Denis 5
Nota de la Autora: Book Teaser hecho por JailWayne sigo traumada con este pequeño trozo de la novela te quedo super increíble amiga ¡gracias!
Capitulo dedicado a: beatriz_leyva23 mil gracias por votar y comentar siempre un pedacito de mi corazón es tuyo.
Veo perfectamente cómo se destroza estando de pie, veo como sus sueños se desmoronan a través de sus ojos. Mientras todos aclaman a la ganadora.
Veo cómo se obliga a sonreír con alegría, cuando lo único que siente es una inmensa tristeza.
Nunca nada me pareció tan injusto como lo que está pasando ahora.
Ella merecía más que nadie en el mundo ganar este maldito concurso, yo leí esa historia, yo sin saberlo fui testigo de todas esas veces en las que prefería sentarse en la cafetería a escribir en lugar de tomarse un café con sus amigas.
Que aunque me costó trabajo digerirla por el solo hecho de que fue escrita para Taylor y no para mí. Fue una de las mejores historias que había leído.
—Tu amiga debió haber ganado ese concurso— habla Madie a al otro lado de mi asiento, casi olvido que veníamos juntos por lo silenciosa que es, me he planteado la posibilidad de comprarle una campanilla para enterarme de sus movimientos.
Giro la cabeza hacia ella.
— A veces el esfuerzo de las personas no se valora como lo suficiente.
Maddie tuerce el gesto en comprensión volviendo la vista al frente solo para ver a Cara bajando del escenario.
— ¿Cómo está tu tobillo hoy? — inquiero fijando mi atención en la extremidad vendada de la rubia, Madie desvía su vista hacia mí con una tenue sonrisa en sus labios.
— Estas mejor gracias, esa banqueta necesita más que una pequeña abertura para detenernos a mí patineta y a mí— bromea para luego adoptar un semblante serio. —Gracias por haberme servido de bastón, por haberme alimentado y acercado a casa; no sé cómo pagarte nadie había sido amable conmigo alguna vez sin gritarme loca. Creo que me puse muy sentimental perdona es la menstruación. — se excusa.
Yo niego con la cabeza. —Ya me has pagado— me lanza una mirada llena de curiosidad.
— ¿Lo hice?
Asiento afirmando lo dicho. —Tú pagaste la comida de ambos en el restaurante ¿recuerdas?
Maddie abre ligeramente los labios, mirándome un sorprendida de no haberlo recordado.
— Es cierto, entonces ya no tendré que usar el dinero de la despensa para pagarte, creo que ella es quien te necesita más que yo justo ahora. Luce muy afectada. — dice refiriéndose a la chica que va alejándose del auditorio con el rostro lloviendo. — Ve anda y por favor no seas una bestia con ella como el otro día— sentencia.
Recordándome como me había comportado en el pasillo, hago una mueca gracias al atisbo de culpabilidad que se cuela poco a poco en mis adentros.
La rubia me lanza una mirada de advertencia.
Me pongo de pie sin hablar haciendo mi camino en la misma dirección que ha tomado Cara al salir, no obstante su pequeña se difumina en el ir y venir del alumnado.
Busco en la librería que para mi sorpresa ahí no se encuentra.
Voy a la cafetería y tampoco hay rastro de ella, pregunto a varios de los estudiantes por su paradero pero ninguno sabe decirme por donde se fue.Una sensación desagradable comienza a trepar sobre mí dejándome casi sin respirar.
Salgo del establecimiento apresurado, con el pulso latiendo detrás de mis orejas, mi respiración se vuelve mucho más dificultosa con cada paso que doy; un ligero escalofrío recorre mi cuerpo entero.
Sin embargo la sensación desaparece en cuanto cruzo el patio trasero encentrándola en una llanta vieja que simula ser un columpio colgado del roble que antes estaba sin ella.
Permanezco plantado en mi lugar en el momento en el que se percata de mi presencia, en sus ojos la tristeza y decepción son protagonistas.
Me aproximo a ella con pasos precavidos, seguramente no querrá tenerme cerca por como la he tratado los últimos días. Se apresura a levantarse en un movimiento rápido haciéndome creer que iba a marcharse
Más lo que hace después me deja anonadado, viene hacia mí sin quitar su mirada triste de la mía y se aferra a mi cuello, me es difícil reaccionar a lo que está sucediendo. Al procesarlo todo de forma instintiva la atraigo hacia mi fundiéndonos en un abrazo cálido, su olor a fresa impregna mis fosas nasales, debido a que hundo mi cara en el hueco de su cuello.
De pronto es como si todo en mi volviera a encenderse, como si toda la mierda que he arrastro se dispara por unos pocos instantes.
— Por favor no me sueltes— susurra consternada— Te necesito...— su voz se quiebra, jamás me sentí tan miserable como lo hago ahora , intento romper el abrazo para verla a la cara pero se rehúsa soltarme.
— No... — dice entre sollozos ahogados, segundos después es ella quien pone una mínima distancia entre nosotros para poder mirarme a los ojos buscando algo en ellos, algo que quizá ya no encuentre.
Sin previo aviso roza mi mejilla con la yema de sus dedos mientras que con la otra mano la otra mano sujeta mi nuca.
Su toque envía corrientes electrónicas hasta por mi medula.
— Te echo tanto de menos— esas palabras bastaron para disminuir el miedo que había en mí. Por un momento, por tan sólo ese breve instante sentí que el infierno en el que estoy sumergido no existía más, que ese dolor era producto de mi imaginación.
Pero no, el dolor era real y el infierno también, ni siquiera Cara puede cambiar eso.
No respondo, me limito a observar el caramelo de sus ojos, necesito absorber esa tranquilidad que sólo esta chica consigue darme con solo mirarme.
Deslizo una delicada caricia por su mejilla izquierda mientras me pierdo en su mirada. Sus ojos se cierran, su semblante se tiñe de tristeza, de angustia es como si intentase guardar la caricia en su memoria.
La urgencia por besarla, por sentirla cerca se arraiga en lo más hondo de mi pecho trato de luchar contra eso pero no puedo, es más fuerte que yo, más fuerte que mi propio dolor.
Acortó la poca distancia que nos separa para terminar esto de una buena vez...
Pero cuando estoy a punto de hacerlo mi mente viaja a la siniestra versión de mí que vi en mis sueños.
— Eso es, arrástrala a tu infierno, firma su condena con un beso. . — Su macabra sonrisa me hace abrir los ojos de golpe... hallándome su mirada torturada por el agobio, no estoy dispuesto a hacerla pasar por esta situación.
No a ella.
— Denis... — murmura
No quiero esto para ti. Pienso antes de alejarme sin darme oportunidad de meditarlo, se me encoje el corazón al oír lo que dice detrás de mí.
— Por favor. No... Me siento pérdida sin ti.... — pronuncia con la súplica impresa en su voz, me detengo en mi sitio reviviendo aquella vez que prometí no abandonarla de nuevo, promesa que no cumplí porque ahora mismo estoy apartándola aun sabiendo que eso la hace sufrir.
No obstante me animo diciendo que lo que hago es mejor que una promesa
La estoy protegiendo.
La estoy manteniendo a salvo de mí.
Sigo mi camino de regreso al establecimiento, no quiero volver la vista atrás. Madie está en los pasillos aguardando mi llegada, no salta con preguntas como cualquier chica lo haría, con solo una mirada ya se lo que quiere saber.
He aprendido a leer su silencio.
— Todo salió mal, lo volví a arruinar. Si es lo que no quieres preguntar — le hago saber con enfado, la muchacha levanta una ceja en respuesta
—No sé porque, pero presentía que dirías algo como eso, en fin tenemos trabajo que hacer chico — me entrega una hoja llena de instrucciones.
Al ver mi entrecejo fruncido, da por sentado que no entiendo nada de lo que dice, suelta un suspiro frustrado y opta por explicarme paso a paso. —Tenemos que ir a la librería y escoger un clásico para analizar la forma de escribir de esos tiempos.
—Vaya... —digo sin ganas, caminando junto a ella.
—Me encanta la emoción con la que haces tus tareas, de verdad, te admiro. —comenta con sarcasmo, luego su tono se vuelve escrupuloso, me recuerda a Louis adoptando ese gesto de papá regañón.
—Te explicare lo demás de camino a la librería. Claro si es que me ayudas a llegar, si no tendrás que esperar a que te explique mañana — expresa con más seriedad que antes.
Cosa que me asusta un poco.
— ¿Por qué mañana? ¿Y no ya mismo? — Madie se encoge de hombros.
— Bueno por si no te has dado cuenta soy una sexy chica coja. — anuncia con naturalidad si, definitivamente me recuerda a Louis.
—Vamos te ayudare a llegar — la tomo de la cintura justo como lo había hecho ayer para que cargara el peso sobre mí y nos encaminamos al edificio de lectura, estábamos por llegar pero entonces la rubia detiene el paso y se queja del dolor.
— ¿Sabes qué? Mejor venimos mañana, juro que si doy un paso más voy a llorar y prefiero llorar en la comodidad de mi casa — comenta entre quejidos, ruedo los ojos un tanto fastidiado
—No me hiciste venir hasta aquí para nada —le comunico tomándola entre mis brazos pretendiendo llegar a la librería lo más antes posible, sin embargo nuestro camino es cortado de tajo con la presencia de Louis y Cara frente a nosotros.
El rostro de esta última se descompone en el segundo en el que me ve de esta forma con Madie, el castaño me dedica una mirada colérica y la rubia se remueve en mis brazos incómoda no tardó mucho en entender lo que quiere así que la dejo en suelo con cuidado.
Madie mira a Cara avergonzada y luego a Louis, en cuanto la mirada de estos dos se encuentran la chica la desvía enseguida tratando de entrar al establecimiento para evitar más reproches sin voz. Voy a seguirla porque no deseo seguir observando la decepción que envuelve a la chica que amo.
Justo antes de entrar al lugar mi celular vibra con una llamada ,saco el teléfono para ver cuán urgente es, al ver el número arrugo la frente confundido; nunca me han marcado directamente desde casa, todos tenemos móvil.
Todos excepto... ¡Allen! Tomo la llamada de inmediato y efectivamente quien está del otro lado de la línea es mi hermanito.
— ¿Denis eres tú? — suena asustado.
Trato de mantenerme en calma para no provocarle más temor.
—Si campeón soy yo ¿estás bien? ¿Qué pasa? — el silencio que le sigue a mi pregunta me asusta como el infierno. — ¿Allen?.. — inquiero inseguro.
—Papa está muerto... — la sangre deja de fluir en mi sistema por un instante.
— Denis ven tengo mucho miedo. — Es la voz del pequeño la que me vuelve a la realidad
— V... Voy para allá...
No me doy el tiempo ni de colgar la llamada, camino a grandes zancadas para llegar lo más rápido que puedo al auto.
Maddie aclama mi atención pero no la atiendo, al montarme en el coche piso el acelerador tan a fondo que las llantas chillan y humean en el asfalto.
—Ya perdiste a tu madre, ahora es el turno de tu padre. ..
Me tortura mi inconsciente acelero lo más que puedo intentando ignorar lo que pasa por mi cabeza.
El corazón me palpita tan fuerte que de no ser por lo abrumado que estoy podría oírlo desde aquí.
Estando en casa dejo todo de lado; el auto mal estacionado y motor encendido me precipito a alcanzar la puerta principal, las manos me tiemblan tanto que me es casi imposible introducir la llave en el orificio de la perilla.
Me obligo a tomar una respiración profunda para tranquilizarme y hacer esto bien cuando lo consigo localizo a mi hermano de rodillas sobre el sillón junto al cuerpo de papa, la imagen frente a mi me sume en un pánico horrible.
— Tranquilo asustaras al niño, tranquilo, tranquilo— me repito mientras me acerco a ellos.
— ¿campeón? — Le llamo al pequeño en un tono bajo. — Estoy aquí— sonrió con debilidad. Allen me mira echándose a mis brazos de repente lo envuelvo en ellos con firmeza, creo que era para darme más valor a mí que a mí propio hermano.
— Papá está muerto, no despierta — dice, me da pavor revisar y que este en lo cierto pues su cuerpo parece tan inerte y sin vida que no me atrevo siquiera a mirar.
— Es turno de tu padre. . —vuelve a reaparecer aquel bisbiseo tortuoso.
No es hasta que me aproximo dándome cuenta que esta con vida la respiración es lenta y pausada, su aliento huele a alcohol.
Mucho alcohol.
— Papá no está muerto bebé, solo está dormido --el anuncio al pequeño inmediatamente su semblante asustado se desvanece con la noticia.
Sacudo a mi padre repetidas veces para despertarlo al quinto intento abre los ojos volviéndose muy despacio hacia mi dirigiéndome una mirada de decepción que me hace pensar lo peor.
Él de verdad deseaba morir tratando de ahogarse en el alcohol.
Lo hago volver el estómago, luego lo meto en agua fría para bajar su nivel de alcohol en su sistema y al final lo condujo a su habitación para descansar.
♡♡♡
Todos mis hermanos se alarmaron al saber lo ocurrido con papá, me dijeron que les aseguró que podía hacerse cargo de Allen mientras ellos salían a distraerse ahora Amara se culpa de haber aceptado, sin embargo logre calmarla y hacer que dejara de torturarse.
¿Irónico no?
Las cosas se estabilizaron horas más tarde pero yo en realidad solo quería alejarme de ahí por un momento, así que salí de casa y conducí hasta la carretera.
No sé dónde carajo quería llegar, lo único que quería era huir de lo que ahora es mi realidad. Quería detener esto.
Cuando por fin soy consciente de mi actuar estoy en la mitad de un puente de concreto, bajo del coche sin molestarme en estacionarlo correctamente o cerrar la puerta al menos, avanzo lejos de mi transporte y me acerco al viaducto calculando la distancia que hay entre el precipicio y yo, éste luce como la solución más apropiada a todos mis problemas.
Las últimas horas transcurridas se posan en mi memoria, como si de una película se tratase. La decepción en el rostro de Cara al verme con Madie en brazos, el miedo de mi pequeño hermano en la llamada; la angustia que sentí al pensar que también perdería a mi padre, y ver en él las escasas ganas que le quedan de seguir peleando.
Mi familia está rota, igual que yo. Subo en lo alto del puente con la mirada clavada en el vacío.
Necesito terminar con esto de una vez por todas.
\$|
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro