menos la distancia que había entre ese hombre y yo.

-Señor Bernard Faure, sin invitados-leyendo la invitación de una persona con la que tenía tres puestos de distancia.
Luego venía otra chica de cabello castaño, piel bronceada, ojos verdes que estaban rodeados de una máscara blanca con pequeños cristales junto a unas rosas amarillas y una gran pluma blanca en la esquina superior, usaba un gran vestido naranjo, posteriormente en la fila venía Elise y por último yo.

-Señor Claude Rossi, sin invi...

La chica río, interrumpiendo la lectura del hombre.

-¿Algún problema?-espetó el.

-En absoluto, mi padre no ha podido asistir por lo que me ha dado el honor de venir en su nombre-aclaró la muchacha sin arrugarse.

-¿Su nombre, señorita?

-Lila Rossi.

Elise dio un respingo, el cual me dio a entender que la conocía o algo por el estilo, no tarde en preguntarle a que se debía y me indicó que durante el trayecto y cuando estuviésemos en confianza me explicaría acerca de su repentina e inesperada reacción.
Lila logró entrar sin problema, pudo tratarse de una de las intervenciones más largas de la noche según uno de los guardias que ahí se encontraban.

Elise le extendió su invitación que estaba envuelta en un sello dorado, cosa que me llamo la atención.
Pensándolo de mejor manera me pudieron haber ingresado diciendo que formo parte de los invitados de Elise, sin correr mayor riesgo al cual ya nos enfrentábamos.

-Señorita Elise Cominges, sin invitados-le indico con una inclinación que avanzará en dirección a la puerta.

Elise me señalo que caminase tras de ella mientras el guardia estuviese distraído, el plan iba a la perfección, todo un éxito hasta que alguien interrumpió mi momento de felicidad.

-¿Puedo ver su invitación de nuevo, señorita? <<por favor>>

Los vellos de la nuca se me erizaron, mi piel estaba pasando por una etapa en la que no sabía si estaba sonrojada de vergüenza o pálida del miedo, me voltee en la dirección del hombre, tomé un respiro antes de comenzar a hablar.

-¡Oh! Que distraída soy, se me resbalo hace un momento, señor- mentí intentando sonar lo más creíble posible.

Dio un vistazo rápido al suelo como si buscara algo, no encontraría nada.

-Sin invitación no puede entrar, ordenes del señor Agreste, despeje la fila-ordenó con autoridad.

Bufé demostrando mi descontento, aunque sin sonar grosera.

-...A menos que quiera sacarse su máscara, puedo acceder a ello.

No sabía identificar entre quien estaba más nerviosa en ese momento porque estoy segura de que Elise estaba pasando por la misma situación que yo a pesar de que ya la habían dejado entrar. Las medidas desesperadas de aquel dicho no simplificaban la tensión de la circunstancia, cualquier movimiento en falso podría significar algo grave.

Mientras yo me pensaba que excusa inventar, alguien se interpuso en nuestra conversación demostrando más autoridad de la que se veía reflejada en el guardia.

-...Señor Félix Agreste y su invitada, Anna Dupain-dando un paso, quedando delante de mi, con aire protector. 

¿Anna Dupain? De casualidad habrían de tener un registro que pudiese demostrar que aquella información era correcta, probablemente aquel nombre formaba parte de uno de los libros que solía llevar Félix, de alguna manera sabía que nos descubririan con las manos en la masa.

-P-pero señor, su padre...

-Me han asignado el poder y autoridad por esta noche, lo que significa que yo doy las ordenes-mirándome por el rabillo del ojo, acto que me dio mayor tranquilidad- Agradecería que la dejará entrar y le de unas disculpas por el bochornoso momento que le ha hecho pasar, ¿no? A menos que desee andar buscando empleo el día de mañana-arqueo la ceja, desafiante.

-N-no señor, pase usted y que disfruten de la velada-sacándose el sombrero, avergonzado mientras nos abría el paso.

Félix me ofreció su brazo para escoltarme hacía la entrada, no dude en hacerlo aunque pensándolo de mejor modo era lo peor que podía hacer si pensaba pasar inadvertida. Que manera de conquistar a Adrien siendo vista del brazo con su hermano.

Elise estaba de los nervios por lo que nos había adelantado para que no le diera un ataque de histeria antes de lo planeado mientras discutíamos con el de la entrada hace un rato, solo nos distanciábamos un par de metros. Por primera vez yo, tome control de la situación y entable una conversación que no fuera con Alya o alguien de mi familia.

-Gran idea parafrasear mi nombre pero aun así subordinándolo con mi apellido-soltando una carcajada.

-No sé de que hablas-desviando la mirada, con indiferencia.

A veces tendía a ser amable contigo, te ayudaba, aconsejaba y al rato pasaba a ser de todo eso a un dolor de cabeza al que no le importaba nada. 

-<<Anna Dupain>>- dije con un tono de voz que ni siquiera se asemejaba con el mio ademas de hacer un movimiento bastante particular con el indice y el medio. 

-Ahh... Alguna vez lo escuche pero no recuerdo con exactitud a que se referían con su mención-encogiéndose de hombros- ¿Y tu? ¿Has oído hablar de ella?

Negué con la cabeza y el hizo un gesto de aprobación con el que dio fin a nuestra conversación.

Ambos me indicaron que debíamos entrar por uno de los lugares menos transcurridos si no pretendíamos ser descubiertos, rodearon el enorme jardín delantero el cual estaba conformado por un camino de tierra que llevaba a la mansión, estaba rodeada de arboles y plantas. Teníamos como objetivo principal encontrar una ventana que tuviese balcón, solo había que tener una gran habilidad trepando por el muro que conectaba con la ventana, la distancia no superaba el metro lo que facilitaría el ingreso.    

-¡Oye malhumorado! Cuando tu hermano dijo que le ayudaras con la chica no se refería a que te quedaras con ella-grito Elise con la intención de provocarlo, aproximándose a la ventana.

Félix se disculpo conmigo al soltarme, parecía molesto  y luego comenzó a correr detrás de Elise, quien ya estaba preparada para las consecuencias de sus acciones.

Cuando solo eran pasos que nos separaban de la ventana, Félix le comenzó a hacer cosquillas a la chica mientras me preguntaba que había respecto a la regla de cualquier contacto físico no deseado se consideraba inmoral. A veces dudaba de que si esos dos eran solo amigos, lamentaba el hecho de que si no fuera así, Bridgitte tendría que afrontarlo y aceptarlo de todos modos. 

Hice unos esfuerzos de caminar en el muro, los cuales siempre acababan con mi máscara en el césped gracias a mi mala coordinación de cabeza y cuerpo.

-¿Estabas seguro de que estaría ahí?-pregunto Elise subiendo al balcón.

-Eso me había dicho-respondió Félix.

Gabriel's POV

-¡Pero si ella esta muerta!- respondí incrédulo.

Yo la mate.

-Al parecer esta equivocado señor, se ha presentado a la fiesta como invitada de su hijo Félix-me informo el administrador de la entrada.

Esto no puede estar pasando, tal vez era un error o se trataba de que mi propio hijo, alguien que pertenecía a mi misma sangre me había apuñalado por la espalda, uniéndose a mi peor enemigo.

Abandone la conversación luego de agradecerle por brindarme aquella información que valía oro de cierta manera.

Camine en dirección a la habitación de Adrien que claramente formaba parte y tenía que saber de esto, no lo había visto en la fiesta por lo que mi intuición me indicaba que podría encontrarse ahí, sumido entre sus pensamientos. 

Para mi sorpresa la luz estaba apagada, los rayos de la luna eran lo único que  producía una tenue iluminación con la que me pude desplazar a través del cuarto. Nada sospechoso hasta que cuando tenía la intención de cerrar la puerta, unos golpes se escucharon en la puerta del balcón y unos susurros tras de el. 

Volví hacía la estructura, no me moleste en encender la luz porque ya tenía alguna idea de lo que pudiese estar al otro lado del ventanal esperando a por mi.

Abrí las cortinas de par en par junto a la puerta y lo que vi.

Esos ojos azules...


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